Capítulo 14 |Cariño . (Reescrito)
Pausadamente abro los ojos y parpadeo acostumbrándome a la claridad. Al rededor una de las enfermeras quita las intravenosas de mis brazos y Rainer yace a un costado junto con un par de prendas cómodas.
—Debemos volver a California. — Es lo primero que espeta apenas ve que ya he recuperado el conocimiento. —Hay una reunión en casa por asuntos familiares.
—¿Mm? — Murmuro, mi cerebro aún no está preparado para formular palabras.
— Te explicaré al llegar al avión.
—¿Ruel y Riña? — Bostezo.
—Llegarán a tiempo, el evento es mañana por la mañana. Nosotros nos vamos con tiempo porque Myrthe me pidió llevarte con ella lo más pronto posible.
—¿Myrthe? — ladeo mi cabeza. —¿Qué día es hoy?
—veintiséis de junio.
Maldigo.
Cada veintiséis de julio, Myrthe y yo acostumbramos a ir a dejar víveres y juguetes al orfanato y al asilo que está en la zona, ya que es el día en que ellos hacen la llamada "feria de recaudaciones", que consiste en hacer ventas y juegos para conseguir capital. Yo no me considero fan de hacer caridad, soy mala para ello, sin embargo, Myrthe ama darle lo poco que le queda de ella, a los demás.
En el transcurso del hospital al aeropuerto el doctor me da el alta con un sin fin de indicaciones y cuidados que tengo que tener hasta que las píldoras hagan el efecto que se desea obtener, el cual consiste en expirar los restos del embrión que apenas estaba formándose. Según el médico no habrá dolor, ni tampoco será posible observar cuando salga, todo debido al tamaño que presenta.
—Una vez que lleguemos a California, Levi te llevará a mi casa porque yo necesito recibir a un nuevo cliente que viene desde lejos.
—Yo creí...
—Trabajo es trabajo y para mí , el trabajo siempre irá primero.
—Quiero ir a mi casa. — Se gira en seco.
—¿Quieres ir a esa cosa? — responde despectivo.
— Esa cosa es la casa que yo misma compré con el sudor de mi frente. — Rueda sus ojos.
—Yo compré la mía de la misma forma, nadie me la obsequio y ni siquiera sé porque tomo en cuenta tu opinion si haremos lo que me dé la gana. — Se levanta y da fin a la conversación.
Respiro repetidas veces, no estoy en condición de pelear si al final, Rainer hará su voluntad.
El piloto aparece presentándose y dando un discurso sobre el vuelo que está por partir, mostrando una ruta más corta y segura por la que se irá. De reojo busco a Rainer quien se encuentra en una esquina, lo que no es de sorprenderme pues está en llamada y lleva su móvil en la oreja, ¿Esa esa la vida que anhelo?.
Vuelvo a verlo y me imagino cómo sería si yo estuviera en su puesto, dirigiendo mi propia empresa construida con esfuerzo y ganada con mi inteligencia.
Mi propia mente responde mi pregunta. Yo sería feliz.
Para Rainer primero es su trabajo, lo cual es algo que tenemos en común pues para mí, lo primero es mi trabajo y después están los demás.
Cierro los ojos un momento y cuando despierto estoy en casa de Rainer.
Busco la hora para confirmar mis sospechas, dormí seis horas completas sin parpadear, sin embargo, creo que era lo que necesitaba puesto a que ya me siento mejor, mi cuerpo está cooperando.
Bajo a la sala con cuidado y con apoyo del pasamanos. Observo a un hombre sobre la encimera, éste se gira y ríe.
— La bella durmiente despertó. — Se levanta y viene hacia mí.
—Voy a cargarte, necesitas todo los cuidados del mundo para que ya regreses a la empresa, te necesito en tu puesto. — Rio.
—Deja de pedirle a Olivia que regrese si sabés que no puede salir de esta casa hasta al menos una semana. — Rainer Espeta sin despegar la vista de su ordenador.
