Capítulo 10 |Pareja Caliente (Reescrito)

Un ladrido es audible entre el silencio entre ambos, poco después de ello, antes de si quiera poder reaccionar, el pequeño cuerpecillo de un perro se acerca colocando sus patas sobre mis muslos. La reacción de Rainer es predecible, él aleja su mano de mis hombros y se echa hacia atrás como si fuese a contagiarse de alguna enfermedad letal.

-¿Qué hace esta maléfica bestia en mi puta casa privada? - su mandíbula está contraida por lo que su rostro tiene ese aspecto de melestia qué siempre lo caracteriza. -Debe ser una puñetera broma. - Termina bufando y lanzando sus brazos a los costados.

El perrito se acurruca en mis piernas y mueve las orejas cuando le rasco por detrás.

-Voy a hablar con seguridad, se lo tienen que llevar...

Rainer se gira y es cuando intervengo, conozco sus métodos y no voy a dejar que dañen la vida de un ser que simplemente no sabe lo que acaba de hacer.

-No vas a llevártelo. - tomo al cachorro entre mis brazos y me levanto de donde yacía.

-Mi casa, mis reglas. - Sus cejas se hunden. Ya ha comenzado a echar su poca paciencia a la borda.

-Rainer... - Abrazo más al pequeño.

- Ve a adentro, yo me encargo del saco de pulgas.

Miro hacía abajo donde se encuentra el perrito, este ya comienza a quedarse dormido y luce tan inocente que me cuesta creer que exista una especie así. No puede irse y sobre todo, yo no puedo dejarlo así como si nada. Myrthe suele decir que los animales son selectivos a la hora de dar amor, y si éste me eligió, yo también lo elijo.

-No, Rainer. - Éste para en seco. -Es mío.

- Si lo que quieres es un perro. - Saca su móvil y comienza a teclear en él. - Puedo comprarte el can más inteligente y fino que exista, no un animal de dudosa procedencia, que trae virus y bacterias que pueden ser letales para mí.

Paciencia.

No grites.

Respira.

-Rainer, yo quiero éste perrito.- Reto. - Así tú lo quieras o no.

-Me opongo. - Me aferro a mi nueva mascota.

-No me importa, yo lo quiero.

-Tú haces lo que yo te ordene, me perteneces y yo no quiero este animal en mi vida. - Intenta llegar a él.

-Puedo pertenecerte porque firmé ese estúpido contrato, pero tú, no decides si algo es mío o no. Aparte somos amigos y los amigos hacen cualquier cosa por amigos.

Abrazo al perrito y camino con él dejando a Rainer plantado por detrás. Sin parar en otro lado, me transporto a la habitación donde me estoy quedando, ya que Rainer quiso darme espacio, cierro la puerta y me acuesto con mi nueva mascota.

-Vale, necesitas un nombre. - Hablo y observo en sus geniales para definir si es hembra o macho - ¿Qué tal Rainer? - Este mueve su cabeza de lado.- Lo sé, es horrible.

Sus patitas brincan por el edredón, adaptándose a la consistencia del colchón.

-¿Tommy?

No me presta atención.

-¿Clifford?

Lo pienso nuevamente.

-¿Shining?

Suspiro.

-¿June?.

Para mí suerte, la perrita da un tierno ladrido.

June.

-Mañana te llevaré con un veterinario, pues necesito saber si estás en condiciones sanas.

Tomo su cuerpecillo y lo acuesto a mi lado, cubro a June con una manta y espero hasta que se duerma, para hacer lo mismo yo también.


.......




-Al menos si voy a estar viendo a ese adefesio, deberías comprarle ropa. - Ataca Rainer cruzandose de brazos.

Mi jefe trae su ropa deportiva, así que intuyo que viene del gimnasio.

-¿Qué dijo el doctor?

-Veterinario. - Objeta Rowan para molestarlo.

-Doctor.

-Vet...

