Pienso que la vida es un riesgo. Que da miedo de cojones, sí. Que piensas que no estás a la altura en un bajo sin balcón, también. Pero simplemente tienes que cerrar los ojos y saltar. Saltar lo más alto que puedas, y saber que después viene la caída. Y que no te importe caer, porque allí estará el resultado de tu despegue. Y que los riesgos son vivencias de sabios, y que los sabios saben más que un nido de pequeños hipócritas que se creen que saber es escuchar y memorizar lo que otros te dictan.
Si hay un horizonte que perseguir, corre hasta que veas el fin del acantilado. Te aseguro que no morirás en el intento de continuar.
La vida es un acantilado infinito e invisible. Y lo que no se ve es lo que más miedo da.
¿Pero sabes qué?
Que me importa una mierda el temor a algo que ni siquiera hemos conocido, sólo es un rollo psicológico que nos han metido en la cabeza para evitar la rebelión de sus propios pensamientos.