Capítulo 43| Que Comience El Drama.
Al día siguiente, Rebecca me despierta por eso de la cinco de la mañana para que pueda lavar mi rostro y hacer mi rutina diaria. No demoramos demasiado, puesto a que en un par de minutos los guardaespaldas ya no están esperando junto al auto de ella. Nuestros ánimos se reflejan en nuestros atuendos que constan en pants grisáceos, sudaderas holgadas y gafas solares. Truco infalible para pasar desapercibidas.
Durante el camino a la clínica, ella se centra en trenzar mi cabello y decirme que todo va a estar bien. Yo en lo único que puedo pensar es en como mi vida va a cambiar dependiendo de ese resultado.
Rainer habló ayer por la noche para avisar que su última reunión se adelantó y si todo sale bien, podría estar en la ciudad mañana mismo. No pude evitar soltar un par de lágrimas y pensar que si él no acepta el ambarazo, lo más probable es que mañana a esta hora yo esté volando hacia un lugar sin rumbo.
¿En qué momento dejé de cuidarme?
Mierda, era mi responsabilidad si el no lo hacía.
—Llegamos. — Comenta Rebecca sacándome de la cárcel en la que se convirtió mi mente.
Los estudios serán de emergencia, así que antes de que yo vaya a la cena con los Greenwood, ya sabré el resultado.
—Vendrá una enfermera a sacarte sangre en el auto. — Me detiene antes de que pueda salir. — Sophia dice que no hay prensa merodeando, así que yo saldré y me subiré al asiento del copiloto para que así pueda ingresar el personal con todo lo necesario.
—¿Dolerá? — Ella bufa.
—Sí, si sigues haciendo preguntas estúpidas dolerá el golpe que te daré. — Ruedo los ojos a pesar de que no puede verme.
De acuerdo con el plan, Rebecca sale del auto e ingresa una chica junto a un botiquín de tamaño promedio. Quince minutos después, mi sangre ya está siendo transladada de tubos en destino a ser analizada.
—Para celebrar te llevaré a comer tacos. — Chilla mi mejor amiga. — Aslan, a los tacos.
Mi guardaespaldas sonríe, tal parece que ya se está acostumbrando a las ideas repentinas de mi amiga. Antes de comenzar a conducir, me observa por el retrovisor y yo asiento como respuesta.
—¿Tienes antojos? —Rebecca me pregunta de la nada. —Me dormí hasta tarde leyendo un libro sobre maternidad y...
—Toda tu vida habías deseado tener un sobrino, ¿cierto? — Pregunto con una sonrisa. Ella ladea su cabeza y asiente divertida.
—No te preocupes, puedes hacer tu vida normal mientras yo lo llevo de compras y al spa.
No sé cómo habría tomado la noticia de mi posible embarazo, estando sola. Lo que sí sé es que gracias a Rebecca, me siento más tranquila.
—Deseo que sea niña. — elevo una ceja. — Podríamos compartir guardarropa en unos años y estoy segura que Rina se encargaría de llevarla a las marcas más exclusivas para que ella siempre lleve tendencias...
—Yo prefiero un niño. — Espeto siguiendo su juego.
—Claro, para que Rainer lo induzca a trabajar desde los doce años. —Rueda los ojos — Además, el mundo y yo no podemos soportar que nazca un adonis.
—Sí, porque mis hijos quedan prohibidos para ti — Ella bufa.
—Era mi oportunidad de ser millonaria. — Intento ocultar mi sonrisa, mas es imposible mantenerme seria.
—Lamento interrumpirlas, pero...
—También quedan prohibidos mis hijos para ti. — Murmuro en broma. Rebecca no soporta más y estalla en risas.
Es ese momento en que me percato que sin importar el resultado o si Rainer quiere seguir en mi vida, que no estoy sola porque Rebecca no me va a dejar caer, ella es mi ancla y lo único que espero, es poder ser la suya.
....
—El vestido verde es demasiado para una cena, sin embargo, el rojo está muy descubierto de los pechos.— Comenta observando los dos vestidos que llevo en las manos.
Tiene razón, ninguno de los dos son los adecuados.
