6
"La serpiente".
Ese nombre aparecía en algunos papeles que hallé en el despacho de Seunghyun cuando salió a atender una emergencia durante la noche. Literalmente me abandonó en el comedor, pero así fue mejor. Era mi oportunidad porque ese hombre tan desesperado por solucionar lo que sea que fuera, abandonó su maletín en su cuarto. Me sorprendió, he de admitir, ya que nunca deja ese horrible portafolio de cuero negro.
Y ahí en medio de un par de carpetas y una marea de papeles, hallé una carta de Yen Zhu (vaya a saber Dios quién era) dirigida a alguien apodado 'Serpiente'. Hablaban de un cargamento, lo que yo imaginaba se trataba de drogas o algo ilícito, que llegó a las costas coreanas hace casi dos meses. Poco antes de que Chanyeol entrara a la cárcel.
<<La carga está lista, Serpiente, y llegará a tu territorio el jueves 27 por la noche. Mi gente estará a bordo del buque y se asegurarán de entregártela. Veinte toneladas de cocaína y cincuenta de heroína, como lo pactado en Shanghai>>.
Seunghyun había estado en China hace varios meses, él y Chanyeol fueron por una herencia de su difunto abuelo materno; sin embargo, yo no fui, no me permitió acompañarlo. Puso, si hacía memoria, excusas tontas y absurdas, pero que ahora bien podrían tener sentido.
<<Nos veremos en cuatro meses, cuando necesites otro cargamento. Cuando vaya a Corea, llevaré a un puto que te haga olvidar ese chico tuyo. Será mi regalo para ti. Atte. Yen Zhu>>.
Confirmé mis sospechas. Seunghyun era traficante de droga, la pregunta era, ¿de qué clase?, ¿un simple dealer o poseía un cartel más organizado? Y ese apodo, 'Serpiente', ¿por qué? Pero entonces, su apodo, cuya connotación era poderosa, me dijo que no se trataba de un negocio pequeño. No, Seunghyun probablemente estaba involucrado con la mafia.
¡Cristo! Estaba casado con un delincuente peligroso.
Tomé varias fotos a esos papeles, entre cartas, impresiones de correos electrónicos e incluso de comprobantes de transacciones bancarias.
150 millones de dólares.
¡De dólares!
Y ese, según decía en la propia transacción a una cuenta en las Islas Caimán, era el primer abono de una venta de cien toneladas de escopolamina.
Luego encontré un papel aún más viejo. Estaba roto por los bordes, arrugado y con la tinta del esfero corrida.
Decía:
<<No te atrevas a volver a traicionarme, hermanito, porque no soy paciente como nuestro padre. Te perdoné una vez tu estupidez, pero no cuentes con que lo haga dos veces. Aquella vez no te maté porque nuestro padre intervino, pero ahora el viejo está muerto y este es mi juego. No dudes que no mes desharé de ti en el preciso momento que te atrevas a ir contra mí. Estás advertido, y te recuerdo que toda serpiente muerde y se necesita muy poco veneno para acabar contigo
—La Serpiente>>.
Entonces Chanyeol había intentado traicionar a Seunghyun, o lo había hecho. Probablemente se metió en el negocio ajeno. Vender droga era muy competitivo y demasiado peligroso. ¿Acaso Chanyeol le robó mercadería o algún cliente?
Y esa sería razón suficiente para que Seung lo haya enviado a la cárcel. Venganza. Él era un hombre despreciable y vengativo que nunca dejaba una sin cobrar. Siendo así, tampoco se trataba de una tonta pelea entre hermanos, era algo más complicado que involucraba a personas de cuidado.
Ellos eran personas de cuidado.
Y Seunghyun era el diablo.
—¿Qué mierda estás haciendo, Baekhyun?
Al escuchar su voz, esa cuyo tono duro y mordaz me heló la sangre, me petrifiqué, mas solo pude apretar mi teléfono contra mi pecho. No quise darme vuelta porque simple y sencillamente tuve miedo de encontrarme con su furibunda mirada.
Tal vez fingir que él no estaba ahí era una idea alocadamente certera, pero él no me dejó siquiera intentarlo.
Sentí su toque en mi brazo izquierdo, duro y grosero; me tironeó hasta darme la vuelta. Sus ojos, esas chispeantes llamas del averno, me recorrieron de pies a cabeza como la peor basura. Se centró en los papeles desperdigados en su cama, y en los que yo tenía entre mis manos.
—¿Por qué estabas esculcando entre mis cosas?
—Seung.
—¡Quién te dio el permiso de revisar mis papeles!
Temblé y luego una fuerte sensación me sacudió, o más bien me tumbó sobre la cama. Mi mejilla ardía y estaba caliente. Sentía mi cabeza pesada, aturdida por completo.
—¡Dime!
—Espera, Seung —supliqué.
