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Estaba desesperado, simplemente abrumado por el hecho de que era incapaz de conseguir una simple prueba, solo aquellos papeles que eran apenas el inicio del iceberg. Chanyeol me había contado lo que sabía sobre la mafia a la que pertenecía Seunghyun, o la que él lideraba. Como fuera, era peligroso y recién me daba cuenta la clase de persona con la que me casé.
Me di cuenta además que había sido una decisión por completa impulsiva y de la cual estaba empezando a arrepentirme. Quizás, en lugar de buscar una salida rápida a mi vida, debí fijarme más a mi alrededor. No digo que Chanyeol me hubiese escogido entonces como su marido, pero probablemente me hubiese hecho experimentar y descubrir cosas que no sabía me gustarían. Entonces mis estándares sobre las relaciones hubiesen cambiado y no hubiese sido Seunghyun mi opción para el matrimonio.
Ahora mismo me encontraba quejándome con Taemin sobre mi tragedia. Él me escuchaba atentamente mientras tomaba sorbos de ese feo café con matcha que tanto adoraba. Era mi terapeuta, y yo fui el suyo por un tiempo.
—No sé qué más hacer, Tae, y si no me doy prisa Chanyeol será sentenciado y probablemente enviado a la prisión más peligrosa. No lo volveré a ver.
—Me imagino que sientes mucho que, en esas cárceles, los policías sean más inteligentes como para darse cuenta que él jamás se ha casado. Echarás de menos las visitas conyugales.
Sí, no iba a desmentirlo. Extrañaría poder verlo y sentir su calor. Extrañaría tenerlo cerca, a él y a sus chistes. Extrañaría llamarme su esposo.
—Pero..., ciertamente no creo que debas involucrarte demás, Baek. Tu esposo es..., peligroso, y si se da cuenta de lo que haces, no dudará en-
—Lo sé, pero se lo merece, Tae. Seunghyun merece ir a la cárcel por lo que me ha hecho a mí y a su hermano.
—Eso, obviamente, no tiene nada que ver con divorciarte de él y correr a los brazos de Chanyeol.
—Si lo dices así suena feo —puchereé.
—Sonará feo como sea que lo diga, pero yo mismo te lo recomiendo, al menos para darle en el orgullo a ese torpe esposo tuyo.
—Primero debo enviarlo a la cárcel antes de poder restregarle en la cara lo otro.
—Bien. Déjame pensar —tanteó sus labios en un curioso bailecito que me pareció dulce—. Dijiste que Minho aún trabaja para Seunghyun.
—¿Tu ex prometido?, ¿quieres involucrar en esto a tu exprometido, la misma persona que es el encargado de la seguridad de Seung, en este plan?
Él pareció dudarlo unos segundos, sus ojos negros se entrecerraron y se perdieron, creo yo, en el recuerdo de hace tres años.
Taemin conoció a Minho en una reunión de la facultad; él era el representante estudiantil, mientras que Choi resultó siendo el jefe de seguridad del ministro de Gobierno de aquel entonces. Mi amigo cayó rendido a los pies de ese hombre tan soberbio. Le gustó mucho, demasiado, y persiguió su objetivo con ahínco.
Le envió cartas y le compró chocolates, así hasta que luego de dos semanas, Minho le respondió una de esas cartas.
<<Me encanta verte frunciendo los labios cuando piensas que no leo tus cartas, y luces precioso cuando te escondes entre los arbustos frente al edificio de gobierno. Claro que las personas de ahí han empezado a preguntarme si no debería preocuparme por el pequeño pillo que ronda el lugar todos los días. Tal vez debería arrestarte. ¿Te gustan las esposas?
Aunque me encantaría que jugáramos, debo ser un caballero con un chico tan bonito.
Así que he de corresponderte.
Te esperaré el día de mañana a las cinco de la tarde fuera de tu universidad.
Choi Minho>>
Después fueron novios, en medio de una intensa marea de pasión y romance. Casi un año más tarde se comprometieron, y ninguno de los dos podía estar más feliz. Yo los veía y envidiaba su amor. Porque Minho miraba a Taemin con adoración y lo protegía de todo. Y Taemin no podía dejar de planear su futuro juntos. Desde la boda en la playa, hasta los nombres de sus mascotas. Se veían tan enamorados.
O eso pareció. Bueno, todo fue una fachada.
Pocas semanas antes de que se casaran, Taemin descubrió a Minho con una mujer en la cama. El acto fue tan obvio y claro que no dejó lugar a dudas, y, en realidad, Choi tampoco pudo desmentirlo. No lo intentó.
En la cama donde un día estuvo con mi amigo, sobre esas mismas sábanas y en esas cuatro paredes que formaba un mundo de ellos, Minho lo compartió con una extraña.
Las palabras de Taemin a la mañana siguiente, cuando me llamó, fueron:
—Ella estaba en su regazo y él dormido. Ambos desnudos... En la cama que yo escogí hace meses para nosotros. Ella le acariciaba el pecho y-..., siento que voy morir.
Minho intentó hablar con Taemin, pero solo para disculparse. Dijo que estaba borracho aquella noche. Aun así, no fue excusa suficiente y obtuvo su anillo de vuelta en la misma caja donde llegaron ambas argollas.
