Episodio 1 + 2 - pagado de luz -

—Editado—
Febrero de 2025

En Una habitación con las luces apagadas se encontraba cierta Hueväri acostada, durmiendo sin preocupaciones en la vida.
Cosa que ella por supuesto tenía como cualquier otro pero al dormir todo se puede mandar al carajo.

La habitación se comenzó a llenar de cierta luz cuando los rayos del sol pasaron por la ventana de la habitación, que quedaba justo debajo de la cama.

Los pajaritos comenzaron a escucharse,  los autos aumentaban su ruido y los gritos de las personas escándalosas empezaron a empezar.

Aunque nada de eso podría despertar a la protagonista de esta historia.

La alarma de su celular comenzó a sonar.

" ...Cause my favorite music's your ahh ahh. Cause my favorite music's your ahh ahh"

La constante canción comenzó a llenar la habitación, provocando que la chica se levantara y de mala gana tomara su celular para apagar la alarma.

Cuando la alarma del celular fué apagada tú ojos se quedaron en una esquina de la habitación procesando como iba hacer hoy tú humor.

— Mierda... Rasmus volvió a tomar mi celular.

Mencionó pasando su mano por la cara.
Se levantó de la cama a tientas mientras arrastra va sus pies por el suelo como si no tuviera alma propia y estuviera divagando por una vida propia.

Al caminar a la cocina Se preparó un café caliente y mientras esperaba a que la cafetera electrica hacia su café tal vez tenía algo de tiempo en comer un poco de cereales con leche. Se posicionó para dar un pequeño salto y alcanzar la caja de cereal, al estár en un estante alto de le dificultaba alcanzarlo.

El tiempo había pasado y el café listo estaba.

Tomó una pequeña taza dónde sirvió el café y lo tomó como si se tratase de un shot de tequila.
Después de comer el cereal de manera apresurada se cepilló los dientes con mucha delicadeza.
Caminó hacia su armario, tomando cualquier ropa que te sea cómoda y bonita como para salir al exterior de su cueva bien decorada.

Tomó sus llaves y salió de casa asegurándose de que todo estaba tan cerrado como podía estarlo.

Al caminar por las calles principales de aquella ciudad se podía ver a Tantas personas caminado hacia lugares distintos, pero eso a ella no tenia qué interesarle. solo quiere que este día de trabajo no sea como los demás, haciendo turnos dobles, lidiar con clientes fastidiosos, remplazar cajas del almacén. Ella odiaba eso.
Pero más odiaba las costantes criticas y burlas de Rasmus  hacia su persona.

—"Aunque Rasmus fuera el último hombre del mundo jamás, nunca, ni en otro universo paralelo se enamoraría de ese idiota" — pensó para luego colocar su bolso en medio de su estómago causandole seguridad.

A intentado contarle a sus otros compañeros de trabajo pero ellos solo lo regañan como si de juna burla lo tratasen y al día siguiente lo hace peor.

— solo tengo que aguantar un poco más....ignorarlo, no quejarse, no hablarle de manera que el lo tome como ofensiva o personal, hacer lo que el quiere, aguantar sus burlas sobre mi estatura, cubrirlo en dobles turnos. No contarle al jefe que me deja sola en la tienda para ir de fiesta con sus amigotes....¡Bien! Solo tengo que aguantar así hasta más de un año para poder pagar la renta de mi casa durante un año.

Sonrió dándose ánimos así misma Pero después sus orejas puntiagudas decayeron.

— a quien engaño — su ánimo bajo en picada.

¿Los derechos humanos estaban cerca de ella?

Su vida es una Mierda...¿cuántas veces lo había dicho ya?

Se giró en una esquina al ver la tienda en la que trabajaba.

— bien aquí vamos — con la mayor naturaleza del mundo abre la puerta de la tienda, la campanita de la puerta hace su habitual ruido al entrar.

Saludó algúnos de sus amigos clientes que estaban a esas horas comprando y se dirigió hacia la sala de empleados, dónde en vez de verlo vacío se encontraba cierto Hueväri de betas moradas sentado en una mesa con sus pies encima de ella. Rasmus estaba sentado ahí sin hacer nada, solo desaprovechando oxígeno.

El ni se inmuta a voltear la mirada de su celular para dar los buenos días, la chica solo colocó tu bolso en la mesa para luego en la mesa de Confituras para empleados tomar un zumo de cartón pequeño.

— llegas tarde tarada —  hablo el idiota de tu compañero — pensé que me crecería la barba si esperaba por ti.

— Buenos días para ti también, Ras — te sirves el zumo que tenías en la mano sin darle importancia a Rasmus.