— Está molesto porque se le arruinó el contrato de compraventa de un terreno.
—¿Puedes guardar al menos un momento mis asuntos?
—No. — Arnie Ríe. — Olivia, te ves terrible.
— Gracias. — Ruedo los ojos...
Escuchamos el susurro de Rainer, por lo que Arnie me observa y yo le devuelvo la mirada cómplice, es gracioso pues estoy sobre sus brazos.
—Puedes decirlo en voz alta, no me burlare de ti. —Molesta el mejor amigo de mi novio.
—Y tu puedes callarte.—Curva levemente sus labios.
— ¡Guao! Esa es una sonrisa.
Rápidamente Rainer retoma su postura.
—Venias por unos papeles, estas demorando mucho. — Arnie camina y me deja sobre el sofá.
—¿Qué no era el cheque para la señora Rosewell?
Busco la mirada de Rainer.
¿Qué tiene que ver Myrthe en todo esto?.
—Ya tomaste el dinero, ahora lárgate. — Responde amargo.
—Nos vemos a las tres, tienes que estar puntual o voy a dejarte con las donaciones solo.
Bingo.
—¡Qué te vayas! — Rainer Chilla colérico.
Al irse Arnie, ataco a Rainer con mi mirada.
Myrthe debió comentarle nuestra tradición, y me alegra que si yo no puedo asistir, esas personas cuenten con la misma ayuda que yo pude brindarles, pues aunque yo no tenga millones en mi cuenta, esas personas la pasan peor que yo, debido a la falta de organización gubernamental que no da fondos que puedan sustentar tener personas refugiadas. He visto a niños enfermos, con discapacidades diferentes y a ancianos de la misma forma, así que lo que done Rainer es suficiente para al menos darles una sonrisa a esas personas que a pesar de sus carencias y la forma tan mediocre en la que los tienen el gobierno viven felices.
—Deja de verme así, de una forma u otra debía mantenerte descansando. — Frunce el ceño.
—¿Cuánto fue?
—Lo suficiente para solventar un par de días. — Sonrío.
—Gracias.
— Saldré a arreglar un asunto y después iré a ayudar a Arnie. Si necesitas algo, habla con Levi o Robert, pero no quiero que salgas de mi departamento porque si haces mucho esfuerzo el tratamiento se puede ir a la mierda y tendrás que someterte a una operación lo que significa más tiempo en casa sin ir a trabajar.— Cambia el tema. — Por mi no hay inconveniente, pero no sé si lograré contenerte sin hacer nada por mucho tiempo.
Veo como baja su ordenador, deja la laptop sobre el sofá y se apresura a venir hacia mí dejando un beso en mis labios para después irse. Recuesto mi cuerpo además de encender el televisor, ya tendré tiempo más tarde de trabajar, puesto a que Rainer tiene razón, primero está mi salud y después mi empleo.
Pido a la cocinera bocadillos que degusto prometiendo volver al gimnasio una vez que me den luz verde. Son Brownies de masa de Fresa y toppings encima.
—¡Liv! — volteo hacia la entrada y Observo a una esbelta morena entrar.
—¿Rebeca? — Sonrío.
—Pasaba a visitarte, imaginé que estabas de vuelta al ver que hay seguridad afuera. — Avanza. — Espero que no te moleste. Insistí a la seguridad que me dejara ingresar, mentí diciendo que ya me estabas esperando.
Suelto una carcajada sonora.
—Toma asiento en lo que le aviso a Rainer que no venga pronto.
Le envío un texto a mi novio tratando de ahorrarme los reclamos por llamada, ya me ha especificado que odia que las personas entren a su hogar, ya que es su santuario, su lugar más privado y el único que puede entrar sin invitación además de sus hermanos, es Arnie.
En cuanto dejo el móvil sobre la mesita de centro comienza a sonar, no obstante lo dejo ahí, después responderé.
