Capítulo 18| La Tormenta (Reescrito)

Las noticias se esparcieron como el viento, los siguientes días; sin embargo, Rainer salió a aclarar todo públicamente y a dar una versión alejada de la realidad, en donde él sobrevivió, ya que no subió al avión y eso fue lo que salvó su vida. Nada que los contactos y el dinero, no puedan resolver.

Ayer asistí al doctor para que recibir el alta, me revisó y todo está en orden, el procedimiento salió a la perfección y ya estoy apta para trabajar o tener sexo, lo que alegró a Rainer, aun si no pudo acompañarme a la consulta y estuvo al tanto por medio del móvil, él Está fuera arreglando el contrato de un terreno para expandir la inversión por la que ha estado trabajando día y noche.     

Se supone que vuelve esta tarde para ir a los Hamptons y seguir con la tradición de celebrar con decenas de famosos el cuatro de julio. La fiesta la organiza Rowan con ayuda de Beck en la residencia de los padres de este último, ya que, Rainer prefiere que su espacio de paz no sea irrumpido durante el tiempo que se canse y opte por ir a dormir. Es un anciano en el cuerpo de un adonis.

Ya tengo preparada la maleta con todo lo necesario, aunque Rowan insiste en ir de compras a Manhattan en cuanto llegue o mañana por la mañana.

Sinceramente estoy nerviosa, es mi primer evento informal con ellos y no es que me desenvuelva bien, no soy de hacer amistades tan rápido.

Me levanto del sofá y voy ala cocina a revisar si ya están frías las galletas que metí a hornear, pues ya hace un par de minutos que el horno indicó que el tiempo de cocción que coloqué, ya había finalizado. Con cuidado saco la charola y tomo un galleta.

No tenía fé de la receta, pero en verdad están buenas.

—¿Dónde estás? — Abro los ojos al reconocer su voz.

Está aquí.

Salgo de la cocina a la sala sorprendiendolo, es extraño verlo en camiseta blanca y no en uno de los trajes que utiliza comúnmente.

—Alguien utilizó mucho detergente. — Me burlo.

—Me hicieron jugar el estúpido golf y en el club no dejaron que ingresara si no calzaba está abominación. —Hace una mueca de desagrado.—Estás llena de sobras. — Farfulla una vez me observa desde arriba, pasa su pulgar por la comisura de mis labios y posteriormente lo lleva a su boca.

—Hice galletas mientras esperaba, le llevaré unas cuantas a Rowan.

—Acaba de empezar una dieta Tailandesa, me tiene cansado con sus mensajes invitándome y pidiendo que me suscriba. — Se tira sobre el sofá.

—Entonces serán para Ruel. —Lo acompaño sentandome del otro lado.

—Espero que tengas todo preparado, el jet ya está esperando en la pista. —Toma mi mano y deposita un beso en mis nudillos. —Extraño tus manos alrededor de mi...

—Rain... —Interrumpo divertida.

—Por primera vez mi mente pide sexo pero mi cuerpo grita por un descanso. — Bufa aún con sus manos al rededor de las mías —Llegaremos a Nueva York ya tarde, sin contar la distancia del aeropuerto a la residencia y en lo que nos reciben o acomodan el equipaje ya será la media noche —Suspira. — mañana será un día imposible con mis hermanos, a pesar de que ya hay gente encargada de organizar toda la logística de la fiesta.

—¿Sabés quienes confirmaron?—Ladea su cabeza y acaricia sus sienes.

—Hay dos hermanas que son modelos, ellas siempre asisten; tres socialites famosas; actrices y un par de cantantes. Threams siempre toca antes de que lancen la pirotecnia.

—¿Irá, Daniel?

—Sí, pero no te emociones porque trae a su novia cada año.

Bufo.

—Ve por tus cosas. —ordena antes de recostarse sobre el sofá.

Espero que estos tres días lejos del trabajo le sirvan para despejarse. Rainer es realmente el tipo de hombre que vive para su trabajo y eso lo está consumiendo, sumado a los problemas parentales y tomar una decisión sobre qué hacer con el dinero que su abuelo le heredó. Necesita un cambio de aires al menos un par de minutos.








.......


Despierto a la mañana siguiente después de haber abordado el avión que Rainer compró, o fue hasta donde me quedé, pues ya no me encuentro en el Jet, si no en una habitación con acabados mínimalistas al estilo de Rainer.