-June está bien. - Los interrumpo. - Solo tiene un poco de parásitos y bichos, pero con la Medicación y las inyecciones, tiene que ceder.

-Como sea. - mi jefe rueda los ojos.

-Olvidaba tu trauma con los perros...

-Volvemos a los Ángeles en un par de horas.- Interviene rápidamente. Rowan sonríe. -solo iremos por un par de cambios de ropa y partiremos a Nueva York, estaremos ahí durante toda la semana de la moda.

-Tengo trabajo esperando, no estaré una semana lejos y sin hacer nada. - Discrepo cruzándome de brazos.

-Trabajo que harán por ti los inútiles de tu área. - Toma una banana del frutero. - Te necesito en Nueva York, como...

-¿Cómo tu novia? - se entromete Rowan lo que hace a Rainer replantearse lo que estaba por decir.

-Sí, como mi novia y mi mano derecha. - La fulmina. - A todo esto, vete a la mierda y piérdete con Beck, deja de ser tan cotilla.

-Tú deja de ser tan imbécil. - Chilla y su hermano le regresa el insulto mostrándole su dedo medio. - No sé cómo es que te soporta.

Antes de que Rowan termine de irse, Rainer vuelve a responderle.

-Al menos yo no tengo que fingir quien soy ante los demás. -Rowan se detiene y lo señala con el dedo medio.

June y yo nos observamos como si estuviésemos conectados, pues ambos giramos nuestras cabezas al mismo tiempo. Realmente es la mascota por la que he esperado tanto tiempo.

-Ve a tu recamara y cámbiate. -Me saca de mi burbuja de felicidad. -Me he arrepentido y partimos en media hora.

Espero a que se vaya y lo maldigo, Rainer suele tener días buenos y días peores, esté es un día peor.



........






Al bajar del avión en Nueva York, la prensa nos espera y mientras yo paso por desapercibida hacia la camioneta, los medios de comunicación se distraen con preguntas al azar para mi jefe. Todo es un caos y dentro el aeropuerto debe ser aún peor, es la semana de la moda y todos las celebridades están aquí para lucir sus mejores atuendos.

June se acurruca en mis piernas mientras esperamos que la inesperada rueda de prensa de por terminada. Ella y yo ya somos grandes amigas, creo que terminamos de hacer click cuando Myrthe la observo y ella simplemente le movió la cola, mucha comparación con Rainer a quien detesta.

-Arranca, vamos a mi departamento. - Ordena Rainer entrando más furioso de lo normal. Si eso es posible.

El chófer sigue su orden y sin refutar comienza a conducir.

Durante el camino me centro en admirar los edificios. Siempre me ha gustado verlos e imaginar que un día yo estaré en la cima.
Al ser de noche toda la ciudad está iluminada luciendo mágica.
Puede que el convenio con Rainer no sea del todo bueno, sin embargo, dentro de todo lo malo puedo decir que estoy conociendo Nueva York y ya visité Denver, dos de mis destinos de en sueño.

En fin.

Como era de esperarse, su departamento no es algo sencillo, sino, un penthouse moderno en uno de los barrios privados de la ciudad, la famosa quinta avenida de upper East side. La vivienda cuenta con ventanales gigantescos que permiten admirar parte de Manhattan y sobre todo el río.

-Tu habitación y la del perro está subiendo las escaleras a mano derecha, la tercer puerta en color gris. -Asiento aún fascinada.- Tus maletas deben estar ahí, sin embargo debo recordate que los Stylits vendrán mañana y los días siguientes durante toda la semana para darte un par de asesorías de moda.

-No neces...

-Según el publicista, el perro también tendrá sus propios empleados.

-¿June vendrá? - Trato hacer qué mi voz no suene tan emocionada.

-Desgraciadamente. - Muerdo mi lengua. No debo chillar. - como sea, ve a dormir.