Pido un par de bocadillos extras a la cocinera al igual que bebidas, no veo a Rebeca a menudo por lo que supongo tendremos mucho de qué hablar.
—Quiero invitarte a mi fiesta de cumpleaños, es el quince y será en los Hamptons. Hay una especificación en la invitación con respecto a el protocolo a seguir. — Chilla. — Son tres días, en el primero iremos de compras y cenaremos en mi restaurante favorito esperando la víspera de mi día. En el segundo será mi festejo y al tercero, iremos a la isla privada de mi padre.
—¡Guao!.
—El año anterior fue una semana, pero papá quiere que trabaje en un nuevo proyecto y se negó a pagar mi celebración sino lo hacía. Necesito que confirmes tu asistencia.
Pienso en los compromisos posibles que pueda tener durante esas fechas, pues si todo sale bien, ya estaré de alta, lo que me exime de dolores. Sin embargo, ese no es el único factor, puesto a que otro de ellos es mi empleo y todo el trabajo que tengo acumulado de las semanas que estuve indispuesta. Por más que dese asistir, soy la novia de Rainer, no la dueña del corporativo.
—No creo poder asistir, pero hablaré con Rainer y te confirmo. — Concluyo.
—¿Rainer? — Asiento. — Puedes decirle que venga, claro, no a la noche de chicas, pero puede venir. Creo que su familia tiene una propiedad muy bonita en el norte, escuché un rumor hace un par de años.
Río.
—hablaré con él. — Aseguro y ella chilla.
—Me gustaría quedarme más tiempo, pero necesito seguir invitando y planeando los Hamptons, el año anterior fue un caos con la pirotecnia y los vecinos quejumbrosos. — Rueda los ojos. — Vendré mañana, lo prometo.
Las pisadas de June se escuchan desde que baja las escaleras, ha crecido mucho en muy poco tiempo, o tal vez yo lo veo de esa forma. Es gracioso ver como aún no se acostumbra a la casa de Rainer, pues huele cada espacio donde pisa.
—Un cachorro. — Se asusta Beca .— Soy alérgica...
De inmediato me pongo en alerta y cargo a June.
—Rainer también lo es, ¿Consume antihistamínicos?— Guardo silencio. No lo sabía. —Como sea, me voy.
De lejos se despide con un beso al aire.
Pienso en Rainer, ahora comprendo porque finge odiar a June y a los animales en general.
Le preguntaré más tarde, en dado caso, puedo llevar a June a casa con Myrthe mientras me mantengo aquí.
Lo que resta de la tarde veo películas e ideo estrategias que me pueden servir a futuro con mi empresa, no es nada concreto pero no descarto bocetos. Para las nueve Rainer regresa y June baja de mi regazo, yendo directamente a él. Sonrío ante la imagen de mi novio haciendo a un lado a June delicadamente.
—Quita al marciano de aquí. — Retoma su mal carácter.
—¡June!. — Llamo.
Rainer viene a mí y me deja un beso en la mejilla. Me extraña su actitud mas paso de ella, pues últimamente, Rainer no se ha comportado como él.
—Mi abuelo falleció hace un par de días. — Toma asiento en el mueble del lado opuesto en donde estoy. — Por eso estamos aquí, él es todo lo que tuve en mi infancia y quería verlo. Cada semana iba al maldito asilo a visitarlo, sólo que... Al llegar, la enfermera me informó que él escapó.
Abro los ojos, su comentario me ha tomado de sorpresa.
—Rain...
—Pasó su última semana en la cabaña donde me crió, estuvo ahí y murió lentamente sin que nadie estuviera para él. Sin que yo estuviera ahí.
No puedo hablar, solo estoy detenida viendo al hombre que siempre tiene una postura firme, romperse.
—El abogado nos citó para leer el testamento y por órdenes suyas, estipuladas en un documento meramente legal, me entregarán las cenizas.
Rainer lucha, intenta no derramar lágrimas pero sus ojos demuestran todo lo contrario.
