❝17❞
ᴹᵃʳᵃᵗᵒ́ⁿ ²/³
—Te he ganado, Nanah, ya no hay vuelta atrás —me restregó en mi cara Kyujoon al estar orgulloso de haber ganado por... Quinta vez en unas mil veces que habíamos jugado en el día Free Fire.
—Si serás, sabes que soy mejor que tu, mira a Suhyung, ella pierde siempre y cuando gana no me lo restriega en la cara como tú —me quejé, sabía que era una mala perdedora, y también Kyujoon, y cuando ganaba se enfrascaba en dibujármelo en la cara para viera que no era capaz de ganar siempre, y solo para que se callase, debía de ganarle siempre.
—Pues porque ella nunca gana, obvio.
—¡Oye! —mi amiga le pegó en el brazo ofendida —Hago mi mejor esfuerzo, y no es que sea mala, es que ustedes son demasiado buenos —añadió, sus mejillas formaron junto con sus labios un hermoso puchero que me dio muchas ganas de apretarlo, y me hizo sonreír.
—Tengo que darte la razón —se encogió de hombros Kyujoon yo puse mis ojos en blanco.
—No te soporto a veces —alardeé.
—Corrección hermana, me amas todo el tiempo, o sino no estuvieras en mi habitación ahora mismo —alzó una ceja con un tono obvio.
—Vino porque tal vez te sentirías mal ya que ha estado conmigo tooodo el tiempo —dijo Suhyung nada más para picarle un poco.
—Yo no quería sacar el tema, pero ya que lo han sacado... —tomó una bocanada de aire, tanto yo como mi amiga nos preparamos para el verdadero drama de nuestro mejor amigo — Se me hace inhumano que ustedes dos hagan planes toda la semana santa sin siquiera tener el descaro de invitarme, no se, por educación ya que soy su amigo, o eso creo, porque lo sigo siendo ¿verdad?
—Lo sigues siendo, Kyujoon —respondí para dejarlo continuar.
—Exacto, lo sigo siendo, así que lo mínimo que podían hacer era llamarme y decirme: "Joonie, hombre más hermoso en la fas de la tierra, estamos en Daegu y quisiéramos que vinieras a pasarte la semana santa con nosotras"; no es tan difícil ¿o si? —nos miró, sus cejas estaban fruncidas y actuaba tan bien que me estaba creyendo el drama de verdad.
—Era muy difícil, si —respondió mi amiga y yo apreté mis labios para no reírme.
—Exacto, era muy difícil. Espera ¿qué? —se quedó en pausa, estaba tan emocionado en su discurso que al no tener la respuesta que necesitaba se le fue el hilo de este, y yo aguantaba mucho para no reírme en su cara y arruinarlo más.
—Es dificilísimo una llamada con esas palabras porque: uno: no eres el chico más hermoso sobre la fas de la tierra, y dos: no queríamos que estuvieras con nosotras en Daegu arruinando nuestro momento de chicas —fue muy sincera Suhyung, y hasta a mi me dolió, la verdad.
—Vaya, no me esperaba eso, pero okey —levantó sus manos —Las perdono.
—No te hemos pedido disculpas —añadió mi amiga.
—Igual quiero perdonarlas por hacerme eso.
—No te hemos hecho nada en realidad, así que no necesitamos tu perdón —mi amiga hablaba con total fluidez, como si no le estuviera tocando bastante los huevos al chico que tenía al frente.
—Vale, lo capto, me quedó bastante claro de que no tienes sentimientos —me tapé mi cara con una mano.
—Muchas gracias —y nos quedamos en silencio.
Un silencio que se extendió por al menos cinco minutos, y mientras yo me reía en silencio tapando mi rostro, ellos hacían juegos de mirada.
—Vale, ya basta —puse orden secando mis falsas lágrimas, y ambos me miraron —Yo si lo siento mucho, Kyujoon, pero necesitaba estar a solas con Su —le respondí con la verdad a medias, como con Suhyung.
—Eso si es ser una mejor amiga, no como otras —miró de reojo a mi amiga y esta bufó.
—Okey, quería pasar un tiempo solo con ustedes, necesito que no se estén peleando como perros y gatos todo el tiempo —pedí.
—Ella empezó —acusó el chico, yo puse mis ojos en blanco.
—¿Qué? Yo no empecé a quejarme por una semana de mierda —la miré enseguida y ella se tapó la boca con sus dos manos como si acabara de decir algo que no quería, y me dio justo en el corazón.
—Auch —hizo el gesto que debí de hacer yo Kyujoon.
—¿Le llamas a esa semana entera contigo en Daegu una semana de mierda Suhyung? —levanté una ceja descolocada y fingiendo estar súper ofendida, aunque si que lo debería de estar.
—¿Yo he dicho eso? Kyujoon, ¿dije eso? Creo que no he dicho nada de eso —se puso súper nerviosa.