Decido ceder e irme a mi habitación, algo me dice que esta semana será extremadamente larga y apenas si tendré tiempo para respirar.
Con dificultad, encuentro la puerta gris de la que Rainer se refirió, se suponía que un departamento es pequeño, pero este lugar es enorme. Dejo a June en el suelo, hay un tapete con un huesito de goma y en la cama esta mi maleta de mano. Voy al tocador para conocer un poco más d3 la habitación en la que me estaré quedando los próximos días, tras ver alrededor, quedo sin palabras.
La bañera es de color plata, y el baño está combinado con la gama de colores que Rainer usa en todo momento, también hay un par de espejos de Diferentes tamaños, pero creo que lo más impresionante es la bañera, pues enfrente hay un televisor extenso con hileras de cd's.

Un jodido sueño.

Aprovecho mi entusiasmo por probar todo y comienzo a desvestirme; al tener espejos de frente, puedo ver como caen las prendas. Me gusta la lencería que estoy usando, el encaje es él que predomina pero hay partes satín. Pocas veces siento que me gusto, aunque no es la mayor parte del tiempo.

Antes de meterme a la bañera, recuerdo a June, lo dejé afuera y debe estar desesperado. Abro la puerta hacia la recamara y me maldigo al aire.

Mierda.

June.

Mierda.

Recuerdo las advertencias y condiciones de Rainer para dejarme estar aquí con June, siendo la principal: no dejar que ensucie el tapete de la sala...

Semidesnuda busco a mi mascota antes de que sea mas tarde.

Mis pies descalzos tocan el suelo frío, pero ya no hay vuelta atrás y no puedo regresar a buscar unos zapatos.
Llego a la sala preocupada, realmente June no está en ninguna parte, me agacho y gateo sobre el suelo, buscando algún indicio que me de una pista sobre el paradero de mi hijo.

-Precioso ángulo. -/Me tenso.

Elevo el mentón, Rainer trae la misma camisa con la que viajamos, no obstante, es la primera vez que veo una arruga en su ropa.

-¿Buscabas esto? - Señala a June. - No te levantes.

Rainer deja libre al perro.

-Llevo un par de días sin follar y aunque puedo pasar más tiempo sin problemas, no me lo dejas fácil.

Desde abajo él se ve malditante imponente y caliente; tengo tantas emociones reprimidas que me es imposible no pensar en Rainer sobre mí.
Nuestra relación siempre ha sido carnal, pero esto va mas allá, como si mi cuerpo me pidiera a gritos unirme al suyo.

Rainer no va avanzar si no le dejo en claro que me siento en condiciones. Por ello, mando todo a la mierda e hincada con las rodilla sobre la alfombra, me acerco a su cuerpo quedando a la altura perfecta. Escucho su respiración apresurarse y lanzar un par de bufidos apenas perceptibles. Él también lo desea tanto como lo hago yo.

Lentamente me deshago de sus Jeans sin romper la conexión de miradas. Sus pupilas están dilatadas y desde abajo puedo observar mejor como su manzana de adán se contrae una y otra vez al pasar saliva impetuosamente.

- Hazlo con los dientes. - Expresa con voz ronca.

Me impulso con mi mismo peso, y bajo como puedo su ropa interior con los dientes.

-Rain... - Su nombre sale como un gemido.

-No sé a qué muerda estás jugando, pero si comienzas esta mierda, yo no voy a parar. Así es que mejor que dejes todo como está antes de avanzar.

Siento un leve ardor en mi entrepierna.

¿Qué me sucede?

A mí siempre me ha gustado llevar el control, sin embargo, siento la necesidad de que el me haga suya.

Estúpidas hormonas.

Acaricio su masculinidad, éste me responde de momento dando un pequeño salto.

-Hazlo, maldita sea. - Vocifera exaltado.

Coloco mi mano alrededor de su pene, subo y bajo masturbandolo, dándole el placer que quiere experimentar.
Tener sexo conmigo es ir paso a paso, no me gusta ir a lo seguro..

Mi entrepierna arde, yo también necesito de Rainer.

-Más rápido. - Ordena.

