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Año 1945
El gélido frío era tan mortificante como el perdurable silencio de aquella sala. Era pleno septiembre y eso solo significaba que los arboles de hoja caduca comenzaban a madurar para soltar aquellas pequeñas hojas que lentamente se comenzaban a tintar de un encantador color anaranjado. Era otoño y el frío comenzaba a sofocar el ambiente de toda Berlín, Alemania.
El paulatino <tic toc> del lujoso reloj de péndulo provocaba un engorroso eco que se propagaba con facilidad por la gran sala de reuniones de aquella casa de gobierno. El silencio comenzaba a ser un motivo de mortificación para el bello joven de cabellera tan rubia como el oro y ojos tan azules como el zafiro mas puro.
El enervante ruido de las pequeñas tazas de cafe siendo levantadas y luego apoyadas en la elegante –y cara– mesa de madera de caoba pulida, de ángulos perfectos y detalles en oro y plata.
El atractivo joven de cabellera rubia torció sus delicadas facciones en una pequeña y casi imperceptible mueca de disgusto. El incomodo silencio le estaba creando algunas dificultades a su subconsciente para pensar en otra cosa que no sea la mirada tan penetrante que le estaba dando su padre desde el otro extremo de aquella extensa mesa de reunión.
Tragó pesadamente y pensó el motivo del porqué su padre mantenía aquella expresión tan circunspecta en su rostro y como al cruzar pequeñas miradas con él en su mirada se reflejaba el orgullo en la expresión mas pura que podría existir.
No quería pensar y mucho menos actuar de manera precipitada, pero aquellas mirada casi nunca traían algo bueno para si mismo, y eso a él le traía una cierta sensación de desasosiego que se alojaba en lo mas profundo de su estomago, pues por mas que quisiera negarse a las ocurrentes ideas de su padre, él no tenia ni voz ni voto ni manera persuasiva de convencer a su progenitor que la mayoría de ideas que habia tenido y decisiones que había tomado alrededor de toda su vida eran todo lo contrario a lo que alguna vez él quiso hacer.
El disgusto hacia aquella idea picó con crueldad en su interior y tiró abajo un poco mas de la forzada motivación que con tanta fuerza de coerción logro obtener en estos ultimo meses tan ajetreados.
Meses en los cuales su padre no se ha cansado de enseñarle su "profesión"
Ser cruel, altanero y muy despiadado, o en pocas palabras, un completo sociópata.
...
De pronto, la puerta principal fue abierta y por esta misma cruzo el hombre actualmente mas temido de Berlín y casi toda Alemania. Estaba acompañado de dos guardias de seguridad a cada costado suyo, los cuales tenían una expresión inmutable en sus rostros que alertaba a cualquiera que cualquier jugada en falso no saldría para nada bien; sin embargo, su presencia no era ni por asomo tan amenazadora como la de aquel hombre de mediana edad, cabello oscuro y ojos tan negros como la obsidiana. Material que no solo es reconocido por su denso color oscuro, sino también por la resistencia y dureza de este, el cual se asemejaba mas a describir al duro y frío corazón de ese hombre.
Su expresión era impenetrable y su presencia era fosca y sombría, parecida a la que da un vil depredador a su inocente presa a justos momentos de dar fin a su vida de la manera más cruel y despiadada. Él podía ir siempre acompañado de sus fieles guardias a cualquier lado que vaya, pero todos ciudadano actual que viviera en Berlín sabia de lo que era capaz ese hombre y que tan totalitario podía llegar a ser con todo aquel que se atreviera a ir fuera de la línea que él mismo había trazado de manera tan tirana y despótica.
No por nada le tenia un miedo especial a pesar de ser tan cercano a su padre y a su vida en si...
—¡Todos de pie!-exclamó uno de los guardias a penas el hombre mayor colocó un pie dentro de la sala- El mayor dirigente hace acto de presencia. —Todos dentro de la sala se pusieron de pie e hicieron una respetuosa reverencia, guardando absoluto silencio hasta que el hombre se coloco lentamente en la punta de la mesa y se sentó de manera recta, firme e imponente—.
