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Bajo un aire de burla, Baekhyun tomó la botella de brandy y se sirvió otro poco. Apoyado contra el buró de frente al ventanal, me miró con condescendencia. Me estaba picando en lo más profundo y delicado de mi estómago esa actitud. Me preguntaba qué rayos le pasaba, aunque, como un golpe bien acertado en el rostro, recordé que lo abandoné probablemente con el corazón roto.
Bien, él tenía un punto a favor.
—¿Qué querías decirme? —me incitó, quizás cansado del silencio que nos acompañaba.
—Bueno, pensé que, al no habernos visto en un año, y ya que me tomó por sorpresa encontrarte aquí, debía ser caballeroso y saludarte. Hablar un poco.
Baekhyun sonrió, con sus ojos brillantes y sus labios carnosos extendidos, mientras su mano sujetaba el vaso muy cerca de su boca.
—Chanyeol, tú nunca has sido un caballero. Creo que eres todo lo contrario.
Metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y asentí con la cabeza. No que yo pudiera alegar algo mínimamente diferente, pero me causó un impacto viniendo de él.
—Has cambiado... mucho.
—Todas las personas tienen que cambiar, Chanyeol. Yo lo hice cuando tuve la oportunidad.
—¿Y por qué? A mí me gustabas cuando eras más dulce. Ahora que te veo casi no te reconozco.
Él me sostuvo la mirada, esta vez de forma más seca, pero conservando todavía esa sonrisa sobre su boca.
—Te gustaba un lado mío que ya no está. No puedo decir que luego de salir de la cárcel pudiera seguir siendo el Baekhyun dulce e ingenuo.
—Entonces, ¿cómo terminaste enredado con Kim Taewoo? ¿Un mal juicio, quizás?
—¡Para nada! En realidad, lo conocí hace varios meses cuando estaba... buscando un nuevo comienzo. Ser parte de su entorno me brindó muchas oportunidades. ¡Ya veo porqué querías quedarte con este lucrativo negocio tu solo!
—Sabes que estás inmerso en un juego del que no hay retorno, ¿verdad?
—Creo que tu hermano y tú me metieron en él sin mi consentimiento —casi recriminó, aún con la voz parca—. Seunghyun quiso matarme por esto, y tú... bueno, ya sabemos cómo acabó todo.
—... Me alegra ver que estás bien.
Su cuerpo se tensó entonces. Su mandíbula fue tirada por hilos y sus ojos encendidos por un cerillo, incluso sus puños se cerraron ligeramente, antes de que recobrara la compostura.
—¿De verdad? —se jactó—. En realidad, creí que te habías olvidado de mí. Cuando te fuiste, supongo que te extrañé un poco. Luego ese sentimiento desapareció y comprendí que nada quedaba entre los dos, si es que en algún momento lo hubo. Y como no supe nada de ti durante un año, yo también me olvidé de ti.
—Querrás decir que encontraste otra persona con quien distraerte —solté, sin poder contener ese amargor en mi boca.
—¿Y tú no? ¡Por Dios, Chanyeol! Eres y siempre serás un hombre apasionado, y no me quieras hacer creer que te mantuviste célibe un año.
No, no lo había hecho, principalmente porque quería borrarme de la cabeza a Baekhyun. Eso no funcionó como yo esperé. Al final de cada noche seguía trayéndolo de regreso a mi cabeza, empujando sus recuerdos una y otra vez junto a la pregunta: ¿Y si regreso con él?
Pero siempre supe que mis decisiones egoístas terminarían afectándolo, así que me mantuve tan alejado como pude. Me mudé a Moscú y salí con mujeres y hombres, rubios y morenos, pelirrojos y castañas, hasta que me di cuenta de que el tono de cabello que buscaba era uno más artificial: rosa pastel. Ese mismo color había ahora desparecido, dando paso a un negro profundo como el ala de un cuervo.
—Ninguno pudo hacerlo —coincidí—. Aunque he de admitir que verte con Kim está fuera de todo lo que esperé. ¿Qué le ves?
Siendo consiente de que la pregunta era más personal, fui más ligero y bromista, para no ofender a Baekhyun y conseguir una respuesta a la pregunta que me asaltó cuando los vi juntos.
