Capítulo 8|sentimientos. (reescrito)
Suelto un bostezo dando por finalizado mi trabajo. Solo falta guardar el archivo con las últimas correcciones de un prototipo de portada para una de las clientes más importantes de la editorial y puedo retirarme. Se trata de Roxanee Silva, una de las escritoras que han revolucionado la escritura con narrativas de diversos géneros, es por ello que todo el equipo se esfuerza por darle la mejor atención, pues genera más de lo que otros escritores. En cierto punto me alegra, debido a que es una mujer la que engalana la lista y no un hombre con delirios de grandesa, sí, como Rainer.
En fin. Hoy, mis ánimos no eran los mejores por la mañana, así que a regañadientes asistí al gimnasio de la cuadra y al terminar mi rutina sustituí las prendas cómodas por algo más decente y que pueda ser visto en la calle mientras hago el super.
Ya es más que justo, hoy Myrthe hizo huevos sin sal y avena con agua
No sabía tan mal.
Shh, es momento de mi drama.
Guardo mis cosas en la carpeta que corresponde y trato de dejar todo acomodado para mañana, si Rainer no llega a tiempo para la junta, me tocará ser parte del equipo y defender mi trabajo, yo misma.
—La carpeta está en el escritorio, entrégala en el departamento indicado para la junta de mañana. — Informo a mi secretaria una vez que estoy fuera de mi lugar de trabajo.
Luce deja de teclear en su laptop y asiente sonriente. Es lo que adoro de ella, la sonrisa en su rostro que jamás desaparece sin importar que nos encontremos en problemas.
—Yo me encargo. — responde con la misma actitud. —Nos vemos mañana.
Me despido de ella agitando mi mano, como suelo hacer usualmente y me adentro al ascensor.
Mientras espero a llegar a recepción, me detengo a disfrutar la paz que he tenido en los últimos dos días; sin embargo, todo llega a su fin, y el viaje de Rainer por España, no es la excepción. Si todo sale como él lo planea, por la mañana ya estará rondando la empresa alterando a los empleados con su simple presencia.
Necesitamos más tiempo.
Efectivamente.
Las puertas se abren y Arrnie, alías mejor amigo de mi jefe, aparece de frente.
—¿Apresurada? — Infiere y peina su rubia cabellera con sus dedos como si simulara un peine.
—Algo así. — Hago espacio para salir del ascensor.
—Será rápido. — Chilla detrás de mí. — Esta noche haré una reunión en mi nuevo departamento para inaugurarlo; asistirán un par de secretarías, gerentes e incluso tu caliente asistente rayo de sol.
— Te pedí que la dejaras tranquila.— Me giro encarandolo.
—Y lo hice. — muerde su comisura inferior mientras sonríe. — No es mi culpa que nos encontráramos en un bar y que por casualidad ella se me haya lanzado, tampoco es mi culpa que se metiera en mi casa y cama.
—¡Arrn..
En el momento que estoy por reprenderlo mi móvil vibra en el bolsillo de mis jeans y Arrnie aprovecha la intervención para acaparar el ascensor y huir en él.
Cobarde.
En realidad lo apresio, ha sido una buena compañía en los últimos días, en especial desde que Rainer salió de la ciudad. Aunque Comienzo a creer que el rubio fue enviado para asegurarse que yo no me liara con nadie en la ausencia de su amigo, puesto a que ayer salimos a un bar y apenas se me despegó.
En fin.
Leo la notificación que muestra el contacto de Rainer seguido de un enlace.
Presiono y me manda a un titular de la revista "TMZ":
¿AMOR O RELACIÓN DE UNA NOCHE?
La nueva novia del magnate y empresario, heredero a las empresas Greenwood ¿saliendo con otro hombre?
Así es, hace una semana logramos confirmar de una muy buena fuente quién fue invitada a la subasta benefica de la familia "Castwell", la noticia del nuevo amorío pre-verano de nuestro soltero favorito.
Se dice que dice que apenas si se separaron en la noche, pues la mujer ya no tan misteriosa, no paró de de acapararlo, aunque no la culpo, una vez que tienes el pez gordo, no debes solatarlo al mar.
