-Hoy es su cumpleaños. -dijo el pelinegro- Seria bueno que vayas a verlo.

Ese día el sol relucia como nunca antes, pero NamJoon se rehusaba a salir, Hoseok golpeaba a su puerta, sabia que sus promesas no durarían mucho, menos ese día. No cuando ella estaba en todos lados.

-¡No puedo! -grito, sintiendose impotente- ¡No puedo verlo a la cara aún, no hoy!

-Iremos al cementerio, luego a casa de JungKook, todos esperan que estés en el primer cumpleaños de tu hijo, Joon. Nunca lo has visto más que el día de su nacimiento, merece conocer a su padre, sabes que él no tiene la culpa, ¿Ó acaso lo odias?

¿Odiarlo? No, nunca podría hacerlo, era solo un bebé, no tuvo la culpa de lo que sucedió. Se levanto de la cama, camino hacia la puerta y la abrió, encontrándose con un Jung preocupado. ¿Quién iba a decirlo? Al final resultaron ser buenos amigos.

-Lo siento. -tembló, había ojeras bajo sus ojos- ¿Puedes llevarme?