Sigo buscando en el guardarropa hasta que doy con el vestido que Myrthe me obsequió al comienzo de mi historia con Rainer. Es precioso y pequeño, admirarlo me hace creer que es casi imposible que a estas alturas, yo pueda entrar en esa talla. Han pasado miles de platos de pasta, helados y tartas de queso como para tener la cintura de entonces. Tal vez debería regresar a ejercitarme.
Guardo el vestido con nostalgia y sigo en búsqueda de el adecuado. Segundos más tarde, opto por un vestido blanco veraniego unas tallas más grandes que la que suelo utilizar. Es bonito, recatado y cómodo, justo lo que pensaba utilizar.
Rebecca me ayuda con el maquillaje y peinado de forma en que nada quede muy exagerado, todo de acorde a la ocasión. Justo antes de terminar de atar la correa de mis tacones, el móvil de mi amiga suena y ella, tras verlo, queda en silencio.
Los resultados ya están listos.
Usualmente no suelen enviarlos vía electrónica, sin embargo, Rebecca pagó un par de miles para que pudieran hacerlo y registrarlo a un falso nombre. Como de esperarse, ella salvando el día.
—Hazlo, estoy lista. — Trago duro.
Lo he pensado y si es positivo, quiero tenerlo, me siento en el momento indicado y lista para hacerme responsable de alguien más.
—¿Segura? — Asiento nerviosa. — Mierda, tienes mi apoyo en cualquiera de los casos, ¿lo sabes?
—Lo sé. — Intento sonreírle.
—Bien, lo abriré.
Espero a que ella leea un poco mientras me preparo. Lo que sea que sea, será para bien.
—Positivo. —Chilla esperando una reacción mía.
Positivo, Ya no queda duda, estoy embarazada.
—¿Grito o llamo al médico para programar la cita? — Su reacción me hace soltar una risa nasal.
Suspiro y respondo. —Grita.
Rebecca no se hace esperar, se levanta de la cama y comienza a saltar como si su vida dependiera de ello. Creo que jamás la había visto tan feliz en los meses que llevamos de conocernos.
—¡Tendremos un bebé! — Chilla entremedio de maldiciones. —¡Un bebé! ¡Mierda, quiero ser la madrina, lo merezco!
—Tendrás que pelear contra un ejército de hermanos — Ella cae sobre sus rodillas arriba de la cama.
—Tengo tiempo para aprender karate. — Me lanza un beso. — No te corro de tu casa, pero tienes que irte o llegarás a limpiar platos. Para llegar a la mansión Greenwood son dos horas de camino.
Ella tiene razón.
—Mientras estás allá, yo me encargaré de ver cunas y ropa de bebé unisex para mi ahijado. — tomo mi bolso y le sonrío.
—Ni lo sueñes. — Rueda los ojos.
—Me voy, ¿vale? — Ella asiente frenéticamente.
—Tráeme pastel. Liv. — elevo una ceja. — Por favor, cuídate. No me agrada la idea de que vayas a casa de Richard sin Rainer.
Trato de ocultar una mueca. Tal parece que yo tampoco deseo ir, hay algo en el fondo que me hace querer quedarme en casa y disfrutar el día con mi mejor amiga. No obstante, ya confirmé mi asistencia y Verónica me llamó hace unas horas para corroborar que yo asistiría y tras escuchar su alegría, me fue inevitable negarme. Por ello, no tengo de otra más que asistir a la fiesta.
—Todo estará bien. — Respondo a Becca.
—Llámame si necesitas escapar. — sonrío y asiento.
—Nos vemos más tarde. — Es lo último que le digo antes de marcharme.
Camino hasta la entrada, ahí, Jake, se apresura a abrir la puerta trasera de la camioneta y posterior a ello, junto a Aslan, suben en la parte delantera.
Durante el trayecto, Rebecca me envía fotografías de June haciendo poses extrañas y algunas de ella imitandolo. Aun no puedo comprenderlo y es increíble que Arnie y Ryan la hayan desaprovechado, pues vamos, esa chica es una de las personas más valiosas que aún habitan en el planeta.
Dejo de lado mi móvil una vez que reconozco el camino y soy consciente de que estamos próximos a llegar.
El plan es fácil y rápido. Llegaré, comeré un poco, me disculparé diciendo que tengo pendientes en casa y volveré con Rebecca a la cama.