No puedo seguir leyendo, es básicamente una humillación hacia mí.
Siguiendo con su relación. Nuestros informantes la estuvieron siguiendo los últimos días y captamos algo. ¡Tenemos puedas de lo que podría ser una posible infidelidad! ¿Pueden creerlo? ¡Pobre de nuestro playboy! Pero... ¿Cómo ha tomado la noticia?
Aquí lo tenemos todo...
Cabe y resulta que tienen razón, las mujeres de Ibiza son preciosas, ¡JAJAJAJAJAJA! Pero bueno, lo que pasa en Ibiza se queda en Ibiza o en Tmz...
A continuación las pruebas de tal relación, o antigua relación. Lástima que durara muy poco la luna de miel.".
Abajo hay fotos mías utilizando unos jeans militares tipo cargo, los mismos que utilicé ayer por tarde en el campo de Gotcha junto a Rebecca, Ryan y Daniel, el hermano menor del novio de mi amiga.
¡Malditos!.
¿Amor?, mierda, si solo se acercó y me limpió el resto de pintura que se quedó en mis mejillas.
¿Quién creen que soy?
Observo las fotos donde aparece Rainer.
Guao.
Espera.
Hago zoom a su cabello. Está recortado de los lados, justo como lo tenía antes de mi contrato. Entonces lo recuerdo, él dejó hecha una cita con el barbero para el día siguiente a su regreso.
¡Falacias!
No voy a caer en su desesperado juego.
Tumbo mi móvil en los asientos traseros y mientras conduzco, juego con la radio y canto las canciones que pasan aleatoriamente. Justo antes de estacionar, observo un flash en la esquina contraria de la tienda de comestibles, así que presto atención notando a una chica siendo atacada por más cámaras fotografeandola desde lejos.
¡Maldición! Sé que estamos en la ciudad dónde existe el mayor número de famosos, sin embargo, siempre es consternante admirar a una estrella.
La esbelta mujer camina sin detenerse mientras contornea su cadera. De un momento a otro, gira su cuerpo y otros se unen a su costado.
Lo reconozco, es su esposo e hijo. Ambos tan atractivos como la genética que los une.
Hago de lado mi cotilleo y sigo con mis asuntos.
Al entrar, tomo un carrito para así emprender la travesía de no comprar cosas que terminarán en la basura.
De acuerdo a la lista de Myrthe, lo primero son los jabones, así que voy por ellos.
En el pasillo de las cremas comestibles me quedo un poco más del tiempo observando las aportaciones nutrimentales, ambas son buenas, la única diferencia es el nivel de proteína que aportan, sin embargo, la que tiene el número más bajo es mi favorita.
—Lleva Storm, me gusta más para mis tostadas. — mi corazón deja de latir por segundos.
¿Qué hace aquí?
¿No llegaba mañana?
—¿Rainer? — Su barba ha crecido muy leve, lo normal para los días que estuvo de viaje.
—Te llamé al móvil y no respondiste. -infiere sacándome de donde sea que me estaba adentrando. — Tenemos normas, Olivia...
Tal como lo imaginaba, Rainer volvió para arruinar mi paz.
—Mañana mismo comenzarás a llevar guardaespaldas. — Abro los ojos indignada.
¿Ahora que mosco español le picó?
—Eso no era parte...- Dejo la crema en el carro. —No voy a permitir que me prives de mi libertad.
—Firmaste un contrato...
—Un contrato y la mierda... — Lo interrumpo. —No llevaré seguridad, Rebecca no la lleva.
Ríe.
—Rebecca fue prometida de Arrnie, ¿creés que andaba por la calle sin seguridad?. — Guardo silencio. — El hecho de que ahora salga con un don nadie, no significa que siempre haya aspirado a tan poco.
—¡Es diferente! — Expreso irritada, no me gusta por donde va la conversación y menos si voy perdiendo.
—Bien. —Acaricia su mentón. —no aceptas mis ordenes. Entonces estás despedida.
La realidad me cae de golpe justo como aquella vez que con tan solo entrar a una pista de hielo me caí sobre mi misma. El hombre al frente no solo tiene el poder de hacerme la vida imposible, también es mi jefe, la persona por la que puedo pagar mis gastos.
