Capítulo 23|Rainer
Narra Rainer.
¡¡¡CELEBRACIÓN A LO GRANDE!!!
La mañana del día jueves se llevó a cabo del juicio en contra del socialite mejor conocido como Patrick Champion, nombre con el que se registró en las redes sociales. La atacada y nueva novia del multimillonario Rainer GreenWood, asistió en compañía de su pareja al juzgado número 13 de Los Angeles Ca. , EU. Para testificar en contra del socialite.
Fuentes confiables aseguran que el agresor no tuvo tiempo de defenderse, pues se presentaron testigos verídicos, lo que lo llevó a terminar bajo arresto con una condena por más de 20 años.
¡¿Ustedes lo pueden creer?!
No sé sabe cuáles fueron los cargos con los que mostró culpable. Lo que sí sabemos es lo siguiente...
¡Es momento del momento caliente!
Pasando al tema importante. Según una fuente confiable, el ex heredero llevó a su novia a comer al restaurante que él y sus hermanos fundaron. Ahí probaron distintos alimentos, pero lo que más captó la atención de los comensales, es que por primera vez se le vio al magnate feliz y enamorado. Todo parece ser que cupido lo flechó y hasta apunta a la boda.
¡Olivia, yo que tú, no dejo ir ese futuro asegurado!
Porque sí, ambos se conocieron en la compañía Greenwood, ella trabaja en una de las áreas de diseño. ¡Esto es como una historia de ficción!
Volviendo a lo anterior, eso no es todo. Al terminar de comer se trasladaron caminando al muelle de San Diego en donde subieron al yate adquirido por 15,000,000 por el magnate, en donde siguió la celebración, una muy caliente.
Nuestros reporteros captaron a la pareja, derrochando miel y haciendo más cosillas. En donde no se es necesario utilizar ropa.
Debido a problemas legales, no podremos adjuntar toda la evidencia, pero dejamos un par de fotografías.
¿Qué se sentirá hacerlo en el mar? No cabe duda que esta mujer se robo el corazón de nuestro ex soltero.
El sueño de muchas, la realidad de la chica más envidiada en Estados Unidos.
.........
Tiro mi móvil hacia la esquina del gimnasio, ¿qué clase de estupidez es esta? ¿En qué momento nos captaron?
Odio a la maldita prensa, que vivan sus vidas y las publiquen, aunque técnicamente son tan aburrida que tienen que colgarse de los demás.
Hablo con mis abogados para que intenten arreglar este enredo, aunque después de todo, ya no hay nada que hacer teniendo en cuenta que la noticia se viralizó el día de ayer.
Subo a mi habitación para darme una ducha, Olivia aún yace en la cama descansando, luce cómo un perezoso y no por lo flojo, sino, por lo despeinada que está; su cabello va a diferentes direcciones e incluso puedo observar saliva sobre su antebrazo.
Toda una escena expectacular.
Me río un poco, lo que hace que se remueva y ala vez me asuste. Una vez estuve en una situación igual pero con Rina y yo terminé siendo atacado por la noche.
En fin.
Voy al baño y me ducho, dejando que el agua se lleve toda la transpiración que provocó el ejercicio. Al terminar, me coloco una toalla en mi cadera y salgo nuevamente a la habitación.
Olivia ya está despierta, sin embargo, parece que se fue, me abandonó y viajó a otro planeta. Me planto frente a ella, sacudo mi mano enfrente y vuelve en sí.
—Buen día. — Espeto en primer estancia.
Hace una mueca.
—¡Vaya! A alguien no le hizo gracia follar anoche. — Su nariz toma una coloración rojiza por el horario matutino, así que me concentro en admirar esa peculiaridad de ella.
—Estoy agotada. — Sonrío. —¡Rain...!
—Yo no dije nada.
Hago un movimiento brusco por lo que se me cae la toalla.
Ups.