—Él quería verme en el altar, siempre fue su sueño.
—Rain...—Interrumpo.
—Siempre intentó que yo asentara cabeza, me lo decía todo el tiempo y...
—Rain...
—Yo simplemente. — Continúa en su transe.
—¡Cariño! — Farfullo firme.
La forma en que me observa me descoloca, no es mi jefe, ni mucho menos Rainer, sus barreras están abajo por un par de horas. Lentamente me acerco, no quiero que se cierre y me rechace, quiero apoyarlo. Gracias al cielo me comprende y es él quien primero toma la iniciativa de abrazarnos.
Pocas veces he visto a un hombre llorar, siempre he sido creyente de que si un chico llora es porque llegó a su límite, no hay más dolor, sobrepasó la barrera y si te deja entrar en ese momento, es porque de verdad te aprecia.
Acaricio el cabello de Rainer, lo peino con los dedos en forma de ganchillo. Es una escena conmovedora, yo sobre su regazo, consolando su pena.
¿Me habría agradado Leopold? O mejor, ¿Yo le habría agradado?
Irónico.
Nunca lo sabré.
Beso la mejilla de Rain con suavidad.
—Vamos, tienes que descansar. — Susurro. — Mañana será un día duro, pero yo estaré ahí, tal vez no soy lo que necesites, pero al menos tendrás un apoyo.
—No quiero ir a mi habitación. —Asiento.
—Vale, iré por un par de mantas y dormiremos aquí.
Separo mi cuerpo tirando hacia atrás.
—¿Prometes estar ahí? — Sonrío.
¿Rainer?
Me levanto con cuidado— Que ya me sienta mejor no significa que realmente lo esté— y subo a la habitación por el edredón del hombre mimado.
Al regresar Rainer está durmiendo, así que solo lo cubro y yo me traslado en silencio al otro sofá, no obstante, antes de huir, me toma de la muñeca.
—Promete que me acompañaras. —Espeta sin abrir los ojos. —Hazlo.
Ruedo los ojos, apenas si puedo creer que éste haciendo esto.
—Dilo.
Suspiro y hago caso a su voluntad.
—Sí, estaré ahí, Rain.
—Hace quince minutos me llamaste de otra forma. —Abre levemente un ojo.
—Rain...
— Dilo.
Río.
—Vamos, dilo. — Insiste.
Vuelvo a reír, no puedo creer que estemos en esta situación.
—Anda dilo y me dormiré.
—Rain..— Alargo la última consonante.
—No escucho. — Ruedo los ojos.
Mañana será un gran día, necesita descansar.
Bufo.
—¿Estarás ahí?
—Sí, Cariño.
Rainer me suelta y cierra los ojos, aún manteniendo una mínima curva en los labios.
Camino al otro sofá sintiendo un extraño malestar estomacal, es extraño aunque culpa al centenar de bocadillos que comí durante la tarde.
Me acurruco con el edredón esperando dormir, en cuanto mis ojos sienten que van a vencerse, escucho su voz.
—Gracias a ti, cariño.
......
Heeeey!!! Holaaa!!!
Volví, sí, volví.
Tal vez este capítulo no es lo que esperaban, porque reconozco que no es bueno, pero últimamente tengo un terrible bloqueo tanto como lector, como escritor. Lo sé, basura.
Espero pronto salir de esto y volver a lo que iba a ser la trama inicial y no solo romance.
También quiero abrir una votación para el siguiente capítulo.
¿Quieren que Narré Rainer?
Solo piensen en todo lo que van a saber sobre la mente de mi bebé.
En fin.
No prometo volver pronto pero espero que lo sea.
Siganme en instagram donde soy igual de inactiva que aquí, estoy como @Thifany. Books.
Sin mas que decir.
Voten en el comentario y nos vemos pronto, (o en unos meses).
Lxs ame.
Besos.
Abrazos
Y.
Cachetadas.
-Thifany.
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