¿Qué demonios estaba pensando al tratarlo como a cualquiera?
—¿Te has quedado sin habla? —Infiere divertido. Básicamente lo está disfrutando.
Analizo mís próximos movimientos, pues no puedo seguirle el ritmo, Rainer tiene la ventaja.
Mi contrato.
—No me despedirás. — Respondo firme, sin titubeos y con la mirada al frente.
—¿En serio? — En su voz puedo notar sarcasmo, tal parece que todo a su alrededor es gracioso.
—Firmé un contrato. — Deja de sonreír. Bingo. —Me necesitas tanto como yo necesito mi empleo.
Su mirada oscurece y justo cuando creo que me he pasado, sonríe.
—¿Levi? — Hace una seña para que su guardaespaldas se coloque a su lado.
—¿Rainer?...
—Busca en los pasillos hasta que encuentres una brújula, necesitamos comprarla para ver si así Olivia se ubica en la posición en la que se encuentra. —Me observa entre risas.
¿Es lo mejor que puede dar?
—Levi, búscale un teléfono a tu jefe para que pueda buscar el significado de como ser un hombre. —Interfiero
Levi aplana sus labios conteniendo su risa.
—Buen contra ataque. —Le sonrío.
—No estoy dispuesto a seguir con esto. —mi jefe Rueda los ojos.
—Ni yo.
—Nos vamos.
Aquí vamos de nuevo.
—Rainer... —Señalo con los ojos el carrito.
Cae en cuenta. Las compras.
—Levi terminará todo. — El aludido lo mira con desagrado sin que Rainer pueda verlo, ya que se encuentra un paso atrás.
—Es mi obligación, le prometí a Myrthe que apenas volviese, el frigorífico estaría abastecido. — Miento, Myrthe puede ser todo, pero jamás me exigiría algo.
—¿Myrthe es la anciana con complejos ninfomanos? —Asiento divertída, tal parece que las aguas se han calmado.
—Así es. — Asiente pensativo.
Sigo caminando por el pasillo hasta el siguiente producto de la lista, sin embargo, tras tardar dos minutos eligiendo entre marcas, Rainer me arrebata la hoja y la parte en dos.
—La mitad para Levi y la otra parte es nuestra. —infiere haciendo énfasis en la palabra nuestra. —No voy a hacerme dos horas en un lugar que apenas pasa las pruebas de calidad.
— Rainer... —Reprendo divertida.
—Mi padre es socio de una tienda comercial y créeme que si la secretaria de sanidad hiciera un chequeo, tendrían que cerrar y mudarse al otro lado del país. — Ruedo los ojos.
¿Todo en él tiene que ser tan dramático?
Mi jefe le extiende la lista a su guardaespaldas y me fulmina.
— Deseenme suerte. — Chilla el hombre de un metro noventa antes de darse la vuelta.
—¿Qué esperas?, avanza. —Inquiere molesto.
—Olvídalo, la suerte es para ti.
—¡Levi! — Lo reprende y el aludido huye entre risas.
Decido solo sonreír, pues mi voz interior me dice que si rio, terminaré dos metros bajo tierra.
Como Rainer es quien trae la lista, lo sigo hasta el siguiente pasillo en donde están los lácteos. Ahí, me detengo a observa los precios y las marcas, no obstante, en el momento que yo ya he decidido cuál llevaré, el pelinegro ha desaparecido.
¡Dios! , es tan difícil seguirle el jodido paso.
Camino al siguiente pasillo con la esperanza de encontrarlo, y es así. Mi jefe está frente a un kiosco con flores de una gran variedad de estilos. Justo en el momento que me acomodo a su lado, él toma un ramo de tulipanes en color ladrillo.
—¿Creés que le gusten a la anciana lujuriosa? — Espeta olfateando el ramo. Luce tan... Natural, que inclusive es difícil explicarlo.
—Son sus preferidos. — Le hago saber.
—Ya lo sabía.— Se encoge de hombros. — Soy un hombre observador y en las pocas ocasiones que he estado en tu casa, me percaté que la anciana admiraba las flores.