— tienes suerte de que no le diga a mi padre, últimamente estás llegando tarde! soy un buen tipo —  sonrio de manera hipócritamente para despegar su mirada de la chica — menos mal que tomé tu celular para hacerte despertar más rápido. ¿Te gustó la canción que coloque a tu alarma?

— primero que nada:  la canción es linda, ¿pero porque justo tenías que poner esa parte? Y segundo: ¿porque carajos tomaste de nuevo mi celular? — se cruzó de brazos.

— Tómalo como coqueteo — rio mientras deslizaba la pantalla de su celular.

— si, muchas gracias gracias señor rasmus Debería de alargarlo más seguido — absorbió de el popote de su cajita de zumo con enojo.

— creo que eso no estaría mal. Cambiado el tema, he buscado por internet alguna iglesia bonita por estás zonas, te interesa ver? Es para nuestra futura boda — sonrió mostrado un colmillo.

La cara de la chica sintió que hacia un gesto de desagrado y repugnancia causando que se diera media vuelta para que su compañero no le viera el rostro.

— dura de roer, me gusta. bien, ya has llegado aqui que me marcho — se levantó del asiento para ir a cambiarse de ropa.

— ¿que? ¿Me dejas sola de nuevo? Oye es tu responsabilidad trabajar, y supervisar me.

— tu no eres la jefa, mi padre lo es y tu — le señalo con su dedo — no le dirás nada a mi padre porque si lo harías algo más saldrá de mi boca y tu despedida de este lugar probablemente

- ......no.... — bajo la cabeza con sus orejas caídas al suelo.

El chico miró este comportamiento de la chica y solo hizo una gesto de disgusto Pero colocó su mano en la cabeza de la chica palmeando su cabeza como algún tipo de consuelo.

— bien linda, me voy a ir de fiesta con unos amigos, que te vaya bien — tomó su mochila.

— pero si son las 9 de la mañana, te vaz a emborrachar tan temprano?

— Problemas de adolescente — levantó sus hombros con desdén.

— Pero eres mayor que yo — el chico solo rio.

— adiós cariño — el salió de la tienda, veía como su moto de iba a gran velocidad de la tienda.

Este hombre....es muy tsundere y bipolar. Es peor que una mujer embarazada.

....

Me cambie de ropa a mi uniforme, fui al mostrador a atender los clientes que llegaban. Estás horas.

La mañana transcurrió tranquila hasta que Rasmus me llamo por teléfono.

Tome mi celular, mire la pantalla donde el nombre de Rasmus apareció en la llamada y le contesté

— hola, Ras — conteste de manera no tan alegre.

(—tarada, mi padre llamo, preguntándome si estaba trabajando y--)

— dejame, adivino, le dijiste que estabas dando tu mejor esfuerzo, el no lo creyó y está apunto de llamarme cierto? — hablaba con el mientras atendía a el último cliente que estaba en la pequeña cola que había anteriormente — ¡muchas gracias vuelva pronto!

Le hablaste a el cliente cuando se marchó y luego volviste a estar presente al celular.

(— bueno ya lo sabe, te dejo eso en tus manos ah y te toca hoy turno doble — el colgó el celular)

— .....hijo de tu....¡tia!— hice un pequeño berrinche, dando pequeñas patadas al suelo y mordiendo una revista como si se tratase de un perro.

Mientras hacia mi ridículo con la revista en mi boca que me llenaba la boca con sabor a papel.
No me di cuenta de que un cliente estaba observando todo mi berrinche desde principio a fin.

Al darme vuelta y ver a un cliente quite la revista de mi boca y la eche a la basura a un costado mío.
Sentí como mis mejillas se comenzaron a sonrojadar por la vergüenza di un paso atrás.

— ¿H-hola? Que se le ofrece.

— hola. buenas tardes para usted también señorita — el chico colocó la cesta de compras en el mostrador.

Era un chico con cabello blanco y rallas rojas en su pelo, era mucho más alto que yo tal vez unos 1.94 centímetros si no me equivoco. Sip,
Es un nuevo cliente. Nunca lo había visto desde que trabajo aquí, tal vez de mudo recientemente o no acostumbra comprar aquí.

— disculpe mi atrevimiento pero, es la primera vez que viene a este súper, ¿No? — estaba escaneando los productos.

— oh...si la tienda a la cual yo suelo ir estaba cerrada y caminando encontré esta — habló de manera tranquila con una paz que se transmitía.

— entiendo — seguí haciendo mi trabajo. Cuando terminé de escanear todo coloqué todo en una bolsa entregándolo al cliente. El Hueväri cuando tomo su bolsa y empezó a buscar entre su abrigo su cartera para pagar.

Mientras esperaba que el pagara tomé un bastón de caramelo — tome, cortesía de la casa por la vergonzosa escena que tuvo que presenciar.

