Capítulo 13| ¿Embarazo? (Reescrito)

Los días pasan tan rápido que apenas puedo mirar hacia atrás y percatarme que estamos por cumplir más de tres días en la ciudad. Por cuestiones de agendas, Rainer y yo apenas si coincidimos, nuestro tiempo es limitado y si tenemos un segundo, lo aprovechamos para dormir. Esa se ha convertido en nuestra rutina cotidiana.

Por suerte, hoy mi único pendiente es asistir al debut de Rina en la semana de la moda, así que después de alistar las maletas que me llevaré de regreso a California, me encuentro en la barra mascando un trozo de melon cubierto de miel y granola. Es lo único que mi estómago puede soportar, puesto a que desde que llegué a Nueva York, los dolores abdominales han ido subiendo su intensidad, tanto que los analgésicos no surgen efecto. Probablemente sea una reacción a la altitud o algo por estilo.

 La pantalla de mi móvil se ilumina con un mensaje de Rainer deseándome buenos días, es la segunda vez que lo hace y por mínimo detalle que sea, logra que en el epicentro de mi abdomen recorra un impulso nervioso.

¿Ya habrá desayunado?

¿Tendrá hambre?

¿Y si llevo el almuerzo para él?

¿Soy así de patética?

Hay personas peores.

Decido seguir mi impulso, Respondo al mensaje de Rainer y me levanto aún sintiendo el dolor el vientre.
No me como la cabeza con mi atuendo, así que me desnudo, coloco un vestido veraniego en tono rojizo y unos botines blancos.

Al andar por las calles Newyorkinas me sorprendo de todos los estilos diferentes de cada persona, puesto a que algunos van desde trajes exuberantes  hasta prendas más cómodas como mayas deportivas o jeans que amoldan tu medida. Es increíble todo. Nueva York es una de las ciudades que más he disfrutado conocer.

Camino hasta el establecimiento de comida que Rina descubrió en uno de sus arranques de hiperactividad y una vez ahí, ingreso saludando a los empelados quienes desde el primer día nos han atendido como si fuese el día más feliz de sus vidas. Me encanta el ambiente, todo se siente tan acogedor, pintoresco y por ende, alegre.

—¡Esteban, la chica de ojos lindos ha vuelto! — Escucho que uno de los meseros grita con un inglés imperfecto.

Segundos después, Esteban, el dueño y gerente del establecimiento sale de su oficina con una sonrisa que me cantagia.

—¡California! — se acerca y tomándome desprevenida me rodea en un amistoso abrazo. — Creí que no vendrías por aquí, pronto. — Comenta al separarse.

—Estoy de camino al trabajo de mi novio. — Una punzada recorre mi vientre y si no fuese porque es aún más dolorosa que las anteriores, la ignoraría.

—¿Te encuentras bien? — Asiento intentando ocultar el dolor.

Se siente extraño, como si tuviese cólicos extremos o dolores de parto, aunque no podría compararlo dado a que jamás he estado en labor de parto.

—Alaric volvió esta mañana. — Sonríe. — Traía un ojo morado y parte de la mejilla inflamada.

—Sigo sintiéndome mal por tu amigo. — Hgao un puchero y el suelta una carcajada.

Ayer posiblemente no me encontraba en mi mejor momento mental, y eso repercutió en Alaric, uno de los mejores amigos y socio de Esteban. En mi defensa, no, es no, y él seguía insistiendo después de hacerle saber que tengo pareja y no estoy interesada en tener dos.

—Esta bien, se lo merecía. — Me guiña un ojo. — Voy a pedir tu comida, tienes suerte de que haya hecho una porción hace un par de horas.

—¿Lo mismo de ayer? — Asiente y yo chillo bantante efusiva.

Mientras espero contacto a Rainer, su último mensaje fue por la mañana avisando que no volvería a cada hasta horas antes del desfile.

"¿Qué tal todo?".

No hay respuesta inmediata.

Las náuseas repentinas reaparecen.

Esteban me entrega la comida, la pago y me despido prometiendo volver la próxima vez que Rainer y yo vengamos de visita a la ciudad. 

