❝26❞

Giré la llave oyendo como esta cedía y abrí la puerta de mi casa muy campante y con un brillo que sentía que podría dejar a las personas ciegas al mirarme. Sabía que papá no estaba en la casa, así no me echaría la bronca del siglo por llegar después del mediodía. Crucé la sala llegando a las escaleras como Pedro por su casa (porque obviamente era mi casa) y cuando puse mi pie en el primer escalón me detuve en seco.

—Hasta que te dignas a llegar, Park Nanah, puedes ignorarme o seguir tu camino si no prefieres antes darme unas buenas explicaciones —asentí y subí un escalón —¿Qué haces? —preguntó mi padre totalmente confundido.

—Me acabas de decir que puedo ignorante si no quiero darte explicaciones —mi padre se puso de pie del sofá de la sala y caminó hacia mi arrugando su entrecejo.

—Vale, pero eso sería si no las hubiera, y por lo que veo si que las hay —abrí mi boca buscando alguna explicación creíble.

—Me he quedado en la casa de Suhyung —respondí con la típica mentira que todos usábamos, mi padre levantó una ceja —La has llamado ya ¿cierto? —asintió y yo maldije en voz baja.

—Tu amiga no es muy buena mintiendo, y tampoco es muy buena imitando tu voz —me mordí el labio inferior.

Mierda. Tenía que decirle algo.

—Nanah, eres mayor de edad, hace solo unos meses pero ya lo eres y no tienes que darme explicaciones, pero me preocupas, ¿cómo quieres que no me ponga histérico cuando mi hija sale en plena noche a sabrá Dios que hora, no contesta las llamadas y encima se aparece al otro día por la tarde? —bajé mi cabeza, era la primera vez que me sentía tan mal después de haberme portado tan descaradamente mal, pero qué le iba a decir ¿qué me había ido a la casa de su mejor amigo a follar? No sería lo más sensato, creo yo.

—Lo siento, papá —dije, regañada y aguantada como buena chica.

—¿Me puedes decir dónde estabas al menos? —negué al instante y él suspiró —Vale, lo capto, no pregunto más, simplemente... Cambiate de ropa que tu madre te está esperando —yo me quedé en shock.

¿Así eran las cosas? ¿Así sin más? ¿Cambiate de ropa y vamos? Yo apenas podía procesar que vendría y tampoco sabía cuando, y me lo acababa de soltar en la jeta, como un pastelazo a modo de venganza por haberme ido a follar con su mejor amigo.

—¿Qué? —me quedé helada —¿Pero cuándo ha llegado que no me he enterado de nada? —pregunté.

—Pues mira, que yo si que te he llamado bastante hoy, no es mi culpa que tu teléfono se haya pegado con tu mensajito de buzón de voz —me encogí de hombros.

—Lo dejé apagado en casa —respondí con la verdad, había decidido que la noche con Jungkook debía de ser perfecta y había dejado mi teléfono en mi habitación evitando que nadie me molestase, y resultaba ser que la primera vez que ando por ahí sin mi teléfono resulta que me necesitaban para decirme algo importante —¿Pero desde cuando sabías que venía? Seguro que desde antes ¿no? —lo acusé, mi padre ni se inmutó.

—Pues me ha llamado esta mañana para decírmelo y me he quedado tan tieso mientras la oía que casi me da un ataque de pánico —hice una mueca de desagrado —Que si no quieres ir está bien, de todos modos hasta yo creo que es lo mejor.

—Iré —decidí, mi padre me miró.

—¿Enserio?

—Si, quiero conocer a mi madre aunque no se lo merezca ¿sabes? —resolví.

Había una parte de mi que me decía que no valía la pena, que de todos modos dieciocho años no se iban a arreglar en unos días, o en unas horas, porque la verdad es que esas cosas no se podían arreglar al fin y al cabo, pero la parte que le había respondido a mi padre había sido esa que quería, aunque nada tuvieran solución ya, verla, conocerla, ver si era alta, si era bajita, si era guapa, aunque guapa si sabía que era porque papá ya me había enseñado fotos de ella, pero quería encararla y también ver su reacción, cómo iba a tomar este reencuentro después de haberme dejado en manos de mi padre hacía tantos años, y definitivamente quería ir a verla.