Sencillo.
La camioneta aparca frente a la puerta principal la cual está adorada con una fila de personas de servicio, justo como la primera vez que Rainer me trajo a este lugar. Recuerdo todo a la perfección, en aquel entonces, Rainer no me permitió si quiera observalos pues para él, esa era una forma de que ellos le mostrarán respeto. Lastima que no viene conmigo.
Aslan abre la puerta para que yo pueda salir e inmediatamente tomo mi bolso y lo hago. El clima en este lugar es demasiado fresco, por lo que al hacer contacto con el exterior, el aire me golpea en el rostro despeinando un poco mi cabello. En definitiva, nada ha cambiado, todo sigue luciendo como una película de terror antigua.
—No demoraré demasiado. — Me dirijo a Aslan. — Esperén aquí, por favor.
—Tengo ordenes del señor Greenwood de acompañarla durante la velada. — lo observo confusa.
—¿Perdón?
— El jefe nos dio la orden de que uno de los dos la acompañase durante la velada, Olivia.
Mierda, Rainer realmente está exagerando. Dios, es su padre, no un criminal o asesino.
—Yo estoy a cargo, Aslan y no necesito protección allá adentro.
—Son..
—Será media hora, quédense afuera y si no acatan mis ordenes me veré en la necesidad de prescindir de sus servicios. — Lo interrumpo.
— Son ordenes y...
Corro al interior de la casa sin dejar que él tenga oportunidad de seguirme. Conozco perfectamente las reglas, no pueden ingresar a la mansión si no has sido invitado.
Observo a mi guardaespaldas luchar contra la fila de hombres en traje, por suerte una de los mayordomos cierra la puerta y es cuando yo puedo cantar victoria.
Sigo mi camino hasta la sala, lo primero que logro reconocer es la oscura y teñida cabellera de Ruel, él está en el sofá mediano leyendo un libro de lo que supongo debe ser Anatomía, está tan concentrado que no se ha percatado de mi presencia. Me acerco a el futuro médico y lo abrazo de imprevisto.
Fueron un par de días, no obstante, realmente lo extrañé.
—Mi cuñada favorita. — Sonrío, él me correspondo el abrazo.— Creí que llegarías más temprano, mamá ya ha comenzado a organizar los asientos.
—¿Qué haces aquí? — Interrogo separándome.
—Necesitaba un poco de paz. A Rowan se le salió decir que está embarazada y allá afuera todo es un caos. —Explica rodando los ojos.
Una espina punza dentro de mi abdomen.
Rowan también está esperando un bebé..
¿Por qué Ruel rueda los ojos? ¿A caso no es feliz de saber que su tendrá un sobrino?
¿Y si tampoco acepta mi embarazo?
¿Y si...
—¿Liv? — Me interrumpe pasando su mano por mi rostro. —¿Todo bien?
Suelto el aire que no sabía que retenía.
Debo dejar de sobre pensar las cosas.
—En fin, papá no ha venido a la cena. — Rápidamente le presto atención. — Mamá no lo invitó como todos creíamos. Hablamos por la mañana, está en Nueva York.
Un peso se libera de mi cuerpo. Solo será una velada entre los hermanos de Rainer y su madre, mis estúpidos presentimientos me estaban volviendo Loca a lo estúpido.
—Bien, creo que es hora de comer. — Cierra su libro y se levanta. —¿Vienes?
Le respondo con un simple asentimiento.
Ruel me guía al salón donde se está llevando a cabo la reunión, es en una de las puertas del lado Éste, justo a un costado del despacho donde se leyó el testamento del abuelo Greenwood. Mi cuñado me invita a ingresar antes que él, así que una vez que abre la puerta, puedo observar un inmenso comedor de cedro y los pocos invitados sentados solo en una cuarta parte de él.
—¡Olivia, preciosa! — Chilla Verónica una vez que me observa. — luces radiante con ese vestido. — Mis mejillas se encienden. Pues Muchas veces suelo tener esa reacción ante un cumplido.
Me acerco a la madre de mi novio para felicitarla con un abrazo no solo por su cumpleaños, también por el hecho de mantenerse fuerte y querer salir adelante.
