3
—Baekhyun. Me encontré con Baekhyun —le dije a Jongin al encontrármelo la mañana siguiente en mi departamento.
Él pareció sorprendido, con los ojos muy abiertos. Había llegado con el periódico y un millar de papeles que yo debía revisar. Algo que no me emocionaba en absoluto era pasar todo mi día metido en el despacho haciendo papeleo. Y si lo decía así, la vida de un mafioso parecía monótona y aburrida.
El día había empezado muy frío, pero una buena taza de café oscuro serviría para menguar el espíritu gélido que se retorcía sobre mi piel. Desde la ventana frente al pequeño comedor se tenía una vista estupenda de la ciudad, claro, cuando la neblina del otoño no cubría los edificios y desplazaba al sol.
—¿Qué hacía Baekhyun en la reunión?
—Era el anfitrión. Es pareja de Kim Tae Woo.
—Oh.
—Si, oh.
Lo vi de reojo y casi salto de la rabia. Jongin contenía una risita tras su mano que no estaba siendo tan bien disimulada.
—Entonces, ¿se vieron?
—¡Claro que nos vimos, Jongin! Hablé con él..., aunque no estoy seguro de cómo resultó todo.
—¿Qué te dijo?
—No mucho. Dijo que se había olvidado de mí —solté con amargura—. Siguió con su vida y encontró a alguien más.
Alguien terriblemente poco atractivo y de una arrogancia innata, además de su mal hábito de llamar a Baekhyun 'prometido'. Era odioso.
—¿No es lo que tú hiciste? Bueno, te marchaste a Rusia por un año. Supongo que ninguno esperó que el otro volviera a aparecer.
—Pero no hubiese querido que apareciera de brazo de ese imbécil —mascullé—. Ahora ellos tienen un negocio juntos. Cocaína rosa.
—No había oído de eso, aunque puede ser algo interesante.
—De hecho, me parece algo muy arriesgado. Involucrarme con el gobierno en este momento no es lo que necesito. Sigo estando en su radar por lo que ocurrió con Seung.
—O podría mejorar tu relación con ellos.
—No, además, ya tengo un proveedor de cocaína en Latinoamérica, y la Bratva me ayuda con eso. No estarán felices si falto a mi palabra.
—Eso sería complicado —murmuró—. La Bratva te declararía la guerra por eso.
Y, aunque había pasado un ameno tiempo en Rusia con mis aliados, no era ingenuo. Los rusos eran rencorosos y sabían cómo vengarse. No estaba dispuesto a probar ninguno de sus métodos de tortura, no cuando yo mismo los había visto en su faceta más oscura.
—Lo extraño —admití—. Quizás nunca dejé de...
«De sentir tanto por él», pensé, mas no me atrevía a decirlo en voz alta.
Carraspeé. Me estaba poniendo sentimental.
—¿Hay algo para hoy?
—Un cargamento de Rusia que llegará pasado mañana. Debemos ser cuidadosos porque según me informaron, los de aduana y fiscalía tienen en su mira la incautación de la droga que viene ahí. Ya intentaron jodernos hace un par de meses cuando llegó el cargamento de armas desde Malasia.
—Sí, y no me conviene ponerme en su camino ahora. No quiero volver a la cárcel.
—Hablaré con los del muelle para que reciban el contenedor y lo pongan junto a los de atrás.
—A Jared, el de la aduana, págale extra para que el cargamento no sea revisado.
Jongin hizo el saludo militar, aún con esa expresión seria, y cuando creí que se iría, añadió:
—Si Baekhyun es feliz con Kim, ¿por qué no puedes dejarlo así? Tal vez él encontró alguien con quien realmente pueda estar, ya que contigo eso no pudo ser.
Hubiese querido que se marchara sin lanzar esa estupidez.
Con el sonido de la puerta cerrándose, escuché un ligero crujido. Era mi mano que apretaba el vaso de cristal, llevándolo a un punto de quiebre.
—¡Maldita sea!
Lo peor de todo lo que dijo era que yo lo sabía. Sí. Lo nuestro no pudo ser por muchas razones y factores que ni siquiera yo pude prever. Tampoco fui capaz de cuidarlo lo suficiente como para mantenerlo alejado del podrido mundo oscuro en el que vivía. E incluso si lo intenté, Seunghyun se encargó de llevarlo al centro de todo.
«Así es mejor —pensé—, porque Baekhyun merece algo mejor que yo».
¿Por qué, entonces, no me sentía bien? Si esa había sido la mejor decisión, ¿por qué quería volver corriendo a su lado?
