19


Kai estaba muy sonriente, quizás demasiado considerando que todavía había fuego en frente nuestro. Al menos Kim estaba muerto, lo que era un problema menos.

Ayudé a Baekhyun a sentarse y sacar toda el agua que había bebido. Mi pobre chico tosió tanto que debió arderle la garganta.

—Hay que sacarlos de aquí —le dije a Jongin—, y debemos parar esta tontería.

—Déjalos que se maten —me respondió con aire desinteresado—. Ellos de todas formas iban a morir.

—Son nuestra gente.

—Tu gente. A mí no me importan.

—Jongin-

—Había estado esperando este momento desde hace tanto. ¡Demonios que fue difícil! Aguantar toda tu mierda es cansado. Debiste pagarme más.

Me puse de pie muy despacio al verlo tan alterado. Su rostro saltaba entre matices de dicha y frustración, a veces con algunos tintes de rabia que no llegaba a entender, no por completo.

Sí, había tenido mis dudas acerca de él, pero al final siempre esperé que todo fuera producto del estrés y las preocupaciones que me rondaban. Porque confiaba en él, siempre lo había hecho.

—Es cierto que el viejo supo perfectamente a quién escoger para dirigir sus negocios porque Seunghyun era un idiota sin sentido común —alegó apoyándose en el contenedor a su espalda—. Pero la jodiste tantes veces y yo tuve que salvar tu culo por ello.

—¿Por qué es esto? Entiendo a Kim, era la perra de mi hermano, pero, ¿por qué tú me traicionas?

» Has sido parte de mi familia desde hace tanto. Mi abuelo te dio todo y-

—He estado con los Park desde que me recogieron como un pobre huérfano de catorce años. Mis padres murieron en un atentado en Osaka... bueno, fue un asesinato —murmuró apretando el arma en su mano—. A mi padre lo mató tu abuelo. Mi madre era amante de tu abuelo... y como le disgustaba tanto tener que compartirla con mi padre, lo mató un incendio. Pensó que así la tendría para él, al menos para cuando se escapara de su esposa y fuera a Japón.

» Le prendió fuego a la casa pensando que mi madre tampoco estaba. Los quemó... Él... Ni siquiera le importó.

» Yo estaba en un campamento de verano en las montañas cuando me llamó la policía... No quedaba nada. Y el viejo apareció como un buen hombre que se haría cargo de mí. Maldito hipócrita.

—Yo no sabía...

—Nunca te importó, así que no había razón para que indagaras.

—¿Cómo sabes que fue mi abuelo? Quizás-

—Porque el viejo tenía un registro de visitas a mi madre en un hotel del centro de Osaka. Ni siquiera se molestó en cambiar su nombre, tampoco en ocultarlo. Y luego de matarlos, donó una generosa cantidad de dinero a la cuadrilla de bomberos que apagó el incendio en mi casa.

» Así que yo lo maté a él —soltó con mucha ligereza y una amplia sonrisa en el rostro—. Tu abuelo no murió por un infarto la noche de tu cumpleaños número veinte y cinco. Yo le disparé en el pecho, no fue tan grave, pero dejé que se desangrara mientras le preguntaba por mis padres. El viejo incluso entonces lo negó todo. Así que le disparé una vez más, en la pierna.

» Tenía una resistencia increíble, lo admito —se carcajeó—. Y solo cuando estuvo por morir me lo confesó a la cara. Dijo que la amó tanto que no pudo tolerar la idea de compartirla... Y al final ni siquiera la tuvo... porque también la mató.

Mi memoria, como un mal juego, trajo muchos recuerdos. Sí, mi abuelo solía volar a Osaka una vez al mes. De ello no se hablaba en la casa, pero al regresar, siempre sostenía fuertes discusiones con mi abuela. Yo viví con mis abuelos desde muy pequeño, cuando a mis padres les importó más malcriar a Seunghyun que educarme a mí a la par.

Escuché varias de esas peleas y sí, eran por una mujer que mi abuelo veía. Luego de un tiempo y casi al mismo momento que Jongin llegó a la casa, esas peleas cesaron y se transformaron en un silencio incómodo alrededor del tema. Varios años más tarde mi abuela murió y mi abuelo se sumió un pozo de desdicha.