Dejo que me guíe con su mano sobre la mía. su pene no es exagerado, pero tampoco considero que sea pequeño, es de tamaño grande, y sé que está mal comparar, pero es más voluminoso que el de Evan.

Escucho como gime y veo como sale semen de la punta cada vez que se masturba con mi mano. Noto como mis senos se toman la tonalidad del líquido, pues se esta regando sobre mí.

Quiero probarlo, necesito hacerlo.

Quito su mano de encima y tomo el control.

Inicio lamiendo de abajo hacia arriba, pasando mi lengua en espiral como lo explicaban en los tutoriales que veía cundo estaba aprendiendo a hacer mi primera mamada. En la punta, succiono con fuerza tragándome el semen que yace fuera.
Rainer toma mi cabello con fuerza y me ayuda metiendo con más profundidad su pene.

Toso por inercia.

Lo miro desde abajo, debe ser una buena toma; yo, roja, llena de semen, mi mano sobre su erección y mi boca succionando su punta.

-¡Joder!.

Rainer mueve su pelvis embistiendo mi boca.
Contraigo mis músculos, no es hora de venirme.

Espero que Rainer termine y se derrame encima. Saboreo su pene, es adictivo.

-Te dije que lo pararas mientras podías. - Su voz es entrecortada, ya está lo suficientemente cachondo para poder contralarse y para mi mala suerte, eso me encanta. -Levántate.

Eso hago.

Me gira con rapidez, ni siquiera me percato como lo hace pero mi cabeza queda sobre la mesa y su mano esta alrededor de mi cuello.

-No pienso detenerme. - Trago y dejo salir un gemido.

-Nunca pedí que la tuvieras.

Grave error.

Muevo mi cadera al sentir como golpea mis glúteos una y otra vez, chillo conteniendo el dolor que más bien es placer. El famoso sentimiento agridulce.

-Rain...

-¡No te he ordenado que hables! - su mano vuelve a azotarme de nuevo.

Salvajemente abre mis piernas, gimo por la humedad de su lengua.

¿Cómo es que siempre sabe que hacer?

-Sabes tan puñeteramente bien, que no quiero que nadie en tu asquerosa vida vuelva a probarte. - Vuelve a golpear. - Dime que eres mía. Dímelo y te follo.

Sus dedos tocan por debajo de mi culo, buscando mi vagina.

-Soy... -Cierro los ojos. - Toda tuya, te pertenez...

Muerdo mi mano.

No voy a gritar.

El golpeteo de su cadera con mi culo se escucha por toda la sala, es un sonido gratificante.
Su respiración agitada me enciende, estoy demasiado caliente, sedienta de sexo.

Mis glúteos me duelen como el demonio, no obstante, hoy no me importa si mañana no podré sentarme, estoy viviendo el momento.

Salvajemente, Rainer me lleva hacia el siguiente lugar que profanaremos, en este caso, el sofá. Coloca mis piernas en sus hombros dejándome completamente abierta.
Rápidamente me quita la ropa interior y ataca su parte favorita de mi cuerpo además de mi culo.

Los senos.

Lame la punta de mi pezón y lo muerde, yo me aferro en su cabello. Rainer deja su cabeza en medio de mis pechosmientras con sus dedos, estimula mi entrepierna.

Sin perder el puto tiempo.

Trazando una linea imaginaria, mi caliente jefe lame mi abdomen hasta llegar a mi feminidad.

-No es momento de estupideces. No me importa si mañana no puedes levantarte, te lo advertí desde que comenzamos esta mierda.

Cierro los ojos.

-Rain..

Sin rodeos me penetra. Su pene embiste mi vagina una y otra vez, sin consideración o importarle si estoy lista. Rainer tenía razón.

Sus dientes regresan a mis senos y muerden, yo rasgo su espalda.

Mi entrepierna duele, la fricción y la posición comienza a calarme.

Chillo, gimoy me encorvo.

