22
Esa noche dormí en la cama de Chanyeol, abrazado a él, aspirando su perfume y su calor. Fue agradable. Él me acarició el pelo y el rostro, me besó los labios y murmuró cosas en alemán no entendí. Consideré seriamente aprender el idioma. Había encontrado hace un par de días un libro de alemán en la biblioteca de la prisión. Era algo básico, pero serviría.
Y luego de esa noche siguieron un par más. Me tuvo muy mimado, debo decir. El desayuno en la cama fue un lindo gesto, e incluso me acompañaba a mis labores en la biblioteca, aunque no era de mucha ayuda ya que resultó alérgico al polvo. ¡Vaya hombre!
En el comedor, me sentaba en su mesa. Estar rodeado de sus matones fue... revelador. Ellos no hablaban mucho, pero había un joven muchacho, Hyunjin, que era mucho más alegre y conversador. Me contó mucho de lo que se hacía en la cárcel y de sus dominios, al menos dentro de lo que Chanyeol le permitió decirme.
Hyunjin me contó que a Chanyeol lo enviaron a la celda de aislamiento por golpear y casi matar a los hombres que intentaron asesinarme en la biblioteca. Me dijo sobre todas las amenazas que corrían por la cárcel en mi contra, algunas de ellas por parte de Seunhyun. Mi cabeza tenía un precio muy alto, lo cual fue ciertamente halagador viniendo de un hombre que me utilizó y despreció aún cuando me juró amor en el altar. Otras amenazas eran de Chanyeol. Nadie podía acercarse a mí a menos que desearan la muerte.
Eso me hizo sentir especial, lo admito, pero... seguía muy inseguro acerca de lo que Chanyeol pensaba de mí. Si el acaso me quería.
Un día, debido a un par de rumores, él me sentó en su regazo y me acarició sutilmente a vista de todos. Aunque volví a sentirme utilizado y la humillación me acarició el cuello, Chanyeol me convenció de lo contrario.
—Juro que lo lamento —susurró contra mi oído—, me molesta más a mí que a ti estar haciéndolo.
—... No quiero esto —supliqué.
Las miradas de aquellos hombres tan perversos me incomodaron. Algunos descarados se acariciaban por debajo de la mesa al vernos.
¡Cuánto asco me dio eso!
—Por favor, Chanyeol, para —pedí, asustado cuando su mano llegó a mi entrepierna.
Me dio más pena también que Hyunjin y los demás nos vieran así. Pero el rostro de Chanyeol... era como si no hubiese culpa ni remordimiento en él. Parecía entretenido con la situación, con un brillo maligno en la mirada.
—Chanyeol —gruñí, pero ni aun así él volteó a verme o si quiera prestó atención a mis palabras—. Detente. Esto no es necesario.
Su toque se congeló sobre mi intimidad y entonces me di cuenta de que tenía mi mano apretando la suya. Sus ojos se voltearon a mí y un siseo saltó de sus labios. Retiré mi mano. Creo que le clavé las uñas.
Se relamió los labios y me besó. Fue brusco y demandante, tan incómodo que me contuve para no morderle la lengua. ¡No iba a prestarme para esos juegos circenses!
—Dije que te detuvieras —refunfuñé muy bajo, cuando nuestros labios se mantuvieron pegados.
Él no dijo nada, pero la mirada que me dio fue atemorizante. Carraspeó y entonces las miradas de todos volvieron a sus platos.
Mi pecho retumbaba, asustado y molesto, queriendo lanzarle algún insulto a Chanyeol, pero yo ya sabía que no podía, no ahí al menos. Así que solo salí de su regazo, incluso si su mano intentó detenerme, y me marché del comedor.
Los pasillos estaban muy solitarios. Perderme ahí ya no me daba miedo pues había pasado las tardes recorriendo ese laberinto a fin de no aburrirme. Así que cogí a la derecha, por el extenso corredor de entradas y salidas cuantiosas; caminé luego a la izquierda y nuevamente a la derecha. Llegué a mi celda, tan sola como siempre, aunque no había estado mucho tiempo ahí desde hace tiempo. Mi compañero no estaba, creo que lo enviaron a una celda de castigo por un conflicto con otro reo.
Una vez dentro, escuché la puerta cerrarse tras de mí. Ya sabía quién era, había escuchado sus pasos seguirme durante todo el recorrido.
—Baekhyun.
Pero no quería verlo ahora porque estaba molesto con él y... dolido.
—Baekhyun —volvió a llamar, pero curiosamente, desde que salimos del comedor había perdido esa dulzura en la voz que siempre tenía conmigo. Era frío, como una presencia maligna.
—Creí que habíamos terminado —mascullé, volteándome por pura valentía fingida.
—Aparentemente no. ¿Puedo saber qué pasa?
—No me escuchaste. Te pedí que te detuvieras, pero no hiciste caso.
—Creí que te había dicho cómo sería nuestra relación aquí. Sabías que no puedo-
—¿Qué no puedes ser decente y dejar de utilizarme?
—No estaba utilizándote.
—No lo demostraste —gruñí, dando un paso al frente—. Me hiciste sentir sucio..., como si fuera una puta, un entretenimiento para ti y para todos ellos.
—Baek.
—Lo peor no es eso, sino que traicionaste mi confianza. Allá... fue como si estuviera con Seunghyun, cuando él me usaba frente a sus amigos para presumir.
Sentado en el regazo de Chanyeol, fue como si en realidad se tratara de Seung. Me vi de regreso en esa prisión que él llamaba casa, sirviéndole cual muñeco de porcelana, siendo manoseado sin pudor alguno bajo esas miradas lascivas de aquellos hombres que luego intentaban tocarme porque mi propio esposo se los permitía.
