❝18❞
ᴹᵃʳᵃᵗᵒ́ⁿ ³/³
Era abrumador, sobrevalorado el hecho de que solo con tener a Jungkook a mi lado conduciendo sin saber el verdadero destino, me sienta tan bien. Supongo que es el hecho de que me guste tanto, de que incluso en pijama me gustese más que cuando estaba formal, porque es como si lo viera en un momento cotidiano conmigo, aunque no creo que eso sucediera si él no se aclaraba de una vez.
Quería cogerle la mano y caminar con él por un largo camino, sintiendo su calidez envolver mi palma, ¿era demasiado pedir solo eso? ¿De verdad era tan difícil mi deseo de cumplir?
Incluso con él ahora aquí a mi lado sabía que me había mentido, que lo suyo con Yeonhee no volvería para atrás aunque lo amenazaran de muerte, porque lo de ellos estaba más muerto que mis ganas de ver de verdad a mi madre.
Desde que había llegado a por mi en la esquina de la cuadra de mi casa no habíamos mencionado palabra, y solo apoyé mi cabeza en la ventanilla de su auto dejando que él me llevase al lugar que tenía pensado, yo solo me iba a dejar llevar (como siempre).
Durante el trayecto hubiera preferido quedarme sin pensamientos, no pensar tanto en la razón por la cual había llamado a Jungkook, si le contaba sabía que me apoyaría, porque sabía de sobra cuán importante era el asunto de mi madre para mi, los momentos difíciles que pasé sin ella, esperando por ella a pesar de que no vendría a verme nunca, a quedarse conmigo, ni siquiera recordaba su rostro, porque después de un tiempo, en el momento en el que me convencí que no vendría a por mi y que esperar por ella era absurdo, dejé de ver fotos de ella, dejé de preguntar por ella a mi padre.
También lo había dejado de preguntar por ella en todo momento porque sabía lo duro que era para papá que lo hiciera, sabía que que hacía su mayor esfuerzo por poner la cara que yo quería en vez de la que debía de poner para mi para que no me diera cuenta de que le afectaba tanto que después de contarme cosas de ella demasiado hermosas para ser un ruptura tan dolorosa; Park Jimin se encerraba en su habitación y lloraba, y yo lo escuchaba detrás de la puerta sintiendo su dolor, el dolor del verdadero amor, y aunque quería en un futuro que ese amor volviera a reencontrarse, también quería que mi padre encontrara alguien mejor, alguien que no lo dejara solo nunca.
Salí de mis pensamientos en cuanto sentí el motor del auto apagarse y el mismo estacionarse. Miré a través de la ventanilla en la oscuridad de la noche, y vi que estábamos con la vista del Río Han frente a nosotros y el puente Dongjak alumbraba en todo su esplendor como era costumbre, me sorprendía el hecho de que estuviera todo el lugar desolado cuando era un área que habitaban prácticamente las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año.
—Bien, estamos lejos de tu casa, de todo y de todos, ahora, si no quieres hablar, lo entenderé, me mantendré aquí hasta que quieras irte —me dijo, lo miré, sus ojos no me miraban y eso me decepcionó un poco, quería que me mirara, con sus ojos llenos de estrellas o constelaciones, o simplemente para que me mirara y ya.
—En realidad, quiero hacerte una pregunta —logré captar su atención, porque sus ojos me enfocaron, y su rostro, acabado de lavar, sin una sola diminuta gota de maquillaje, me pareció lo más perfecto que había visto en siglos, y cada vez me daba más cuenta de lo colada que estaba por este Sugar Daddy.
—¿A mi, una pregunta? —pareció desconcertado, me gustaba como se veía así, aunque bueno, me gustaba como se veía de todas las maneras existentes habidas y por haber.
—¿Cómo se veía mamá y papá juntos? —sus cejas cayeron entendiendo mi interés en alejarme, o eso creí interpretar.
—¿Tu mamá y tu papá? —asentí, miró hacia el puente unos segundos pero luego volvió a mirarme, yo no dejé de mirarlo ni por casualidad —Tu madre era muy guapa, creo que lo sigue siendo si a logrado mantenerse, era delgada, muy bien formada y tenía unos preciosos ojos azules ¿sabes de quién me aprendí esa descripción? —negué solo para que continuara, pero me hacía una idea —; de Jimin, el siempre me decía lo mismo, no porque yo le preguntara por ella, sino porque él quería hablar de ella y aunque no me interesase, tenía que escucharlo porque era mi amigo, y porque tu padre era un jodido insistente de mierda que me saca aún de mis casillas —reí ante su último comentario y él también lo hizo.
—Creo que no es el único ¿no? —sus ojos brillaron con intensidad al mirarme.
—No —respondió.
Pasó unos segundos mirándome de la misma manera en la que le sostuve la mirada como toda una campeona, hasta que tomó una bocanada de aire que hizo hinchar sus pulmones y despegó su vista completamente de mi para mirara únicamente hacía de delante.
—A lo que quiero llegar, es que, eran una pareja preciosa, en el físico, y también en ese algo que alguna vez ambos transmitieron al mirarse, porque los había visto varias veces juntos, las suficientes veces como para darme cuenta de que había algo especial entre ellos dos, pero al parecer, tanto mis intuiciones como Jimin se equivocaron, quedé tan en shock como tu propios padre cuando se marchó y lo dejó contigo en sus brazos, sin la capacidad de salir detrás de ella para pedir explicaciones —mordí mi labio inferior.