—Siéntense todos...—pidió con una dura voz que resaltaba fuertemente su característico acento alemán y que probablemente le daría un escalofrío a mas de uno en aquella mesa—Es un placer tenerlos nuevamente en esta sala de reuniones, y me alegra que hayan podido dejar sus obligaciones de lado para poder asistir a este anuncio tan importante. —dijo con falsa quietud y con un leve pero muy evidente tono de sarcasmo, pues todos en aquella sala sabían que él mandaba en todo y si él pedía algo todos tenían que correr a complacerlo, o de lo contrario la muerte seria para ellos una leve condena a pagar—.
—El gusto es nuestro, mi señor...— vociferaron todos los hombre de aquella sala, a excepción de su padre, quien seguía mirándolo de aquella manera tan intensa y aguda. Mirada que solo hizo hacerlo sentir presionado en cuestión de segundos y que una nueva inseguridad surgiera desde lo mas profundo de su ser. Su boca entorpeció y no pudo hacer mas que enmudecer ante la presencia de aquel hombre—.
Quería irse de ese lugar y perderse en la librería de su "hogar". Quería olvidar todo por una fracción de segundos y sentirse extraviado en un mundo de fantasía en donde él era un adolescente común y corriente que podía asistir a la escuela sin obtener las miradas despavoridas de sus compañeros y docentes y donde su inteligencia y capacidades valían mucho mas que la posición social de su padre y la de su "Tío"
—Mi señor, antes de que hable del tema para el cual nos cito, me complacería informarle que el Joven Ademaro, mi hijo. Ya cumplió la mayoría de edad y el entrenamiento salio perfecto, sacó un emblema maravilloso en batalla y psicología—informó con nada mas que superioridad y orgullo uno de los mayores integrantes del ministro de finanzas, aquel importante hombre encargado del sector económico del país—.
Jimin vio de soslayo al imponente hombre y sintió un resentimiento y aversión tan grande que pudo jurar que sus papilas gustativas percibieron un amargo sabor debajo de su lengua que lo llevaron al borde del disgusto total. Aquel "refinado caballero" si no se la pasaba hablando de lo fantástico y perfecto que era su hijo, se la pasaba siendo un completo idiota, incluso con él, quien en la privacidad mas de una vez lo injurio y lo hizo sentir un completo inutil a pesar de la gran posición que tenia gracias a su padre.
Apretó los dientes silenciosamente y bajó la mirada delicadamente, recordando vagamente al hijo del hombre, el cual desde muy pequeño fue criado para ser un total sanguinario. Alguien que no tuviera el mínimo miedo de enfrentarse a cualquiera, que tuviera la valentía de dirigir un país entero y que no tuviera el mas mínimo indice de torcer el brazo ante cualquier situación compleja y peliaguda.
Ese chico era un completo valiente, algo muy distinto y opuesto a lo que él era...
Jimin sentía un gran desacuerdo hacia varias situaciones que ha tenido que atravesar en su vida gracias a su amado padre, quien al ser hijo del canciller del presidente del tercer Reich, Adolf hitler, se esperaría sin mas que él fuera una maquina atroz, de presencia atemorizante y pensamientos dictadores y totalitarios, tal y como su presidente y como alguna vez lo fue su padre de joven.
Pero él era diferente, él lo sabía. Tenia conciencia de que algo en su forma de ser no encajaba y nunca encajaría con las fantasías e ilusiones que tenia su padre en cuanto a su futuro.
Desde muy pequeño amo la literatura y el mundo imaginario qué hay detrás de esas miles de palabras impresas en aquellos libros que él tanto amaba leer. Siempre fue fiel seguidor de los versos y de las mil y un maravillas que su imaginación amaba idealizar en sus sueños.
Recordaba vagamente como de pequeño su padre lo arropaba y le leía un cuentos de príncipes en donde este emprendía una gran aventura para rescatar a la dulce princesa de las letales y voraces garras del agreste dragón. También memoraba cálidamente sus primeros poemas y sus fallidos primeros intentos de escribir su primer cuento. En esos tiempos él era realmente feliz, o por lo menos lo era antes de que Adolf tomara el puesto de presidente y eligiera a su padre como su canciller y mano derecha.