Esta vez es diferente, ambos nos necesitábamos.

Mis senos brincan hacia arriba y abajo, golpeando su cabeza.

Sé que solo es sexo, por eso lo voy a disfrutar, no me pienso privar de tener un hombre que me satisface carnalmente y que visualmente es un maldito dios. No se cuanto dure el contrato, voy a follar hasta que no nos queden ganas de hacerlo, al fin y al cabo, todo es carnal, regocijarnos con el cuerpo contrario y no pensar en el amor, todo sin sentimientos.

Contraigo mis músculos negando a soltarme, aún no he llegado a mí límite pero estoy pronto a hacerlo.

Su pene aún entra y sale solo que ahora lo hace con mayor facilidad al estar lubricado.

Dicen que la noche es larga, y eso que la noche aún ni siquiera comienza.




......

Una mujer me despierta temprano con la excusa de que tenemos que ir de compras, yo aún estoy en mi habitación desnuda y cubierta con las sabanas.
Ayer después de follar por un par de horas, terminé exhausta y cada quién fue a su habitación, no he dormido mucho, solo se que fueron pocas horas.

Rainer me explicó un poco de mi itinerario de éstos tres días, que consta de ir a comprar ropa con la mujer que se va a encargar de mis atuendos, atender sus correos electrónicos e ir a las pasarelas.

Veo mi móvil.

«Llego por la tarde, iremos con un par de amigos a cenar y cerrar tratos. Ponte hermosa y usa transparencia, tengo ganas de arrancártelas esta noche o en el baño del restaurante. 5:00, ni un minuto más.»

-RG.

Sonrío.

En lo que me doy un baño, la mujer me espera afuera con mi ropa de hoy; trato de respirar conteniéndome para no mandar a Rainer y a la mujer a la mierda.

¿Qué tiene de mal mi estilo?

A mí me gusta y es lo único que importa.

Me visto con la ropa que me ofrece, que consta de una camiseta básica blanca, jeans sueltos, un saco gris-verdoso claro y unas botas de tacón de aguja a juego con el antes mencionado. Mi cabello lo peina en una coleta alta, y termina con poco maquillaje.

Durante toda la mañana visitamos diversas tiendas de diseñador y bodegas de alta costura donde habitan prendas exclusivas para celebridades con poco cerebro y que gastan miles de dólares por un vestido.
La mujer que ahora sé, es una Stylist y se llama Halsey, adquirió diferentes prendas que le parecieron las indicadas y tras toda la travesía, nos hicimos buenas amigas.

Regresamos al departamento de mi jefe rodeadas de bolsas, al igual que los guardaespaldas. El personal de servicio nos ofrece un par de bocadillos que aceptamos y disfrutamos en la sala, con copas de vino.

Mis ojos van al sofá, todo lo que hicimos anoche sobre él.
Aún siento las manos de Rainer sobre mí, apretando mi cintura y lamiendo mis senos. Mi entrepierna resintió toda la ferocidad de ayer y sí, me cuesta para sentarme.

Cierro mis ojos y recuerdo cada movimiento, el dolor de sus embestidas y golpes, sobre todo el sonido de fricción.

- ¿Olivia? - Halsey me saca de mi realidad.

Mis rostro se calienta, estaba a punto de venirme con solo pensar en follar y no estaba midiendo el lugar.

-¿Liv? -Carraspeo.

- ¿Sí?

-Deberías ducharte, yo voy a arreglar tu ropa con los atuendos ya listos, y etiquetar para las ocasiones en que los debes usar.

Comprendo, Halsey me comentó que trabaja con cientos de famosos y al ser una semana exclusiva para la moda, la demanda de su empleo incrementa.

-¿Qué hora es?

-Cuatro quince.

Mierda.

-Gracias.- Comento muestras me levanto.

Corro a al baño y comienzo a ducharme, June camina de un lado a otro dentro de éste y mordiendo el tapete.

En mi mente escucho la voz de Rainer.