—Bueno, él tiene los mismos intereses que yo, es gentil y sabe cómo tratarme.
¡Yo podía hacer eso!
De hecho, lo hice en el pasado. Mas o menos.
—Y están comprometidos.
Baekhyun soltó una risita moderada.
—No, de hecho, no. Es sólo como él me trata, aunque supongo que en algún momento ocurrirá.
—¿Y me invitarás a tu boda?
—¿Tú invitarías a un antiguo amante a tu boda? ¡No contestes! Ya sé que eres demasiado cínico.
—Podría... demostrarte que casarte con él no es la mejor decisión.
—¿Y cómo, según tú, me harías cambiar de parecer?
—Solo tendría que sacarte de la iglesia, quizás en el confesionario, para-
—Calla —se burló—. Chanyeol, ya no soy un niño que caería con esos trucos. Por mucho que te quise en el pasado, ya no siento nada por ti.
Y, joder, sentí un golpe en el estómago y ese amargor en la boca aumentar.
Que me lo haya dicho a la cara fue aturdidor porque yo... todavía... ¡Bien! Al parecer él había seguido adelante como se supone que yo hice estando en Rusia. No debería causarme ninguna emoción, y tampoco tendría porqué descomponerme.
—Entonces, solo espero que seas feliz —dije, casi mordiéndome la lengua y tragándome mi propio veneno.
—Lo seré.
Me lo imaginaba, aunque no quisiera.
—Supongo que ahora podemos hablar de negocios.
Kasper volvió a la sala dentro de poco, venía acompañado por dos sirvientes con charolas en las manos y cubiertas de cristal. Nos acomodamos en la improvisada sala y aquellas bandejas resonaron al tocar la madera de la mesa ratona. Mis ojos divisaron cocaína y un cuenco de cristal con alguna droga de color rosado. En la otra bandeja tenía chips y algunos aparatos electrónicos.
—Esto es lo que te ofrezco exclusivamente a ti.
—Cocaína y...
—Droga rosa. Es una droga sintética que estimula el cerebro y disminuye el apetito, el cansancio y el sueño.
—Como la mayoría de otras drogas —dije, hastiado, más por la conversación con Baekhyun que por la mera antipatía que sentía por Taewoo—. ¿Por qué la compraría?
—Tiene componentes del LSD, alucinógena en una medida muy baja, pero se utiliza con fines recreativos en la mayoría de países. Sin embargo, en Corea no está autorizada, como ninguna otra droga.
Casi viré los ojos. Esto estaba siendo aburrido y si no le veía provecho, me levantaría y me iría sin que me importara ser cortés. No mejoraba mi humor el hervidero de enojo que crecía en mi pecho. De haber sabido que actuaría así, o que me encontraría con una situación semejante, lo hubiera pensado dos veces antes de hablarle.
Incluso si yo necesitaba cocaína y los chinos habían sido un dolor de cabeza para conseguirla, no estaba seguro de querer comprársela a Kim Taewoo. Por otro lado, lo poco que vi de esos chips y compuestos, no me atrajeron y tampoco los necesitaba.
Empecé a creer que había perdido mi noche, bueno, más o menos, porque había vuelto a ver a Baekhyun.
—Nuestra intención al ingresarla al mercado es hacerla medianamente legal.
—Explícate.
Fue cuando Baekhyun empezó a hablar.
—Las instituciones deportivas de Corea están buscando un medicamento que mejore el rendimiento de los atletas. El precio no es un problema. Lo que quieren es ser ganadores de los juegos asiáticos que los catapulten a los olímpicos.
—¿Y piensan que el gobierno compraría la droga solo por ganar unas cuantas medallas?
Baekhyun sonrió, como si mi pregunta la hubiese estado esperando, siendo yo para él tan predecible. Eso me irritó.
—No directamente. Las farmacéuticas quieren incrementar su participación en el mercado, pero es difícil cuando no hay inversores. Ahora bien, no me refiero a que alguno de nosotros seamos inversores, sino brindarles la materia que ellos están necesitando.
—¿Materia prima? ¿Qué tipo de compuesto obtendrían de esta droga si vuelven a manipularla?
