❝24❞

Ya casi era hora.

Ya estaba casi en la casa de Jungkook.

Ya casi estaba tocando su puerta.

¿Porqué me temblaba todo? Sentía que cada extremidad de mi cuerpo temblaba como gelatina frente a un fuerte viento, tambien sentí mis músculos entumecidos, escalofríos y mariposas en el estómago. A lo mejor lo que quiero es ir al baño, pero lo dudo, el simple hecho de saber que voy a estar sola con Jungkook en su enorme casa me hacía sentir así.

El viento frío de la noche me mueve el cabello y me hace sentir frío, pero puedo aguantarlo hasta que esté dentro con calefacción, puedo ser fuerte con tal de verme guapa y que Jungkook me vea lo suficiente guapa como para que me quite la ropa y me haga el amor hasta mañana, toda la noche sintiéndolo dentro de mi, es el momento, es el momento indicado para esto, ahora que está solo, ahora que estamos solos y nadie nos lo puede impedir.

Apreté con mi uña pintada de un esmalte rosa pálido que hacía que mis uñas medianamente largas se vieran femeninas, el interfono de seguridad y solo dije mi nombre y las portadas se abrieron dándome paso hacia el jardín.

Ahora sentía más temblores, ahora estaba más nerviosa porque estaba más cerca.

Subí las escaleras hasta la puerta principal de la casa y toqué el timbre, solo fueron dos segundos lo que tardó Jungkook en abrirme, y se me fue el aire al verlo... Al verlo sin camisa y con un pantalón de pinza negro como si hubiera llegado de alguna gala elegante y se hubiera quitado todo menos el pantalón.

Mis ojos no aguantaron la tentación de basilar su pecho y abdominales bien formados, duros y ajustados como sólo Jungkook los podía tener, y sus brazos con cada músculo marcado junto con todos sus tatuajes en su brazo derecho era simplemente espectacular, y si no fuera porque ya lo había visto me hubiera desmayado allí mismo y me hubiera perdido la mejor vista y experiencia de mi vida. Definitivamente íbamos a hacer de todo menos dormir, su vestimenta me lo acababa de confirmar.

Cuando puse mis ojos en los de él, tan oscuros e intensos, como dos posos negros con miles de estrellas iluminadas en él, no me perdí cuando me escaneó desde mi rostro hasta las sandalias que adornaban y sujetaban mis pies. Luego volvió a enfocar su vista en mis ojos, y ambos nos dijimos muchas cosas, muchas y a la vez ninguna, era algo hipnotizador, algo como que podíamos estar callados todo el tiempo mirándonos a los ojos que no pasaría nada ni nos aburriríamos tampoco, era algo que yo misma no sabía como explicar con palabras, porque ni yo misma lo entendía.

Fue hasta que habló, pero sin romper la conexión enigmática que nos cubría en una burbuja de tontos enamorados. El típico amor se secundaria.

—Puedes pasar, Nanah —su voz, tan ronca y aterciopelada, la que me gustaría escuchar siempre, todas las mañanas susurrando en mi oído cualquier tontería me hizo temblar que casi caigo de rodillas frente a él, pero fui fuerte, haciendo un gran esfuerzo sobrehumano.

—Claro —di dos pasos, los suficiente para quedar frente a él y tenerlo tan cerca que sentí que moría viva. Había extrañado tanto tiempo tenerlo tan cerca nuevamente, dos días habían sido torturadores para mi, y cómo sus ojos miraron mis labios y su lengua mojó los suyos como deseando besarme, supe que para él también había sido difícil no verme hasta hoy.

No sabía ni tampoco entendía como podía aguantar estando tan cerca que podía sentir su respiración acariciar mi nariz por la diferencia de altura, pero yo definitivamente era todo menos resistente, así que levanté mi rostro poniéndome de puntillas y mis labios acogieron los suyos succionando ambos.

Fue solo eso, una succión de los mios sobre los suyos de treinta segundos, y cuando me separé, sentía todo súper caliente y la planta de los pies me comenzaban a sudar de momento, y mis manos picaban por tocarlo.