—¿Sabes lo que me dijo? —me preguntó aquella vez, su voz cargada de dolor y sus ojos de agua que se desbordaba como un manantial—. Que estaba ebrio y que solo pensó en ella como si fuera yo.
Taemin sufrió demasiado, lloró en mi regazo muchas noches y muchas otras lo hizo solo en el departamento que un día compartió con su ex amante. Tiró fotografías y quemó la ropa ajena en una muy ardiente hoguera sobre la cual yo asé un par de malvaviscos, luego los compartí con él.
Fue el asado de la venganza.
Yo mismo le sugerí algo turbio y tóxico: entrar al departamento de la mujer y cortar su ropa. Taemin acogió la idea, y no hubo más que hacer sino sobornar a un guardia y quitarle una pequeña parte de sus pertenencias. No es algo de lo que me sienta particularmente orgulloso, aunque a Taemin le dio algo de tranquilidad en su momento.
Estaba también el hecho de que la mujer tenía una escasez de tela en sus prendes solo comparable con la escasez de ropa en mi closet.
—Me debe todavía un par de cosas, Baek, y si puedo cobrárselas mientras te ayudo..., no veo porqué no.
—Es peligroso —refuté aprensionado—. Además, creí que eso estaba en el pasado.
—Lo está..., pero..., todavía me duele.
—Tae, no creo que sea una buena idea.
—Buena o no es lo único que tenemos para salvar a tu delincuente de la torre más alta de la penitenciaría.
—Hallaré otra forma, pero no expondré tu corazón a sufrir nuevamente.
—Entonces, ¿pondrías mi vida en peligro, pero no mi corazón? —se burló él.
—¡Claro! Digo, si mueres simplemente no cargarás con el dolor de ese cretino.
Yo mismo no pude con mi broma. Estallamos en risas, algo que al menos alejaría de la cabeza de Taemin el nombre de su ex prometido.
—Necesitaré saber cuándo Minho estará aquí en Seúl, pero sin Seunghyun.
—Mmm, pues la semana que viene iremos con sus padres, es el cumpleaños de su madre, y no creo que vaya nadie con nosotros, mucho menos Minho.
—Bien, pero necesito que él esté en tu casa.
—¿Aquí?
—No puedo encontrarlo en ningún otro lado, sería sospechoso.
Y tenía razón. Taemin no podía aparecer frente a la puerta de la casa de Minho diciendo: "Hola, creo que no nos hemos visto en algunos años y vengo a engatusarte para que me digas la verdad sobre tu jefe". Eso era realmente suicida.
Me preocupaba, sin embargo, la reacción que tendría Minho al encontrarse con Tae. La de ambos al verse luego de años, más bien. Ocurriría una de dos cosas: o se mataban entre sí, o limaban asperezas.
—De acuerdo, yo lo llamaré cuando esté fuera de la ciudad y le diré que dejé algo en casa. —La plancha del cabello prendida, por ejemplo, o la estufa. Y como Seung odiaba que los sirvientes estuvieran en la casa en nuestra ausencia, solo él podría ir—. Tú tendrás que estar ahí, algo que parezca natural y no que lo estamos emboscando.
—Déjamelo a mí. Tengo un par de ideas.
Pero las ideas de esa cabecita loca me preocupaban.
*Lo que pasaba por la cabeza de Taemin: "Voy a jugar el mismo juego que hace años, pero esta vez voy a ganarte".
***Especial Twomin***
—Lo siento —dijo el hombre con la mirada baja, avergonzada—. No pretendí herirte.
—¿Y cómo esperabas que me sintiera por tu traición? No iba a festejarlo —escupió Taemin, enrabiado.
—Estaba ebrio y..., te extrañaba.
—¿Acaso crees que soy estúpido? ¡Qué clase de tonta excusa es esa! Si me hubieras extrañado, jamás habrías llevado a una mujer a nuestra casa..., a nuestra cama. Es lamentable que pienses que te perdonaré simplemente porque no fuiste capaz de mantener tu polla en los pantalones.
—No fue así.
—¡Claro que sí! Tenías tantas ganas de follar, que no te importó hacerlo con la primera desconocida que se te cruzó en frente. No pensaste en mí, ni en nuestro compromiso, solo en cogerte a alguien.
—Tae..., perdóname.
—No, Minho. Nunca. Entiende algo, puede que ahora te llore —refunfuñó limpiándose el húmedo mentón—, pero voy a superarte porque me amo a mí mismo más de lo que te amo a ti como para permitir que me utilices y humilles de esta manera.
—Cariño-
—Te lo advertí un día, ¿lo recuerdas? —escupió—. El día en el que traiciones mi confianza será el último día que me verás. No pienso seguir tu maldito juego, Choi.
—Pero te amo.
—Eso no es cierto. Si me amaras..., si me amas..., ¿cómo justificas tu traición?
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Holi!
Esperando que lo estén disfrutando. Una pregunta:
- Quieren que el 2min termine bien?
- Quieren que Minho sufra como gusano y terminen separados?
Comenten y lo decidiremos juntos!
Los amo
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