Afuera del establecimiento, debido a que mi dolor no me permite ir andando, tomo un taxi que me lleva directamente a la empresa. Durante el camino ligeros gemidos salen de mi boca al sentir las contracciones, una vez que estoy frente al edificio le paso un billete al hombre y salgo en dirección a la entrada.

Adentro del edificio la recepcionista me indica el piso al que debo acudir, no sin antes avisarle a Rainer que estoy de visita.

—Señora Blanchart. ¿Se encuentra bien? — intento asentir pero el dolor abdominal es tan áspero que no respondo y sigo mi camino al ascensor.

No debí haber salido de casa.

Me dirijo al ascensor casi arrastrándome y tras creer que no voy a lograrlo, lo consigo. La puerta se abre, ingreso el número de piso, coloco la clave y gracias al movimiento del ascensor me mareo más al grado de que apenas se abren las compuertas, caigo al suelo.

—¿Olivia? — si voz surña confundida. Pronto lo siento acercándose.

Rainer mueve mi cuerpo intentando que yo retome la compostura; Sin embargo eso hace surgir un efecto contrario al esperado y no discierno nada hasta que aparezco sobre el sofá de su oficina.

—¿Liv?— la luz golpea directo a mis ojos así que pestañeo un par de veces hasta que ya puedo observar perfectamente a Rainer.

—Ya estoy bien, lo siento. — Acarició mi vientre, pues aunque el dolor haya disminuido, sigue ahí.

—Llevas un par de días quejándote sobre dolores, Rina ya me lo había advertido, sin embargo no creí que fuera tan grave. — Me ayuda a sentarme. — Iremos con el médico.

—No. — Niego reacia. — Tienes eventos encima y yo estoy bien. Llegaré a tu departamento y tomaré un par de antibióticos y analgésicos.

—No estoy pidiendo tu concentimiento, te estoy informando que iremos al médico.

Rainer se levanta, yo, intento seguirle el paso, por lo que el dolor regresa atacando mi abdomen nuevamente.

—Vaya, no puedes ni dar un puñetero paso. — Acaricia el puente de su nariz. —Le diré a mi asistente que llame al médico.

La idea me parece más accesible, así que no protesto y me mantengo sentada en el mueble mientras Rainer toma el teléfono exigiendo que la doctora venga lo antes posible. Con todo el revuelo apenas he podido admirar su nueva oficina a detalle, puesto a que anteriormente, se encontraba en una provisional.

—Vendrá en cinco minutos, mientras te daré un vaso con agua. — Suspira. —¿Qué pensabas al venir hasta aquí?, no, ¿Qué pensabas al no decirme que estás hecha mierda?

Tomo el vaso que me extiende.

—Traía el almuerzo. — Niega molestó. — Y, no quise preocuparte, haz estado trabajando casi día y noche.

Rainer niega.

—Creo que se te ha olvidado que eres mi pareja y que por su puesto, ya no eres la puta con la que me acuesto cada que quiero sexo casual. — Acaricia el puente de su nariz. — No tolero que me mientan, Olivia.

Dos toques en la puerta me salvan de tener que responderle a Rainer. La doctora entra asustada y me hace responder un par de preguntas básicas para abrir un historial clínico. Rainer se pasea por detrás de nosotras con los brazos cruzados, se que la plática anterior no ha dado por finalizada, solo fue el comienzo de ello.

—¿Han estado cuidándose? — Interroga la doctora.

—S...

—¿Me cree un estúpido, señorita Lower? —interroga Rainer interrumpiendo la conversación y haciendo que la doctora se ponga más nerviosa de lo que ya se encontraba.

—Yo... Lo.. Lo siento....

—¿Cree que me interesa? — Él sigue cruzado de brazos. — concéntrese en su trabajo.

Trago saliva, molesta.

—Los síntomas apuntan a un intento de aborto, aunque no es seguro puesto a que necesitaría hacer una biometria hematica o más bien, una prueba de gonadotropina coriónica.

¿Aborto?

Rainer está igual de sorprendido que yo, ya ni siquiera se le ve molesto. Quiero creer que es todo un malentendido, no hay manera de que yo haya quedado embarazada, tengo el dispositivo.

— ¿Cuál es el método que utilizan al tener relaciones sexuales?.

—El dispositivo. — Me apresuro a responder antes de que Rainer lo haga con uno de sus sarcásticos comentarios.