Los ojos de Olivia se trasladan a mi entrepierna, su mirada es tan intensa que me da un especie de escalofríos.
—Respetame, tengo los ojos arriba. — Tomó la toalla y la vuelvo a colocar. —Pervertida.
Me gusta bromear con ella, pues es de mi agrado que entienda mi humor.
—¿Qué hora es? — Pregunta ignorando mi drama anterior.
¡Oh no!
¡Eso si, no!
—Primero me sexualizas y ahora me ignoras, en dos minutos me dirás que soy un dramático. — Me cruzo de brazos.
—Basta, Rainer. — Abro los ojos.
—¿Cómo me dijiste? — Ella cierra los ojos.
—Me iré a dar un baño y tú, ve a ponerte ropa que tenemos que ir a trabajar.
—Tú no me das órdenes. — Reto.
—Pareces niño. — Llevo mi mano a mi pecho.
—Me largo, ve al trabajo sola.—Levanta su voluptuoso culo de mi cama y se pasea desnuda, hasta el cuarto de baño.
Maldita provocadora.
Salgo de la habitación y voy al vestidor, tomo un traje negro y me lo coloco, en sí, todos mis trajes son negros.
Temino mi rutina mañanera, así que voy al comedor para así desayunar.
La cocinera ya tiene todo preparado.
—Buen día, señor Greenwood. —Saluda la mujer que ha trabajado para mí desde hace un par de años, estoy seguro que se llama Grace, sin embargo, prefiero no llamarla por su nombre, ya que, no estoy seguro.
—Buen día.
Tomo una barra de pan tostado, le coloco un poco de miel y fresas, estoy por darle un mordisco, pero...
—¡Oye!— Me quejo, pues mordí aire.
—Muy lento. — Toma asiento al frente, trae puesta una minifalda café, una camisa blanca de manga corta por debajo de un chaleco y unos tacones delgados, no sé cómo describir esa arma mortal.
—El cabello rubio te está haciendo malvada. —Vuelvo a hacer todo el proceso de mi pan.
—Buen día, Margaret.— Saluda Olivia a Grace.
—Buen día, señorita Olivia . — Abro la boca.
Es una broma, ella se llama Grace.
Sí, eso.
—Pediré mi renuncia hoy y mañana firmaré. —Chilla.
Podría acostumbrarme a Olivia rubia, le da un retoque a su rostro.
—Mañana vendrá un agente y quiero que empieces a organizar el viaje, tienes presupuesto libre, solo toma en cuenta la gala de los padres de Beck y un evento que tengo en Mónaco con mis hermanos el 26 de agosto. — Ella rueda los ojos.
—Creí que tú organizarias todo. — Me río.
—¿Quieres que yo haga todo? — Asiente.
—Tengo cosas que hacer y sé puedes hacerte cargo.
Dejo la taza de café a la mitad y me levanto, es hora de irme, no sin antes lavarme la boca y dientes.
Levi entra a la casa, interrumpiendonos.
—Ya está todo listo. — Bufo. —Buenos días, Olivia.
—Buen día, Levi.
—¿Vas o te quedas? —Arruga su nariz. —Cierto, el cabello. — Asiente. — Nos vemos a la hora del almuerzo, Rati.
—¡Ya te dije que suena como Rata!
—¿Me importa?
Sigue chillando pero la ignoro y salgo de casa junto Con Levi.
......
Huyo de la sala de juntas, por hoy estoy exhausto de dar explicaciones de porqué tendrán que trabajar con Richard y no conmigo.
Vuelvo a mi oficina, Derry, mi secretaria me da una mirada un tanto extraña que ignoro, tal vez me tenga miedo.
Abro la puerta y me encuentro con un caos.
Ay no.
La silla que yo suelo utilizar esta siendo ocupada por mi padre y hay hombres guardando mis cosas en cajas.
—¿Qué te crees para estar despedazando la oficina que yo construí? —Ríe.
Como quisiera romperle la cara.