Mi corazón se acelera.
¿Es normal que un simple comentario me altere tanto?
Tomo las riendas del carro, justo como cuando comenzamos. En cuanto Rainer coloca el siguiente artículo me percato de algo que no lo había hecho. La leche es la misma que yo estaba por colocar y que elijo sin importar que le preste atención a las demás. Él lo sabía, él si es un buen observador.
Sonrío.
—¿Creés que su sabor sea bueno? —Rainer regresa sacándome de mi transe.
Observo el producto, es una caja de uvas azules.
—¿Te comerías un trozo de carne verde? — Se encoge de hombros.
—He comido cosas peores, sin embargo, lo capto. — Me guiña y regresa por donde llegó.
Segundos más tarde se reincorpora junto con dos cajas de las dichosas uvas.
—No juzgues una uva por su portada. — Espeta y vuelve a su labor.
Tal vez, solo tal vez, puede existir una luz en si tétrico corazón.
........
Las manos de Rainer acunan mis senos encajando perfectamente en ellas mientras lame la curvatura de mi cuello.
Mi espalda se arquea inconscientemente dándome un perfecto ángulo del reloj en su pared.
Ya casi es hora de la reunión con la escritora.
—Rain... — Chillo y el succiona cerca de mi clavícula. —Roxanee....¡Mierda!
Deja de moverse un segundo y regresa al juego.
—Diez minutos.
Sonríe, yo también lo hago.
Paseo mis manos por su cabello alborotando los rizos que se le han hecho a falta de un corte, mientras muevo la pelvis de adelante hacia atrás, todo con el fin de que ambos lleguemos a una mayor profundidad.
Había imaginado cosas locas; no obstante, en ninguno de los escenarios estaba el hecho de estar sobre el pene de mi jefe en la oficina principal, la parte del edificio que solo muestra las nubes.
Tal como me siento.
—¡Diooss..! —Gimo acalorada. Para este punto el aire acondicionado es imperceptible.
Rainer pellizca mis pezones regocijandose con los chillidos de dolor que salen de mi boca. Pues duele, vaya que lo hace.
Aferro mis manos a su espalda, lo que le permite dar un par de estocadas, duras y certeras. Seguimos así un par de segundos hasta que ya no puedo más, gimo adolorida y me vengo aún con él dentro.
Las piernas no me responden, así como todo mi alrededor que luce borroso y en movimiento.
—Rain...
—Yo aún no he terminado. —Espeta con voz ronca y sale de mí.
Escucho un ruido antes de sentir como Rainer me tumba sonre su escritorio. Pronto lo observo sobre mí. Este coloca una mano aprisionando las mías alrededor de mi cabeza y con con su cuerpo se abre paso entre mis piernas.
—¡Raaaain...! — Gimo sintiendo arder mi entrepierna.
Mi espalda se arquea tras la primer estocada, un movimiento duro, pero no como lo que hace a continuación. Rainer sale y vuelve a entrar hundiéndose de modo en que nuestros cuerpos quedan unidos.
— ¡Para! — Pido, aunque por dentro no quiera que lo haga.
—¡Dilo, dilo Olivia! —Sus ojos conectan con los míos. Están oscuros, sin rastro de tonalidad clara, puesto a que sus pupilas han acaparado todo. — ¡Di, que me deseas!
Rainer entra y sale, se mueve adelante y atrás, todo con el fin de llegar a un nivel mayor de placer.
—¡Hazlo...! —Se detiene.
Dejar se sentirlo justo cuando estoy por llegar a mi límite me cala, lo quiero, vaya que lo deseo, es el puñetero hombre que me ha dado los mejores orgasmos de mi existencia.
—No lo hagas más difícil.... — Cierra los ojos. Él también está por terminar.
Sus yemas acarician mi labio inferior con lentitud, haciendo que me sienta más caliente y deseosa. Es entonces que sedo, lo digo fuerte y claro.
—Te deseo. — Sus pupulas centellean. —Te deseo, vaya que lo hago.
Sus comisuras se elevan y es entonces que lo hace, el sonido de la fricción da lugar a dos gemidos desgarradores, la última estocada.