—Sí, sí que lo has dicho —mi amiga le suplicaba con la mirada que la ayudara, pero obviamente él no lo iba a hacer luego de que ella misma le estuviera contradiciendo minutos antes.
Suhyung se dio por vencida y suspiró para luego mirarme con una sonrisa con mucho arrepentimiento.
¿Puedo reírme ya?
—Okey, lo siento, no quería decirlo, la pasé muy bien, pero no entendía tus ataques repentinos de llanto y creo que tampoco Soobin es para tanto —comentó.
Mi amiga me conocía tan bien que sabía que algo no cuadraba, sabía que me dolía la supuesta ruptura con Soobin, y no podía negar que di hubiera pasado estaría mal, pero no tan mal como estuve con ella en Daegu, que lloraba como magdalena y decía mucho algo como: "me duele, me lastima, me quema por dentro" y esas cosas, algo que yo obviamente no diría; pero si me ponía a pensar, Jungkook había logrado reventar la venita de mi llanto, su desinterés esa vez había logrado bajonearme completamente, enterrar aquella Nanah que había vuelto gracias a Yoongi, al cual le había enviado un mensaje la misma noche de la cena luego de estar en casa dándole las gracias por todo, y él solo me dejó en visto, algo que me preocuparía si no fuera porque sabía como era Yoongi y él nunca respondía.
Me pasé todo el día con Suhyung y Kyujoon jugando videojuegos y comiendo mucha comida chatarra, grasienta y que después lamentaría cuando estuviera gorda como una ballena y con estrías por todos lados, aunque eso no me molestaba. Tanto a mi como a Suhyung los señores Kim nos invitaron a cenar, ambas no nos negamos ya que era tarde y además teníamos hambre.
La comida de Jin era la mejor y solo una persona fuera de su sano juicio podría rechazar tremenda cena que nos hizo Jin, y no me arrepentía -y sabía que Suhyunh tampoco- de haber aceptado, porque casi lloro cuando el primer bocado de panceta de cerdo con arroz entró en mi boca por lo deliciosa que estaba. Mi padre no es que fuera un mal cocinero, a veces cocinaba y podía decir que se le daba bien, pero eso era mentira, porque el solo cocinaba lo que sabía hacer, de ahí en fuera, no cocinaba más nada, y las veces que cenaba en la casa era de la comida de la sirvienta, que no era mala pero no sabía a hogar, y la comida de Jin desprendía mucho hogar y me hacía acordarme de mi abuela. En fin, me puso muy sentimental.
Luego de charlar todos juntos, Kyujoon insistió en dejar que Jin nos llevara a casa en su auto pero nos negamos porque queríamos ir caminando, nos despidió en la puerta de su casa y Suhyung y yo caminamos las dos cuadras que nos separaba de la casa de Kyujoon, Suhyung debía de caminar más que yo pero eso no era problema para ella ya que no había peligro en nuestra residencia al ser muy vigilada por las personas importantes que vivían aquí.
Ahora que estábamos solas, y yo sin estar deprimida -en parte- quise sacar un tema que se había vuelto uno de mis objetivos en mi lista súper larga de "Curiosidades de Nanah" la número uno era follar con Jungkook a ver que se sentía, en fin, la mayoría eran curiosidades que se quedarían así, solamente quedándose en curiosidades sin resolver.
—¿Te has estado viendo con el chico que me dijiste aquella vez? —pregunté, ella me miró.
—Si, me mandó flores esta mañana al despertar, me dijo que tuviera un lindo día —sonreí al verla sonreír.
—Es lindo, me cae bien —admití, porque todo lo que hacía feliz a Su me hacía feliz a mi —¿Porqué no me dices quién es? —pregunté con la esperanza de que me respondiera, pero si no lo quería hacer la iba a entender, claro.
—Tengo miedo, tampoco se lo he contado a mi padre porque es...mayor, ya sabes —asentí, entendiéndola más que perfectamente, me pasaba mucho lo mismo.
—Sabes que no te voy a juzgar si me lo dices, sea quien sea, pero ¿lo conozco? —se mordió su labio inferior.
—Sí —más curiosidad me dio, porque solo se me venían los amigos de mi padre y de Jungkook.
Namjoon y Jin estaban descartados porque obviamente ambos estaban casados y tenían una relación preciosa, Taehyung era su padre y... El incesto no entra en esta situación -sí, he visto muchas películas-, Jungkook...bueno, no es que estuviera descartado, pero ambos no se habían comportado como tal como para yo darme cuenta de algo, así que podíamos decir que también quedaba descartado, mi padre... Bueno, era mi padre y prediría no pensar que era él así que ese lo descartábamos porque me daba la gana, y solo me quedaban Hoseok y Yoongi, y estos dos eran muy probables, así que no sabía que pensar.