—Gracias por hacer más grande mi edificio y construir una maravillosa oficina en la que pasaré cada día de mi vida. — Esta vez soy yo el que río.
—No me vengas con estupideces, apenas sabes de negocios.
—Sé más que tú y por eso estás fuera de mi privilegio.— Señala todo mi espacio. — Desde mañana, yo seré el dueño de éste lugar.
—¿Osea que desde mañana Greenwood Enterprises, se irá a la ruina? — Su sonrisa decae.
—Cuando tú tomabas este lugar, yo ya lo había fundado.
—Tal vez, pero yo hice que la miseria que formaste, fuera una potencia internacional. — Río. — Pero no te preocupes, volverá a ser la misma mierda cuando yo de un paso hacia atrás.
—Aún puedes unirte a mí—Señala una silla a si lado.
—No voy a darte la herencia de mi abuelo. — Se levanta.
—Eres tan imbécil que prefieres dejar todo lo que tienes por una mujer. — tomo asiento en mi sofá.
—¿Quién fue la persona que conspiró para juntarme con una mujer que no me atraía?
Tengo que controlarme.
—Me equivoqué, a Francia podía controlarla, en cambio a Olivia, jamás he podido hacer que se doblegue.
Francia.
Mi corazón hace acto de presencia.
La única persona que he amado, la única que le he dado mi corazón y la única que lo ha destrozado.
Francia O'larsson. Hija de un diseñador y una modelo franceses.
La conocí en la universidad, creí que iba a casarme con ella, de hecho hasta compré un puto anillo
¿Qué pasó?
Día previo al compromiso, mi padre me envió un mensaje, abrí la puerta y los vi. Francia estaba con sus manos alrededor de la puta polla de mi padre.
Recordarlo me hace sentir vulnerable y prometí, que jamás volvería a serlo.
¿Qué pasó después?
Regresé a mí departamento, saqué sus cosas y dije estupideces, intenté asesinarla por humillarme, le demostré lo mucho que me había hecho daño y le di el privilegio de saberlo.
La única persona que he amado.
—Francia era una ramera, Olivia no lo es. — Espeto serio. Quiere doblegarme tocando mi punto débil. — Y no estoy dejando todo lo que he hecho, por una mujer. No soy tan imbécil.
—Sí lo haces por una mujer, pero no por la que estamos hablando. — Derrumbo la barrera.
—Esta platica terminó, me iré y te dejaré tu puta oficina.— Me levanto. — Soy tan inteligente que puedo hacer algo que duplique lo que hice con este lugar, pero si te metes con ella y le dices la verdad, me olvido que eres mi padre.
—Expadre.
Río. — Gracias al cielo.
Tomo el portaretratos con la foto de mis hermanos y me marcho.
A partir de hoy, me toca defender mi nombre por mi cuenta.
Afuera, todos los empleados están en los pasillos, de repente hacen lo que menos me esperaba. Aplauden hacia mí.
Pude haber sido un hijo de perra con ellos, pero me respetan y saben que gracias a mí, tienen un trabajo con un sueldo superior a lo justo.
Sonrío.
Me voy con la cabeza en alto y no hay mejor satisfacción que saber que Richard no tiene ni la menor idea de lo que acaba de hacer.
Tengo mi último as bajo la manga.
Arnie y Olivia se acercan, ella me abraza al igual que espeta que todo va a estar bien.
—Gracias por todo. —Sonrío. —En un par de meses tendré abierta la convocatoria de vacantes y espero contar con sus currículums.
—Gracias, señor Greenwood.
—Rainer. — Corrijo. —desde hoy no soy un Greenwood.
A la mierda mi apellido, no necesito nada de Richard.
Me despido de las personas más importantes y me marcho.
No había vuelto a sentir nostalgia desde Francia.
Me doy la vuelta para admirar la empresa que me vio crecer y sé que algún día volverá a ser mía.