—¿Qué ibas a hacer con mis cosas? ¡dime, maldita sea!
Chillé, no porque me hubiese vuelto a pegar, sino porque simplemente tuve demasiado miedo de ser tocado cuando lo vi dar un paso hacia mí. Me escabullí rápidamente hasta quedar del otro lado, muy lejos de él.
—Solo quería..., quería saber porqué le hiciste eso a tu hermano.
—¿Qué?
—Yo sé que tú lo enviaste a la cárcel por algo que él no hizo.
Escuché su carcajada, dura y cruel, que me descolocó por segundos.
—Joder, Baekhyun, empiezas a colmar mi paciencia.
—Seung-
—No vuelvas a meterte en este asunto. No protejas a Chanyeol porque no lo conoces. Y no te atrevas a traicionarme porque lo pagarás caro.
Esas palabras estaban dirigidas hacia mí, pero yo las había leído dirigidas a alguien más, a Chanyeol. Finalmente corroboré que sí, que él había escrito esa carta amenazando a su hermano. Corroboré que Park Seunghyun era la Serpiente, un peligroso traficante.
****
Días más tarde, cuando logré calmar a Seunghyun, me escapé para ver a Chanyeol. Debía decirle lo que había encontrado, aunque él seguramente ya sabía de esos detalles, pero yo requería una explicación más profunda.
Esta vez no tuve que pasar un exhaustivo toqueteo, quizás porque empezaba a ser conocido en ese lugar incluso por los guardias.
Esta vez la visita fue en otra recámara, una diferente a la de la vez anterior, con paredes cafés y sin ventana alguna. Al menos así no tendríamos a ningún fisgón que nos interrumpiera.
—¿Baekhyun?
Su voz, por alguna peculiar razón, me tranquilizaba. Era curioso cómo la voz de Seunghyun era capaz de hacerme temblar de miedo, mientras que la de su hermano me hacía sentir en paz.
—¿Qué le pasó a tu rostro?
Así que mi esfuerzo por maquillar la bofetada de Seunghyun no sirvió de nada; aun cuando hayan pasado algunos días, mi piel seguía ligeramente amoratada.
—¿Fue Seunghyun?
Asentí con la cabeza todavía mirándolo.
—Cuando salga de aquí lo mataré.
—Yo..., encontré un par de cosas.
Él asintió, aunque no parecía estar escuchándome mucho. Tomó asiento en la fea cama esa y luego tiró suavemente de mi brazo hasta sentarme en su regazo. Me tomó por sorpresa, y quise apartarme, pero su brazo enrollado en mi cintura me detuvo.
—Encontré papeles y cartas, algunas eran de un hombre chino.
—Ajá —murmuró, pero sus ojos estaban fijos en mi mejilla y los dedos de su mano izquierda me acariciaron suavemente.
—Mencionaron un cargamento de droga desde Shanghai.
—Ajá.
—Ugh, Park, préstame atención.
—Te estoy escuchando, pastelito.
—Entonces, dime, ¿quién es la Serpiente?
Su tacto se detuvo, y su cuerpo se puso rígido. Pasaron un par de segundos hasta que él retomó sus caricias sobre mi rostro; dejó un beso sobre mi mentón y luego resolvió:
—No debes preocuparte por ello.
—Chanyeol, necesito saberlo. ¿Seunghyun es un narcotraficante?
Dando un resoplido, se dispuso a contarme.
—Algo así. Es complicado. Seunghyun ha intentado involucrarse en la venta de droga y de armas. Ha estado intentando hacerse de un nombre desde hace casi cuatro años. Es un negocio difícil, Baekhyun, y meterse en él es suicida. A los narcos no le gustan los desconocidos.
—¿Y él, él es la Serpiente?
—... La Serpiente es un apodo que se le dio a un mafioso muy peligroso, alguien sin escrúpulos.
Su tono fue desinteresado, y nuevamente volvió a revisar mi rostro en busca de, creo yo, más golpes. Su tacto no me molestaba, sin embargo, quería respuestas.
—No me estás escuchando —repliqué, pero aun así Chanyeol mantuvo su atención en mi herida antes que en mis palabras. Sus dedos callosos repasaron la zona, y cerca de mi comisura sentí un fuerte escozor que me hizo sisear y alejarme de él. Mis manos apretaron su camisera gris con fuerza.
—La Serpiente es una vieja leyenda de la Mafia Blanca*. Un hombre despiadado y cruel, el líder de la mafia más peligrosa del país. No muchos saben quién es, ni siquiera aquellas personas de su círculo más íntimo —contó y su hipnotizante voz me sacudió el cuerpo. Aún mientras hablaba, no dejaba de acariciarme el rostro.
—¿Cómo podría nadie conocerlo?
—Porque siempre usa una máscara. Dicen que en las reuniones con él siempre están a oscuras y su rostro lo cubre una careta gris.
