35|¿Saltas? Parte 2 (Rainer)
Narra Rainer.
¿Matrimonio? ¿En qué estaba pensando?
¡Matrimonio! ¡Casarme!
Veo a través del empañado espejo a la persona que está frente a mí y que claramente no soy yo, es decir, sí lo soy, es solo que no me reconozco y mucho menos a mis acciones.
La euforia es mi peor enemiga.
—¡Tengo los anillos! — la puerta se abre abruptamente, es Arnie que está emocionado por ambos. — Puedes revisarlos, el joyero me explicó un par de cosas que no recuerdo.
Ruedo los ojos.
Abro la caja con las argollas, pues, que no sea una boda real y válida, no significa que no tenga que ser perfecta; además, habrá fotos y mi boda no va a ser la burla del país, será exclusiva e íntima, o eso será lo que aparecerá en los títulos. No quiero mierda sobre ese día y mucho menos que se hable de que es falsa.
El anillo que mandé a elaborar tiene la forma de una flor en donde el centro yace un rubí rojo y en la argolla, diamantes plateados y rojos, incrustados;por dentro lleva las iniciales de Olivia y la fecha en que vamos a casarnos; por último, por debajo de la piedra debería llevar escrita una frase que exigí con exclusividad. Una vez terminado de asesorarme que tiene cada uno de los detalles que exigí, puedo sonreír con tranquilidad.
¿Mi argolla?
Solo es una simple joya de pequeños diamantes incrustados, algo sencillo que pueda llevar día con día, sin molestia.
—Recogí los anillos, algo que haría un padrino. — Él, sube y baja sus cejas.
Claro que será mi padrino, es un idiota; sin embargo, es el único idiota que le confiaría mi vida.
No se lo he pedido, creo que eso está de más y a decir verdad, mi pasatiempo favorito, es molestarlo.
—Tienes razón, algo que haría... Debí decirle a Regan que pasara por ellas de camino. — Arnie me lanza un cojín que logro esquivar. — Regan no es tan agresivo.
—Regan es un idiota y tú también...
Su drama se ve interrumpido por Rina, Ruel, Rowan, Regan, Rebeca, Ryan y Beck.
Vaya, la "R" en su máximo esplendor.
Creo que Olivia tiene razón al querer no colocarle nombres con "R" a nuestros hijos.
—Tenemos todo listo. — Toma la delantera, Rina. — con el lugar hicimos lo que pudimos, hablamos con un ministro y quedó en pasarse dentro de cinco horas.
—Yo me encargué de la comida. — Todos observamos mal a Beck.
¿Comida? Ni siquiera estaba en la lista, se suponía que sólo iba a ser una ceremonia y volveríamos al hospital para la primer quimioterapia de Myrthe.
—De invitados sólo añadimos a Paulette, que está en la ciudad y a las parejas de tus hermanos.
¿Parejas?
—¿Quién está con Olivia? — Rina, Rowan y Rebeca se observan entre ellas..
—¡Mierda! — Se quejan las tres y huyen.
¿Ya tendrá el vestido?
¡Mierda!, hace días apenas si podía verla a la cara y hoy estoy a punto de casarme.
—¿Ya preparaste tus votos?
¿Votos? ¡Mierda, los votos!
—En redes sociales ya se especula sobre la boda. — Espeta, Ruel. — A la prensa se le hace raro que todos estemos en la ciudad siendo que estábamos en las Maldivas, además hay fotos de Arnie saliendo de una joyería, de Rina recibiendo las flores, de Rowan llevando un vestido, Beck saliendo de una pastelería y un par mías junto con Blake, eligiendo nuestra ropa.
Son unos imbéciles. ¿Qué parte de pasar Desapercibidos no entendieron?
—Nuevo plan. — Muevo las cejas para que me presten atención. —Habla con Vogue, invita a la editora a la boda y a cambio de la primicia, pídeles que nosotros seamos los primeros en leer el borrador final, antes de que lo suban al internet.
—A veces solo quisiera que todo fuera tan fácil como lo dices. — Regan suelta un bufido.
Continúo arreglándome el traje oscuro que conseguí de último minuto, si bien, sé que es una boda, me niego a usar un prenda blanca.
¿Es normal estar nervioso?
Dios, ni siquiera es una boda real, no tiene porqué afectarme en lo más mínimo.
—¿Relajantes y antidepresivos? — abro los ojos.
Debí dejar los frascos afuera del cajón.
—¿Rainer? — La voz preocupada de Arnie me hace caer en cuenta que cometí un grave error.
