✧7✧

Separar los sentimientos de mis recuerdos fue la única forma, en la que Zean aceptó ayudarme a recuperarlos. Él tuvo el poder para devolvérmelos todo el tiempo, pero decidió no interferir en cuando pedí que se alejara.

Para un mitad demonio como él, los sentimientos y pensamientos humanos no eran del todo comprensibles. Zean no sabía cuando hablaba en serio o solo bromeaba, en la mayoría de veces que lo regañé, él optó por pensar que era una broma.
Aún así fue cuidadoso para no interferir más de la cuenta. Es por eso que, aunque tenía el poder para ver mi pasado, no lo hizo y respeto mis palabras en ese sentido. Era algo molesto, porque tampoco entendía su curiosidad, que lo obligaba a insistir en ocasiones para averiguar más sobre mí.

Zean se aferraba a que lo acompañara, porque fui la única persona que le demostró algo de bondad. Él podría tener un aspecto peligroso, pero era muy similar a un cachorro que buscaba afecto. Me sentí muy tonta por no querer escucharlo antes y siempre estar a la defensiva, queriendo hacer las cosas a mi modo. Pensaba que por ser un demonio, él sería más fuerte. Supongo que, aunque quería creer lo contrario, yo realmente lo veía como un instrumento y no como un compañero. Ya no lo haría.

Después de tener mi memoria de vuelta. Los fragmentos de mi pasado, me parecían tan extraños como absurdos.
Era como ver una película desde los ojos del protagonista, pero sin los sentimientos y emociones que hay en cada escena. Era una película vacía y sin sentido. Después de verla, entendía porque Zean decidió tomar los sentimientos y no devolvérmelos, dijo que ese sería el pago por mi deseo extra, pero en realidad parecía su forma de protegerme. Se llevó todo el dolor, pero también toda la alegría y sentimientos cálidos, quizá ese era el verdadero costo que debía pagar. Me daba igual, para mí era mejor no tener esos sentimientos.

El recuerdo de mis padres era lo que más apreciaba, pero también era la razón de mi odio y deseo de venganza. Tal vez Zean se quedó con los sentimientos que tuve en aquellos tiempos, pero su hechizo no evitaba que sintiera algunos chispazos de emociones al rememorar las imágenes de esos momentos. Quizá era porque estaba acostumbrada a la decepción, que el sufrimiento y la tristeza eran las emociones más familiares para mí. Tal vez por eso relacionarlas con esos recuerdos tristes fue casi natural, sin embargo no sabía que hacer con los recuerdos felices.
Si bien había tenido momentos de satisfacción, detestaba la idea de volver a sentir una calidez como la anterior. Solo una vez me atreví a estar cómoda en un lugar y con una persona, pero lo único que conseguí fue experimentar un sentimiento mucho más intenso y doloroso al verlo morir. Entonces no, no quería volver a sentirme feliz si eso significaba caer nuevamente. No quería volver a caer incluso más bajo que la vez anterior.

Hice a un lado los pensamientos inútiles y me centre en lo que sabía sobre mi mundo de origen. El planeta estaba gobernado por una raza de humanos que tenían semejanzas con los vampiros, pero no eran completamente demonios. Seguían siguiendo humanos, aunque tenían algunos atributos de fortaleza, estaban llegando a su extinción en la guerra contra una raza primigenia. 
Mis padres que fueron parte de un experimento del gobierno humano en el siglo LXXX, escaparon del control de aquel proyecto justo cuando el caos se desató. Me tuvieron a escondidas y me protegieron del mundo exterior que anhelaba el poder con el que nací. Ellos lo ocultaron y nunca me enseñaron a controlarlo, pretendían sobrevivir a escondidas hasta que el gobierno volvió a encontrarnos.

Lo único que les importaba a esos grandes cargos, era mi don para viajar entre dimensiones y me mantuvieron cautiva, explorando el alcance de mi poder. Necesitaban una forma de sobrevivir y extraer recursos o colonizar otras dimensiones para su beneficio, pero ninguna de esas cosas era viable. Ellos no podían permanecer fuera de su mundo por mucho tiempo y yo era la única que les podía permitir sobrevivir a los viajes. Con el tiempo, lograron crear una puerta segura usando mi sangre en los relojes, pero seguían sin poder sobrevivir por mucho tiempo en un mundo que no era el suyo sin mi intervención, así que decidieron que explotar recursos de otras dimensiones era lo mejor y más seguro.
Para entonces mis padres encontraron una manera de salvarme y se revelaron nuevamente. Ellos poseían un ADN diferente e incompatible por los experimentos a los que fueron sometidos. No podían tener más hijos y mi propia existencia se volvió un milagro. Mi ADN resultaba imposible de comprender y replicar. Para los científicos, yo era la única con la habilidad que ellos buscaban y cualquier método de clonación también era inviable. La vida de mis padres, ya no estaba garantiza en cuando se dieron a conocer aquellas pruebas. Así que un día, ellos simplemente decidieron destruir el laboratorio, no tengo recuerdos exactos de cómo lo lograron, solo sabía que lo habían hecho a costa de sus vidas.
Usaron el reloj como una forma de regular mi poder y borraron mi memoria, antes de enviarme a otra dimensión. Ellos no tenían forma de saber que aquel reloj seguiría conectado de alguna forma a aquel lugar y que quiénes sobrevivirían estarían detrás de mí. Es así como empezó mi viaje, siendo perseguida por aquellas bestias y sin recordar mi verdadero nombre.