—Perfecto.

—¿Perfecto? — Habla Rainer saliendo de su estado de estupefacción. — Acaba de decirnos que mi pareja está embarazada y ha sufrido un aborto, en menos de diez minutos. No creo que todo pueda estar perfecto.

—siento mucho eso, me refería a que necesitan hacerle una prueba de embarazo y si sale positiva, es necesario realizar una ecografía de emergencia. — Suspira. — No soy ginecóloga, sin embargo a una colega le llegó un caso similar. Consistía en una chica embarazada aún con el dispositivo, sin embargo, presentaba una gestación  anormal, lo que se denomina como embarazo ectópico. Le voy a indicar una dosis de medicamentos, no obstante es necesario que acuda lo más pronto posible a la clínica.

—¿A qué se refiere con embarazo Ectópico? — Pregunto alarmada.

— Es solo una posibilidad aunque por mientras, solo son conjeturas. —Sonríe. — Un embarazo anormal como ese se centra en una gestación fuera del útero, pero yo no estoy familiarizada con las posibles soluciones, le recomiendo ir de inmediato con un obstetra.

—Tomaré en cuenta sus...

—Fuera. — Rainer, Vocifera furioso saliendo del especie de transe. — ¡Fuera!

—¡Rainer!

—¡Quiero que ponga un pie fuera de mi oficina!

La doctora toma sus cosas asustada y huye. Observo a Rainer sin encontrar las palabras correctas, yo no quiero un hijo, ni siquiera estoy segura de quererlo pronto.
Mi jefe va a su escritorio y derrumba todo.

—¡Mierda! — Chilla llevando sus manos alrededor de su coronilla — ¡Olivia, ¿sabés lo que eso significa!?

Aprieto mis dedos, no puede ser que me este sucediendo esto a mí.

¿Embarazada?

Apenas si puedo cuidar de mí, no tengo nada estable que ofrecer, ni mucho menos podría darle los cuidados que se merece. Respeto a los bebés, pero no me gustan, y menos en un mundo como en el que vivimos, dónde va a pasar tristeza, dolor y sufrimiento.
Se que solo hay dos alternativas, tenerlo o abortar, y yo, yo decido hacer lo segundo, porque aún no soy quien quiero ser, me falta mucho por vivir. Y en definitiva, no quiero un hijo, ni hoy, ni mañana, ni nunca.

—No lo quiero. — Cubro mis ojos, puesto a que he comenzado a llorar. —Si estoy esperando un hijo, no voy a tenerlo.

—¿Creés que yo también quiero ésto? — Espeta burlesco. —Pero a diferencia de ti, no voy a abandonar a mi familia.

Comprendo hacia dónde va la conversación.

—Rainer, es mi cuerpo.

—Y esa cosa, será mi hijo. —Descubro mi rostro. —No vas a abortar.

—¿Quién crees que eres para decidir éste tipo de cosas por mi?

—¡Tengo un contrato! — Me alarmo. —Tú me perteneces, y yo puedo hacer lo que me venga en gana con tu cuerpo. Quiero ese niño, lo necesito para tener mi puesto asegurado entre mis hermanos. Ni siquiera tienes que lidiar con él, vivirá como un puto rey y le contratare las mejores educadoras.

—¿Te estás escuchando?

El dolor abdominal vuelve a regresar.

—¿Quieres poder?, lo tendremos, y no podemos desaprovechar esta oportunidad, solo porque no estás lista.

—Rainer, no. — Gimo adolorida.

—Ya tome una decisión.

Muerdo mi labio furiosa.

—Iremos al médico, solo dame un par de segundos en lo que informo que preparen la clínica.

Mientras Rainer sale de su oficina, el dolor incrementa siendo insoportable. Yo no quiero vivir esto por meses, no lo haré.
Grito conteniendo mi sufrimiento, se siente casi como si me rompieran todo por dentro.
Caigo al suelo arrastrándome por él , hasta que mi vista se nubla, todo se ve gris y poco a poco, mi dolor ya no se siente.






.......





Despierto en una habitación limpia con la sensación de boca seca, el ruido de los aparatos a los cuáles estoy conectada me aturden. Busco por todos lados a alguien que me explique qué sucedió, de inmediato una chica se acomoda a mi costado.