—¡Jooodeer...! —Gime él.
—¡Mieeeerdaa! — Digo yo.
He llegado a un nivel que nunca había experimentado. El orgasmo de mi vida y tal parece que Rainer piensa lo mismo, pues está sentado en su silla admirando a la nada mientras su pecho sube y baja desenfrenadamente.
¿Qué es el extasis? ¿Cómo se presenta? Nunca imaginé que se sentiría tan bien, tal liberador, nada como las otras sensaciones durante el sexo o lo que sea que Evan...
—La reunión . — Espeta saliendo de su transe y admirando el reloj.
Han pasado más de los diez minutos, para ser claros, veinte.
Rápidamente busco mi vestido y Rainer hace lo mismo con un traje que siempre guarda para emergencias. Al principio lo juzgaba, sin embargo, ahora puedo entenderlo.
—Tienes dos minutos o no te dejaré entrar a la reunión. — sentencia y sonrío.
Lo logré. Tuve el polvo de mi vida y ese pase a la reunión que tanto anhelaba.
Chica lista.
Busco mi ropa interior debajo el escritorio, antes de que pueda volver de pie, Rainer estampa su mano en mis glúteos.
— ¡Rainer! — Gimo avergonzada.
—Linda vista desde aquí arriba, era inevitable no hacerlo.
Ruedo los ojos y sigo en la busqueda.
Tras un par de segundos, ya estoy preparada y esperando por Rainer.
Un nuevo récord en mi marca de puntualidad.
—No puedes utilizar vestidos ajustados y pretender que saldrás ilesa. — Me detalla mientras acomoda el cuello de su camisa.
—Es para la fiesta de Arrnie. — Frunce si frente.
—Lo olvidé. —bufa. — Mas bien, no tengo intenciones de ir. Estaba pensando en que podríamos ir a mi casa al terminar la reunión y pedir comida a domicilio.
—Ya confirmé. — Rueda los ojos. Hoy es su día de rodar los ojos.
Camino a su lado en dirección a la sala de juntas, sin embargo, antes de entrar se detiene.
—Asistiremos durante dos horas, posterior al horario pediré que nos lleven a mi hogar. —Golpea mi culo de imprevisto, y yo lo fulmino. — Entra, Roxanee nos espera.
¿Qué diablos trae con mi culo?
Abro la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido. Adentro, efectivamente ya están todos los participantes en ese tipo de reuniones: Arrnie, vicepresidente; Louis, gerente del departamento de edición y rival mío; Oswald, diseñador y otros cuantos qué apenas reguero haberlos visto.
—Bonjour, Roxanee. Aussi beau que la dernière Bonjour. (Buen día, Roxanee. Tan hermosa como la última vez) —Tomo asiento sin entender qué dice mi jefe.
—Le goût sera toujours le míen (el gusto siempre será mío) — Espeta sonriente.
Dándome por vencida por no comprender nada de la conversación, le presto atención a Arrnie quien ríe en silencio.
Sí, eso es posible.
Un trozo de papel golpea mis nudillos, así que lo abro y leo su contenido.
«Al menos intenten disimular que estaban follando».
Idiota.
Sé de domde vino.
Pateo el tobillo con el tacon de mis zapatillas; no obstante, mi plan de venganza sale mal y el mejor amigo de mi jefe se suelta en carcajadas.
—¿Qué le causa tanta gracias. Señor o'conell? — La altivez en la que Roxanee se dirige a él, me tensa.
—Nada de cuidado. —Le guiña, a lo que la mujer le resta importancia y sigue conversando con Rainer en un idioma desconocido.
La reunión avanza sin más percances, excepto algunos en los que a nosotros nos toca defender nuestro trabajo y la forma en que estamos tratando la edición, contra nuestra clienta. No obstante, fuera de ello y de un par de correcciones mínimas, la junta es un éxito.
—¿Ya tienen una fecha programada para el lanzamiento oficial? —Interroga mi autora favorita.
—Estábamos pensando hacerla en septiembre, justo después de los ingresos escolares. —Interviene Arrnie.