A mi memoria llegó aquel día después del atentado en la biblioteca a Baekhyun. él había terminado inconsciente por el miedo que le causaron esos reos. Yo lo encontré tendido en el piso y esas bestias dispuestas a dañarlo. Mis ojos se volvieron fuego y, como si yo mismo fuera un animal, destruí a cada uno de ellos, a cada persona que quiso tocarlo.
Baekhyun se aterró al saber que había matado a esos hombres, y en aquel momento me sentí como la peor criatura que se arrastra sobre la tierra. Él me miró con miedo. Nunca me había importado matar a alguien y mucho menos sentir culpa después, no cuando yo sabía la clase de bastardos que eran. Iguales a mí. Tampoco nadie cuestionó jamás mis decisiones porque había sido criado por mi abuelo para convertirme en el jefe de la mafia. La palabra decencia y moral no existían.
Pero fue con él con quien me sentí como un monstruo. Cuando él tuvo miedo de mí y me miró como tantas otras personas. Esos ojos opacos y titubeantes fragmentaron una esquina de mi corazón, una que no sabía si se había reparado por si sola o si seguía ahí, todavía doliendo.
Ese día le confesé algo a Baekhyun, yo no era un buen hombre ni nunca lo sería y pagaría cualquier precio con tal de cuidarlo.
—Ich bin nicht gut für dich, aber ich verehre dich.
Recuerdo que le dije aquello sin saber de qué otra forma sacar lo que atrofiaba mi corazón.
Me reí de mi propia debilidad de carácter frente a Baekhyun.
—No soy bueno para ti, pero te adoro.
Tomé un sorbo de café que ya estaba frío, tristemente.
Café.
Un día soñé con una vida diferente, una que me permitiera disfrutar de Baekhyun en plenitud sin el miedo a salir heridos por alguna bala traicionera. Me lo imaginé como mío, devotamente dormido a mi lado y solo con las ansias de que lo amara.
Esa fue una insensatez mía. No vivía otra vida y no tenía forma de asegurar a Baekhyun sino manteniéndolo apartado de mí. Aunque creo que él halló su propio camino hacia los problemas.
***
Pasear por la rivera del río Han era entretenido, si uno no tomaba en cuenta el viento gélido que bordeaba las aguas y llegaba hasta mis encalambrados huesos. No había tantos restaurantes o bares cerca como yo hubiese esperado, pero no era una zona muy frecuentada de todas formas.
Adentrándome en la cuadra de la derecha, me encaminé hacia un sector donde encontraría un vaso de brandy y un ambiente más abrigado. La Casona era un lugar especial para mí porque mi abuelo solía citarme ahí cuando quería hablar conmigo. Ahí fue donde me entregó el poder de su mafia, de hecho.
Mientras caminaba hacia el establecimiento, una cara familiar llamó mi atención. Baekhyun. Él estaba sentado junto a la ventana de un restaurante de pinta italiana, con un par de platillos humeantes en la mesa y una copa de vino tinto. Su atención, sin embargo, estaba centrada en su tablet y de vez en cuando revisaba su celular con mucha impaciencia.
Si estaba con alguien más o esperando a Kim, no me importó. Entré en el restaurante donde, por una cosa de suerte, el dueño era tío de uno de mis guardaespaldas y reconoció el tatuaje en mi cuello y uno nuevo que tenía a en una pequeña porción de mi muñeca, verticalmente.
Mis pies se movieron solos y pronto lo tuve frente a mí.
—El destino debe estar a mi favor si me reúne contigo tan seguido.
Sus ojos almendrados se dirigieron a mí y por un segundo me encandilé con esa fugaz chispa que lo atravesó.
—Para mí es como un castigo —masculló.
Torciendo los labios en una sonrisa pequeña, me senté frente a él. Baekhyun me miró con expresión ceñuda.
—Estoy esperando a alguien.
—Alguien que no ha llegado.
—A mi amante.
Ugh, odié que me lo recalcara como si fuera un gran logro. Nada que involucrara a Kim Tae Woo era para enorgullecerse.
—Y creo que no llegará, o al menos viene con un terrible retraso.
—Eso no-
—Estás muy irritado, pastelito, y considerando que eso solo puede ser el resultado de una falta a su cita, no hay dónde perderse.
Baekhyun frunció los labios, un poco más molesto que antes.
—Algo que me molestaría más serías tú.
—¡Pero yo ya estoy aquí! —me jacté—. Déjame hacerte compañía ya que tu poco galante novio no ha tenido la delicadeza de contestar tus mensajes.
Él se sonrojó furiosamente, quizás por vergüenza o enojo, al verse atrapado por mis deducciones. Resoplando, dejó a un lado su tablet y tomó los cubiertos.
—¿Pedirás algo?
Me relamí los labios.
—A ti.
—Por favor —resopló—, hablo de algo comestible, a menos que en Rusia te hayan vuelto caníbal.