Rina.

—Estarás bien, Liv. — Infla sus mejillas y después suelta el aire retenido. —Tuvieron que trasladarte a una clínica de emergencia, parece ser que tu embarazo está comenzando a afectar tus ovarios y de ahí se derivaba el dolor abdominal. Más tarde pasará el médico para indicar tu  tratamiento.

—Ra...

—Mi hermano está trabajando, pero él me dejó aquí a tu cargo mientras termina el desfile. — Suspiro.

—Gr...

—Sabés, es mejor que no hables, te aplicaron un sedante para que no despertaras hasta dentro de un par de horas más. — Arruga su nariz. — Rainer tomó la decisión correcta al aceptar interrumpir la gestación.

Abro los ojos.

—Deja de luchar contra tus ojos, duerme, Ruela vendrá apenas yo tenga que ir al trabajo. — Me guiña un ojo.

Sigo mis instintos, pues el sedante aún está viajando por todo mi cuerpo y me hace sentir lo suficientemente relajada para retomar mi siesta.

Más tarde despierto con más energía y él médico entra para explicarme todo lo sucedido desde que toqué un pie en el hospital. Él me narra cómo debo tomar el medicamento una vez que me den el alta mañana por la mañana, pues todo señala que al ser atención primaria, no amerita una cirugía de emergencia.

—¿Hay posibilidades de volver a embarazarme? — Pregunto temerosa a la respuesta.

—No hay nada que evite hacerlo, no obstante suceden casos en donde el embarazo podría catalogarse como uno de alto riesgo, para ello debes visitar a un ginecólogo.

—¿Usted?— Interrumpe Ruel.

—No, y me gustaría quedarme más tiempo para explicarle mi especialidad. No obstante, tengo un paciente en terapia intensiva, el cual está en observación por un estado crítico. — Toma sus utensilios. —Nos vemos mañana antes del cambio de turno si todo va como hoy.

El doctor abre la puerta al mismo tiempo en que lo hace alguien más. Ver a Rainer atravesar la puerta me saca una sonrisa. Viene vestido con un traje impecable y en su muñeca porta uno de sus muchos relojes de colección que tiene escondidos en la caja fuerte de su habitación. Espero a que tome asiento para hablar con él, aunque no lo hace.

—Afuera está Rins y Levi, ve a casa. —Ordena a su hermano.

—¡Guao! Tu novia está en la cama de un hospital y lo primero que haces al llegar en lugar de saludarla, es gritarme.

—Sal de aquí, Ruel.

El aludido juega con Rainer  bromeando sobre pensarlo.

— Puedo quedarme aquí másss...

—¡Largo!

—Pero.

—¡Fuera! — Ruel levanta ambos brazos y riendo va por su mochila.

—Quién diría que eres un odioso posesivo como los hombres en las novelas adolescentes. — Continua burlándose.

—Quién diría que te volviste tan imprudente al crecer. — Se encoge de hombros y Rainer rueda los ojos.

—Espero verte mañana en casa. — Se acerca a mí. — Y también espero que puedas ir a mí desfile.

—No irá. — Interrumpe Rainer.

—Eres peor que las señoras de las series.

—Afuera.

—Como sea. — Rueda los ojos. — Nos vemos mañana, Olivia y no se te olvide lo del desfile.

Río, puesto a que Rainer se queja.
Ruel guiña su ojo y después sale de la habitación.

—Por fin se fue ese adefesio entrometido. —Enarco mis cejas.

—¿Adefesio entrometido?

—Es un juego entre mi hermano y yo. — Asiento sonriente.

Hubo un punto en el que creí que Regan era el hermano favorito de Rainer por la forma en que ambos se complementaban, sin embargo, su lazo con Ruel es superior, y aunque sé que por ambos daría su vida, Ruel y Rina son su perdición.

—¿Cómo te sientes? — Ladeo mi cabeza.

—El dolor desapareció. — Rainer asiente.

—Realmente me alegra. — Mi novio toma mi mano. — Espero haber tomado la decisión correcta. Yo, no lo sé, es...

—Gracias por tomar en cuenta lo que yo quiero. — Lo interrumpo y el aire que tenía retenido, sale de sus pulmones.

—Somos jóvenes, habrá más tiempo después.