—Ju...

Mis intentos por decirle cualquier cosa se cortaron cuando soltó la puerta cerrándola con el impuso detrás de mi, y sus manos sujetaron mi rostro para que sus labios atraparan los mios en un sediento beso que me hizo reponderlo al instante.

Nuestras lenguas no esperaron preliminares, porque en el primer movimiento de su cabeza hacia la derecha, su boca se abrió, abriendo la mía con la ayuda de la suya y ambas lenguas se encontraron en mi cavidad haciendo que todo mi cuerpo convulsionara de puro placer.

Sus labios succionaron los mios como le dio la verdadera gana. Fue un beso hambriento, intenso, pero lleno de deseo y fogosidad, lento y caliente. Mis manos tuvieron la necesidad de tocar su tibia piel suave y también de sujetarme y lo hice, cerrando mis manos en sus brazos sintiendo cada músculo sobre mis palmas.

Su saliva era dulce, era adictiva, no quería separarme nunca de él, pero lo hizo, sus labios se separaron de los mios con un chasquido que hizo eco en toda su casa, y tardé unos segundos en abrir los ojos con lentitud mientras se iba toda la nebulosa que se había creado a mi alrededor.

—¿Podrías besarme un rato más? —pregunté, agitada como una corredora de los doscientos metros olímpicos.

Jungkook rió pequeño y tiernamente.

—Lo haría hasta que me muera, pero quiero mostrarte una cosa —aquello envió una pizca de curiosidad que aumentó rápidamente.

—Vale, que sea rápido para que puedas besarme —dije, demandante.

—Eres una consentida, Nanah —me regañó en forma de broma y yo reí.

—Sabes que si lo soy —su carcajada me dio mil años de vida como cuando la escuché en Busan, preciosa carcajada que me hacía desfallecer, pero no dije nada.

Su mano acogió la mía dándome un calor reconfortante, acogedor y cómodo, me sentí muy cómoda con su mano agarrando la mía, jaló de mi mientras me sonreía con complicidad y ma arrastró por su casa.

Dejé que me guiase por la sala de estar, a través del comedor y luego por la cocina hasta que salimos por la puerta trasera hacia la piscina. A medida que caminábamos y yo me dejaba guiar mirando su espalda ancha y perfecta y sintiendo la comodidad de su mano agarrar la mía, sentía cada vez más curiosidad, porque no sabía hacia donde me llevaba, pero también sentía cierta adrenalina combinada con nervios dentro de mi cuerpo por pensar en el hecho de que Jungkook hubiese preparado todo esto para follar. Porque íbamos a follar ¿cierto? No era por nada, pero a mi me valía con que me tocase como si fuera en medio del pasillo, pero bueno, tampoco me iba a poner a cortarle la emoción a Jungkook que parecía realmente contento de llevarme a cualquier lado hacia donde me llevaba.

Cuando cruzamos la piscina y entramos por una puerta corrediza que daba hacia esta, me hizo seguirle, incluso subiendo unas escalera, no sabía ni que estos lugares existían en su casa, pero algo se instaló en mi al pensar en el hecho de que fuese especial, que fuese de nosotros.

Estuve tan entretenida en cualquier otra cosa que en observar y acabar de sentir que habíamos detenido nuestra caminata, que no me di de cuenta de nada, y cuando Jungkook se giró hacia mi y obstaculizó toda visión hacia donde habíamos llegado, levanté la vista y lo miré a los ojos, él sonreía dulcemente.

—Quiero que esta noche...todo salga bien —sus manos acariciaron mis antebrazos en unas caricias ascendentes que me hicieron temblar mientras hablaba de manera calmada, pero a la vez lleno de deseo —Quiero que te entregues a mi, Nanah —sus dedos llegaron hasta mis hombros y estos atraparon los tirantes de mi vestido blanco de flores para hacerlos rodar con cuidado por mi piel hasta hacerlos anclarse por debajo de mis hombros, con cada toque sentía que se me erizaba cada vello de mi cuerpo. Los ojos de Jungkook brillaban, y ya no sabía si era por el placer, o por el contenido de sus palabras, o ambas, también podía ser —¿Lo harás?