—Los auto receté. La última vez...
—¿Recaíste? —Su voz apresurada y llena de angustia me ataca sin ataduras. Niego de inmediato.
—Solo fue un pequeño ataque de ansiedad, la medicina ayuda a controlarme. — Dejo al tema al aire, como si no importase.
Aunque sí lo hace.
—Por eso estuviste mandando a la mierda a Olivia. Eres un imbécil. — A través del espejo lo fulmino.
—¿Mandó a la mierda a Olivia? — Lo secunda mi supuesto mejor amigo.
—Me perdí. — Adjunta Beckham.
No la mandé a la mierda, solo me alejé mientras pensaba qué iba a hacer con mi vida después de tener una recaída. Fue lo mejor que pude hacer, pues de no haber sido así, probablemente habría causado un alboroto que ella desde luego, no merece.
—Ignoren a Ruel, habla de temas que no le deben interesar. — Prosigo intentando que cambien de tema.
—Debes ir al médico, la última vez...
«la última vez..
Jure que no habría una última.
—La vez anterior pude controlarlo y está vez será igual. — Lo interrumpo. — No debí dejar el tratamiento; no obstante, lo estoy retomando.
—Haré una cita con la psiquiatra. — Me apresuro a ir hacia él.
—Ni se te ocurra, Arnie. — Tomo su teléfono. — Está controlado, estoy siguiendo el antiguo tratamiento al pie de la letra y mientras no pase a mayores, no buscaré ayuda.
Padezco de una alteración en mi sistema nervioso, el cual hace que mi cerebro mande señales erróneas al sistema Nervioso autónomo y a otras partes de mi cuerpo, causando así que tenga ataques de ansiedad, depresión, ira, y en menor probabilidad, alegría. Lo descubrieron cuando estaba en el preescolar, pues golpee a un chico con un cubo, siete días seguidos, solo por haberme robado la atención de la educadora. Al inicio creyeron que eran principios de bipolaridad, después, tras estudios y ensayos, se descartó que fuera eso, pues eran episodios rápidos y raros, que tardaban en menor medida y tiempo, así fue como decidieron tratarlo como un síndrome inexplicable y nuevo, que solo controlaban con medicamentos que tomaba hasta días antes de asumir la presidencia en las empresas de mi padre.
Buscamos miles de médicos y nadie pudo dar una explicación, lo por ello, prefirieron dejarlo como una falla en el sistema que regula mis emociones.
Tal vez por eso fui tan manipulable.
¡Mierda!...
Richard lo sabía, él, como condición, me exigió dejar de tomar el medicamento. ¿Por qué? Sabía que sería fácil de manipular. Ese imbécil me usó a su favor, es el puto rey del engaño.
Ahora todo cuadra.
Era una cría fácil de manipular, así que se encargó que a pesar de que creciera, el pudiera seguir teniendo el control sobre mis emociones. Fui su mascota.
Ya ni siquiera puedo pensar en aborrecerlo, no hay un sentimiento hacia él, que no sea el desprecio.
—Nosotros iremos a recorrer la casa, regresaremos en cuanto hayas terminado los votos.— la asquerosa voz de Beck es quien me saca de mi burbuja.
—Yo puedo quedarme si deseas...
Niego.
—Ve con ellos, Arnie, necesito estar solo. — Antes de obedecer me analiza, no se fía de mí después de lo de los medicamentos.
Cuando era pequeño me mantenía bien, hasta que un ataque aparecía y durante un par de meses yo me volvía inestable. Era como si mi cerebro ya no soportase y se alocara; un día era extremadamente nostálgico, al otro pesimista, al siguiente obstinado y así sucesivamente. Una máquina, así me describieron los médicos la primera vez.
Escucho la puerta cerrarse, lo que me deja en claro que me he quedado solo y ahora tengo que escribir un discurso para una boda falsa.
Nunca había pensando en casarme, o tal vez sí, solo que sin toda la mierda de la ceremonia. Siempre he pensado que son innecesarias, pues es un matrimonio, un contrato que simplemente puede ser firmado en una corte o en mi mismo despacho.
Hasta Olivia..
No entiendo qué ha hecho ella conmigo, solo le bastó un puto viaje para tenerme a sus pies... Es obstinada, sucumbible, inocente con ciertos arranques de ferocidad, amable, soñadora, pasional y maravillosamente hermosa.