Con respecto a mi jefe.

¿Dónde está Rainer?

Su lado de la cama está impecable, como si no hubiese pasado la noche conmigo.

Me deshago de las sábanas y me encamino a una de las puertas esperando que se trate del tocador. Apenas confirmo que si se trata de esa ala de la habitación, entro a asearme la boca y limpiar un poco mi rostro. Al término, busco la salida y me dirijo a la primer planta. Es increíble la magnitud de esta propiedad, que aun si es conmesurable, solo es un lugar para vacacionar.

—Buen día, señorita. — Saluda una de las mujeres de servicio apenas me observa.

—Buen día. —Intento regresarle una sonrisa. —¿El señor se encuentra con sus hermanos? —Niega.

—Salió apenas el sol comenzaba a ponerse.

—Gracias.

Debió haber surgido un imprevisto, últimamente Rainer trabaja a sol y a sombra.
No lo llamaré, ya lo hará él más tarde.

Vuelvo a la habitación a tomar una ducha para así ya esperar a Rowan en condiciones favorables y no con los cabellos hechos marañas. Justo antes de quitar le enjuague, la puesta corrediza qué divide la ducha con el toilet se abre y Rowan entra sin importarle qué me encuentre desnuda.

—Quisiera tener tu maldito cuerpo. —Se queja. —No sé que está mejor, tu rostro o tú.

—A mí me gustaría tener privacidad. — Ríe.

— Como sea... —Le resta importancia. — vengo por ti para ir a desayunar e ir por nuestro vestido.

—Estaba por llamarte en cuanto saliera.

—Lenta, ya estoy aquí y Ruel se ofreció a cargar las bolsas. — Sonríe orgullosa, pues hacer que Ruel nos acompañe es un trabajo difícil.

¡Ese no era el trato! —Chilla y por la lejanía de su voz supongo que debe estar esperando afuera.

—¡Cállate, ya estás aquí y no puedes irte. Se lo prometiste a Beck! — Esta vez, río yo. — Esperaremos afuera, pero date prisa que tenemos que regresar temprano para recibir a los invitados.

Aplano los labios.

Termino de asearme con el tiempo encima, por ello solo opto por un vestido suelto de olanes y encaje blanco. Me calzo botas blancas y finalizo con dejar mi cabello secar al natural.

Salgo fuera de la habitación, la primer persona en juzgar mi atuendo es Rowan.

—Vaya, nunca te había visto tan cubierta. —Ruedo los ojos. — No me mal entiendas, últimamente vistes diferente.

—Déjala, es el impacto Greenwood. —Interrumpe Ruel desde el ala opuesta.

Mi mente se queda atrapada en dicho comentario, pues no es la primera vez que alguien lo dice en éste último mes. No me estoy perdiendo por intentar tener algo con Rainer, soy yo y no dejaré de serlo, solo es un poco de ropa Distinta, algo más acorde a como tengo que vestir y nada más.

Camino un poco, me detengo frente a una puerta de vidrio en donde mi reflejo se aprecia en cuerpo completo.

Puede que lo que traigo puesto no lo haya usado nunca porque mi estilo desde que me alejé de Evan se volvió provocativo y alocado, fue cuando me revelé pues comencé a comprar prendas cortas con escotes pronunciados. Ver mi reflejo solo me recuerda a a la persona que era cuando estaba con mi ex prometido, la niña que quería casarse y vivir para un matrimonio que estaba en quiebra desde que comenzó.

Tal vez si tengan razón, estoy perdiendo aquel estilo, sin embargo no significa que quiera regresar a él. Por primera vez en meses me siento bien para no tener que sentirme hermosa buscando la aprobación masculina. Así que... Qué importa lo que opinen.
Estoy feliz usando ropa normal, Rainer me quiere aun en pijama y no tengo que insinuarme para que me note.

Le sonrío a mi reflejo.

«pudimos salvarnos».

Corro detrás de los hermanos Greenwood, me espera una mañana complicada tratando de encontrar el atuendo perfecto según el criterio de Rowan, incluso comienzo a arrepentirme; confío en que Rainer vuelva temprano y tenga espacio para salvarme.




.......