Y aún lo preguntas...

—Siempre, Jungkook, soy tuya —pude ver como se le iluminó el rostro con mis últimas dos palabras.

Remojó sus labios con su lengua, y siguió bajándome el vestido, rodó los tirantes de este hasta hacerme sacar mis brazos de él, todo bajo su atenta mirada y yo que no podía dejar de verle, sintiendo todo acrecentar dentro de mi, muchos sentimientos, deseo, excitación, cariño, devoción... Amor.

Jungkook fue tan delicado, como si tuviera miedo a romperme al ser de porcelana, pero sabía que así era Jungkook, el Jungkook normal, era dominante, pero en los preliminares te hacía perder los sentidos con su ternura y delicadeza, y eso era lo que me estaba demostrando ahora. Fue bajando mi vestido por mi cintura, acariciando mi piel mandando descargas eléctricas que me hacían jadear y abrir la boca, también sentía esta demasiado seca. Pasó por mis caderas, doblándose a medida que iba a bajando para quedar a la altura de la que iba bajando el vestido, justo cuando descubrió mi ombligo, me estremecí de pies a cabeza cuando sus labios -húmedos y esponjosos- dejaron un casto beso justo en ese lugar, deslicé mi lengua por mis labios en busca de remojarlos, pero estaba seca, pero en otros lugares estaba comenzando a mojarme sigilosamente, y no era precisamente en mi boca.

Me sacó el vestido por los pies, arrojándolo lejos, a algún lugar que no me interesaba, incluso se tomó el tiempo de desabrochar mis sandalias y quitármelas hasta quedar sin ellas y en ropa interior. Jungkook volvió a ponerse de pie y me miró mientras sus manos apretaban mi cintura con precisión y sujeción, mis manos se detuvieron en su pecho, sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo, un lugar perfecto para vivir toda la vida, y me sentí encandilada por todo, el ambiente que había creado, y él.

—Estás en el lugar de Jungkook, nunca nadie a estado aquí antes, solo yo, y ahora tú —pronunció cálidamente.

Caí en cuenta en ese instante que Jungkook me había llevado a su lugar especial, me incliné un poco hacía el costado y me quedé atónita. Era el salón de Jungkook, de donde salía el arte, de donde salían sus pinturas, sus creaciones, el lugar donde hacía la magia, y que me dijese que nadie hasta el momento había estado aquí en salvo a mi ahora me hacía sentir demasiado especial, tan especial que no era capaz de asimilar cuanto en esos momentos, y solo pude dedicarme en un corto periodo de tiempo a escanear lo que él había llamado como: "el lugar de Jungkook", el cuál estaba lleno de potes de pintura por doquier, pinceles de todo tipo y tamaño y lienzos desde el más grande, hasta el más pequeño, y me quedé fascinada.

—Jungkook esto es...

—Es donde te haré el amor, Nanah —ante sus palabras volví a mirarlo a los ojos.

—¿Porqué aquí? —pregunté.

No tardó mucho en responder en lo que me arrastraba con él sujetando aún mi cintura hacia más al centro del lugar.

—Porque como nuestra primera vez junto tiene que ser especial, necesitaba un lugar especial —respondió, y solo en ese momento tenía demasiadas ganas de comérmelo a besos completo, hasta quedar cubierto.

Una de sus manos subió a mi cara y acarició mi mejilla de manera suave, su mirada me adoraba y me sentía bien, y quería todo de él en ese momento.

Se acercó a mi rostro mientras su mano sujetaba esta vez mi barbilla y sus labios besaron los mios. Rodeé mis brazos en su esbelta cintura de príncipe para tenerlo más cerca y abrimos nuestra boca en un beso tan hambriento que el ambiente cariñoso pasó a ser más erótico y sexual. Sus manos bagaron por mi cuerpo, acariciando mis caderas y próximamente subiendo haciéndome cosquillas placenteras hasta llegar a mis pechos y apretarlos con sus enormes manos por encina de la tela del sujetador. Sentí su lengua jugar con la mía con hambre y deseo, ese que me tenía sudando en ese preciso momento y gemí por el tacto de sus manos en mis pechos sobre su boca.