Quizás... Conocía a mi abuelo y sus alcances. Ser de la mafia no implicaba ser bueno y bondadoso, sino una persona ruin y perversa capaz de lo impensable.

A veces se me olvidaba que éramos así de malvados. Y lo sentía por Jongin porque no merecía pasar por algo como eso.

—Lo lamento —fue todo lo que pude decir—. No hay nada que pueda hacer para repararlo, pero-

—Te equivocas, sí puedes —aseguró con esa sonrisa tétrica—. Matar al viejo no me dio toda la satisfacción que buscaba. Quería vengarme de toda esta maldita familia. Así que tu abuela fue la siguiente... Como si hubiese sido asesinada en un atentado de los tailandeses... Y él lo supo. Se lo confesé cuando lo asesiné y disfruté verlo sufriendo por todo aquello que no pudo detener...

» Seunghyun, por otro lado, era un imbécil, así que no me interesaba matarlo. Bueno, eso lo hiciste tú mismo. Así que solo me quedabas tú, el heredero de toda la mierda que dejó el viejo Park.

—Por eso ayudaste a Kim a utilizar a Baekhyun. Ustedes lo planearon. Tú debiste dejar el mensaje en la casa y luego ocultaste toda la información. Les entregaste los eslabones débiles de nuestros aliados, aquellos que podrían traicionarme. Y cuando nos atacaron, mataste a todas esas pandillas para que no llegara a ti... Fue un buen plan.

Sonrió muy alagado, tan orgulloso. Ese no era Jongin. Ese no era mi amigo.

La punzada de dolor en el pecho no me abandonaba. Me sentía traicionado, pero también sentía que yo lo había traicionado a él. Quizás de saberlo antes... Su corazón se ennegreció por la maldad de mi familia, por nuestro egoísmo, y esos sórdidos sentimientos nutrieron su odio y sed de venganza.

Jongin era un buen chico. Mi mejor amigo. Mi hermano. Tal vez yo dejé que se transformara en ese monstruo que ahora enfrentaba. Le debía esto, probablemente.

—Entre tú y yo. Bien, que así sea. Pero ellos no te deben nada. Esto es por mi familia y por lo que te hicimos. Así que déjalos ir.

—Pero puedo torturarte más dañándolos a ellos. Amas tanto a Baekhyun... y te importa mucho lo que ocurra con ese ruso imbécil —musitó rascándose la barbilla con su mano libre—. Le entregaste a Kyungsoo. Creo que a él lo mataré primero.

—Jongin.

Oh, me lleva el demonio.

Kyungsoo y su terquedad estaban aquí. Él caminó sigilosamente tras el contenedor izquierdo, llegando más lejos que ninguno de nosotros.

—No hagas esto, por favor. Somos tu familia.

—Mi familia está muerta por culpa de ustedes —escupió con todavía más rabia, pero ello no detuvo a Kyungsoo. Él siguió caminando hacia Jongin, hasta que lo tuvo enfrente, tocando sus manos.

—Jongin... no eres esto... Siempre has sido bueno —murmuró, alcanzando con sus manos pequeñas el rostro ajeno. Yo tuve tanto miedo por él que el ruido de mis palpitaciones me ensordeció—. Te lo pido...

—Ay, Kyungsoo —suspíró—, mi siempre ingenuo Kyungsoo.

Me quedé quieto y pasmado. Jongin lo besó. ¡Qué diablos!

Pero Kyungsoo no estaba interesado en ser besado, al parecer. Su pequeña mano se movió hacia el arma de Jongin, casi tomándola. No funcionó.

—Siempre he odiado a las putas arrogantes como tú —masculló con ese tono soberbio, apartando del alcance de Kyungsoo el arma—. Nunca podría haberte amado... tan insulso...

—¡No! —grité, pero fue tarde, el disparo resonó dejándome helado.

Perdí el aire y las palpitaciones por largo rato. Me sentí mareado, tan aturdido que no pude moverme. Fue cuando un denso aroma a sangre estalló. No muy lejos había muchos muertos, mi gente y la de Kim, pero su sangre estaba nublada por el olor de las balas y la detonación de los cañones. En este caso fue diferente. La sangre sí venía acompañada de un olor a chamuscado, pero también de un amargor que llegó hasta mis ojos, aguándolos.