Mis manos tiemblan y creo que Rina lo nota, así que me da una sonrisa que no logra tener un mínimo impacto. Los invitados comienzan a llegar y la residencia de los padres de Back, está repleta de globos, luces y más decoraciones alusivas a la fecha; fue un excelente trabajo por parte de la empresa al cargo.
Llamo al teléfono de Rainer, llevamos intentando contactarlo desde el medio día sin éxito, sin embargo llamé a la oficina y me informaron que estaba en una junta muy importante, así que no quise molestar más, hasta ahora.

Un grupo de chicas esbeltas llega imponiendo su presencia desde que ponen un pie dentro. Son modelos, no queda duda.

—¡Rina! — Saluda una de ellas. — Gracias por la invitación.

—Creímos que tu hermano no querría que asistiéramos, con eso de que tiene nueva conquista. — Espeta una de ellas como si yo no estuviera al frente, sé que hablan de mí, no hay otra persona que salga con un hermano Greenwood a parte de mí.

Trato de no revolver mi mente con comentarios llenos de cizaña.

—¿Dónde está el señor gruñón? — Los hermanos Greenwood ríen.

—Trabajando. — Me apresuro a responder. — Vendrá más tarde.

El grupo de modelos me analiza de pies a cabeza sin un mínimo disimulo.

—El nuevo juguete. — Susurra una de ellas, por lo que comienzan a reír todas.

Hay una parte de mi que quiere enfrentarlas hasta que se arrepientan de burlarse, pero también hay otra parte que me pide mo hacer nada, pues no vale la pena.

Yo soy mejor que ellas aunque no tenga sus físicos.

—Iré por algo de beber. — Informo a Rowan.

Paso a un lado de ellas con la cabeza en alto y contorneando mis caderas, el vestido fue una gran opción después de todo.

Tomo asiento en un sofá alejado de los pocos invitados que ya llegaron. La barra está a contra esquina así que no creo que alguien venga a molestarme mientras espero la llegada de Rainer.

Con forme pasa el tiempo, más personas van apareciendo a tal punto de llenar la sala y parte del jardín. No era una multitud lo que esperaba, aunque teniendo en cuenta de quienes son los organizadores es lógico que los invitados no hayan declinado la invitación.

—Hola. —Alzo la mirada al frente. — Nate.

Estoy cansada de los desconocidos.

No respondo.

—¿Puedo sentarme? — Lo ignoro.

Bufa.

Sigo llamando al móvil de mi novio.

—Si no quieres hablar, solo dilo. — Cierro los ojos y bufo. — Aunque yo no como, bueno si lo hago pero no personas.

Ruedo los ojos.

¿Acaso no entiende que no deseo conversar?

—Vaya, ahora lo entiendo. No tienes voz. — Ríe. — Lástima, parecías buena...

—¿Se te ofrece algo? — espeto molesta.

Niega. — No, aunque ahora sé que tienes una hermosa y sana voz.

—Vaya descubrimiento. — Lo observo mal.

—¿Qué haces apartada? Hay una fiesta con bocadillos estúpidamente extravagantes y deliciosos al frente mientras solo estás viendo una pantalla y mirando mal a todo aquel que se te acerca. Eres muy ermitaña.

—¿Has estado viéndome? —Asiente sin siquiera tratar de ocultarlo. Es un hombre atrevido.  —¿ Ni si quiera lo niegas?

—No soy mentiroso, crecí viendo Pinocho y es malo mentir. — Sonríe tras la estupidez más grande que he escuchado en las últimas horas.

Aprovecho para detallar su rostro. Su mandíbula marcada con lunares poco visibles es la protagonista que hace brillar a sus ojos, unos orbez en tonalidad turquesa. Su cabello rubio no es corto, de hecho está bastante largo para un hombre de su estilo y sus labios son finos sin llegar a ser invisibles.

—Ahora que sé que estás prestándome atención... — Se gira para quedar al frente de mí. — Mi nombre es Nathanel Vanders.

Abro los ojos.

—El mejor cirujano cardiotorácico y plástico reconstructivo, según la revista vogue. —Suelto sin medir mis palabras. Acabo de ver un reportaje sobre él hace unos días y es imposible no admirarme que esté frente a mí.

—Bingo. No me gusta presumir pero de una forma u otra tengo que impresionarte.

—Estamos en una fiesta repleta de celebridades. — Señalo con la mirada. — Así que no creo que puedas impresionarme.