Se separó de mi, pero solo de mi boca, porque la suya decidió pegarse a mi cuello y me encorvé de puro gusto al sentirlo besarme el cuello con posesión, no estaba siendo delicado, no quería que fuera delicado y que estuviera tan desesperado por tocarme y besarme completa hacía que mi excitación aumentase entre mis piernas. Sus manos se deslizaron hasta rodear mi cintura y colocarse en mi cintura baja, pero permaneció poco ahí, porque cuando mordió la piel sensible de mi cuello y yo gemí, apretó mi culo con tanta fuerza que mi vientre se pegó a la enorme erección que tenía en los pantalones y tuve la necesidad de restregarme contra ella en busca de escucharlo gemir, pero no lo hice, porque se separó de mi cuello para mirarme a los ojos.

—Desnúdate para mi, Nanah —pidió.

Jungkook tenia las mejillas rojas, los labios hinchados por los besos y los ojos brillantes de lujuria pura además de las pupilas dilatadas. La iluminación del lugar no era la mejor, era hasta erótica, porque era tenue y sutil, lo suficiente para apreciarnos a ambos.

Llevé mis manos detrás de mi espalda y con solo un movimiento de mis dedos en el enganche del sujetador este cedió y lo deslicé por mis brazos hasta que calló al suelo dejando mis pechos ante su intensa y atenta mirada libres de cualquier prenda de ropa. Jungkook me sorprendió cuando sus manos deshicieron el botón de su pantalón y bajó su cremallera. Podía apreciar la erección que tenía de forma vertical hacía la derecha y se me hizo la boca agua, quería todo esta noche con él, completamente todo.

Enganché mis dedos en los laterales de mi tanga, una prenda delicada y tan blanca como la de mi sujetado y la deslicé por mis muslos y cuando estuvo en mis tobillos la lancé con mi pie hacia un lado. Sentí todo mi cuerpo descubierto, pero no tuve ni pisca de vergüenza de cubrirme ante él, a pesar de que Jungkook mi miraba como si quisiera devorarme completamente, con un brillo salvaje en su mirada, pero estaba segura de que también había ese mismo sentimiento de deseo en los mios, y aumentó cuando bajó sus pantalones, y más, junto a sus boxers, y se me escapó un jadeo de anticipación de solo verlo.

Intenté que mis ojos solo se concentraran en verle su preciosa cara llena de lujuria hacia mi, pero se me era imposible no deleitar mis ojos en ese preciso momento, por eso descendí por su pecho, definido al igual que sus abdominales, y justo donde se hacía una V que te indicaba que miraras más abajo sentí que mis mejillas se acaloraron demasiado y mis ojos vieron -por segunda vez- la anatomía que poseía Jungkook, no era exigente, nunca lo había sido con mis anteriores novios, pero Jungkook era superior a todo lo que yo había experimentado, incluyendo el tamaño de su polla, y tragué saliva.

Se acercó a mi a pasos lentos y cuando su calor me envolvió al sus brazos abrazarme por la cintura, mi cuerpo tembló de anticipación, de deseo, de el solo hecho de tenerlo así junto a mi, sintiendo cada partícula de su piel tocando la mía.

Levanté la mirada para verle.

—Eres tan preciosa, Nanah, que la noche no sería suficiente para hacer todo lo que quiero hacerte —el calor en mis zonas íntimas era un ejemplo claro del efecto que tenían solo sus palabras en mi.

—Tu si que eres precioso —tuve el descaro de admitir y a Jungkook se le dibujó una sonrisa hermosa al ver mi evidente sonrojo.

—Ay mi Nanah, ¿qué haré contigo? —su nariz me acarició el rostro y cerré mis ojos por puro instinto.

