King Kong.

6.

Marco.

Escucho que alguien me llama y abro los ojos lentamente, vislumbro a Camelia y mi interior casi llora, era un sueño.

—Marco, ya está el almuerzo vamos  adentro—me levanto y camino  detrás  de ella hasta entrar a la casa.

Escucho risas mientras entramos al comedor, nos sentamos y veo como Luigi me mira con odio frente a mi en la mesa, Lucia lo golpea y deja de mirarme.

—Marco ¿como estas? tiempo sin verte—me saluda el señor Ernesto.

—Muy bien Ernesto ¿y tú?—él sonríe y empieza a contar todo lo de su empresa de carpintería y lo feliz que esta de que Sonia se decidiera a ser su administradora.

Terminamos de almorzar entre risas, ayudé a Carol a llevar los platos y a lavarlos, siendo perseguido por la mirada asesina de un pequeño niño de cinco años desde el otro lado de la isla que divide la cocina.

—Luigi, deja de acosar a Marco—frunce el ceño pero no quita su mirada de mi—es en serio, déjalo tranquilo—el bufa.

—Esta bien pero dile a tu King Kong que deje de tocar a Lucia—se acerca y me apunta con su pequeño dedo.—le haces algo a Lu o a mi tía y te mato.

—¡Luigi! no digas esas cosas—lo regaña Sonia—eso es por ver tantas películas de acción con tu abuelo—el sonríe y se aleja lentamente marcando así su amenaza.

—¿Todo bien?—pregunta camelia acercándose.

—Si, todo bien—seco mis manos y me paro frente a ella—ese Luigi es un peligro—ella se ríe y asiente.

—Y no has visto como se pone cuando Sonia trae a un chico—se ríe—es insoportable.

Yo me acerco más a ella y noto como se pone nerviosa, no debería estar haciendo esto pero ese sueño sigue tan vivo en mi mente que tengo unas ganas muy fuertes de recrearlo.

—Quiero que lo hagas—observo como sus labios se mueven al pronunciar esas palabras y la miro confundido.—quiero que me beses, hazlo—sonríe y acerca su mano derecha a mi mejilla y mueve su pulgar delicadamente.

—¿De verdad? ¿estas segur...—no me dejó terminar cuando sus labios ya están sobre los míos, moviendo los con fervor.

Pongo mis manos en su cintura atrayendo-la más hacia mi, muerdo su labio, lo succiono y lo acaricio con mi lengua.

—¡King Kong!—nos separamos por el susto que ocasiono el grito y vemos a Luigi con los brazos cruzados y el ceño fruncido—aléjate—amenaza.

—Luigi ya, déjalo en paz—la mira molesto pero no cede—le voy a decir al abuelo para que no te deje ir al viaje—sus ojos se abren en sorpresa.

—No tía, no lo hagas—ella cruza sus brazos y lo mira seria—yo dejo en paz al King Kong pero no le digas nada al abuelo—suplica.

—Trato hecho—el niño suspira—¿por qué le dices King Kong?—él sonríe.

—¿No ves que es grandote? es King Kong—se va corriendo pero antes me mira con resentimiento.

—¿Que hice yo para que Luigi me odiara?—me acerco a ella tomándola por la cintura.

—Pues...tocaste a su hermana y besaste a su tía, ademas eres más guapo que él, te cree una amenaza—sonrío y la abrazo hundiendo mi cara en la curvatura de su cuello.

—¿Soy guapo?—ella se sonroja y me parta.

—No seas tan idiota King Kong—ella se cruza de brazos y sonríe.

—Porque tu si eres guapa, mejor dicho la más hermosa del mundo—se sonroja aun más, le tiendo mi mano y ella la agarra.

—Chicos—nos llama Carol—no vamos a poder salir hoy porque el auto no enciende así que salimos al amanecer—asentimos y Carol sigue su camino.

—¿Esto que significa?—pregunto señalándonos.

—Significa que estoy reconsiderando las cosas pero tienes que darme chance para pensarlo bien—sonrió y la atraigo hacia mi.

—Si con eso puedo estar cerca de ti y besarte, entonces estoy bien con eso—le di un beso en la frente y la abrace.


Subimos las escaleras y caminamos por el largo pasillo hasta llegar a una puerta pintada de azul.