—¡Papi! — Vocifera Rina.
No comprendo a lo que se refiere, solo puedo sentir la respiración de Verónica entrecortarse.
—Felicidades a la mujer más mentirosa y traicionera que puede existir. — Me hielo.
Richard Greenwood está aquí.
—Cariño, yo...
—No necesito escuchar tus estupideces. — Suelto a Veronica. — premio doble, Olivia Blanchart está en la casa.
—Papá. — Saluda Rowan.
—Estoy peligro. — Espeta con desinterés. — Sé que mi hora está por llegar y mientras lo hace, quiero que todo salga a la luz.
—Richard, no..
—¡Cállate! — Interrumpe a Verónica. — Tu maldito hijo acaba de terminar con lo único que me importaba, así que yo pienso pagarle con la misma moneda.
Rainer.
—Richard...
Lo siguiente que sucede es observar a Veronica arrastrarse ante Richard en búsqueda de clemencia.
—Me importa poco tu show hipócrita, Veronica. — Se agacha a su altura. — No quieras enterrar el pasado, todos saben que eres igual que yo.
—Richard, basta. — Lloriquea.
Rina, Rowan, Regan, Ruel y yo nos mantenemos en silencio al igual que observamos el show. No lo había notado, sin embargo, con uno de los bruscos movimientos de Richard, puedo admirar un rastro de sangre cerca de la clavícula.
—... Algunos somos más decentes y no nos masturbamos en nuestra oficinas, ¿cierto, Olivia? — las miradas se dirigen a mí y yo me tenso.
¿Cómo lo sabe?
¿Quién se lo dijo?
Rainer era la única persona que lo vio ese día, pero.. No, Rainer no lo hizo, él no pudo...
—Ese bastardo va a saber lo que es jugar con fuego. — Sonríe cínico. — es momento que obtengan respuestas...
Todos los presentes nos observamos.
No sé que es lo que Richard tenga planeado, lo único que sé es que está tan seguro de poder destruir a su hijo que comienza a perturbarme.
—Nos vemos en el despacho. — Es lo último que comenta antes de salir.
La primera en huir tras él, es Rina, posterior, le siguen Rowan y Regan.
Al final solo quedamos Ruel, Verónica y yo.
¿Quiero respuestas?
¿Realmente quiero ingresar en el juego de un hombre que solo busca dañar a los demás?
Creo en Rainer, lo que su padre tenga que decirme no va a tener efecto, no hasta que sea mi novio el que me aclare las cosas; por ello, no caeré en el juego, no entraré a ese despacho.
—Lo siento, mi amor. — Verónica me saca de mi mundo. Ella está a los pies de su hijo. —Lo siento, yo...
—¿Liv? — se dirige a mí sin prestarle atención a su madre.
—Ruel... — Su confusión delata lo que está por decir.
—¿Puedes acompañarme? — Cierro los ojos.
Lo sabía.
—No quiero estar solo, necesito a mi hermana... — Su voz se corta entre palabras.
Algo va mal.
Sé que no debo entrar, pues es lo más lógico; no obstante, es Ruel, el chico que merece todo de mí y justo ahora me necesita a su lado.
¿Cómo podría dejarlo solo?
—Liv... — Insiste. Sus ojos se han tornado rojizos.
Mi lógica me exige una cosa que mi corazón no me permite acatar, es gracias a eso que acepto, entro a ese despacho de la mano de mi hermano.
El que juega con fuego tiene la probabilidad de quemarse, lo que no sabíamos en ese momento era que ya estábamos ardiendo...
.....
Holiwisss!!!
Una de la madrugada y a publicar, lol.
Este es el último capítulo antes del Final. Nuevamente quiero agradecerles por todo el apoyo, escribir tantos capítulos no hubiera sido posible sin saber que hay personas que les gusta leer un poco de lo que yo tengo para compartir.
Prometo que no es el final, aún falta más.
Por cierto, ¿ya participaron en la trivia de instagram? Si aún no lo haces, ve a mi perfil, estoy como @thifany.books, corre porque se agota el tiempo.
Sin más que decir... Nos vemos prontito para el capítulo final y el epílogo que serán subidos el mismo día.
Besos para todxs.
Coman sano.
-Thifany.
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