—Follarme, por ejemplo —añadí, él río justo donde creaba un camino con su nariz hacia mi mandíbula y seguidamente por mi cuello, y cuando llegó allí me estremecí de pies a cabeza y se me erizó cada vello de mi cuerpo. Quería más. —Por favor —pedí, incluso la voz, aparte de salirme entrecortada y débil, se escuchó desesperada.

Jungkook se separó de cuello y volvió a mi, sus labios rozaron los mios, ambos sintiendo el aliento del otro, respirando el aire del otro. Su cuerpo se pegó tanto al mío que sentí su miembro clavado en mi vientre y me sentí extremadamente caliente de solo sentirlo así.

Inclinó su cabeza hacia un lado y atrapó mis labios. Esta vez fue rápido y audaz en meter su lengua en mi cavidad y sentí a flor de piel cada partícula y célula de mi cuerpo entrar en ebullición, incluso podía imaginarme la sangre burbujear. Sus grandes manos me manosearon, agarrando mi culo y elevándome más para él. Mis manos fueron a su cabello y acaricié sus suaves hebras mentas.

Jungkook tuvo todo el cuidado del mundo en ir bajado hasta que me tuvo tumbada en el suelo de madera brillante de su lugar colocándose encima de mi, no rompió el beso en ningún momento, no dejó la danza de su lengua con la mía de manera intensa, sentía que me faltaba el aire, pero no importaba, nada importaba cuando estaba con él.

Abrí mis piernas para que él se acomodara entre ellas, su pene quedó justo encima de mi coño y me sentí chorrear, sentí que podía follarme en ese mismo instante y no pasaría nada, pero sabía que Jungkook era un hombre de preliminares, de calentarte hasta perder cualquier tipo de cordura, y yo ya empezaba a sentir las consecuencias.

Sus labios abandonaron los mios para descender por mi mandíbula, dejando un rastro mojado de besos que me hizo estremecer, besó mi cuello haciéndome delirar y jadear, mis uñas se clavaban en su cuero cabelludo en un claro ejemplo de que lo que hacía me gustaba demasiado.

—Dios Nanah, tus tetas son... Joder —sonreí un poco, solo un poco porque chillé cuando su lengua rodeó mi pecho y sus labios seccionaron mi pezón. Eso había sido increíble.

Su boca se dedicó a lamer mi pecho derecho mientras su mano estrujaba el izquierdo, yo ya estaba desecha, y solo podía moverme un poco buscando fricción de su pene con mi intimidad, pero Jungkook no me daba rienda suelta, no me dejaba siquiera moverme y era frustrante.

Succionó y besó mis pechos con hambre, sacándome todos los gemidos que era capaz en mis tetas. Realmente se esmeró, mordiendo mi pezón sin hacerme daño solo para oírme gemir su nombre.

—Te las he dejado tan brillantes, Nanah, te vez tan caliente con mi saliva en tus tetas —sentía que chorreaba, que me corrían los fluidos mojando mi hendidura entera con sus palabras, Jungkook era muy obsceno y eso me encantaba demasiado, solo con oírlo podría satisfacerme.

—Jungkook... —gemí, mi mirada se conectó con la de él cuando la alzó y vi nuevamente el brillo desgarrador de sus ojos mientras sacaba su lengua y jugaba con mi pezón duro, tan derecho que a él parecía encantarle.

—Podría pasarme la vida mamando de tus hermosas tetas, Park Nanah —gemí —Pero supongo que hay otras cosas que quiero lamer más todavía —me removí, sentía que me sudaba la espalda y que resbalaba en el suelo.

Jungkook abandonó mis pechos, lamiendo con su lengua lentamente por mi abdomen, dejando otro pícaro beso en mi ombligo y descendiendo más por mi vientre bajo; y cuando estuvo entre mis piernas y me miró justo en frente de mi intimidad sentí mi mundo arder a mi alrededor.