Estoy sacrificandome por la persona que más amo en el mundo y porque sé que si sabe la verdad, su vida se va a ir a la mierda.
Levi me abre la puerta de mi auto y me marcho.
.....
Por más que leo una y otra vez la receta que viene en Internet, no encuentro la maldita forma de hacer que la pasta se cosa a fuego medio, ¿eso como demonios se hace?
Dejo todo tapado y me voy al sofá.
La vida de desempleado tampoco está tan mal.
—Somo tú y yo, perro rata. — Señalo a June, pues parece ser que Olivia fue por él en la mañana y ya está aquí.
Me levanto, voy por un paquete de ibéricos y vuelvo a tumbarme.
—¿Qué se hace cuando quieres enamorarte pero no puedes? — Ladea su cabeza. —Olivia es hermosa, maravillosa para ser exactos, pero no estoy seguro de amarla; no siento todo lo que sentía al estar con Francia.
Trago el ibérico.
—¿Me gusta? — Le doy un trozo. — Sí, creo que me gusta, sin embargo, no es amor y me aterra porque sé que ella si lo hace.
June se larga.
—¡Oh, vamos! — Le grito.
Enciendo el televisor y por más que busco algo bueno en la programación no encuentro nada, así que la apago.
June regresa.
—Eres tan feo que tu madre aceptó que te regalaran. — cómo si supiera lo que estoy diciendo, salta sobre mí cabeza.—¡Heeey!
Maldita rata.
Nunca he tenido mascotas, por ende, June es lo más cercano a una y justo ahora, agradezco que mi padre haya hecho que no tuviésemos una.
—Volviendo a tu dueña...— Acomodo a la rata sobre mi regazo desnudo.— Tal vez si pueda enamorarme de ella con este viaje que haremos, sin ti, claro.
Muchas personas creen que soy un ser sin sentimientos, que no me fio de nadie y que soy una amenaza. La realidad es que, la única persona que sabe quien soy yo, es Rina. No soy lo que aparento ser, aunque tampoco lucho por no intentar parecer lo contrario.
Escucho que la puerta de la entrada se abre, bajo de inmediato a June y enciendo el televisor.
—Llegué. —Chilla Olivia con una sonrisa. —¿Por qué huele a quemado?
¿Quemado?
¡La pasta!
Me levanto rápidamente de sofá, la cocina esta inundada de humo que sale de la cacerola.
¡Maldita sea!
Apago el fuego y observo lo que ahora es carbón, pero antes era pasta.
—Seguí las instrucciones al pie de la letra. — Rati ríe.
No me hace gracia.
—¿Qué instrucciones?
—Colocar la pasta con una taza de agua, a fuego medio.
—Esa mierda no era fuego medio, Rain... estaba al tope. — Silbo.
Ups.
—¿Utilizaste la taza mediadora? — Vuelvo a silbar.— ¿Te parece si te colocas ropa y vamos a comer fuera?
—No quiero salir.
—Bien, entonces pide comida en lo que yo me pongo cómoda.
—Trato.
Trato de hacer memoria de la última vez que vi mi móvil, hasta que recuerdo que lo dejé en el gimnasio.
Voy por él y ordeno comida decente del restaurante que está a dos kilómetros.
Mientras espero, enciendo el televisor nuevamente y coloco un documental que recordé en quedar de ver.
Me he convertido en un ama de casa.
—¡Listo! — Espeta Olivia, viene con leggins y sostén deportivo.
—¿Se te perdió el gimnasio? — Rueda los ojos. — Me gusta tu cabello, se parece al mío.
—Decidí pintarlo obscuro, hace que mi piel luzca más pálida.
—La mejor decisión. — Palmeo mis piernas.
—¿Qué pediste? — Toma asiento en mi regazo.
—Pasta y lomo. — Coloco su cabello detrás de su oreja.
Me gusta apreciar sus pecas cuando no trae maquillaje, también me agrada saber que pocos saben que las tiene y que yo soy uno de esos que lo sabe. Me gusta más su piel sin productos, que cuando los tiene encima.