—¿Es tu habitación?—ella asiente y voltea un cartel que esta en medio de esta y escribe un ''Lía'' en letra cursiva—¿Voy a dormir contigo?—ella se ríe abriendo la puerta y entrando.

—Claro, siempre que te quedas en mi apartamento lo hacemos—entro y cierro la puerta.

—Pero estamos en casa de tus padres—digo avanzando detrás de ella hasta detenerme en un ventanal que da al jardín.

—Marc, ellos son los más felices de que estés aquí—se sienta en el sofá que cubre el ancho del ventanal—porque ya sabes que después de lo de Even habían perdido las esperanzas de que alguna vez me fijase en ti por eso de que les caes muy bien—sonrió—así que el que duermas conmigo es lo que menos les importas ademas de que ya soy una adulta.

—Tienes razón—digo quitándome la camisa.

—Solo la camisa King Kong—sonrío y asiento mientras ella se levanta y busca algo que ponerse en sus cajones.

Miro hacia el jardín otra vez y vislumbro una sombra detrás del árbol en donde estuve dormido hace horas atrás, mi teléfono vibra con una notificación y lo saco azorado.

Abro la bandeja de mensajes y veo el mensaje nuevo.

Even: Te dije que te alejaras de ella, ahora que en tu conciencia queden las consecuencias de tu imprudencia e idiotez, amigo.

—¿Que te pasa? estas temblando—dice Camelia tocándome la mano.

Nervioso dejo caer el teléfono y me acerco a cerrar las cortinas de la ventana, me giro y la veo leyendo los mensajes del enfermo de Even.

—¿Por qué me ocultaste esto?—paso mis manos por mi cara frustrado y me volteo para ver entre las cortinas.

Me quedo mirando fijamente detrás del árbol pero ya no esta la sombra, ya no hay nada.

—Ven, vamos—me toma de la mano, me aleja del ventanal y me sienta en la cama.—dime Marco ¿por que no me dijiste?.—dice  poniéndose de pie frente a mi.

—No quería preocuparte, quería buscarle una solución y es que él esta tan enfermo, no quería exponerte, asustarte—sujeta mi cara con sus manos mientras me mira fijamente—entiéndeme, quería protegerte.

—Y te entiendo pero no debes ocultarme ese tipo de cosas, nos esta amenazando y tu quieres enfrentarlo solo—la tomo por la cintura y la siento en mis piernas—tenemos que buscar una solución juntos porque ambos estamos en peligro y no sabemos de lo que es capaz ahora él.

—Nunca pensé que mi amigo se convertiría en eso, que ese amor extraño que sentía se convirtiera en obsesión—ella acaricia mi cabello y yo pongo mi cabeza en su hombro.

—Él eligió su camino y no podemos hacer nada, no es nuestra culpa que él no haya sabido valorar, que haya visto todo como un juego, que se haya convertido presa de esa ambición que lo esta llevando a la locura—suspiro sin saber que hacer.

—No quiero que te haga daño, necesito que me prometas que si te llega un mensaje extraño o cualquier otra cosa fuera de lugar me avises, tenemos que estar juntos en esto—asiente y nos acostamos abrazados—jamas estarás sola mientras este vivo y él no podrá hacerte nada.

—Tengo miedo Marco, por ambos—le acaricio el brazo y ella cierra los ojos.

—Yo también Li pero tenemos que estar preparados para cualquier cosa—ojala todo fuera más fácil—ahora vamos a dormir que tenemos que despertar muy temprano—ella asiente y cierra sus ojos pegándose más a mi.

Me preocupa todo esto, ya fue capaz de agredirla y no quiero pensar en que más puede llegar a hacerle.

Cierro mis ojos pero el sueño no llega, solo me quedo buscando una solución viable para ambos.


Camelia.

Son las cuatro de la madrugada y estoy sentada en las escaleras de la entrada de la casa viendo como meten todo a la mini band.

Tengo mucho estrés y mucha preocupación, espero este viaje si sirva para distraerme porque el dolor punzante en mi cabeza amenaza con matarme si me quedo aquí.

Cuando todo esta listo, me subo al auto y me siento al lado de Marco, apoyo mi cabeza en su hombro y él toma mi mano y la besa.

—Todo va a estar bien, te lo prometo—yo asiento y cierro mis ojos tratando de creer que todo estará bien, que a Even se le olvidara esa estúpida obsesión y que nos dejara hacer nuestras vidas tranquilos.

***

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