Siempre he estado seguro de quererla, ya que es imposible no hacerlo, ella no te deja fácil ignorarla, es como si entrase a una habitación obscura y la encendiera con su presencia. No obstante, lo que siento es diferente a lo que he sentido por las demás, mi primer instinto es protegerla como lo hago con mis hermanos, cosa que jamás ha sucedido con alguien que sea ajena a mi sangre.
Y sé que estoy malditamente colado por ella, en el momento en que me percato que estoy sentado sobre una silla, frente a un escritorio con lápiz y papel, intentando escribir votos para una boda falsa la cual en el fondo sé que es real y tiene validez para mí.
Mierda, es que ella... Me tiene como un imbécil y ya no sé cómo hacer que se detenga...
......
Dadas las cuatro de la tarde, yo camino al patio de mi nueva adquisición y es increíble la decoración del lugar, pues hay miles de flores blancas que adornan el largo pasillo con alfombra del mismo tono. En las sillas principales del lado izquierdo, están Rina, Ruel y Blake, detrás Ryan y Rebeca; del lado contrario se encuentran Beck, Arnie y Rowan, detrás Paulette, su esposo Adrik y la editora de Vogue que me saluda desde su puesto.
Estamos todos, solo falta que Olivia baje junto con el equipo de guardaespaldas y doctores que están a cargo del estado de Myrthe.
El supuesto ministro es un hombre calvo y viejo que pareciera estar agonizando por dentro, lo que me hace sonreír; sin embargo, mi alegría se ve interrumpida por el sonido de la mujer arpista que contratamos de último momento.
La puerta corrediza que colinda hacia donde nos encontramos se abre y si no fuera porque muerdo de nervios, reiría al ver como Olivia es escoltada por dos hombres corpulentos que cargan con los aparatos a los que está conectada Myrthe.
Paso saliva con torpeza, ella luce como una maldita estrella. Su vestido es largo con una pequeña cola al final, no es voluptuoso, todo lo contrario, sin embargo, su cuerpo hace verlo maravilloso. No trae el cabello atado, sino, que está liso y con una corona de flores de donde el velo cae.
Olivia al fin llega frente a mí, así que uno toda la fuerza que poseo para no besarla y dañar el provocativo labial rojo que muchas veces he probado y sabe a cereza pura.
Esperamos a que acomoden a Myrthe, quien con un asentimiento sé que me está dando su aprobación nuevamente.
«—No tienes que hacer esto para complacerme. — Dijo repentinamente. — Nada me haría más feliz que ver a Oliva casada contigo.
Suspiré.
—Ganaste. — Su sonrisa se extendió pues al parecer su mente llegó a la conclusión en cuestión de microsegundos. — Me enamoré de ella.
—Apunta los quinientos dólares a la cuenta del hospital. —Jugueteó. — me iré feliz sabiendo que ella encontró al hombre que merece la pena.
—¿Cómo estás segura?
—Cuando te conocí, eras un idiota que jamás habría aceptado casarse con una mujer con la excusa más barata que existe, ni siquiera te habrías planteado casarte.
—Sí lo hice. — intentó sonreír, mas falló.
—Da tu brazo a torcer, entre más tardemos con esta charla, más probabilidad hay que mis órganos colapsen.
La seriedad se apodera desde ese instante.
—No quiero que Olivia se entere que no hay nada más que hacer y que el tratamiento es ficticio. — Susurra. — Es mi momento de partir, ya no quiero sufrir más.
—Yo no seré quién le rompa el corazón. — esta vez sí sonríe.
—A eso me refiero cuando digo que encontró a un buen hombre.— Rodé los ojos. — No olvidaré el día en que hablaste a mi apartamento pidiéndome que convenciera a Olivia, desde entonces ya estabas tras sus huesitos.
—Te ofrecí mil dólares, no lo hiciste por buena voluntad. — Sonrío.
—Te hice un favor. — Vitoreo con alegría, la poca que aún conserva. — Cuídala, debes alimentarla tres veces al día, asearla y hablar con ella sobre cómo se siente.
—No morirás todavía, eres una anciana a punto de estirar la pata, pero vas a vivir un par de días más. — como pudo me mostró el dedo medio. — Anciana grosera.
— Te doy mi bendición para que se casen, eres el elegido Rainer. — Suspiró. — No olvides que es una persona frágil que ha sufrido mucho, trátala con amor.
Tragué un poco antes de aceptar y decirle ni una palabra más.
—La cuidaré solo como tu puedes hacerlo, porque yo también la amo como tú lo haces...»
La Ceremonia siguió hasta el momento de los votos, la parte más humillante.