— Pero dada la popularidad y lo bien que va la producción, cercano al nueve de agosto podríamos lanzarlo. —La mujer sonríe y asiente.
—El lapso perfecto para las ruedas de prensa. — Nosotros le damos la razón.
—Entonces nos vemos una semana antes para acordar los últimos detalles de la fiesta de lanzamiento. —nuestro equipo ya comienza a guardar el material. — Departamento de Marketing se pondrá en contacto con ti representante.
—hasta entonces, Señor Greenwood. — Espeta en un tono muy notorio de coqueteo.
Me giro hacia Arrnie esperando a que él también se haya percatado. Sin embargo, me distraigo con el apretón de manos que Rainer le da a la flamante mujer en vestido ajustado, justo como los que a Rainer le gustan.
—Hasta entonces, Roxanee. — Suelta su mano.
Me siento indignada. Prácticamente está coqueteando con una mujer, teniendo al frente a su supuesta novia.
No soy paranoica, solo veo la realidad.
Arnie se levanta de su silla y antes de irse me susurra una frase al oído y en un tono casi inaudible con el fin de que nadie más pueda escucharlo.
«Muy buen culo, pero ella es un jodido demonio caliente».
¿Por qué todos los hombres son iguales? Somos más que un par de retas y un culo; sin embargo, tiene razón, cualquier hombre quedaría a los pues de Roxanee, una mujer feroz e independiente.
Me golpeo mentalmente.
¿A mí qué me importa?
No me despido de nadie y me marcho a mi oficina. Necesito aire y en especial, espacio. No comprendo lo que sucede con mis emociones, mas mi mente me pide divertirme para saciar el golpe de adrenalina que corre por mis venas.
—Baja un poco el tronco, ya estaba deseoso por admirar tu silueta de esa forma. — Aservera la atractiva voz de mi jefe.
Su comentario me calienta la sangre.
¿Quién cree que soy? ¿Una puta?
—Podríamos ir a mi cada y olvidarnos de Arr... — Lo interrumpo molesta.
—No se puede faltar a un compromiso solo poeque quieres tener sexo.
Hipocresía en la extensión de su palabra. Justo hace unas horas lo hicimos, llegamos tarde a la reunión por ese mismo asunto.
Rainer se acerca, aprieta mi culo, yo quito su mano y me alejo hacia el otro extremo.
—¿Podrías dejar de sexualizarme?.— Mi pregunta lo sorprende.
—Creí que te gustaba, siempre lo hago.
—Rainer, yo no soy una puta y te lo he dejado claro. —refuto haciéndome hacia atrás.
—¿Estás molesta?
—¿Por qué lo estaría? — Bufa cansado.
—Estás molesta — Repite en una afirmación.
Suspiro.
—¿Habría algún motivo para estarlo?
Ambos guardamos silencio hasta que él niega.
—No haré esto. — Camina hacia atrás. — Trato de comportarme mejor contigo que como lo hago con los demás y aún así actúas como si todos tus problemas fueran dervidados a mi culpa. — Su voz cambia. Ya está molesto. — No soy tu novio o pareja, así que no voy a estar rogando por tu atención. Tampoco creo que merezca un trato como el que me estás dando solo porque tus hormonas se alborotaron o algo te pasa en el cerebro.
—Rain...
—Haz lo que te plazca, yo me iré a mi casa y... — Me fulmina. — No tengo porque rendirle cuentas a una simple meretriz.
Él sale de la oficina dejándome con un mal sabor de boca, uno que a pesar de nuestra discusión, planeo borrarlo con un trago.
.....
—¡Uno más, solo uno! —Arrnie hace un puchero.
Ha estado merodeando durante una hora con una pistola de shots, esperando a que vaya por la segunda ronda..
—¡Oliv... — Ruedo los ojos y asiento.
El rubio me coloca la pistola en la boca y dispara todo el contenido de tequila qué está dentro, un igual a tres caballitos.
—¡Esa es mi cuñada! — Aprieta mis mejillas haciendo presión. — Sabían que..
El alboroto de abajo lo interrumpe.
«Di que si»
«Boda, boda, boda».