Desde ese día su vida cambio completamente.
Ahora tenia prohibido salir a cualquier lado, se le impedimento estudiar y asistir a clases como un alumno común y corriente y aprender cualquier cosa que no sea lo que su padre y docentes privados no le enseñaran.
Desde que Adolf asumió el liderazgo y su padre el puesto de canciller, su vida se resumió únicamente en ordenes y mas ordenes como "Jimin será esto y aquello" "Jimin tienes que hacer esto y ser el mejor" "Jimin debes cambiar esto y esto" "Jimin haz esto y luego esto y blah blah" recibía demasiada palabrería demandante junto a expectativas que sentía que nunca iba a poder cumplir y saciar.
Eran demasiadas reglas y dictámenes para su pequeño y limitado consciente, el cual tuvo que aprender a lidiar con él con el tiempo; sin embargo, si había una regla que no podía dejar pasar y que pocas veces no lo tenia fúrico con su vida y su estatus social, era la regla de: "NO libros"
Desde que el presidente asumió el cargo presidencial, los libros, los diarios, las revistas y cualquier cosa que enseñara algo distinto a la actual ideología era censurado y quemado. Y en los peores casos, los mismos escritores eran apresados, encerrados y luego fusilados enfrente de todo el pueblo.
<<Para que vean que este gobierno no es un juego y que el que se atreva a desafiar lo impuesto, será brutalmente torturado hasta la muerte>>
Fueron las mismas palabras del presidente en cuanto el primer escritor cayó en la tentación y escribió barbaridades en contra del gobierno tan totalitario que Adolf estaba creando.
Jimin detestaba tanto todo eso...¿acaso no era suficiente una simple advertencia?
Él veía al presidente, a los ministros, a los doctores y todo aquel que pertenecía sentado en la mesa con intensiones una más maliciosa que la otra. Incluso veía a su padre y se sentía completamente desencajado con todo el entorno al cual fue sometido sin razón de rechistar.
Desde que los libros fueron prohibidos, tuvo que hacer magia y fingir unas cuantas lagrimas en sus cumpleaños para que su padre viajara hasta Francia y le comprara unos cuantos libros de fantasía y ficción.
Los amaba, eran su tesoro más preciado y lo único que lo lograba mantenerlo completamente cuerdo en aquellas gigantes paredes del gobierno.
Jimin era alguien completamente impredecible y eufórico, alguien que actuaba muchas veces por impulso. O por lo menos eso era antes de que su mundo se limitara a las paredes de aquella gigante casa y que su única distracción y diversión sean unos cuantos libros viejos. Sabía perfectamente que era un joven muy inteligente genio de las matemáticas, simpatizante del psicoanálisis y un completo aficionado de las letras; sin embargo, también estaba consciente que había todo un mundo allá fuera que aun no conocía y del cual era completamente ignorante.
Comprendía que había cosas de las cuales simplemente no tenía conocimiento y tal vez eso era lo que mas inquieto y ansioso lo tenia estos últimos años.
Estaba perdiendo años de su vida en la parcial ceguedad y no podía hacer nada para cambiar las cosas.
O por lo menos eso creía...
—Que bueno que menciona eso Señor Lébedev, justamente de eso quería hablar hoy en esta junta.—volvió a hablar el líder, sacando súbitamente al muchacho mas joven de aquella sala de sus insufribles pensamientos—Verán caballeros, como algunos ya sabrán, se estuvieron informando movimientos extraños del bando enemigo cerca del lado sur del lago de Heiliger, y sobra decir que podemos estar corriendo un peligro brutal, especialmente yo que soy su blanco principal-informó con un claro tono de odio en su voz al referirse al otro bando enemigo—Si los cité, fue únicamente para informarles que en el día de la fecha, luego de una larga charla con el Canciller Park, ambos decidimos culminar la decisión de mi sucesor y el siguiente a tomar el liderazgo del país en la unica y exclusiva situacion en la que yo me haya sin vida en manos del enemigo.