Insisto para que Olivia sea la primera, pues si no escribió nada, no tendría porque decir algo, así que no le queda de otra más que tomar el mando y comenzará a hablar.
Tomo sus manos, ambos nos miramos el uno al otro.
—He pasado por tantas cosas en mi vida que apenas sabía lo que era ser feliz... — Sus ojos brillan, y sus pupilas se han adueñado de casi todo el terreno de sus iris. — creí lo que era amar hasta que conocí a la persona que me demostró que jamás lo había hecho. Veo una vida en mi futuro, sin embargo, ya no lo hago sin él en ella. Una relación no siempre puede ser perfecta, mas él me ha demostrado que nada lo es y aún así puede ser hermoso. Por ello, en este momento le entrego lo único que me pertenece, es invaluable y que nadie más puede tener...mi corazón.
¿Qué clase de votos son esos?
Me digo a mi mismo para no flaquear.
¿Cómo es que esta boda no tiene validez?
—Su turno, señor Greenwood. — Insiste el ministro.
Tomo aire antes de comenzar, Myrthe llora en silencio mientras que mis hermanas sollozaban en un tono más alto.
—Durante dos horas intenté escribir algo que pudiera englobar todo lo que siento y ser rápido, mas no pude. No soy un hombre de promesas, así que no te prometo ser mi mejor versión, tampoco soy alguien que sea bueno para decir lo que siento, así que no te prometo sinceridad. No te prometo nada, porque mi mayor acto hacia a ti es demostrarte que te amo sin recalcarlo con palabras, mereces más que declaraciones vacías de amor. Si está en mí, bloquearé tu dolor, te protegeré a tal punto en que nadie más pueda dañarte, porque eres ese algo a lo que yo volvería si me perdiese...
Sus mejillas se acoloran un poco.
—si por mi fuera te daría la luna, el sol, las estrellas y una galaxia completa, pero como no puedo hacerlo, las contemplaré a tu lado en el momento que así lo prefieras.
Finalizo con un beso en sus nudillos...
El programa fluye nuevamente hasta la hora final.
—Olivia Blanchart, aceptas a Rainer GreenWood para amarlo, respetarlo y honrarlo el resto de tus días. — Suspira y asiente.
—Acepto.— Responde segura.
Mis manos arden por tocar sus piel.
—Rainer GreenWood, aceptas a Olivia Blanchart para amarla, respetarla y honrarla el resto de tus días.
Asiento.
—Acepto.
Mis hermanas chillan.
—Por el poder que me concedieron ustedes, los declaro...
Todo sucede como en cámara lenta.
Un estruendo.
Olivia se gira a su costado y se percata de lo que ha sucedido. Los médicos corren intentando hacer todo lo posible, sin embargo, la sangre que sale del cuerpo de Myrthe es imparable. Pido a mis hermanos que se lleven a mi ahora falsa esposa al interior de la casa y a los guardaespaldas qué saquen a la editora del patio.
Sabíamos que esto podía pasar, no obstante, Myrthe quiso arriesgarse.
Acerco mi cuerpo a la multitud, sin estorbar para que ellos puedan maniobrar. Escucho un par de palabras, entre ellas...
«Hematemesis excesiva»
«Los órganos internos explotaron»
«Hay una perforación interna»
«está hipotensa»
«la perdemos»
«pidan sangre al banco»
«no hay pulso»
«ya no hay nada por hacer»
«Sálvenla, Ahora»
Entonces siento que regreso el tiempo al día en que mi abuela falleció. Mi corazón se comienza a acelerar, y aunque lo logro controlar con respiraciones profundas, caigo al pasto en cuanto los Doctores se esparcen.
¿Qué hacen?
¿Ya no hay nada que hacer?
Myrthe no se puede ir.
Ruel habla con ellos con términos médicos que apenas si puedo entender; entonces sucede, uno de ellos observa su reloj y dice:
—Hora de la muerte, cinco treinta y dos.
Ha muerto.
Myrthe Rosewell ha fallecido.
.....
No me odien ¿sí?
¿Cómo están?
Nuevamente yo por aquí y con tragedias.
Pobre Myrthe, apenas si le habían comprado su casita:(
Mentira,yo también quiero llorar por ella.
Cuéntenme qué tal les pareció el capítulo y si les aparecen los guiones largos, porque la verdad no entiendo porqué Wattpad me los elimina y coloca guiones cortos.
Creo que por mi parte es todo.
Nos vemos la próxima semana, tal vez, no prometo nada.
Cuídense y bañense.
Lxs amo.
Besos.
-Thifany la asesina de Myrthes.
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