El chico te pelo blanco con rayas en rojo, tomo el caramelo, nuestras manos se tocaron un poco y me hizo sentir.... nerviosa.

- g-gracias, y no, no fue una escena vergonzosa, me hizo sentir mejor en este dia.

— Me alegro de que le haya echo sentir mejor...pero es demasiado vergonzoso.

— haha, gracias de todas formas — sonrió el chico con un pequeño sonrojo qué pude notar en sus mejillas.

— Bueno no hay de que. Puede contar conmigo para cualquier cosa que le ayude — sonreí de una lado.

— mucha gracias señorita...hmm

El miro mi placa del uniforme que solo tenía nombrado mi apellido

— oh, no puedo decir mi nombre por cuestiones legales del trabajo, perdone.

— descuide,mi nombre es Damon, es un placer

— el placer es mío, Damon — Rei entre dientes.
El pagó el dinero cuando iba a devolverle el cambio solo sonrió y con su mano apartó mi mano de manera delicada.

— quédate con el cambio — me sonrió mientras tomaba la bolsa.

— muchas gracias, vuelva pronto.

— si, lo haré — el se despidió de mi con la mano mientras aún me sonreía

Sonreí, mire al cielo, había unas cuantas nubes negras.

— maldición, no traje mi paraguas, porque siempre me pasa esto. Desgracia de mi vida.

Mi teléfono sonó, mire en la pantalla y era el padre de ras, mi jefe.

— H-hola señor.

(- buenas tardes ____ )

— Buenas tardes señor, ¿Se le ofrece algo?

(- bien, creo que ya sabes porque estoy llamando, ¿mi hijo Rasmus está trabajando?)

— bueno...— mire hacia la tienda, no había nadie más que yo y los clientes que estaban comprando - si! El está en la sala de descanso señor, termino de atender unos clientes y se cansó así que ahora es mi turno he..he.

(— Ya veo, bien, me informas cualquier cosa que ocurra)

— si señor — colgué la llamada, puse mi celular a un lado mío suspirando.

¿Era realmente tan necesario cubrir a Ras?

El nunca hizo nada por mi más qué criticarme y decirme cosas hirientes.

Apoyé mi cabeza en el mostrador dejando todo escapar de mi boca con un gran suspiro.
Después de un momento una extraña sensación de maldad recorrió mi espalda esto causo que me diera escalofríos y mi piel se erizara.

— ehh....-mire atrás de mi, justo en la ventana — ..... R-Rasmus?

El me estaba mirando atraves de la ventana, sus ojos parecían más enojados hacia mi que de costumbre.

Entra por la puerta yendo directamente a el vestidor sin mirarme o saludarme.

me mantuve callada mirando cada movimiento de el.

— ya me voy, olvidé el carnet de conducir solo vine por eso, así que no te ilusiones, no trabajaré contigo —  me enseñó el carne de conducir, cuando abrió la puerta empezó a llover.

— ....... mierda! — se quedó mirando la puerta, dió un pequeño vistazo hacia mi.

Yo giré la cabeza hacia otro lado evitando cualquier contacto visual con el, ahora mismo no era la mejor idea mirarlo.

— oye, ___ no tienes un paraguas? — sellalo su moto afuera mojandose.

— Hmm no, dejé mi paraguas en casa — dije mientras acomodaba algunas cosas en el mostrador.

— ni para eso sirves — soltó como un susurro Pero se pudo escuchar perfectamente.

— ¿ perdón...? — pregunte exclamandole y quería respuestas cuando en ese preciso momento un rayo cayó cerca de la tienda siendo precios en un poster de electricidad llevándose toda la electricidad de las zonas cercanas.

La luz se fue dejando todo muy oscuro, como en la película de terror.
Solo que aquí no hay un asesino escondido ¿No?.

— ¡¿Que ah pasado?! Se ah ido la luz — los clientes decían en murmullos.

— ¡Mamá! Tengo miedo — la voz de un niño se pudo escuchar.

— Me lleva la chinga-

— ¡Cierra el osico!

Los clientes se comenzaron a paniquear, al no haber luz y la lluvia empeoraba todo se hacía más complicado, ellos querían salir a sus casas donde estaban seguro no es una tienda de comestibles.
Algunos se iluminaban con la
Linterna de sus celulares, otros con algunas barras de luz y otros solo se acercaban a los que tenían luz.

— perfecto, La luz se ido y está lloviendo, y mi moto se estaba mojando!, gracias tarada! — exclamó el chico quitándose su chaqueta y camiseta para luego Salír a buscar y entrar la moto a la tienda.
Nadie era tan tonto como para dejar la moto afuera.

No entiendo cómo el jefe tuvo a un hijo tan desgraciado como Rasmus, me compadezco de él.

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