—Pero alguien debe saber quién es.
—Su familia. Él es el heredero de la Mafia, entregada por su abuelo hace tantos años... Él es muy peligroso, Baekhyun.
—¿Y Seunghyun, él podría ser-?
—No te atrevas a preguntárselo a la cara. Mi hermano, aunque aparente ser un santo, no será amable contigo entonces.
Sus palabras solo me confirmaban mis temores. Realmente Seunghyun era un mafioso de temer a quien no le había temblado la mano al momento de enviar a su hermano, a su propia sangre a la cárcel.
Era más que obvio que Seunghyun quería deshacerse de Chanyeol, la pregunta era, ¿por qué?
¿Qué sabía Chanyeol que podía afectar a Seunghyun?
Y me respondí rápidamente.
Si Seunghyun era la Serpiente, pertenecía a la Mafia, y su padre le había heredado ese cargo. Chanyeol podía ser la única persona que conociera la verdadera identidad de la Serpiente, y a Seung no le convenía tenerlo en contra. A muchos villanos les interesaría saber quién era el líder de la Mafia Blanca y pagarían lo que fuera por una simple pista.
Pero, ¿por qué lo enviaría a la cárcel?
Recordé aquella carta y la amenaza latente. Chanyeol había intentado algo en contra de Seunghyun y él había tomado venganza. Quizás intentó quitarle un negocio; tal vez le robó una cuantiosa suma de dinero.
—¿Qué hiciste, Chanyeol?, ¿qué hiciste para que Seunghyun quisiera deshacerse de ti?
Él, tan serio, pareció pensárselo unos minutos, largó un par de suspiros y luego me contestó:
—Nunca hemos sido buenos hermanos —dijo, mas yo no pude conformarme con esa respuesta y él lo supo inmediatamente—. Existe un fuerte resentimiento y odio entre nosotros. Mis padres siempre quisieron lo mejor para él, se esforzaron mucho, y, aunque a él le dieron todo, no fue suficiente. Al final deseó incluso lo poco que yo tenía.
—¿Entonces es eso? —pregunté en tono bajo—, ¿simple y sencillamente se odian?
—Hay muchas cosas en mi familia de las que no puedo hablarte, pastelito. No pretendo inmiscuirte en toda la basura que acarrea mi apellido.
—Ya estoy involucrado —refunfuñé y sin pensarlo me acosté contra su pecho—. Odio a tu hermano. De verdad que lo odio.
—Lo sé, y me hubiese gustado haber detenido su boda, así no tendrías que soportar sus estupideces.
—Estabas borracho aquel día, Chanyeol, y cuando te acercaste a felicitarnos, me-
Chanyeol se me burló con la mirada y tenía sobre sus labios una sonrisa chueca.
—Te di un beso en la boca —dijo sin una pizca de vergüenza.
Yo me sonrojé furiosamente. Mis mejillas estaban tan calientes que no las aguantaba, pero no solo era mi pena sino mi molestia. Porque ese hombre tan rudo estuvo borracho por completo durante la celebración de mi matrimonio y aprovechándose de la multitud de socios que rodeaban a Seunghyun, se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Fue sutil y delicado, pero en su momento me quitó el aliento y casi me desmayo sobre el piso de mármol cuidadosamente pulido.
En realidad, el simple recuerdo me hizo sacudir y mi corazón tuvo un ataque del que difícilmente se recuperaría.
—.. V-volviendo al tema —carraspeé—. ¿Qué más me puedes decir de él?
—No sé mucho más, solo que... tiene un tatuaje de una serpiente en alguna parte de su cuello. Usualmente los miembros de la mafia tienen un distintivo. Los de la mafia blanca tienen el tatuaje de una estrella con tinta blanca en el hombro. Pero un líder no se limita a un tatuaje así y elije algo diferente.
—Nunca he visto un tatuaje así en Seunghyun.
Aunque no podía celebrar que lo haya visto muchas veces desnudo.
—Puede ser en cualquier parte, en la pierna, el brazo, el cuello, en cualquier parte. Y si no desea ser descubierto, entonces no debe ser tan obvio.
—... ¿Cómo sabes tanto de la mafia?
—Porque yo, pastelito, no tengo negocios muy limpios y lo sabes. Conozco personas, que conocen otras personas. Cuando estás dentro de un mundo oscuro, es inevitable que no escuches cosas sobre los demás.
—¿Y tú crees que Seunghyun es la Serpiente?
Contuvo una carcajada.
—No lo creo, digo, es demasiado idiota como para liderar una organización y con dificultad puede con su empresa.
—Podría ser una fachada.
—Podría.
Porque, a fin de cuentas, en las personas todo se resume a una simple fachada.
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*Mafia Blanca: Mafia consolidada en el centro y norte de Corea del Sur, baja presencia en el sur, pero alcance hasta japón.
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