—Me gustaría invitarte un trago, — Lo observo con una ceja levantada. —No tarda en ser la hora en que se lanza la pirotecnia, también podría acompañarte si lo desea.

—Tengo pareja. — Aclaro al sentir sus intenciones.

—Y yo estoy divorciado, el amor no es para siempre. — Tira su cuerpo para atrás. —Al menos vamos a bailar un poco, mi esposa me puso lo cuernos hace un mes y yo aún no me recupero.

Cierro la boca.

—Creí...

—¿Qué yo había sido el problema? — Asiento. — Tal vez, pero no me gusta quedarme en el pasado, por ende, no importa. Anda, acepta bailar conmigo.

Bufo.

—Mi novio está por llegar.

—Calentemos los lugares en lo que él se digna en aparecer y hacerle compañía a la hermosa dama que tiene por novia. — su mano roza mi muslo ligeramente.

—¿Siempre eres así? —pregunto y Se encoge de hombros.

—Es mi forma de atraer a las mujeres que me parecen atractivas, no obstante, usted me está costando mucho de impresionar. — Se levanta. —No quiero tener nada que ver con usted, de hecho podría creer que estoy usándola. Mi plan es ser fotografiado esta noche con una mujer hermosa y que al siguiente día salga en un portal de revistas faranduleras.

—¿Propósito?

—La mujer ya antes mencionada cree que aún tiene una oportunidad y no deja de ir a mi empleo para molestar. ¿Puede creer que interrumpió una cirugía de corazón abierto?

Observo hacia la esquina, Ruel esta viendo en nuestra dirección.

Mi mente me lo recuerda, yo sé de Nathanel porque es una de las mayores inspiraciones de Ruel. No me esta viendo a mí, lo ve a él.

—Acepto. —Me levanto. —Pero antes quisiera presentarte a una persona muy importante.

—Solo quería un trago, no conocer a tu familia. — Bromea y yo niego divertida.

Pido a Nathanel que me siga hasta donde Ruel está sentado; estando ahí tomo dos copas de vino que me ofrece un mesero, le entrego una a el doctor y otra la bebo yo.

—Nathaniel, le presento a mi... — Lo pienso. — Amigo, Ruel...

—O'Connell... —Interrumpe el menor de los hombres Greenwood.

¿El apellido de Arnie?

—Él es aspirante de medicina, ya que el próximo mes entrará a una de las mejores universidades del Ivy League.—Nathanel, ríe.

—Así que estoy frente a uno de mis futuros colegas. Felicitaciones, obtener una carta de aceptación de cualquier universidad relacionada con la medicina es un maldito honor. —Ambos se tienden la mano. — ¿Hacia qué rama te inclinas?

—Aún estoy probando, creo que aún tengo tiempo suficiente para decidir qué especialidad tomar.

—Mi hospital tiene un programa de intercambio por medio de un convenio con las universidades de investigación médica. De hecho estamos trabajando en un nuevo proyecto que tal vez te interese. Como eres amigo de la bella dama presente. — Me observan. — Pediré que te envíen un pase a los laboratorios y puedas tener acceso a los palcos fuera de quirófano y al anfiteatro.

—¡Mierda! —Chilla.—Yo, es... Gracias.

—Pero promete que estudiaras cirugía. —bebo de la copa.

Nunca había visto tan feliz a Ruel, aunque haciendo memoria, nunca había visto feliz a Ruel.

—Te firmo un acta si es necesario. — Él rubio y yo reímos.

Dejamos de reír al escuchar un estruendo, igual que gritos.
A lo lejos percibo la voz de Rainer, así que me levanto y huyo hacia allá, sin importar dejar a mi supuesto acompañante con Ruel.

Rowan me da una mirada desde lejos que me indica que algo va mal, es como una pequeña advertencia de cómo están las cosas afuera.

Por fin logro salir, Rainer está desalineado y fuera de la temática de la fiesta. Mi corazón se sobresalta porque nota que es verdad, nada va bien.

—¡Déjame entrar! —Le grita a Regan que intenta tranquilizarlo. —Necesito unos putos tragos y mandar a la mierda todo.

—¡Basta!— Grita Regan y Rainer niega. —¡Ve a casa y tranquilizate!