—Hablé con tu padre. — levanto una de mis cejas. — Mañana pasaré por mi cheque y mis cosas, me dijo que comprende que ahora que no eres el dueño, quiera irme.
—Entre más pronto estés lejos de ahí, mejor para los dos, Rati.
—Si sigues diciéndome Rati, te llamaré Remy. — Apunta mi mentón con su dedo índice.
—¿Remy?
—Investigué y Remy es el nombre de la rata que sale en la película Ratatouille.
—Yo no soy una rata.
Sí, quería un apodo, pero ya no quiero nada.
¿Remy?
Que original.
—Piénsalo, “R” por tu inicial. — Ríe. — Además, según Internet, Remy es inteligente, perseverante, inconformista e inspirador. Prácticamente lo que tú eres.
—¿Dejarás que te siga llamando Rati? — Asiente.— Trato.
—Debería colocar Ratatouille para celebrar, nunca la he visto. — Me encojo de hombros.
—Coloca lo que deseés.
Hago que Olivia se siente en el sofá, para así, poderme levantar e ir por vino.
Creo que lo que más me emociona de mi nuevo hogar, es el cuarto de vinos, pues soy fan y aficionado de coleccionar sabores, cosechas y marcas diferentes.
El timbre suena tras un tiempo, me apresuro a ir a abrir la puerta, no obstante, me detengo a la mitad del camino ya que Olivia lo hizo primero.
Dejo la bebida en la mesa de centro en lo que Rati vuelve, realmente deseo comer algo, ya hace un par de horas que no lo hago.
Veo como Olivia trae mi pedido, tomo la bolsa extra y la Abro.
Bendita la persona que inventó la tarta de queso.
—Primero es la comida y posteriormente el postre. — Olivia golpea el torso de mi mano.
Maldita.
—No sé cómo voy a soportarte un mes. — Ruedo los ojos.
—¡Remy! — Arrugo mi nariz, no hay apodo más feo en el mundo.
Tomó asiento mientras espero que Olivia vaya por la cubertería. Reviso si esta distraída para tomar en marcha mi plan.
Tomar un trozo de tarta.
Abro la bolsa, saco al amor de mi vida y entonces...
—¡Ya dije que no!
Olivia golpea la tarta a modo de que esta cae de entre mis manos, lo siguiente es que la veo esparcida y hecha trizas en el tapete.
Mi tarta.
Me levanto de inmediato, fulmino a Olivia y me marcho.
Puedo soportar cualquier cosa, pero que se metan con mi platillo favorito, es como apuñalarme.
.....
—¡Vete! —Espeto al aire, pues cerré la puerta con clave, dejando a Olivia afuera.
Pensándolo bien no es Persefore, ni rati, ella es Hecate. Malvada.
—¡Dejame entrar! — Bufo.
—¡Largate!
La puerta se abre.
—¿Qué?
—Tus clave era predecible, la fecha de nacimiento de la persona que más amas.
—Gracias por decirlo, ahora sé que tengo que cambiarla. — sigo fingiendo que no la veo.
De reojo miro su silueta.
Sonrío.
Es una... Rati.
Olivia trae un vestido transparente sin nada por debajo, una bolsa de papel y el vino que no abrí hace un rato.
—¿Vas a seguir ignorandome? — Pronuncia en un tono casi similar a un susurro.
No voy a caer.
Tomo mi móvil sin saber que hacer con él.
—Rain...
Siento como la personificación de Rati se sube encima de mi y se coloca justo al nivel de mi pene.
Alguien está jugando sucio.
Tal vez debería enfadarme más seguido.
Ella me quita el móvil de las manos para que pueda verla, saca lo que sea que trae en su bolsa y me lo muestra.
Una nueva tarta de queso.
Esta vez si sonrío.
