Capítulo 31|conociendo El Pueblo

Bajo de la camioneta que Rainer conduce, a través de las gafas puedo admirar un sin fin de vegetación y gran arquitectura estilo italiano antiguo.
Es increíble que este lugar le pertenezca a los Greenwood y que nadie más pueda tener acceso.
Rain se acerca a mí, él trae unos vaqueros azules, junto con una camisa arremangada por encima de los codos y unas gafas que cubren parte de su rostro.    

Dios, es que jamás luce mal.

Sonríe.

—Encontramos oro. —Baja sus gafas de sol.

Admiro sus lunares, es gracioso pues si los unes, formas un especie de corazón chueco.

—Bonne journée. —Espeta un hombre. —Avec qui ai-je du plaisir ?

¿Salud?

—Rainer GreenWood, Petit-fils de Leopold. — Sonrío, no entiendo ni media palabra de lo que Rainer recita. —C'est ma petite amie Oliva.

—Oh! Monsieur Greenwood, entrez.

—¿Merci...?

—Antoine Seure.

Se llama Antoine, no estoy tan mal en Francés.

—Un plaisir.

Debo ir a clases de idiomas.

Rainer rodea la camioneta, yo me apresuro a subir.

Antoine nos abre el gigantesco portón de metal para que podamos ingresar.

—Merci, Antoine. — Dice Remy.

El aire acondicionado de la camioneta me refresca, pues vaya que afuera hace un terrible calor.

Conforme avanzamos a la villa principal, admiro de la fauna.

¡Hay un ciervo bebé!

Al llegar a la villa, mis ojos quedan maravillados con la vista, pues al estar en la cima se puede observar toda la vegetación, fauna y arquitectura hogareña.

Los ricos y su adicción por gastar.

—Nada mal para pasar el tiempo, suponiendo que compró este lugar una vez que yo regresé a América. — Comenta con una sonrisa extensa.

Acomodo la falda de mi vestido que comienza a disiparse a diferentes lugares, gracias al aire.

Tomo la mano de Rainer para comenzar a entrar a la casa, el patio en definitivo en mi favorito de todas las residencias de los Greenwood, es como si viviera en una película de época o en la Bella y la Bestia.

Adentro todo es más caluroso y refinado, nada que ver si comparamos la fachada exterior. Desde mi punto, observo otro patio detrás de una valla de arbustos, ahí yace un lago que es atravesado por un puente pequeño hacia un jardín de lo que parecen ser tulipanes y lavandas.

—¿No era hermoso? — Pregunta haciendo que le preste atención.

—¿De qué hablas? — Señala directo a un cuadro que da pie al inicio de las escaleras.

—Rainer GreenWood de diez años.

Avanzo un poco para poder admirarlo mejor.

Sus rasgos son menos maduros, sin embargo, es fácil reconocerlo... ¡Dios, su cabello era un desastre!
¿Su sonrisa siempre fue perfecta?

Es la primera vez que veo a Rainer en esa etapa, lo que me hace recordar que jamás hemos hablado de eso, nunca he visto fotos de su niñez y él tampoco ha visto mi etapa adolescente.

—Tenía los ojos verdes.— Hundo mis cejas en completa confusión. — Nací con las iris grises, no obstante, con el tiempo cambiaron de color hasta quedar en café claro, que en ocasiones suele verse avellana.

—Yo siempre he tenido los ojos celestes, en mi adolescencia me molestaban por que eran demasiado claros, solían decirme que les recordaba a las muñecas diabólicas. — Él ríe.

—Según estudios, hay un cincuenta por ciento de probabilidad de que nuestros hijos hereden el color de tus ojos.

—¿Nuestros hijos?— Él parece percatarse de lo que acaba de decir.

—Tus hijos. — Asiento mientras trato de ocultar mi sonrisa.

—Al menos no serán rubios. —Él rueda los ojos.

—Mis hermanos son rubios al igual que mi madre, la probabilidad se resume a un veinticinco por ciento y si tus padres lo fueron, la probabilidad sería el doble.

—Bien, entonces los teñiremos. — Ríe.

—No teñiremos a Ryder ni mucho menos a Rachelle.

—¿Ryder? ¿Rachelle? — elevo una ceja.

—La tradición familiar, seguiré el legado de mi abuelo. — Niego divertida.

—Yo los llamaría Kylliam y Kendall. — Hace una mueca de asco.

—Sigue soñando, sin embargo, es mejor no preocuparse por ahora, tengo treinta, planeo formar una familia a los treinta y cinco.