Con sus manos se aferró de mis muslos flexionados hacia arriba y dejó un casto beso en el interior del derecho, justo al lado de lo realmente interesante y contuve el aire; uno que solté cuando dejó otro casto beso pero esta vez justo en el centro de mi coño. Me sentí temblar de pies a cabeza, y sus manos sirvieron para abrirme más de piernas para él al ver el instinto que tuve por cerrarlas, pero estaba demasiado sensible.

No dejó de mirarme en ningún momento, menos cuando sacó su lengua y dio una lamida desde mi hendidura hasta mi clítoris el cual rodeó con su lengua y envolvió con sus labios para succionarlo. Arqueé mi espalda y tensé mi vientre al sentirme demasiado cerca en tan poco tiempo.

—¿Ya quieres correrte, Nanah? ¿Cómo así? Apenas es que he empezado a disgustar esta delicia —cada vibración de sus palabras hizo estragos en mi coño, haciéndome temblar y encoger los dedos de mis pies, esto iba a acabar conmigo. Él iba a acabar conmigo.

Llevé las manos a su cabello e hice presión para que me lamiera más, y así lo hizo. Su boca chupó mi coño como un verdadero ser hambriento. Jungkook succionó mi clítoris tantas veces que casi me vine en cada una de ellas, luego continuó con succionar mis labios menores, jugando con ellos como si fuera mi propia boca y no mi coño extremadamente mojado por mis fluidos y su saliva. Jungkook se abrió paso con su lengua en mi hendidura de manera audaz, y justo cuando hizo un movimiento ascendente hasta llegar a mi clítoris, yo no pude aguantar el delicioso movimiento de su lengua justo de esa manera y me vine en su boca sin previo aviso. Mi cuerpo se sacudió entero y Jungkook me sujetó de los muslos para que no pudiera nuevamente cerrarlos.

—Chica mala, Nanah, no podías correrte así de rápido —lamió cada rastro de mi placer haciéndome sentir bien por las caricias de su lengua.

Pero su lengua volvió a presionar en mi botón más sensible y chillé de lo sensible que estaba y el placer que sentía en toda mi zona íntima la cual la sentía ardiendo, y el aliento de Jungkook no es que era muy frío que digamos, por lo que aumentaba la temperatura ahí abajo.

—Jung-Jungkook... Por... favor —pedí, entrecortadamemte.

Su lengua no cesó en las lamidas, me absorbió con su lengua una vez más, jugando con mi clítoris hasta mi delirio y me destierro, sacándome gemidos y chillidos que después me dejarían afónica, Jungkook disfrutaba de oírme chillar como si me estuvieran matando, pero me estaban matando, me estaban matando de placer, de lascivia de deseo, de todo lo prohibido me estaban asesinando y torturándo lentamente. Su piercing hacía aumentar la excitación con cada roce de su metal.

Volvió a abrirse paso en mi entrada con su lengua introduciéndola en mi interior todo lo que pudo y me folló con ella de tal modo que mi segundo orgasmo no tardó en explotar por cada extremidad de mi cuerpo y justamente en la boca de Jungkook, él cuál parecía satisfecho con hacerme venir dos veces con solo su boca.

—¿Me necesitas, Nanah, necesitas que esté dentro de tí? Porque justo ahora estoy tan duro que estallaría con solo meter la punta —y no mentía.

Cuando se reincorporó con sus labios y nariz brillante a causa de mis fluidos y me enseñó su polla, estaba hinchada, roja y a punto de explotar.

—Sí, por... favor —pedí, desesperadamente con la respiración más que irregular.

Jungkook estiró su mano hacia un costado y alcanzó su pantalón, de uno de los bolsillos sacó un envoltorio plateado, lo rasgó frente a mis ojos con sus manos y gruñó mientras estiraba el látex por su grosor y longitud. Remojé mis labios con mi lengua cuando lo vi posicionar su punta justo en mi entrada y gemí mirándolo a los ojos. Jungkook volvió a mi, sujetando su peso con sus brazos a cada lado de mi, su boca me devoró con gran intensidad, su lengua danzó con la mía en el beso más obsceno de mi vida y chillé en sus labios cuando sus caderas se movieron ligeramente hacia delante y su punta se comenzó a abrir paso en mi interior.