Elevo mi torso a modo en que quedo sentado, Olivia me extiende una copa para después servirme un poco de vino.
—Lamento haber arruido tu tarta. — su labio toma una forma rara, es como si intentara hacer un puchero. — Pedí una nueva y está aquí, es toda tuya.
Admiro lo que tengo al frente; Olivia, mi postre favorito y mi vino favorito, pronto mi mente vuela a diferentes escenarios que me agradan por completo.
—Rain.. —Oliva se remueve un poco, su rostro está casi tan rojo que las fresas que le colocan a la tarta como decoración.
Tal vez mi mente voló demasiado y causo una ligera ereccion.
Ya puedo casi saborear todo lo que me imagino.
Sí tan solo...
—¿Rainer? — pregunta extrañada.
Cómo sea...
Sacó el camisón que trae puesto, hago que se recueste, tomo un poco de Tarta y se la coloco en ambos senos.
—Cuando pedí la tarta no me imaginé que iba a terminar sobre mí y no dentro.
Comienzo a lamer alrededor de donde está el postre, coloco mi cara entre medio de sus tetas y doy un mordisco.
—Rain... — Escucho como si corazón late apresuradamente, es magnífico.
Tomo el vino y lo vierto sin importar que se derrame de igual forma, sobre las sábanas. Lamo de abajo hacia arriba hasta llegar a sus pezones, que es en donde hay mayor cantidad de tarta.
¿Cuál será el primero?
No lo pienso mucho y tomo el derecho, lo meto a mi boca creando un contraste demasiado exitante.
Escucho como intenta no gemir y su respiración se entrecorta. No voy a mentir, adoro escuchar como Olivia se estremece.
Succiono de su pezon y Lamo hasta que no queda nada de postre.
Así mismo hago con el siguiente.
Tal vez si hay algo que me guste más que la tarta y eso es el cuerpo de Olivia.
—No es justo que solo tú comas. — Se queja.
Sé lo que quiere, la conozco.
Dejo de lamer, me levanto y me desnudo.
—Es tu turno. — Espeto, veo sus ojos, están casi obscuros a pesar de ser claros.
Olivia toma un trozo de tarta y la coloca alrededor de mi pene, sus manos se mueven con torpeza lo que me hace creer que es la primera vez que hace algo así.
Vierto vino a nivel de mi epigástrio, siento como mi cuerpo se contrae con el frío de la bebida.
—Todo tuyo. — Espeto ansioso.
Verla de esa forma es como ver a un niño con juguete nuevo, qué aunque sé que es una mala comparación, su rostro se le asemeja.
Olivia comienza lamiendo desde el inicio de la línea que trazó el vino; Cierro los ojos para poderme controlar, sin embargo, los Abro una vez que ella llega a nivel de mi pene y está arrodillada.
No me interesa saber si su boca tuvo dentro la entrepierna de alguien más, ni como aprendió a hacer orales perfectos, lo único que me interesa es que ahora los hace para mí.
Primeramente lame la glande que tiene más cantidad de tarta, después de desliza en espiral desde el inicio hasta la extremidad. Observo como sus ojos me buscan desde abajo y me enciendo, es demasiado atractivo para mí, verla así.
Tomo su cabello y hago que se introduzca casi todo mi pene dentro de su boca, no soy presumido y aunque me duela, tengo que darle gracias a mis padres por toda la anatomía de mi cuerpo que es... Voluminosa.
Escucho como de ahoga intentando adentrarse más y es entonces cuando muevo mi pelvis embistiendo su cavidad oral.
—No dejes de mirarme. — ordeno.
Me encanta ver como se exita.
Sigo el ritmo hasta que me es insoportable no dejar salir fluidos. Tomo con ambas manos mi pene y direcciono a su cuerpo para que caiga ahí el líquido transparente.
—Tienes razón.
Me recompongo.
—¿Ah? — Pregunto confuso.
—La tarta de queso está buena y creo que ahora es mi favorita...
....
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top