No puedo creer que esté haciendo esto.

Bajo mi mano hasta mi entrepierna, acaricio primero los labios. Hago memoria de como me embestía sin clemencia e introduzco mis dedos, los muevo en círculos y meto de arriba hacia abajo.

Intento no gemir, pues Halsey esta afuera.

Imagino que es mi jefe quien me toca y me calienta más, trago grueso y me riego. Fue más rápido de lo esperado, sin embargo era el tiempo que tenía.

Tiro para atrás mi cabeza dejando que el agua fría me de directo en el rostro.

¿En que mierda me estoy convirtiendo?

¿Quién soy?

Termino de ducharme y voy a la habitación, en la cama tiene mi ropa elegida. Busco un conjunto de lencería en mis cajones, tengo dos opciones, encaje y sostén transparente o transparencias con arnés.

El arnés es mas notorio y mi vestido es de encaje en la parte de superior.

-Usa parches y cinta, se verá mejor con el vestido.

-No sé usar...

-Quítate la toalla, yo lo hago.

Dudo unos segundos, pero termino haciéndolo.

Halsey coloca cinta especial transparente debajo mis tetas de forma en que se levantan y dan un aspecto más voluptuoso.

-Eso explica porque no podías ni caminar esta mañana. -Espeta riendo y señalando mi pecho.

Santísima lujuria.

Sobre mi pecho y senos, hay hematomas que Rainer trazó anoche.

Ni loca voy a salir así.

-No te preocupes, con maquillaje lo cubrimos. - Habla como si supiese leer mis pensamientos.

-Voy a matarlo.

Dejo que siga colocando la cinta y el parche en el pezón, en cuanto termina me pongo las bragas de encaje que no me cubren realmente nada. El vestido es pequeño, el escote llega a la mitad de mis senos y el largo de la falda esta un par de dedos debajo de mi entrepierna. Voy hasta los espejos del baño para decepcionarme, no me gusta como me veo; me gusta lucir sexy, pero no desesperada. Mis tetas están a punto de salir y son detenidas por el encaje negro que adorna la tela satinada, además, al estar demasiado ajustado, apenas si puedo respirar.

-Rainer acaba de llamar a la puerta, dice que tienes diez minutos. - Me informa Halsey desde mi habitación.

No tengo tiempo para renegar.

Me coloco las medias que no había visto antes y las plataformas negras.

-Trata de caminar derecha, no vas a caer. - Se burla.

En mi vida había usado unos zapatos así de altos y voluptuosos, claro que lo había visto antes, están de moda y por ello, en todos lados.

No aplico maquillaje, solo lipstick rojo y alargador de pestañas.

-¿No hay algo ahí que me cubra?

- Accesorios. - Suspiro. - No hay nada que te combine, prometo elegir combinaciones más acorde de tu estilo.

Ignoro eso último, pues claramente es falso.
Dejo que arregle mi cabello y me coloque la joyería; un collar de perlas y un brazalete de diamantes a juego con el color de la prenda estrella.

-Perfecta. - Chilla.

Opto por no verme, entre menos piense en lo que llevo puesto, menos me molesta.
Me despido de Halsey y June, ya que, prefiero esperar a Rainer en la sala, sin embargo, al salir de la habitación lo encuentro haciendo lo mismo.

-Cada vez perfeccionas más mis ordenes. - Susurra.

Al demonio con su voz.

-Si no es porque me interesa llegar a la reunión, mis dedos estarían jugando con el escote del vestido. - Trago grueso. - Así que vamos, el viaje es largo y solo verte sin tocarte, me pone duro.

Lo sigo por detrás hasta el estacionamiento donde está su camioneta.

-Levi. - Lo saludo, él me sonríe.

Durante el camino hacia el restaurante, le entra una llamada importante a Rainer, lo que lo mantiene ocupado.

Mi jefe tiene su mano sobre la ventanilla de la camioneta, su perfil esta perfectamente marcado al igual que sus brazos musculados pero calzados con una camisa negra con detalles sobresalientes.