Era demasiado delicioso, sentía todo mi cuerpo entrar en temblor debido a la sensibilidad de mi intimidad, resultado de los dos orgasmos que me había regalado Jungkook con su boca, y el pelinegro se apartó, respirando con salvajismo, podía ver como sudaba en su frente y llevé mis manos a su cara, estaba haciendo un esfuerzo descomunal por hacer que esto fuera perfecto, y me temblaba todo y si no entrada de una buena vez era capás de correrme solo con sentir su punta en el inicio de mi interior.

—Nanah...te sientes tan...bien... —sus caderas volvieron a inclinarse hacia delante y sentí con lujos de detalles como mis paredes se estiraban solo para acogerlo en cada tramo que se introducía en mi con una lentitud torturadora.

Jungkook entraba en mi tan bien, resbalaba tan perfectamente que era deliciosamente excitante sentir como seguía introduciéndose a su paso. Aparté sus cabellos de su frente, limpié el sudor de esta con mis dedos y di pequeños besos en sus labios, era tan perfecto, y mordió su labio volviendo a introducir otro trozo de él en mi y chillé, era grande, era enorme, me estaba abriendo de modo que sentía que podría partirme en dos.

—Jung...kook, eres...grande, Dios mio —gemí, cerca de su boca, él sacó su lengua y la pasó por mis labios de manera sucia, todo era tan sucio, incluso dejaríamos sucio el suelo del lugar en donde trabajaba, de este... almacén, oficina, lo que fuera.

—Y tú te sientes tan apretadita, Nanah que creo que cuando me meta completo en ti soy capás de correrme sintiendo tu coño tensarse a mi alrededor, es tan...perfecto —y se empujó, se empujó tan fuerte que grité y arqué la espalda.

Sentí un ardor allí abajo, en mi entrada, nada nuevo después de sentir un pene tan grande cómo el de Jungkook dentro mio, nada del otro mundo, lo normal. Jungkook estuvo ahí gruñendo entre dientes y jadeando en mi boca sin moverse esperando más que nada a que mis paredes acogieran bien su grosor y se sintiese cómodo, y yo estaba cómoda, estaba extremadamente cómoda sintiéndolo dentro de mi, llenando cada hueco de mi interior con él, era... fenomenal y ya era adicta, en ese preciso momento me obsesioné con cada mariposa en mi estómago, con cada pulsación de mi clítoris, con cada encogimiento de mis paredes vaginales a su alrededor, porque era con él, todo era a causa de él.

—Fóllame duro, Jungkook, necesito que me destroces —pedí, sujetando su rostro con mis manos y Jungkook gimió de solo oírme.

—Tan perfecta, tan hermosa, tan malditamente caliente —pronunció.

Jungkook movió sus caderas hacia atrás saliendo de mi lo suficiente como para que no sintiera un vacío enorme y empujó sus caderas hacia delante tan fuerte que el sonido de sus muslos impactando con los mios se escuchó estruendosamente por todo el lugar que ocupábamos, y gemí, gemí tan alto que me dolió la garganta de hacerlo, y la pelvis de Jungkook acarició mi resentido clítoris con el movimiento, fue más que perfecto, y cuando Jungkook acercó su rostro a mi cuello para lamerlo me sentí boquear como un pez fuera del agua.

Oh, sí...

Joder.

Volvió a repetir la acción, salió de mi interior en un movimiento más ágil y rápido que el anterior y arremetió en mi interior con la misma intensidad que la de antes volviendo a revolucionar todo dentro de mi una segunda vez... una tercera vez... una cuarta vez.

Jungkook me follaba con hartas ganas, como si la vida de él dependiera de follarme tan fuerte, hondo e intensamente que podía sentir todo de él de uno solo.

No dejó de acariciarme, el ritmo rápido y profundo casi tocando lo salvaje lo minimizaba con besos en mis labios que me arrancaban todo el aire, con lamidas en mi cuello y palabras bonitas en mi oído, con caricias de sus manos en mi rostro y luego en mi pecho, deteniéndose concretamente ahí, apretando mi pezón entre sus dedos, haciéndome chillar de puro placer y excitación.