—¿Es Hoseok? —pregunté así sin más, era del que más sospechaba, y al sentir su silencio solo hizo que la mirara con los ojos realmente abiertos y sus mejillas estaban pintadas de carmín y se había puesto tímida de momento ¿era Hoseok? —¿Es Hoseok? —volvía a preguntar pero esta vez sin creerme que hubiera dado en el clavo a la primera, vaya, solo tenía que llegar a conclusiones obvias.
—¿Es malo que sea él? Es lindo, y me trata bien —sonrió como tonta. Vaya, si que le gustaba.
—Y más vale que sea así, es lo mínimo que podría ser por tenerte —volvió a sonreír, ¿así me vería yo diciendo que Jungkook me gustaba? Creo que no, porque Hoseok y Suhyung parecían gustarse mucho y... Jungkook y yo éramos una historia a parte y bastante diferente —Pero enserio ¿cómo sucedió? Osea, ni siquiera me di cuenta el día de la cena.
—Yo tampoco se como realmente sucedió, simplemente... Sucedió y...estoy feliz cuando estoy con él, me hace reír mucho —seguía con la sonrisa pintada en la cara como si no pudiera quitarla aunque quisiera, pero en parte entendía su felicidad.
—Pues normal, es Jung Hoseok —dije con obviedad, desgraciadamente, y aunque quería seguir hablándo con ella sobre su ahora novio secreto Jung Hoseok habíamos llegado a mi casa y debía de ir a dormir porque mañana iría a la escuela, nuevamente, y de solo pensarlo me cansaba.
Ambas nos despedimos con un abrazo, le dije que de cuidara y la vi alejarse por la calle, yo entré a mi casa poniendo la contraseña de la portada y luego entrando por la puerta principal. Una vez dentro, me encontré con todo a oscuras, y al cerrar la puerta detrás de mi y girar hacia la sala en donde solo había una pequeña lámpara encendida, vi a mi padre.
Tenía su traje sin la chaqueta bastante desaliñado, estaba encorvado hacia el frente con los codos apoyados en sus rodillas y lo oí suspirar muy claro, y cuando levantó el rostro para yo verle un poco, vi la botella que tenía en suelo cuando la agarró. Estaba bebiendo y...¿llorando?
Ante la preocupación de verlo de esa manera, me acerqué a él con sigilo, cuando estuve a su lado sentada en el sofá, él aún no me miraba y decidí hablar.
—¿Papá, qué pasa? —pregunté, muy preocupada por verlo, vi como su labio inferior temblaba y se lo mordió para no romper a llorar delante de mi.
—Nanah, ¿tú piensas que soy un mal padre? —me miró, con la poca luz que había pude ver su nariz brillante y roja, al igual que sus mejillas.
—¿Porqué me preguntas eso?
—Tu...tu madre vendrá después de casi dieciocho años, Nanah, vendrá a buscarte —sus palabras me hicieron quedarme perpleja.
Si no fuera porque me quedé quieta sin la capacidad de mover ni un músculo, hubiera tomado la botella que mi padre tenía en la mano y me la hubiera zumbado completa hasta quedar tan borracha que no me acordaría de este momento jamás.
Sin embargo, no dije nada, caminé fuera del sofá y saqué el móvil que tenía en mi chaqueta y solo marqué el número que tenía en mi lista favorita. Pensé que no lo cogería, la verdad, después de lo que le había dicho y habíamos hablado y no dar nuevamente señales de vida después de la cena lo más normal era que no cogiera mi llamada. Sin embargo, al quinto tono la llamada fue descolgada y su voz me hizo estremecer desde la punta de los pies hasta el cabello más largo de mi cabeza, y eso ya era alucinante.
—¿Nanah? —me parecía gracioso que siempre que atendía mis llamadas preguntase el nombre de la persona que llamaba a pesar de saber quién era porque sabía que me tenía registrada desde siempre.
—¿Tienes tiempo?
—Me acababa de dar un baño para irme a dormir, pero ¿pasa algo? —casi lloro allí escuchado su voz, pero no lo hice, no era el momento todavía.
—Necesito hablar con alguien, necesito que alguien me escuche, Jungkook —pedí, casi suplicando para que no me rechazase.
—Nanah, no es un buen momento.
—Por favor, lo necesito de verdad —tragué saliva, lo necesitaba a él.
—Esperame en la equina de la cuadra de tu casa, en diez minutos estaré allí —anunció e inevitablemente sonreí, solo el hecho de saber que vendría por mi me hacía sentirme bien.
—Gracias.
—No las des, Nanah —y colgó.
A pesar de que debería de estar abrazando a mi padre, reconfortandolo y diciéndole que no pasaba nada, no podía porque ¿realmente no pasaba nada? Sin embargo, al salir nuevamente de la casa, la cara de la directora apareció en mi campo de visión entrando cautelosamente por donde mismo yo había salido, y entró a mi casa sin más, y... Sabía, a pesar de enterarme de esto así de repente, que papá ya tenía compañía para la noche, y yo necesitaba la mía. Lo necesitaba a él.
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