Cinco años.

Tiempo suficiente para ser alguien.

—Ve a cambiarte, saldremos a comer algo y posteriormente recorreremos todo. — besa rápidamente mis labios. — Usa las botas, hoy seremos granjeros.

Río.

Es increíble que haya conducido dieciséis kilómetros sólo por un par de botas que me parecieron lindas y que no estaban en existencia en Mónaco.

Podíamos esperar, la boutique quedó en transportar las piezas en tres días.
Sin embargo, es Rainer, prefirió conducir e ir por ellas.

Subo las escaleras, él viene por detrás golpeando mis glúteos.

—¡Hey! — lo pateo.

—Es imposible que pueda esperar tres días sin follar. — se queja. — Esa estúpida ginecóloga está por perder su título.

—Si tan solo confiaras en preservativos...

—Y una mierda, la última vez se rompió y ni siquiera me lo había colocado.

—Solo son tres días.

—Semanas si te tengo a ti con un culo gigante en mi rostro. — Trato de ocultar que me he sonrojado, por lo que me escondo tras mi cabello.

—compraremos la píldora antes de que pasen los dos días.

—Te dije que quiero ser padre a los treinta y cinco. —Ruedo los ojos. —¿prometes tomarte la píldora llegando?

—Deberías enviar a Levi por ella.

—Es verdad, te alcanzo más tarde.

Escucho cómo sus pies pisan las escaleras de regreso a la entrada, por ahora no tengo ánimos de follar, no obstante, no sé hasta cuando podré durar con ese vago sentimiento.

Termino de subir y me dirijo a la primer habitación, efectivamente esa es la que nos asignó Levi.
Rainer va a odiarla, después de estar en suites ostentosas, esto no es nada para él.

Saco un vestido de la maleta, junto con las botas vaqueras que Rainer me compró esta mañana, un conjunto de lencería y bragas, al igual que una toalla. Antes de meterme a la ducha enciendo el aire acondicionado, para que así pueda refrescar un poco la habitación.

Dentro del baño duro entre veinte a treinta minutos para salir Ya vestida con ropa limpia.

El primer contacto de mi piel con la ahora fresca habitación me eriza los vellos; observo a la esquina, está Rainer analizando unos papeles en silencio.

—Mi abuelo.— Comenta sin observarme. —Dejó cartas donde plasmaba sus memorias.

—Inteligente.

—Supongo que de él heredé dicha cualidad. — divertida, ruedo los ojos.

—Voy a ducharme, mientras ve a abajo y habla con Antoine y su familia. —Hundo mis cejas. —¡Oh, mierda! Lo siento, solo prepara tus cosas, pasaremos el día fuera.

Asiento.

En un bolso coloco lo indispensable: toallas limpias, bloqueador, auriculares, tinta labial, banditas de curación, agua potable, papel de baño, papas que compramos en el camino, preservativos, aceite y goma de mascar. Posteriormente, me coloco las botas y arreglo un poco mi cabello.

Observo por el rabillo del ojo a Rainer salir de la ducha en completa desnudez, trato de no pensar impuramente aunque eso es prácticamente imposible si tengo a un hombre con extremidades divinas.

—Mirada hacia arriba. — Señala a sus ojos.

—Al menos ten decencia. — Ríe, me gusta admirar su sonrisa.

—Decencia y un pene pequeño, son dos cosas que no tengo.

—Vanidad en su máximo esplendor. —Lo veo avanzar.

—Soy humilde, por ejemplo: Ayer cene una asquerosa hamburguesa. — Suspiro.

—Sí, del restaurante más caro de toda la ciudad.

Coloca sus manos en jarras, deteniéndose en sus caderas.

—¿Qué hay del día que le di paso a un peatón? — Río nuevamente.

—No era un peatón, era June y casi lo atropellas.

Gruñe.

—Soy humilde, no está a discusión y ya no me observes, no soy tu puta personal. —Vocifera antes de dar media vuelta y colocarse sus boxers.

—¿sabes algo de Myrthe? — Niega. —Me preocupa no saber nada de ella, no responde mis llamadas.

—Debe estar muy ocupada plantando la vegetación que dará comienzo al fin del mundo. — Tomo el cepillo y se lo lanzo.

—Le llamaré a Becca, algo que me dice que no está todo bien. — Suspira.

—Tengo gente a su disposición, si supieran que algo en ella está mal, sería la primer persona en saberlo.