Sentía todo de él, como su polla salía y entrada una y otra vez de mi interior, como cada vez le costaba más salir y entrar debido a lo cerca que me empezaba a encontrar, sentía una enorme tensión en mi vientre bajo que gritaba por liberarse.

Estábamos sudando, mi cuerpo sudaba, el cuerpo de Jungkook sudaba y eso hacía que ambos nos resbaláramos con cada movimiento, Jungkook me movía a mi y su cuerpo resbalaba sobre el mío, haciendo una fricción de su pecho contra el mío al ritmo de sus embestidas.

—Jungkook... Estoy... Oh Dios mio —gemí, mis piernas se engancharon a sus caderas para que fuera más cómoda la penetración tanto para él como para mi y para mantener una mejor estabilidad también nos favorecía.

Jungkook me besó con un beso desordenado, sin ningún tipo de sentido y me sentí arder en cada extremidad de mi interior, sentía un fuego vivo dentro de mi cuerpo que estaba a punto de ser quemado.

—Nanah... Yo también estoy cerca —gimió de igual modo, igual de agitado pegado a mis labios —, muy cerca —completó.

Su mano derecha, esa que contenía un arte extremo de tatuajes se metió entre nosotros, y cuando dos de sus dedos comenzaron a hacer círculos en mi clítoris temblé, mi cuerpo sufrió espasmos de todo tipo, de todos los tamaños y de todos los colores, mis ojos se llenaron de lágrimas por el placer extremo y pellizcó, lo hizo tan deliciosamente fuerte que exploté de manera intensa, encogiendo los dedos de mis pies y cerrándome completamente a su alrededor, y no se si fue porque estaba tan cerca como yo que no pudo aguantarlo o porque el simple hecho de sentirme tan apretada en su polla lo llevó al límite, pero sentí tensarse a Jungkook, y también su caliente líquido protegido por el látex del preservativo en mi interior derramándose.

Jungkook salió de mi incorporándose con rapidez y entendí su apuro al ver como su semen se desbordaba por el preservativo, sin duda alguna fue efectiva su salida a tiempo, se había corrido de tal manera que su condón quedó rebosado.

Quitó el látex de su longitud y aún cansado, sensible, y sin energía al igual que yo, se tiró a mi lado, envolviendo sus manos en mi cuerpo en un abrazo de oso y haciéndome enterrar mi cara en su cuello, con una de sus manos se entretuvo acariciando y haciendo figuras imaginarias en mi culo.

Me sentí en paz, me sentí extremadamente bien de esa manera, quería estar con Jungkook de todas las maneras posibles, practicar el kamasutra completo si había esa posibilidad, hacer que me amase de alguna manera, de la misma manera que yo lo amaba justo en ese instante, ¿porque... si esto no era amor, qué más era esto que sentía cada vez que estaba a su lado? Definitivamente no había otra palabra que lo definiera mejor que esa: amor.

Jungkook no dijo nada, yo tampoco dije nada, solo dejamos que nuestros cuerpos se abrazaran, que nuestras respiraciones fueran sentidas por los dos en el oído del otro, y así, dejamos que la noche nos acogiera en un profundo sueño tranquilizador.





«...❀...»
Que conste que esta vez si he llegado puntual.

Para que les voy a mentir, acabo de editarlo y creo que está bien decente.

A mi me gustó, no es el lemon más sucio que he hecho (y ustedes saben bien que no) pero quería hacer algo diferente, algo intenso y apasionado, y quedé bastante satisfecha, bastante complacida, a mi me gusta mucho hacer escena bien hot y esta me gustó porque había amor y cariño, en fin, ustedes entienden.

¿Les ha gustado? ¿Creen que todo será color de rosa a partir de aquí? ¿Qué las cosas serán fáciles?

Yo les dejo con la duda ahí en mis preguntas (OJO: por algo las hago)

Me despido.

Lxs sarangheo

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