Todos los hombres que yacían sentados en la mesa se miraron brevemente entre si con la duda destellando en sus viles ojos, murmurando pequeñas conjeturas y suposiciones sobre quien seria el siguiente al mando de Alemania. Absolutamente todos estaban ansioso por saber quien seria el afortunado, pues no solo el ministro de finanzas tenia a su hijo luchando por ese puesto, sino que también era territorio peleado por los hijos de todo el gabinete de Hitler. Desde el ministro de aviación, hasta el de agricultura, trabajo y justicia. Todos querian ser padres del siguiente líder a elegir por el mismísimo Adolf Hitler.
—Fue algo complicado de decidir ante tantas buenas opciones. Como lo fue con su hijo Lébedev, o usted, señor Kozlov. Debo de admitir que su hijo Lenin me sorprendió bastante—halagó mientras se levantaba de su asiento y comenzaba a caminar en círculos por alrededor de la mesa, ignorando como sus ministros se colmaban y llenaban su pecho de orgullo y vanidad—Pero con él señor Park, decidimos que la mejor opción para que sea el próximo dirigente de este gobierno tiene que ser alguien duro, inteligente, voraz y muy MUY valiente.
Remarcó sus últimas palabras en un grito que alarmo a mas de uno, ese hombre podía medir la estatura media y tener una complexión delgada y casi escuálida, pero su presencia era tan atemorizante como entrar desnudo a una jaula de leones hambrientos.
Jimin bajó las manos hasta debajo de la mesa y las apretó con inquietud, pensando penosamente para él y para su padre que él solo poseía una de esas características y hasta a veces sentía que ni la inteligencia pertenecía a unos de sus rasgos.
—Yo, Adolfo Hitler, les informo desde hoy, quince de septiembre de mil novecientos cuarenta y cinco que el joven Park Vaciliev Jimin, será mi selecto sucesor.
De pronto los murmullos pararon de golpe y el ya no tan frío ambiente volvió a tensarse tanto como un cuerda de pescar atrapando una vigorosa presa inquieta por escapar de la muerte que aquel filoso anzuelo le dictaminó desde el momento en el que cayó ingenuamente en el estúpido señuelo.
Así o similar se sentía el joven que ahora estaba tan pasmado como todos en aquella mesa, quienes voltearon a verlo en conjunto y le brindaron una mirada peor a la anterior.
Su boca se seco y su garganta se cerro de golpe, creando abruptamente en su estomago un nudo que ni el marinero mas profesional seria capaz de deshacer.
Sus ojos azules se dilataron y no fue necesariamente por el placer de la repentina y para nada esperada noticia, sino mas bien por aquella sonrisa llena de orgullo y nuevas expectativas que le estaba brindando su padre.
Expectativas que estaba seguro que no podría cumplir ni porque volviera a nacer.
<<Ay padre mío...¿que haz hecho?>>
Fue lo ultimo que pensó antes de que la angustia colapsara su sistema nervioso y que aquellas miradas tan evaluadoras lo juzgaran tanto sin necesidad de palabras o acción.
Era el elegido, el siguiente a gobernar y el próximo a ocupar el puesto por el que miles y miles de personas pelean cada año.
Quiso verle un único punto bueno a la situación, pero no fue capaz de encontrar nada, mucho menos cuando se de cuenta que esta decisión por parte de su padre traería consecuencias grotescas a su vida. Consecuencias que no tendrían retorno alguno.
Estaba completamente a la deriva sin siquiera haberse acercando al precipicio.
...
Hwhwj pésima portada ;^;
Whjwke de esta historia tengo 5 capítulos más en borrador, si les llama la atención puedo publicarlos 👉👈🥺
Gracias por leer y otra vez, muchas gracias por la oportunidad ♡♡♡
Quiero hacer de esta historia una narrativa más seria svshk espero de verdad que no les aburra :(
Sin más, gracias por leer♡
-Moonie~
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