Me acerco y beso sus labios.

Al alejarme me doy cuenta y él también lo hace.

¿Qué estoy haciendo?.

-Fue un impulso. - Me justificó apenada.

Lo que resta del viaje observo hacia la ventana, prefiero ver la ciudad, que enfrentar la estupidez que acabo de hacer.

Un beso follando, no significa nada, pero un beso fuera de ello, me preocupa.

-Está la prensa esperando... - Rainer Maldice.

-Baja y pide refuerzos, no quiero que mi rostro vuelva a salir en Revistas baratas. - Ordena con desdén.

Hay algo en su voz, su tono no es el mismo que cuando nos encontramos en el pasillo de su departamento.

-¿Por qué hay tantos camarógrafos?.- Pregunto intentando verificar mi teoría.

--Olivia, estoy hablando al teléfono, ¿podrías aguardar para preguntar estupideces?

Aplano mis labios.

Después de que Levi llegara con refuerzos, Rainer y yo bajamos de la camioneta, intento caminar sin embargo, me detiene para tomarme de la cintura.

Leo sus labios.

«Hay cámaras».

Estoy cansada y eso que aún ni siquiera llegamos.

Adentro, mi jefe sigue sin soltarme y en recepción, hay un hombre que informa quiénes llegan.

-Rainer GreenWood, multimillonario, magnate, inversionista, con un doctorado en negocios internacionales y heredero universal de Richard Greenwood; acompañado de su novia...

Hago una mueca.

Las personas aplauden al ver a Rainer.

Escucho como van nombrando a los demás invitados, y ni si quiera se molestan en conocer el nombre de las mujeres que los acompañan.

--ardaremos solo un par de horas, mientras, no te despegues de mi lado...

-El mismo Rainer GreenWood de siempre, llegando con un accesorio nuevo en cada evento. - Intenta bromear un hombre quien supongo es amigo suyo.- Ella es mi novia Larissa.

- Lilian. - Corrige la pelirroja, ella luce apenada y al mismo tiempo, cohibida.

-Es difícil recordar el nombre, cuando no es suficiente una mujer en tu cama. - Arrugo la nariz. - Como sea, mi nombre es Nathaniel McLaren, si, heredero de los McLaren.

-Ex heredero. - Corrige Rainer.

- Mi hermanastra es la heredera, yo era el heredero al ser hombre, pero mi padrastro decidió darle una oportunidad a la imbécil de Nathasha. - Me observa y me renuevo incomoda, pues no lo hace a los ojos si no a mis senos. - ¿Cuál es el nombre de tu nueva ramera? Veo que haz mejorado tus gustos, ahora las buscas con un grendioso culo y unos pechoos que...

Preparo mi mano y lo golpeo sin pensar en las consecuencias.

-¡QUÉ Demonios! - Parlotea enfadado.

- Yo no soy ninguna ramera. - Me defiendo.

La mano de Nathaniel se levanta para golpearme, pero se retracta al escuchar a Rainer.

-Le pones una mano encima y me olvido de que somos amigos. - luce tranquilo, mas sin embargo, su mandíbula delata que no lo está.

-¿Me vas a enfrentar?, por favor, el niño de papi jamás se rebajaría a romper su prestigio por una mujer que a su lado, no vale nada.

Me repudia escuchar como las personas denigran a otras solo por su estatus social, pero es peor cuando un hombre rebaja a una mujer por el simple hecho de ser mujer.

-No soy un niño para agarrarme a golpes con un indigente, hay diferentes formas en las que puedes salir perdiendo, sin que yo tenga que mover un solo dedo. - suspira. - Aléjate de mí y de Olivia, estoy suficientemente cansado de lidiar con el trabajo, como para soportar a una persona que esta donde está por su padrastro y no por él mismo.

Rainer me impulsa para seguir caminando, compadezco a Lilian, se nota desde lejos que ella sí está enamorada y que soporta sus groserías porque lo aprecia.