—Sí, lo habrá.

Omito el diagnóstico anticipado del obstetra. Puede suceder muchas cosas, y las probabilidades de formar una familia con Rainer a pesar de estar juntos por el momento, aún son casi nulas. Sigo teniendo el recuerdo de Evan, con quien iba a formar una familia, nos íbamos a casar y teníamos un futuro, uno que jamás se concretó. Por ello, con Rainer ni siquiera llego a preguntarme cómo sería mi vida a su lado...

—¿Qué tal el desfile?— Doy palmadas en un espacio libre de la cama.

—No lo sé.

—¿Qué?.

—No lo sé...

Busco la hora, por suerte hay un reloj en la pared que me indica que son las ocho de la noche.

—Rain...

—Fui.

—¿Entonces qué haces aquí?. — Lo reprendo. — Mierda, trabajaste día y noche durante estos días, tenías que estar ahí.

—No podía ir sin mi invitada... — Se inclina y besa mi frente. — Fui, sin embargo, Ivanka me mandó a casa. Ella quedó en encargarse de todo y en caso de ser un juego de ella para tener el protagónico, Rina y Ruel se encargarán de eso.

—¿Ruel?

—Sí, ya ha arruinado otros eventos importantes para hacerse escuchar. — Farfulla despreocupado. —¿Ya comiste?

—Nada aún.

—Iré a hablar con Robert, mandaré por comida, nuestros ordenadores y ropa cómoda.

—No te dejarán meter comida, es un hospital.

Ríe.

—Investiga el nombre del hospital y después crea tus conclusiones.— Guiña un ojo.

Mientras espero a que Rainer vuelva, busco pistas sobre el nombre aunque ya tengo mis sospechas; debe ser suyo y eso explicaría el tamaño de la cama y la habitación.
Al regresar, mi jefe y ahora novio toma asiento en el sofá cama de la esquina y sube el volumen a su móvil para que yo pueda escuchar; es el desfile, su desfile.

—¿El hospital es tuyo? — Aparta la vista de su móvil.

—¿Umm?

—¿Es tuyo?

Apaga su teléfono.

—El hospital.

—¡Ah! Eso. — Niega. — Es de Rowan, Beck se lo obsequio como aniversario antes de quedar en ruina.

—¡Un hospital! — Exclamo incrédula.

—Sí, y ella le obsequió uno de mis relojes nuevos.

—Terminamos, Beck me está pareciendo atractivo.— Bromeo y Rainer frunce su ceño.

— Es solo un hospital, yo puedo comprarte el mundo

—Por ahora solo quiero comer. — Espeto dando por terminada dicha conversación.

—Habla con el imbécil de Robert, yo ya cumplí con mi parte.

Rainer vuelve a colocar el desfile  en su móvil.

Fin de la charla con él

Dado unos minutos, Robert toca la puerta, en sus manos trae bolsas de comida, ropa, mantas y más cosas. Le agradezco por todo y se marcha.

—Tu comida, ahora hazte a un lado y ve mi trabajo.

Sonrío.

Mi novio rodea mi hombro con su brazo mientras que con el otro coloca el ordenador en la mesa donde debe ir la comida. Yo, al entender lo que planea, me acomodo cerca de él, tomo la comida y la coloco en nuestros muslos.

Puede que no sea la mejor cita, no obstante, para mí, es más real y valiosa que todas las anteriores.















......

Heeeey!!!

Estuve trabajando en este capítulo desde la semana pasada e iba a tenerlo a tiempo para la actualización semanal, sin embargo, los resultados de mi examen de admisión en la universidad, salieron por la noche y dadas las circunstancias, no me sentía bien animicamente como para escribir el final, de antemano muchas gracias por esperar y espero publicar pronto, pues esta es la actualización del domingo, solo que la adelante como compensación.

Los siguientes meses estaré más ausente, ya que tengo que estudiar para presentar nuevamente el examen de admisión, porque esta autora no se rinde y siempre lucha por sus sueños. Espero que el próximo si lo pase y tengan entre ustedes a una futura doctora.

Lxs quiero.

Sin mas que decir.

Siganme en ig como: @Thifany. Books. Trato de estar activa.

Me despido.

-Tyrannosaurus Creza.

Bromix.

-Thifany.

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