—Zoé —llamó Zean sacándome de mis pensamientos.

Ese nombre era tan extraño que parecía irreal, sin embargo fue con el que me bautizó mi padre. Mientras que Galya era el nombre de mi madre y el que decidí seguir usando.

—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó al ver que no volteé a verlo y en su lugar le di la espalda.

El mundo en donde estábamos era al que tanto quería llegar. El año 8023, pero una vez ahí lo primero que hicimos fue escondernos por el decadente estado de aquel mundo en guerra. El aire era apenas apto y caminar por las calles vacías era más aterrador que escuchar las explosiones a la lejanía. Era una guerra extraña y enigmática.

—Debemos ir hacía el este, el laboratorio subterráneo está ahí. Planeó enfrentarlos y ganar —propuse en realidad sin una táctica en mente, solo quería saber quiénes habitaban aquel lugar.

—Ese no es un plan.

—Lo sé, pero no quiero seguir huyendo —repliqué y lo dejé atrás—. Si no quieres venir está bien, regresa al mundo anterior, Zean. Adiós.

—Mi nombre era Alister —respondió.

—Ya te dije que no quería saber de tu pasado. Sin embargo, cuéntamelo algún día, cuándo nos volvamos a ver —dije en respuesta para irme primero. 

Supuse que él intentaría detenerme,  así que me apresuré a escapar de su vista. Todavía había mucho que no sabía sobre Zean, pero haberme dicho su nombre real, que era de los pocos recuerdos de su pasado antes de ser un peón de la iglesia debió ser difícil. Aun así no podía quedarme con él, por mucho tiempo. No quería involucrarlo, a menos que él lo hiciera por su cuenta, pues tenía la sospecha de que si se lo pedía, él me pediría algo a cambio. Lo que quería era destruir aquello que mis padres no pudieron y para ello no me importaba arriesgarlo todo por mis propios medios, por última vez.

Me dirigí hacia el lugar que recordaba. Pero cuando llegué no habían más que los escombros del laboratorio. Parecía que alguien ya se había encargado de desmantelar el lugar y aniquilar aquellos últimos sobrevivientes que me buscaban. Bajé por las instalaciones del lugar y solo encontraba rastros de desastre como si un huracán hubiera arrasado con todo. Ahí abajo parado, sosteniendo por el cuello al último científico con vida estaba Zean.

El portal de las bestias a su lado estaba destruido y solo quedaban rastros de collares que nunca más serían utilizados para darme caza. Aquel demonio implacable, había asumido la tarea de destruir todo en mi lugar.

—Tienes algo que decirle, este es uno de los culpables de lo ocurrido. —Zean lanzó al sujeto a mis pies, al verme llegar.

—¿Algo que decirle? Bien, espero que su civilización terminé en agonía hasta el final. Porque yo nunca salvaré este mundo —afirmé  tratando de no evocar sentimientos, que me hicieran perder la calma en cuándo vi una sonrisa formarse en la comisura de los labios de aquel sujeto.

—Dices eso, y aún así estás aquí. No importa a dónde huyas estás obligada a salvar este mundo, si quieres preservar tu vida, lo harás—alegó antes de que pudiera callarlo.

—¿Qué quieres decir? —Zean interrumpió volviendo a tomarlo del cuello.

—¿No lo sabes? Ella está conectada a este mundo, ya que nació aquí, esta es su dimensión de origen. Si este mundo es destruido ella también...—reveló antes de que lo noqueara con el primer objeto pesado que encontré.

Probablemente fue un microscopio o algo similar, pero si servía para callarlo no me importaba usarlo.

—¡Zean no lo escuches! —ordené sabiendo que era tarde.

—Si este mundo es destruido entonces tú...

No lo dejé terminar esa frase. —Yo estaré bien, te tengo a ti después de todo. No importa lo que pase con esta dimensión, vámonos —dije para persuadirlo y lo insté a seguirme.

«No importa que tan fuerte sea ese ayudante tuyo, tú también perecerás» —escuché la voz de aquel científico, que yacía en el suelo moribundo.