—No la conoces, es un as para mentir.

—Mentira, jamás me ha embaucado.

—Le compraste una casa al lado de la tuya.

Es ahí cuando cae en cuenta.

—La necesito trabajando para mí.

Llamaré más tarde, sé que algo está mal; ella contesta mis llamadas por más mínimo que sea el problema, sin embargo, no lo ha hecho.

Lo que daría por tenerla a mi lado.

Niego, tiene que estar bien, es Myrthe, la mujer que sobrevivió a dos intentos de asesinato.

Tiene que estar bien.



.......








Corro por el puente sin percatarme que mi bota se atoró en un bache, por lo cual, al intentar avanzar me caigo yendo directo al pasto.

Escucho la ronca risa de Rainer, pues es por su culpa que yo estoy tirada.
Rápidamente me levanto y sigo huyendo de mi novio.

¿Cómo llegamos a esto?

Fácil.

Derramé agua en su rostro.

El descuidarme hace que él tenga oportunidad de taclear mi cuerpo, lanzandonos al suelo, donde hace un par de segundos ya yacía.

—Touchdown. —Lo golpeo con la bota. —¡Oh, no!

—¿Qué...?

Nuestros cuerpos ruedan por la pequeña colina en donde habíamos caído, yo chillo preocupada mientras que Rainer ríe como si esto le pareciera lo más divertido que ha hecho en toda su vida.

Finalmente, tras rodar un par de segundos; nuestros cuerpos paran y quedamos al borde del muelle.

Lo observo con molestia, estuvimos a nada de caer al lago.

— Pero las risas no faltaron. — lo fulmino. —¿Qué es eso...?

Sigo su dedo hasta donde él señala, es un especie de sofá - columpio, rodeado de luces led sin encender que caen de un frondoso árbol en donde están detenidas.

—Estoy seguro que tenía un amante.— Espera en modo de burla.

—¿Ah?

—Mi abuelo. No creo que todo esto haya sido para él solo, es imposible.

Tiene un gran punto.

—¿Tendré más tíos?

—Te está afectando la falta de comunicación. — Golpea mi coronilla.

Auch.

—Sígueme.— asiento.

Nos levantamos del suelo y caminamos en dirección al mueble, Rainer tarda un poco en encontrar el interruptor que enciende las luces, hasta que por fin lo encuentra.

Sonrío.

El interruptor enciende los leds y una fuente  que apenas habíamos percibido. Rainer se recuesta en el sofá, para después hacerme un espacio en donde yo pueda hacer lo mismo. Me recuesto quedando mi cabeza con su brazo como almohada y su mentón sobre mí.

¿Quién diría que romperiamos la única regla que estaba estipulada?

"sin sentimientos", si hay algo que siento por él, son sentimientos. Lo adoro, he aprendido a amarlo en todas sus facetas y altibajos; Rainer no es perfecto, sin embargo, al menos intentar serlo y eso hace que valga la pena.

—¿Qué quieres saber de mí? — Elevo una ceja.— Dijiste que quieres que nos conozcamos, esta es tu oportunidad.

Y a eso me refiero cuando digo que al menos lo intenta.

Suspiro.

Hay muchas cosas que sé de Rainer,  mas necesito llegar al fondo de su corazón, por ello, me animo a preguntar algo que me ronda en la mente desde hace días.

—¿Richard es tu verdadero padre? — baja su vista a mis ojos.

Su corazón se acelera, puedo escucharlo y oirlo.

—No, Richard no es mi padre. — No insisto más.

—Puedes hacer lo mismo, pregunta lo que quieras saber.

—¿Qué sabes sobre tu familia?

Sabía que lo preguntaría.

¿Qué sé sobre mi familia?

Muy poco.

—En el orfanato me dijeron que todos murieron en un accidente, fui la única sobreviviente.

—¿No tienes parientes? — Me encojo de hombros.

—Supongo que los tengo.—observo las luces, hay algo que hace que me tranquilice. — Jamás los he buscado.

—¿Tienes alguna referencia de ellos? — Niego.

—Aunque la tuviera, no necesito a nadie, pues cuando más lo necesité, ellos no estaban ahí.— Escucho que murmura, así que me apresuro. — ¿Qué te habría gustado ser de grande?

Lo piensa un poco.

—Supongo que sería cantante o artista, soy bueno en ambos.

—¿cantante?

—Sí, mi abuelo me apoyaba; no obstante, preferí ser infeliz al lado del hombre más imbécil que existe.