«...❀...»

Tomé agua.

Cuando me ponía nerviosa siempre lograba que algunas partes de mi cuerpo sudasen, mis manos eran las que más sudaban, estaba segura de que si trajera un pañuelo en mis manos era capaz de empaparlo con mi sudor, y yo estaba ahora mismo al borde del colapso, me sentía peor que cuando me enteré que iba estar con Jungkook, estos nervios que sentía justo ahora estaban a otro nivel mucho más alto.

Tomé aire llenando mis pulmones, dándome ánimos mentales para no ponerme de pie y abandonar el hotel en el que me encontraba, además de que estaba tardando, papá me había traído y se había ido por lo que no tenía con quien irme, y si decidía irme tenía que llamar un taxi o... Llamar a Jungkook siempre era una opción, pero de seguro estaba ocupado, tenía entendido que trabajaba los sábados.

Me di varias palmaditas mentales en la espalda, después de haber desaparecido tantos años, ahora que es la oportunidad de verme y no la he rechazado se dignaba a llegar tarde.

Estuve tan preparada para ponerme de pie y salir caminando por la misma entrada por la que había llegado que incluso llegué a impulsarme para pararme, pero la acción no se llegó a realizar cuando sentí la voz femenina hablar, o mejor dicho, decir mi nombre.

—Nanah —giré mi cuello para verla llegando y me quedé en shock.

¿Esta era mi madre? Parecía una actriz sacada de Hollywood, era preciosa. Su rostro era tan perfectamente delicado y fino que por un momento me sentí una mierda a su lado, tenía una piel perfecta y a su lado parecía yo una mísera mendiga, me habían dicho que mi piel era bonita, pero la de ella estaba a otro nivel. ¡Y tenía un cuerpo espectacular!

Me daba hasta miedo hablarle o decir cualquier cosa en caso de que estuviera delirando y ella se hubiera confundido con alguien que a lo mejor se llamaba igual que yo, pero no, eso no pasaba en la realidad y ella me estaba mirando a mi con una sonrisa en la cara que podría quebrarle las mejillas si seguía ensanchándola.

—Si, hola —levanté mi mano, simplemente no sabía como actuar con una completa desconocida que parecía irreal de pies a cabeza.

Yo me consideraba hermosa, pero con esta mujer se pasaron.

—Dios mio, eres... Eres hermosa, Nanah —extendió sus brazos a mi e hizo que me levantara para examinarme de pies a cabeza con sus ojos azules y delineados de negro sin hacer desaparecer su sonrisa, estaba en shock de verme, pero de una manera muy diferente a mi shock, porque yo de verdad no sabía que hacer, si desaparecer, pedirle el secreto que usa para tener la piel de esa forma o simplemente hacerme la dramática y echarle la bronca del siglo por haberme abandonado, obviamente no iba a hacer ninguna de las tres, así que opté por quedarme callada —Jimin ha hecho un trabajo estupendo con cuidarte —me encogí de hombros cuando dijo aquello —Madre de Dios, Nanah, yo... Yo es que no se ni que decirte, ni por donde comenzar a hablar contigo —dijo.

Menos mal, eh.

—Se que no tengo perdón de ningún tipo, de verdad, y por eso no diré que lo siento aunque lo sienta muchísimo, pero se que dos palabras no van a arreglar las cosas, y... Nanah, de verdad estoy tan contenta de verte que simplemente no quepo en mi, llevaba años queriendo verte, queriendo tocarte, Jimin no me respondía a los mensajes y... Solo sabía de cuanto habías cambiado por su instagram y el tuyo, pero en persona es otra cosa —pasó su mano por mi rostro, como si le costara creer que yo era real.