Todos tenían la misma historia, siempre era la misma historia, así que no había porqué no creersela, y aún así, muy dentro de mi, seguía esa esperanza de verla, de que me diera una explicación, a mi, a mi papá, y de solo pensar que eso sería más pronto que tarde, me revolvía algo en el estómago. Y quise decirle a Jungkook mi verdadera angustia, y lo hice.
—Mamá vendrá —con esas dos simples palabras, Jungkook logró girar su cuello en tiempo récord para mirarme, y tenía tantas ganas de llorar que ya sentía mis párpados picar mucho.
—¿Estás bien con eso? —preguntó, porque no se le ocurría más nada que decirme.
Mi labio tembló y una lágrima por mi ojo izquierdo rodó por mi mejilla.
—No tiene caso mentir con algo que es obvio que no me sienta bien —lo miré con una sonrisa de angustia mientras el veía mis obvias lágrimas recorrer ahora ambas mejillas hasta humedecerlas —Siempre quise verla, tenerla delante, quise escucharla decirme miles de veces que lo sentía hasta que se quedase sin voz, y luego que se arrodillase frente a mi padre y le suplicase hasta que le sangraran las rodillas, pero ahora no quiero ni una cosa, ni la otra, simplemente no quiero verla —le dije con total sinceridad.
Mi llanto no disminuía en el silencio que Jungkook dejó que nuevamente se adentrara entre nosotros, hasta que su mano viajó a la mía y la atrapó, y ambos nos miramos. Su semblante me decía que estaba ahí para mi, pero no estaba de la forma que realmente quería que estuviera para mi, no como el padre de mi exnovio, no como el mejor amigo de mi padre que solo me consuela en un momento difícil. Pero no aparté la mano, porque aunque sabía que eso era lo que él quería expresar, no era eso lo que realmente expresaba con su calidez envolver mi mano, era mucho más que eso.
Pero no me pude quedar con solo el calor de su mano, era más fuerte que yo, era más poderoso que mi autocontrol de tenerlo a mi lado agarrando mi mano, y nuevamente, como aquella vez, me subí encima de él, sin embargo, no se exaltó, no se sorprendió por mi repentino ataque, incluso me ayudó a sentarme mucho mejor encima de él con mis piernas a cada lado de sus muslos y teniendo el volante en mi espalda, el cuál no llegó a lastimarme porque él me acunó la espalda para que así sucediera, y ahora, teniéndolo tan cerca, con su delicioso olor calar por mi nariz hasta volver a caer hechizada por él como de costumbre, me sentí muy bien.
Una de sus manos viajó hasta mi mejilla y la acunó, acariciando mi mejilla con sus dedos perdiéndonos ambos en los ojos del otro.
—Tu siempre vas a lograr romper todos mis esquemas ¿no es así? —una sonrisa se dibujó en mis labios y sus yemas rozaron la reciente humedad ocasionada por mis lágrimas.
—Todos, hasta que decidas que es mejor de esa manera, que contenerse —argumenté y él también me sonrió.
—Me gustas tanto, Nanah, que me estoy volviendo loco, parezco un niño de prepa corriendo cada vez que me llamas —su rostro fue acercándose más al mío, y su aliento se hacía más presente en mi rostro.
—Eso dímelo a mi, que parezco una acosadora detrás de tí —le dije.
Me sobresalté un poco cuando su nariz recta acarició la mía en un vaivén negativo de lado a lado como los gnomos de los animados cuando se saludaban, pero lo acepté totalmente gustosa.
—Nunca te diría eso, y... Quiero que a pesar de que esto quede entre los dos por ahora, quiero no, necesito que me entiendas y que me tengas mucha paciencia —sus palabras estaban bombardeando mi interior de las miles de emociones que comenzaba a sentir de solo interpretar sus palabras como que lo iba a intentar.
—Siempre, te tendré toda la paciencia del mundo —asentí y acepté gustosa.
—Perfecto —y con solo esa palabra, acabó dejando sus labios sobre los míos.
Cerré mis ojos de gusto al sentir su boca nuevamente sobre la mía, y solo entreabrí mi boca para que su lengua entrara en contacto con la mía en el más lento y delicioso beso de la historia, pero sin perder la intensidad, el deseo que siempre lo caracterizaba al besar.
Sus labios acogieron los mios, succionando y mordisqueando haciendo que todo en mi interior comenzara a descontrolarse, nuestros cuerpos se juntaron todo lo que podían, y mis manos abrazaron sus hombros, sus manos me abrazaron por la espalda mientras su lengua danzaba con la mía en una dulce danza desconocida pero deliciosa.
Me sentí viva, me sentí demasiado bien cuando el metal de su piercing en su labio inferior rozó mis labios con cada movimiento de nuestras bocas y pude también rozarlo con mi lengua.
El beso aumentó la intensidad pero no la lentitud ni la pasión con la que ambos nos comíamos el uno al otro, y sentí que era el beso perfecto.
Nos separamos por escasez de oxígeno y nuestras frentes quedaron apoyadas la una con la otra, podía sentir como nuestros corazones hacían una melodía de tambores descontrolados y desbocados.
—¿Esto es lo que tú querías, Nanah, tenerme a tus pies? —preguntó, llevando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—¿Y tú, Jungkook, es lo que tu querías, estar a mis pies? —pregunté igual de agitada que él.
—No me gustaría admitirlo, pero sí, es lo que quiero, Nanah.
Bueno, hemos terminado el maratón con broche de oro, espero que les haya gustado, que les haya dejado con ganas de más porqué se vienen muchas cosas para Sinfulness y que habrán actualizaciones pronto. La dinámica no se perderá, o eso espero.
Nos veremos pronto.
Lxs sarangheo❤
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