—Es cierto, tienes que estar junto a ti toda la vida

Tarda un poco en comprenderlo, mas llega a la reflexión correcta.

Sus dedos acarician mi abdomen, estoy segura que va a tomar venganza intentando hacerme cosquillas.

Río un poco hasta que encuentra mi parte débil y me retuerzo.

—¡Para... RAIN! — Chillo.—  ¡REMY... POR TODOS LOS DIOSES!

Él solo se regocija.

—¡BASTA... AMOR...! —Y lo hace, para.

Ninguno se mueve.

¿Amor?

¿De dónde salió todo eso?

Sus dedos mueven mi mentón, ni siquiera me animo a observarlo.

—Liv... — Cierro los ojos.

Fue inevitable, salió de adentro y sin pensarlo.

Lo amo, sin embargo, no estaba lista para admitirlo, no sin antes saber que él lo hace también.

—Abre los ojos, eso no va a lograr que se borre de mi mente.

—No quería decirlo, Rainer...

—Liv. — Abro los ojos.

—No tienes que decir nada, fue un impulso. — Él niega.

—Olvídalo, ¿sí?

A guarda un poco en silencio.

—Si sientes amor no tienes porqué negarlo, que yo no sienta lo mismo no significa que...

—Basta, Rain... —Interrumpo.

No me ama.

—No, dejame explicartelo. — Me intento levantar, él no me lo permite. — No sé amar, lo que siento por ti no lo he sentido nunca y apenas estoy descubriendo como llamarlo.

—No tienes...

—Rati, nunca digo esas palabras porque su significado se me hace superior. Te quiero y en el momento que esté seguro de amarte te lo haré saber. No lo diré hoy que no lo siento, sería como solo lo hiciera para quedar bien. —Siento su suspirar sobre mi cuello. — Te quiero y es la única palabra que puedo decirte con certeza que estoy seguro.

¿Por qué existen hombres como él?

No sólo las mujeres crean buenos hombres, también un hombre puede criar a otro muy bien. No conocí a Rainer en su adolescencia, no obstante, en el testamento de Su abuelo dejó en claro que Rainer no era lo que en ese entonces se había convertido. Leopold debe estar orgulloso de que su nieto está de regreso.

Tengo miedo que al volver a la realidad, fuera de nuestra nube; Rainer regrese a su antiguo carácter.

Dejo que la abrace, no me importa que no me corresponda como deseo, sé que algún día lo hará.

—Y bueno... — Besa mi cuello. —¿Cuál es tu casa de Hogwarts?

—Mmm.... La roja.

—Espera...¿Nunca has visto o leído Harry Potter?

—Sí. — Afirmo.

Vi una película, la mitad, pero eso cuenta.

—Soy super fan. — juguetea con mi cabello.

—¿Cuál es tu patronus?

¿Eso? ¿Un pin?

Bufo.

—Bien, jamás he visto ni leído. — él ríe.

—Mentirosa, podrías ser Slytherin. — me remuevo, sus dedos me hacen cosquillas. —Aunque Ravenclaw es tu casa, definitivamente.

—¿tú que eres?

—Slytherin, al igual que Rina. Ruel es Gryfindor; Rowan Hufflepuff al igual que Regan.

— Algún día veré Harry Potter. —ríe.

—Más te vale. Es más... Dormiremos aquí, viendo Harry Potter toda la noche mientras el anochecer y amanecer hagan acto de presencia. — Se levanta sin importarle que yo estoy al borde. —Le pediré al chef que prepare la cena y bocadillos, mientras Levi habita este lugar.

Lo observo.

—Anda, levántate.

Rainer comienza a caminar sin importarle que yo me quede, es un imbécil cuando quiere serlo.

¿Qué tan bueno es Harry Potter para que Rainer haga todo esto?

Corro para alcanzar a mi bipolar novio.

No es como me imaginé que pasaríamos la noche, aunque no me quejo, yo soy feliz a su lado, sin importar lo que hagamos.

—Hey, espérame. — Me quejo y él arranca a correr.

En definitiva, Gracias Leopold Greenwood.









.....




Heeeey!!!

I'm here

¿Cómo están, bellxs?

Les dejé un anuncio en mi tablero, así que corre tiempo desde la 1:20 de hoy, hasta la 1:20 de mañana.

¿Lo lograremos?

Sé verá mañana.

En fin.

Siganme en instagram como @thifany. Books.

Lxs amo.

Besos

-Thifany.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top