—De hecho, la idea no es que sea modificada. La farmacéutica le dará un empaque y credibilidad para vendérsela a las instituciones deportivas.
—¿Y cómo se supone que pasarían los filtros se salubridad?
—La droga tiene un efecto a largo plazo, no inmediato, por lo que los test no arrojarán resultados alarmantes. Si bien al principio aparecerá un aumento la motricidad y aumento de adrenalina, no será raro en un medicamento para potenciar las capacidades atléticas y mentales.
Pasé mis dedos sobre mi anillo, justo en mi dedo índice zurdo, cuya leyenda decía: mente sobre fuerza. Era un viejo dicho de mi abuelo quien al morir, y habiéndome heredado su mafia, me heredó también el anillo. Él me enseñó a tomar las oportunidades como los momentos más importantes de la vida, y a sacar incluso más provecho del que se pensaría. Decía que Seunghyun tenía una visión muy miope de los negocios y que su orgullo no le dejaba dar el paso siguiente. Tampoco le confió jamás una transacción porque 'depende mucho de quienes están alrededor, diciéndole que está bien o mal, pero no ha pensado que eso es lo que lo detiene. Tú, Chanyeol, sabes que no puedes confiar en nadie en el mundo, ¡ni siquiera en tu viejo abuelo!, y eso te hará el dueño de Corea'.
—El precio de la droga como materia prima sería muy caro, y el precio para el gobierno-
—Será de dos punto cinco veces el precio del gramo. El margen de ganancia es amplio.
Sonreí.
—Y si el plan está tan bien montado, ¿por qué me necesitan a mí? No quieren que les compre droga como un mediador con las farmacéuticas y luego para el gobierno —aseguré. Porque si se trataba de eso, implicaba un riesgo en el negocio que no estaban diciéndome. Como Pilatos, se lavarían las manos conmigo—. ¿Qué quieren de mí?
—La farmacéutica Yoseop.
—Mi farmacéutica. Debí suponer que era algo relacionado —suspiré—. Ustedes me venderían la droga, y yo se la vendería al gobierno, ¿es así?
—Sí —coincidió Baekhyun sin pensar en lo descarado que sonaba todo.
—¿Y si no accedo?
—Siempre habrá otros compradores, Chanyeol.
—Pero nadie es dueño de un *holding ni de una farmacéutica —me jacté, y casi sentí regocijo al ver a Kim tensarse y enfurruñarse. Baekhyun, por otro lado, solo me miró con seriedad. Me gustaba más su sonrisa y quise, ¡demonios que lo deseé!, besar sus labios hasta que estuvieran rojos y pudiera verse más feliz.
—Y por eso nos gustaría que aceptara la propuesta. No solo le venderemos la droga, sino también le ofrecemos el negocio —soltó Kim después de estar tanto tiempo callado.
Y mi abuelo un día me dijo: 'Desconfía de todo aquel que te regale de algo más que un cerillo'. Joder que el viejo tenía razón. Sin embargo, ¿en verdad iba a desconfiar de Baekhyun?
—Por la bondad de sus corazones —añadí en tono bajo que nadie más que yo logró escuchar.
—Ahora mismo, no sé si me interesa su propuesta.
—Bueno- —intentó hablar Kim, más la dulce voz de mi chico salió nuevamente.
—Solo contamos con veinte y cuatro horas. Lamento decir que el cargamento es de mucho cuidado.
—Lo pensaré y te avisaré.
—¡Genial! —saltó Kim—. Te daré mi número-
—No, preferiría el de Baekhyun. Tú de nada me sirves. Y no me importaría terminar de discutir el tema cenando con él.
—Mi prometido-
—Sí, con tu prometido. —Por el momento, tuyo—. **Do svidaniya.
No me fiaba de Kim, así como tampoco de Baekhyun, lastimosamente. Ambos estaban tras de algo más grande que seguramente me traería problemas. Quería averiguarlo, sin embargo, y para eso solo necesitaba tener a mi chico de regreso.
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*Holding: Es una sociedad que controla/posee las acciones de un grupo de empresas.
**Do svidaniya: Adiós, en ruso.
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