Chanyeol apretó los puños, estaba molesto, pero se calmó dentro de poco, respirando profundo.
—¿Quieres que te bese frente a todo el mundo, poniéndote en riesgo? Esas personas no son de fiar, Baekhyun, y mucho menos cuando varios de ellos trabajan para Seunghyun.
—Quiero que te comportes como alguien a quien le importo yo y mis sentimientos.
—¿Crees que no me importas? Trato de cuidarte, ¡joder!, y la única forma de hacerlo aquí, en la cárcel, es así. ¿O pretendes que Seunghyun se ensañe todavía más contigo? Él no está detrás de ti si no de mí, y todo lo que te ha hecho es por mi culpa.
Aun si era cierto lo que me decía; y aun si en el fondo encontraba cierta lógica en mis palabras, mi lado caprichoso y terco me impidió dar el brazo a torcer. En su lugar, elevé todavía más mi rostro para verlo, retándolo. Él inclinó un poco la cabeza para alcanzarme y su cercanía me puso muy nervioso. Me negué, sin embargo, a permitir que se me notara en las mejillas o a dar un paso atrás.
—Te lo dije, prefiero que me odies ahora por cuidarte, que arrepentirme de no haberlo hecho cuando sea demasiado tarde.
—No estás cuidándome; me haces daño. ¡No soy tu juguete ni tu puta!
—¡Lo eres! —gruñó y yo me quedé mudo—. Aquí dentro, lo eres.
El aliento se me fue.
Había dicho que era... que era su puta sin miedo y sin vacilar.
Una contracción en mi pecho me hizo encoger, pero el dolor en mi orgullo me hizo retroceder un paso.
Chanyeol parecía bastante enojado y muy serio. No bromeaba con sus palabras.
—No importa lo que pienses, Baekhyun, si quieres permanecer vivo aquí, necesitas-
—¿Abrir mis piernas para ti? —pregunté, asustado—. ¿De eso se trató el otro día? ¿estabas cobrando una deuda?
—Eso fue diferente.
—¿Cómo fue diferente? ¡Dime!
—Intento protegerte de todas las formas, incluso haciendo cosas que no quiero. —Tomó aire y luego continuó—. ¡Estoy cuidándote! Eres mi familia.
Su familia.
Su maldita familia.
Y le faltó decir que era su cuñado, el esposo de su hermano.
No era más que eso.
Nada.
Tragué el nudo en mi garganta.
—¡¿Acaso te cojes a todos tus cuñados?! ¡Eres horrible! —mascullé, dando un par de pasos aquí y allá como un león enjaulado—. Para no haber querido follarme, parecías muy satisfecho.
—No me refería a eso —masculló, apretando los dientes.
—Y no me interesa a lo que te hayas referido. ¡Bien! Tengo que actuar como una prostituta contigo para no ser dañado..., ¿qué tal si ya no quiero tu protección?
Sus ojos se ampliaron y su molestia me hizo sentir mejor. Él dio un corto paso hacia mí.
—¿Qué fue lo que dijiste?
—Si ya no quiero tu protección —sonreí torcidamente—, supongo que puedo buscar a alguien más.
—No te atrevas.
—Para ellos también tengo que actuar como una puta y abrir las piernas..., pero al menos sabré cuál es mi lugar. Contigo..., contigo sólo sé que... no me quieres.
Dolía tanto decirlo en voz alta.
Aquella idea había rondado mi cabeza un par de veces desde que llegué a la cárcel, peor ya muchos meses antes se me había ocurrido. Chanyeol había cuidado mucho de mí, incluso del peligro que representaba Seunghyun, sin embargo, su tolerancia y protección hacia mí no significaban amor.
Y ahora en la cárcel, me sentía como una carga para él. Inútil.
—¿En verdad te atreverías a buscar la protección de alguien más a sabiendas de lo que te harían?
—¿Cuál es la jodida diferencia contigo?
—Que a mí sí me importas —refunfuñó—. Sin mi protección, Seung te mandará a matar, eso puedes jurarlo.
"Pero..., ya me estás matando tú —pensé—. Quiero tu amor, no solo tu lástima, Chanyeol."
—Me importas más de lo que crees, y te quiero más de lo que crees. Si te lastimo ahora, incluso si eso hará que te alejes de mí cuando salgamos, al menos sabré que te cuidé cuando pude.
Él se pasó una mano por el rostro, resoplando y murmurando cosas en alemán que no conseguí ni escuchar completamente.
Yo...
Yo solo trataba de no romper a llorar ahí mismo. Esta enojado, pero también muy desesperado por algo de su amor. Quería que me quisiera como hombre, no como el lamentable esposo de su hermano.
¿Acaso estaba siendo demasiado ambicioso?
Y quise saber algo que desataría mi dolor o si encendería la chispa de la ilusión dentro de mí.
—... ¿Sigo siéndolo?
—¿Qué?
—¿Sigo siendo para ti solamente el esposo de tu hermano?
Chanyeol sonrió de medio lado.
—Te divorciaste de él —me recordó. Yo rodé los ojos—. No. De hecho, nunca me importó que lo fueras. Siempre te quise, Baekhyun. Eras demasiado lindo y dulce como para estar con Seunghyun y sus abusos.
» Te he cuidado todo este tiempo porque te quiero, pastelito. Así que ódiame ahora por lastimar tu corazón, pero si estás con vida, es todo lo que me importa.
—Eres..., eres un idiota, ¿lo sabes? —refunfuñé, y sin pensarlo dos veces salté contra su boca. Supuse entonces que ambos estábamos en la misma página, que ambos nos queríamos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top