-Gracias por defenderme. - Mi jefe ni siquiera se inmuta.

- No tiene importancia, ante todos tú eres mi novia y no iba a dejar que creyeran que dejo que golpeen lo que me pertenece. - Asiento. - Voy a hablar con un par de socios, tú has lo que te venga en gana, te buscaré más tarde.

- Pero...

¿Qué hay de "no te separes de mi"?.

- Olivia, estoy cansado. Piérdete o yo que sé, solo déjame en paz.

Voy a la barra por un cóctel en cuanto me quedo sola. El barman me analiza antes de preguntarme cuál es el trago que deseo, no digo un nombre específico, simplemente le respondo pidiéndole algo fuerte.



.....

Bebo el último trago de mi cóctel, la ironía de la vida consta en estar bebiendo un Manhattan Drink, en la misma Manhattan. Mi poca tolerancia al alcohol está haciendo aparición, así que salgo al patio del restaurante a tomar aire fresco.

Toco el agua de la fuente en donde estoy sentada, esta tibia.

No he sabido nada de Rainer, me alegro que esté siendo reconocido frente a miles de empresarios más, fuera de lo mierda que es, es bueno en lo que hace.

Camino hacia el balcón donde estuve durante horas antes de que mis pies se casaran, es irónico, veo la luna y me recuerda a Rainer; ambos brillan con luz propia y a pesar de tener alrededor cientos de luceros, nadie los opaca.

-Es hora de irnos.- Informa su voz roñosa.

-Dame un segundo.

Siento como se acomoda a mi lado y sus manos se recargan en la baranda. Por minutos estamos así, uno al lado del otro y sin decir nada.

-¿Alguna vez te has enamorado? - Pregunto. No tengo idea de donde ha venido, pero a Rainer aparece no parecerle

- ¿A qué viene tu pregunta? - Responde a la defensiva. - Recuerda, sin...

- Sentimientos, lo sé.

Suspira.

- Sí, creo que todos en un punto hemos experimentado lo que es el amor hacia tu pareja. - Guarda silencio. - La primera y única vez que me enamoré, descubrí que nadie debería amar.

- ¿Por qué? - Le volteo a ver. - El hecho de que una relación no funcionara, no significa que debes privarte de amar.

- El amor nos hace débiles, dejamos que nos mientan por un poco de cariño y porque creemos que nadie más va a aceptarnos. - Leo sus ojos, hay algo diferente. Veo dolor. - Amamos porque estamos incompletos, creemos que nos hace falta algo que nos complemente y entendí con el tiempo lo que valgo y lo perfecto que soy, como para no necesitar a nadie.

Durante un curso escolar, estudié los fenómenos astrológicos, así que puedo identificar las constelaciones que son visibles.

- La Luna hoy brilla más, pero hay algo que hace que no se vea mágica. - Espeto cambiando el tema.

- La magia no esta en la luna, sino, en quién piensas y recuerdas, cuando está brillando. Muchos creen que la persona en quién piensas mientras ves la luna, es la persona que amas en secreto. - toma mi mentón. - Así que... ¿En quién te recuerda la luna? ¿De quién estas enamorada, Olivia?.


......











Holaaaaaa!!!!
Aquí de nuevo con un capitulo un poco más largo de lo habitual.
He estado pensado demasiado en como llevar el romance de los personajes por un buen camino, pero en todos, termino con el mismo final.
Cuéntenme que les pareció este capítulo.
¿Team Rainer o team olivia?.

Aún estoy indecisa entre si hacer que Rainer se enamore o dejarlo seguir au naturaleza.

Si quieren spoilearse todo el libro, deberían leer otra historia mía, ahí los personajes hacen un gran cameo que me destruye prácticamente el final.

No les diré que libro es, yo que ustedes me espero.

Como sea.

Siganme en instagram como @thifany. Books
Sin más que decir.

Besos.

-Thifany.

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