—¿Qué imbécil planea casarse? — Infiere arrastrando las palabras.
Muchas pistolas para Arrnie.
—¡Vamos liv, tal vez así nos invitan a la boda! — No me da tiempo de reaccionar, pues me toma del brazo y me lleva tras las escaleras.
Los dos nos quedamos en una esquina intentando ver el espectáculo, no es hasta que la pareja sube al escenario qué puedo reconocerlos.
Evan.
Su novia enseña el anillo a todos los que los rodean, ella tiene una sorprendente sonrisa y no puedo evitar compararme hasta en la forma de sus dedos.
Recuerdo cuando yo estaba en su lugar; emocionada porque acababa de comprometerme con el hombre más perfecto que alguna vez había conocido, me sentía dichosa y bendecida.
Las comparaciones son inevitables: caderas y muslos pequeños, nariz respingada, mandíbula tonificada y un perfil precioso. Yo no soy nada de eso y dudo que algún día pueda serlo, no sí mi caja torácica es amplia, esa no es mi complexión y ni con ejercicios extensos podría lograrlo.
Amé a Evan más de lo que yo me amo, di todo por nuestra relación y no funcionó.
¿Por qué?
¿Por qué con ella sí?
Me alejo de la escena, creyendo que ya he visto lo suficiente.
Arriba, lo primero que hago es pedir una botella la cuál bebo como si de agua se tratase.
¿No es que el alcohol aliva las penas?
Eso está por verse.
......
Las probabilidades de que todo se vaya a la mierda después de haber visto al amor de tu vida comprometerse con su nuevo amor de su vida son literalmente todas, y más si tienes un amigo jodiendote que bebas hasta lo que no existe. Ese es el trabajo de Arrnie.
No sé bailar, pero lo estoy haciendo.
Rihanna eres el amor de mi vida, que los hombres se jodan.
La canción termina y comienza una triste, o más bien, triste para mí, pues es una melodía que el innombrable me dedicó en nuestro aniversario.
Me voy.
Hay un tipo que lleva viéndome desde de que llegué, es estúpidamente guapo, más que Rainer.
Como si se pudiera.
Que se joda Rainer y su perfecto cuerpo.
Tomo una bocanada de aire y le guiño mi ojo como una pequeña señal de que me siga al balcón al que tras un par de tambaleos, consigo llegar.
—¿Te importa si tomo asiento? —Elevo mi mirada y me decepciono.
No es el pelirrojo sexy.
Lo admiro un segundo. Este tampoco está mal, tal vez no tiene el cabello rojo, pero si un par se rulos como los de Rainer.
¿Rainer?
Ese que se joda.
No le respondo el hombre, solo me hago hacia un lado.
—¿Qué hace una mujer tan sola? — Sonrío. Conozco hacia donde va, esa táctica barata ya está quemada.
— Supongo que nada. — Sigo su juego.
— Entonces es mi día de suerte. No siempre encuentras a una hermosa mujer haciendo nada. — bostezo, el alcohol ya me está haciendo efecto.
Decido que es hora de marcharme y dejar el coqueteo a un lado, así que me levanta; mas él me jala hacia el mueble nuevamente.
— No te vayas, yo también estoy solo. — coloca su mano en mi cintura
¿Quién demonios se cree?
Tuve una discusión con Rainer por algo parecido.
— Podríamos ir a mi departamento y conversar a solas...
La forma en que me ve me asusta.
¿Dónde está Arrnie cuando se necesita?.
El hombre se acerca y posa su mano en mi muslo haciendo presión, hago que la quite mas sin embargo la vuelve a colocar.
—¿¡Qué diablos te sucede?! ¡Respétame!. — Ríe negando.
—Vienes vestida a un club con ropa pequeña, casi mostrando todo y viéndote como una prostituta. No pidas respeto si con esa ropa incitas a que te lo falten.
—No me hagas daño. — pido asustada, usando eso como un último recurso.
En el estado en el que estoy no puedo pelear.
Sus dedos se deslizan por mi muslo, grito pero eso lo enfurece y me golpea en la mejilla.