—Mi puta novia está allá adentro con un imbécil, no voy a irme.

¿Nathanel?

¿Cómo lo sabe?

—Olivia está en esa esquina viendo tu espectáculo. —Me señala.

Trago grueso.

Es la fiesta por la que Rowan ha estado trabajando mucho, no puedo permitir que un arrebato de Rainer la arruine.
Tal vez solo bebió de más y está borracho, lo mejor es que lo lleve a su casa.

Rainer me toma de la mano desprevenida, duele la forma en que me lleva tanto que siento marcado su agarre.

Cierro los ojos.

Me jalo un poco zafándome de su agarre.

—Vamos a tu casa, pero yo conduzco y no vas a decirme que no, no me dirás que hacer esta vez. —Me impongo.

—¿Quién...

—Hay prensa por todos lados, si no me das las llaves de tu auto, daré un comunicado explicando como inició nuestra relación. —Reto. —Así que, dame las llaves.

A regañadientes, me la entrega.

Conduzco a la residencia de Rainer tardando un poco más de lo que creí; sin embargo, en todo el camino Rainer no para de lamentarse.

Estaciono su auto en la entrada y sin pedirle que baje o mencionarlo, sale del auto.

Cuidar a Rainer tomado es como lidiar con un bebé.

Lo busco en la sala, pero no tengo éxito, así que voy hacia la habitación con la esperanza de poder localizarlo. Apenas abro la puerta comienzo a escuchar sollozos.

No puede ser Rainer, es imposible.

Lentamente me acerco y observo lo que me negaba a creer. Sí es él quién llora.

Mi corazón se encoge.

Mi cuerpo no reacciona, es como si mi mente se negara a la idea de Rainer siendo vulnerable. Es increíble observar esta versión de él, Rainer no es así, él jamás se dejaría ver en este estado.

—¿Puedo ayudarte en algo? —Tomo asiento en la cama, a su lado.

—Vete. —pide entre lágrimas mientras Cubre su rostro. —Quiero estar solo.

Observo una bolsa de plástico del estilo de las que dan en las tiendas comerciales y un par de botellas de alcohol en tamaño pequeño. Ahora entiendo por qué Rainer estaba tardando; primero llegó aquí y una vez que terminó el licor fue a la celebración.

—¿Va mal la empresa? — Me acerco más. — Si es así, puedes con eso y más.

—La empresa es lo de menos. —Balbucea.

—¿Entonces...?

—¡Déjame tranquilo! —siento mi estómago dar un vuelco.

Tal vez si sea mejor dejarlo solo, sé que no me dirá nada en ese estado. Y no puedo ayudarlo si no quiere ser ayudado.

—Estaré en la habitación en la que dormí. — Informo.

Camino en dirección a la salida acortando mis pasos esperando que eso logre que Rainer diga una palabra acerca de lo que le sucede y al parecer funciona, puesto a que escucho su voz.

—Tuve una junta con los abogados de mi padre. —Me detengo. —Hizo una prueba de ADN para impugnar el testamento de mi abuelo.

Me mantengo en silencio. ¿Qué se dice en ocasiones así? No sé cómo reaccionar.

—Salió negativo, no soy su hijo.

La noticia me cae como un balde de agua.

Ahora entiendo porque está destruido.

—Yo no soy un Greenwood. —Termina como si estas últimas palabras le quemasen en la boca.—... Richard inició un juicio para dejarme fuera de todo y en la calle.

—Rain...

—Voy a perderlo todo.

Corro a abrazarlo. Si creí que había problemas estaba en lo correcto, la tormenta apenas se estaba avecinando; sin embargo, no solo era un tormenta, era un huracán dispuesto a arrancar todo a su paso y eso que apenas estaba iniciando.





.......

Heeeeey!!!

Ya, vale lo siento.

Bueno, no diré nada porque creo que llegará mucho hate hacia mi.

Deje un par de anuncios en instagram.

Que gane el mejor postor, no es cierto.

Pero lo que si es cierto es que estaré haciendo la misma dinámica capítulo tras capítulo, le da más emoción.

Anyways.

Nos vemos prontito y Az_Lu13 felicidades, tienes dos días para reclamar el premio de las cinco preguntas acerca del futuro del libro.

En fin.

Siganme en instagram como @thifany.books

Lxs amo.

Besos.

-Thifany.

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