Obvie el hecho de que me siguiera en las redes sociales y que no supiera yo que lo hacía, y me enorgullecí grandemente de saber que mi padre se había dado su lugar y se había puesto con ella en modo: o vienes a verla tu, o no te enteras de nada de ella, mi padre era un grande por hacer eso.

—Nanah, por favor, dime algo, cualquier cosa —sus cejas estaban caídas y su sonrisa había desaparecido al ver que yo ni siquiera tenía la valentía de hablar.

Me dije a mi misma que esta era mi oportunidad, que era mi momento de encararla y debía de dejar la estupidez de lado, así que agarré aire y le dije mirándola a los ojos.

—Realmente no se que decirte, a decir verdad ni siquiera había visualizado en mi vida un momento como este —ella mostró una cara arrepentida —¿Pero sabes?, no a sido ni malo ni bueno verte, pensé que estallaría a llorar, que te llenaría de preguntas que toda mi vida estuvieron sin respuestas —tragué duro —Ahora mismo no se si llamarte madre sea lo correcto, porque en realidad nunca lo fuiste, me daba mucho dolor ver como mis compañeros de clases los iba a buscar su madre al colegio y yo apenas sabía que era eso, porque nunca tuve la mía, solo conocía a mi padre. Una vez hicieron una fiesta de madres en la escuela y mi padre vergonzosamente tuvo que asistir y pasar toda la tarde escuchando a las señoras hablando de cosas sin sentido, ¿Porqué quién iba a ir si yo no tenía una madre que diera la cara por mi? —los ojos de ella se cristalizaron, tanto a ella como a mi le estaban pensando mis palabras, pero era correcto que supiera todo esto. Agarré aire para continuar —Papá me decía cuando era pequeña que mamá había hecho un viaje muy largo y pronto iba a volver conmigo, solo para no verme llorar y tranquilizarme, con el paso de los años me di cuenta que mamá no iba a regresar y que me había abandonado sin dar ni una excusa ni una explicación del porqué se había ido, ¿y sabes qué? Ya ni mi papá ni yo la necesitamos. Quería verte, y te veo, no pienso ignorante, no después de saber que mi madre al menos se sabe mi nombre, pero no intentes separarme de mi padre, no vengas a reclamarme y a hacerle la guerra a mi padre porque soy mayor de edad y si yo hablo vas a perderme completamente. Te voy a dejar mi número, llamame y mandame mensajes, como una amiga, porque a pesar de todo, no tengo la fuerza para odiarte como te mereces realmente ¿sabes? Voy a estar disponible todo lo que quieras, aquí tienes —le tendí un papel con mi número el cual había escrito mientras hablaba.

Anna lo cogió entre sus dedos de uñas largas y bien esmaltadas. Antes de darme media vuelta e irme, ella me sujetó del brazo.

—Nanah —se quedó viéndome unos minutos —Creeme que se que no tengo excusa, pero realmente he velado por ti todos estos años, la pulsera que te llegó en tu décimo quinto cumpleaños junto con el enorme oso de felpa, te lo regalé yo, pero tu padre tampoco sabía que había sido yo así que no tenías modo de enterarte. Eres tan preciosa sentimentalmente que se que no tengo oportunidad contigo, tienes el mismo coraje que tu padre, supongo que él solo te ha hecho una mujer fuerte —asentí —Te quiero, Nanah —volví a asentir.

Ella zafó su agarre y me dejó ir.

Otro peso menos a mi bulto en la espalda, ya comenzaba a caminar más ligera.


«...❀...»

Actualizado más rápido de lo que pensaron. No es la gran cosa el capítulo pero estoy segura que muchxs querían ver esta escena. Y si no pues de todos modos ya la escribí y ya la subí😄.

En fin, ¿que piensan del capítulo? ¿de la madre de Nanah? ¿Creen que sea tan buena como se pinta (aunque yo nunca la he pintado nada buena)? Lxs estaré leyendo.

(En multimedia a la Nanah y su mamá, a que son hermosas)

Lxs sarangheo

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