Decidimos dejarlo en el lugar sin importar si sobrevivía o no. Podría haber jurado que seguía inconsciente, pero esas palabras no parecían provenir de otra persona. Zean no logró oírlas o al menos no lo demostró, por lo que me dejaba más tranquila. No tenía intención de preocuparme por el destino de aquel mundo, que ya no consideraba mío.

Mi pesadilla de los últimos años parecía haber acabado. Solo me quedaba despedirme del recuerdo de mis padres y mi vida en aquel mundo en ruinas. La guerra que no me pertenecía seguía librándose en aquella dimensión, y lo que sucediera no me importaba.

Antes de irnos, decidí regresar a un lugar que conocía muy bien. La antigua cabaña en donde viví por un tiempo pacíficamente con mis padres, estaba destruida al igual el resto de la ciudad. Ahí en una de las rejillas que cercaban el jardín anudé el listón con el que solía atarme el cabello. Resultó que ese viejo trozo de tela, que rara vez solía usar, fue una vez el preciado regalo de mis padres. Ahora que sabía sus nombres los escribí en la tierra y me despedí de ellos en silencio.

—¿Estás segura de dejar esto aquí? —preguntó Zean señalando el listón.

—Sí, yo ya no pertenezco a ningún lugar. Al menos por ahora —respondí dejando aquella ofrenda de lado.

—Debe ser doloroso despedirte de ellos. Aunque no tengas emociones en tus recuerdos, la vida que compartimos me hace sentir parte de lo que experimentas ahora. La opresión en tu pecho, es definitivamente...

—El dolor hace a las personas más fuertes —dije para interrumpirlo. Sonreí hacía él y le extendí mi mano esperando a que cediera ante mí—. Quiero ser más fuerte, ¿serías mi apoyo? —añadí siendo la primera en alcanzarlo para tomar su mano directamente.

Zean pareció pensar en su respuesta antes de contestar.

—Seré tu aliento, ese que te mantiene con vida y te recuerda como volver a empezar —respondió agregando fuerza extra a nuestras manos unidas.

—¿Qué fue eso? No tienes que ser tan directo —sonreí y no pude evitar estallar en risas.

—¡Tómatelo en serio! Te ofrecí mi ayuda, pensando que estabas por llorar. Los humanos son demasiado volubles —gruñó notando mi buen humor.

—Lo siento, estoy agradecida, lo juro —respondí entre risas—. Vamos al siguiente mundo, tengo una idea de cómo hacer una fortuna —aseguré pensando en la forma en la que viviríamos de ahí en más.

—¿Quieres ser rica?

—Por supuesto. Créeme algo que aprendí en mis viajes, es que el dinero mueve al mundo. Será divertido.

—De acuerdo. Siempre y cuando te quedes en donde pueda protegerte, estará bien —respondió despreocupado.

—¿Qué quieres decir? —le cuestioné algo nerviosa y con el corazón golpeteando fuertemente en mi pecho.

—¿Lo olvidaste? Nuestro contrato y el hecho de que aún tienes que recompensarme, por dejar el mundo en el que casi me convierto en rey —susurró a mi oído como si se tratará de un secreto.

—¡Idiota! Tú fuiste el que decidió seguirme —reclamé, pero él abrió el portal detrás de nosotros con su reloj y me tomó de la mano guiándome hasta ahí.

No había razones para seguir pensando en lo que sucedería de ahora en adelante. De todos modos mi vida ya estaba atada a la suya.
Zean pensaba tener mi vida en sus manos y eso hacía las cosas más fáciles para mí, que de alguna manera planeaba ser, quién lo dominara, antes de que él lo notara.

Epílogo

Galya era única y aunque su viaje empezó para encontrarse a sí misma, descubrió que realmente nunca estuvo pérdida, al menos no de la forma en la que ella creía. Sentía dolor y remordimiento por su pasado, esperando un castigo que nunca llegaba, por el hecho de haber perdido el valioso recuerdo de sus padres y no poder despedirse de ellos. Sabía que debía dejarlos atrás, pero solo pudo hacerlo cuando conoció a Zean porque, aunque ella no se diera cuenta, su verdadero temor era estar sola. A Galya le quedan muchas cosas por aprender en el futuro y el destino de su dimensión de origen seguía siendo un misterio, pero como ella dijo, solo le importaría el presente.

Estamos por llegar al final, pero antes de eso. Todavía existe un misterio más, que quizá quieras revelar. Se trata del nombre del proyecto del que Galya y sus padres formaban parte.
Si eres de los pocos valientes que se atrevieron a llegar hasta aquí y quieres saber un poco más de los secretos que oculta aquella dimensión de origen, tienes suerte. El nombre del proyecto, ha estado aquí de principio a fin. Para encontrarlo solo debes unir la inicial de cada una de las palabras, con las que Galya narró los capítulos anteriores. Puedes dejar tu respuesta en los comentarios. Gracias por acompañar a Galya y Zean en esta aventura, hasta pronto.

✧FIN✧


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