—Te usé cuando quise y como quise —le aseguró Jongin a Kyungsoo quien lo mirada atontado—, y me deshago de todos los trapos sucios que ya no quiero tener.

Kyungsoo, mi hermanito, se tambaleó hacia atrás, sujetándose el vientre donde había recibido el disparo. No lo escuché gritar, apenas un par de jadeos amortiguados por esa terquedad que se llevaría a la tumba.

Él iba a desplomarse, pero no fui tan rápido como Lev; él lo atrapó antes de que se golpeara contra el suelo.

Jongin no iba a quitarme a nadie más. Ese monstruo que yo tenía en frente ya me había arrebatado a mi amigo, no le permitiría que se llevara lejos a Kyungsoo.

—¡Maldito hijo de puta!

Vi a Kyungsoo sollozar apenas, acurrucándose en el regazo de Lev con mucho dolor. Él le habló en ruso, supongo que por el mero shock en su cabeza, diciéndole tantas cosas que casi no llegué a creer. Estaba tan desesperado que le gritó a Andrek por ayuda.

—No vuelvas a tocarlos, ¡no a ellos! —demandé—. Mi abuelo pudo haberte quitado a tus padres, ¡pero ese no es mi pecado y no tengo que pagarlo!

Él me sonrió, apuntándome con su arma.

—Pues es la única forma de venganza que conozco.

Jongin estaba tan decidido a matarme que no parecía importarle nada más. Estaba tan consumido por ese deseo de venganza que incluso morir no le era relevante.

Pero no fue arma la que se disparó, y no fue a mi a quien hirió.

—Me la debías..., hijo de perra —gruñó Kyungsoo con fuerza, salpicando sus labios de sangre oscura. Tenía un arma en su mano, no supe si pertenecía a Lev o si la trajo él mismo, y con ella le había disparado a Jongin en la pierna.

Kai refunfuñó y se dobló por el dolor, viendo con ojos enervados a Kyungsoo desfallecer. Sus manos temblaron, pero no soltaron el arma. Aun así, me dio oportunidad de acercarme. Lo golpeé duro y rápido en la mandíbula, luego quebré su mano para que soltara el revolver y poder tenerlo yo.

—Debes detenerte —le ordené, incluso a sabiendas de que caso no me haría.

Casi se rio, pero le golpeé en el estómago nuevamente. Mis puños picaban por algo de redención, algo de justicia por todo lo que él había hecho.

—Si no te detienes, yo lo haré.

—Le temo más al Diablo que a ti —me escupió—. No me asustan tus amenazas.

—... No me obligues a hacer esto.

Se burló de mí con una tosca risotada.

—Debí matar a Baekhyun en esa misma casa. Debí dejar que el fuego de envolviera... Él debió morir creyendo que lo traicionaste. Porque eso es lo que hacen los tuyos, Park Chanyeol, traicionar al resto. Y estás condenado.

» Nunca has tenido los pantalones para matar a alguien. Por eso no mataste a Seunghyun cuando lastimó por primera vez a tu perra. Dejaste que hiciera tantas cosas... porque pensaste que iba a cambiar.

—No lo maté porque era mi hermano. Esa fue la única razón. Pero cruzó la línea con Baekhyun, y no se lo perdonaría. Por eso tampoco puedo perdonártelo a ti. Solo quiero que te detengas.

El arma estaba levantada contra él, mas yo no tenía la intención de matarlo. Realmente esperaba no tener que hacerlo. Jongin era mi amigo; lo había sido desde que yo era muy joven. No quería perderlo.

Pero hasta yo sabía que al Diablo no se lo podía tener jugando en los dos bandos.

—No me importa lo que quieras. Sé que voy a conseguir mi venganza. De una u otra forma. Quizás no mate a Baekhyun, pero Kyungsoo se irá al infierno ahora mismo.

Del interior de su casaca sacó otro revolver, cargado y listo para dispararle a Kyungsoo y acabar con lo que había empezado. No iba a permitirlo.

Disparé.

Dos veces.

En su pecho.

Había matado a quien creí que era mi mejor amigo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top