hoy no
Tengo un puzzle echo pedazos en mi pecho.
Tengo una flor marchitada y a punto de abandonarme.
Tengo la última mirada de un crío llorando y la primera lágrima de una dama al perderlo.
Tengo una sonrisa torcida llena de rabia y dolor,
tengo el ruido de un bar de carretera metido muy adentro.
Tengo como recuerdo la última vez que me dijiste adiós, y la primera que nos presentamos.
Tengo las risas de invierno justo a la izquierda del pulmón.
Tengo como medalla las heridas en mis dedos, el nerviosismo de cada instante en el que me repetías que ya acabó.
Siento en mi garganta el terror al despertar cada mañana con el mismo amanecer a la espalda.
Escucho en silencio llover mientras ríen en las casas.
Canta mi sangre, escupiéndome en las venas hielo que abrasa dentro de mi.
Vuelan mis deseos como la nieve en abril.
Y mis en mis ojos cascadas cristalinas caen como rocas alcalinas en mis mejillas ardientes.
Las montañas están echas de pesadillas que en granitos de arena se convierten.
Y no es tanto el dolor que se siente como el que se presenta, no.
El doble de armamento ataca mis heridas, tanto las superficiales como las más profundas.
Piedras me golpean el cráneo desde dentro, cuchillos me apuñalan desde fuera, hedor a sangre noto a mi alrededor.
Hoy tampoco será el día en el cual mis lagrimas sean por una buena causa.
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