—A menos que fuera del hielo porque no había otra cosa.
Baekhyun con su tenedor tomó un poco de pasta con pesto y se lo llevó a la boca. Había extrañado tenerlo tan cerca y compartir las más insignificantes cosas.
Chasqueé los dedos y un mozo se acercó casi corriendo.
—Taggliati a la boloñesa y una copa de vino tinto, del ochenta y cinco.
Baekhyun siguió comiendo, haciendo pequeños gestos de gozo cuando su lengua tomaba el pesto. Tenía en su plato unos pequeños trozos de jamones, pimientos y crotones.
Una llamada entró a su celular.
—¿Dónde estás?
Su expresión encolerizada me dijo que se trataba del desaparecido novio. Lo que le estuviera diciendo y cualquier excusa que estuviera inventando, no daba resultado.
—Te estuve esperando. Y ni siquiera- ¡Ush! —chilló, golpeando con sus dedos la mesa—. No, olvídalo. Ni se te ocurra ir a mi departamento porque no quiero verte. Prefiero tratar contigo mañana, ¿te ha quedado claro?
Al parecer mi pequeño pastelito se había vuelto más mandón que antes. Un año realmente cambiaba a las personas.
Él asentó la llamada y bebió un largo sorbo de vino.
—Odio a los hombres.
—Tú eres uno.
—De una clase diferente y mucho mejor —se escudó, y yo no lo refuté.
—Yo tampoco soy como Kim.
—Me apena decir que eres todavía peor. Chanyeol, tú y yo sabemos que no eres mejor que la clase de hombre que abandona a sus citas en un restaurante.
—Yo nunca te hice eso.
—Porque no podíamos tener una cita en el comedor de la cárcel —jadeó—. Pero hiciste otras cosas que me lastimaron mucho. Cosas que no he podido olvidar.
—Ich habe alles getan, um dich zu beschützen, auch wenn ich am Ende versagt habe* —murmuré con cierta pena que no me permitió mirarlo a los ojos.
Yo estaba muy acostumbrado a que él no me entendiera dado que no hablaba alemán y estando en la cárcel fue un mecanismo muy útil para decirle cosas que ocultaba en mi pecho. Quizás de haber sido más valiente para hablar sin tapujos, hoy las cosas serían diferentes.
Por eso mismo, me sorprendió oírlo.
—Man kümmert sich nicht um jemanden, indem man sein Leben vernichtet. Genau das hast du mit mir gemacht. Und dann bist du gegangen, weil ich dir nicht wichtig war, nicht wichtig genug, um es zu erklären*. —Y su tono fue enojado, lo que me dejó todavía más estupefacto.
Mi cerebro quedó en stand by por unos segudos, como si no me hubiese respondido en una lengua conocida.
El mozo llegó con la comida y la dejó sobre la mesa en silencio. En ese tiempo, mi cerebro tonto preparó una respuesta.
—Me marché porque no era justo para ti. Sobreviviste a Seunghyun y quedaste herido, casi mueres. Lo mejor que pude hacer fue marcharme.
Él apretó el cubierto y sus ojos se entrecerraron. Bien, creo que lo había jodido más sin saber cómo.
—Los idiotas como tú y como Tae Woo me tienen harto —farfulló—. ¿Por qué creen saber mejor que yo lo que me conviene? Hasta donde sé, no les he cedido mis derechos.
—Porque yo nacía en este mundo, Baekhyun, y sé que no es un juego. No fue mi elección, pero tampoco puedo cambiarlo. Tú sí. Después de sacarte de la cárcel me juré que no quería volver a mezclarte en mis asuntos. No lo merecías.
Él se carcajeó con un poco de acidez que me causó un profundo estremecimiento.
—No lo merecía... Si no lo merecía, ¿por qué quisiste-?
Un estruendo enorme y el cristal de la ventana rompiéndose detuvo sus palabras. El mundo se movió en cámara lenta cuando me di cuenta de lo que había pasado. Nos habían disparado.
Bueno, me habían disparado porque en mi brazo llevaba la bala, pero Baekhyun estaba en el suelo en medio de cristales y sangre.
____________________
*Ich habe alles getan, um dich zu beschützen, auch wenn ich am Ende versagt habe: Todo lo que hice fue pensando en protegerte, incluso si al final fracasé.
**Man kümmert sich nicht um jemanden, indem man sein Leben vernichtet. Genau das hast du mit mir gemacht. Und dann bist du gegangen, weil ich dir nicht wichtig war, nicht wichtig genug, um es zu erklären: No cuidas a alguien destrozándole la vida. Eso es lo que tú hiciste conmigo. Y luego te marchaste porque yo no era importante para ti, no lo suficiente como para dar una explicación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top