- ¡Cállate!. — Grita colérico. — sé como tratar a las zorras de tu clase. Primero lloriquean haciéndose las santas, para después meterse las pollas de los hombres entre los dientes.
—Yo... No, por...
Las lágrimas caen por mis mejillas, mi alrededor está borroso.
—Ya puedo imaginarme saliendo y entrando en tu boca mientras me miras con tus hermosos ojos azules. — acaricia mi cuello a pesar de que lucho por detenerlo. — me encantan las mujeres blancas con zonas prohibidas de color rosa.
—Suéltame. — Arrastro las palabras
—Son consecuencias de beber tanto, básicamente me rogaste para que esto estuviera pasando. — Desliza su mano por debajo de mi falda.
Cierro los ojos, su fuerza es superior a la mía.
Chillo.
Arrnie.
¿¡Dónde está Arnie?!
El hombre se deshace de mi vestido y yo lloro pues no entiendo porque mi cuerpo no me responde y no puedo defenderme.
Aprieto los ojos al sentir sus manos tocándome y sus labios besando mi piel.
—Tal como lo imaginé. — Él baja su pantalón. — Rosa.
El hombre intenta quitarme las bragas, sin embargo, se detiene.
—¿Les apetece una orgia? Encontré a esta zorra y va tan drogada que apenas puede mover un dedo. — mis lágrimas resbalan. — será fácil follarnosla sin que recuerde nuestras caras mañana. Vaya que me llevé el premio gordo: tetas, culo y un coño rosado...
Aterrorizada, intento observar a la persona con quien conversa el sujeto y como si el mundo se me llenaste de ilusión, reconozco a Arrnie y a Rainer parados el uno junto a él otro, este último luce furioso.
—Tienes dos segundos para alejar tus manos de ella o mis guardaespaldas intervendrán. —El hombre se ríe.
—No soy celoso, pero yo llegué primero. Me la follo y la zorrita es tuya.
Lo Siguiente es borroso, todo hasta que despierto en el sofá en casa de Rainer y llevo puesta una sudadera amplia, que por el aroma intuyo espropiedad suya.
Las imágenes del hombre que intentó violarme entran en mi mente como parvada, una tras otra.
De repente la ropa me estorba, mi piel arde y las náuseas son imposibles de retener.
—¿Ya despertarte? — Balbucea Rainer a un costado. Apenas si lo había notado. Asiento. — ¿Necesitas algo?
Una ducha.
En su lugar digo.
—Estoy bien. — La peor mentira que he dicho en toda mi jodida vida—¿Qué hora es?
—Cuatro cincuenta. —Me informa.
Solo han pasado un par de horas del incidente y todo se siente tan confuso y borroso, lleno de lagunas en donde yo estoy suplicando por salir libre de entre los brazos de ese sujeto.
Sus manos se sienten grabadas en mi piel.
—Rainer...— Asiente. — ¿Cómo llegaste a tiempo?
Suspira.
—Te dije que te protegería y eso intentaba hacer. —toma asiento. — Iba por ti cuando todo sucedió.
Asiento sin darle más vueltas.
—Mañana mis abogados estarán aquí para proceder legalmente en contra de tu agresor. — Abro los ojos y niego. —Liv... Bonita.
—No, Rainer. No lo deseo. — Chillo.
— Debes...
— El intentó abusar de mí, me tocó y no es algo que desee revivir en una corte.
—Creo que aún estás muy alterada. — Suspira. — Mañana lo hablaremos con más calma, por ahora necesitas descansar. Ya estás en casa.
Rainer se acerca a mí y me abraza por detrás, su acción me toma desprevenida pero al final me reconforta, después de todo por él no abusaron de mí.
¿Por qué existen los hombres así, que abusan de las mujeres indefensas?
Vivimos en un mundo donde a las mujeres se nos juzga y ataca por nuestra forma de vestir.
El que yo vista con ropa que me gusta, no incita a que me dañen.
—Haré todo lo que esté en mis manos para que él pague por su delito, te lo debo a ti y a Rowan.
¿Rowan?.
Supongo que él cree que ya me he dormido, pues me acaricia el cabello delicadamente.
Al final lo hago, me quedo dormida gracias a sus arrumacos.
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