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No podía creer que estuviese camino a ver a ese idiota a la cárcel. Me sorprendía de mi propia caridad, aunque debía admitir que era más bien por un insano deseo de saber cómo se encontraba luego de ser acusado de lavado de dinero y apresado posteriormente. Quiero decir, Chanyeol era un bastardo que se dedicaba a los negocios turbios, pero de ser traficante de armas a dedicarse al lavado de activos había una enorme grieta.
Debía ir en secreto porque si mi esposo, el hermano mayor de Chanyeol, se enteraba que yo estaba involucrado con esto, bueno, él se enfadaría y me castigaría. Park Seunghyun era otro bastardo, pero entre los dos escogía a Chanyeol porque mi amado esposo era un hijo de perra que no respetaba la familia ni tenía un ápice de honor. Él fue quien acusó a Chanyeol de un negocio que le pertenecía. Seunghyun lo acusó de su propio crimen, sin importarle lo que pasara con su hermano.
Para él no había nadie más importante que su persona y era capaz de enviar a la horca al resto del mundo.
Aparqué mi auto frente a la penitenciaría cinco donde lo tenían mientras esperaban el juicio. Suspiré y luego entré.
El lugar por dentro daba miedo y era solo la recepción, no podía imaginarme cómo sería el resto de ese oscuro edificio. Un oficial me abordó y empezó a hacer preguntas, demasiadas, y yo soy un ser nervioso.
-¿Qué relación tiene con el reo?
Su vista se posó en mi cuerpo menudo y supe que el descarado estaba fantaseando verme sin la camisa blanca, el suéter crema y con los pantalones abajo. Sinvergüenza.
Luego de haber visto tantas películas de acción y detectives, sabía cómo debía responder esa pregunta para no fracasar. Miré de soslayo mi anillo de matrimonio, ese que me acompañó durante tres años. Por fin sería útil.
-Soy su esposo -dije y mi pecho vibró por esa mentira que yo un día quise hacer realidad.
-En el estatus del reo dice que es soltero -replicó él mientras ojeaba unos papeles.
-Nunca cambió su estado civil, nos casamos hace poco menos de un mes, antes de que lo apresaran -repliqué y entonces saqué mi identificación-. Mire.
El hombre la verificó, chasqueó la lengua y me dejó pasar.
-Le harán una revisión.
-¿Disculpe?
-Para que no ingrese nada indebido.
Ugh. Este hombre seguro iba a disfrutarlo, podía verlo en esos ojos sucios que no abandonaban mi mitad inferior.
La sala donde me llevó era pequeña y blanca y con un particular aroma a polvo muy curioso. Ahí él me hizo levantar los brazos y me esculcó por todas partes. Hizo especial énfasis en mi trasero y mi cintura.
-No tengo nada -farfullé, incómodo cuando el toque de sus callosas manos sobrepasó mi paciencia.
El hombre sonrió de medio lado y luego de un poco más de toqueteo, me dejó ingresar. Las rejas se abrieron con un sonido fuerte proveniente de un sistema de vigilancia. Ahí divisé un pasillo largo y al final un salón donde me dejó.
-En seguida lo traigo.
Yo me senté frente a la mesa, que quedaba diagonal a una cama. Me habían llevado a la sala de parejas. ¿Cómo las llaman? Oh, sí, para visitas conyugales. Me causó risa y una grave vergüenza que no menguó, mucho menos al ver a Chanyeol entrar con un par de esposas que pronto le fueron retiradas.
¿Cómo es que ese hombre podía verse tan sexy aún con ese horrendo traje gris? Junto a los tatuajes que sobresalían por su cuello y brazo izquierdo, su imagen caliente era como una réplica del infierno en la tierra.
-Tienen una hora y media. Aprovéchenla -dijo el hombre y se marchó.
-Hola, cariño -saludé.
Chanyeol sonrió anchamente enseñando esos caninos que yo quería sentir en mi piel.
-Así que, ¿mi esposo? Casi me da un infarto cuando el guardia lo mencionó -me dijo-, creí que en mi última borrachera me había casado con alguien sin saberlo.
-Fue la forma más fácil que encontré para verte. Una visita común en tus circunstancias hubiese sido negada.
-Bueno, entonces, ¿a qué se debe el placer de tener a mi esposo aquí?
Me sonrojé sin querer al escucharlo llamarme su esposo.
Sonaba bien, jodidamente bien.
-Sabía que eras estúpido y un amante del dinero fácil, pero, ¿lavado de dinero?, ¿en serio? -me jacté.
-Sabes que eso lo hizo mi hermano -musitó sentándose en la cama-. Tu adorado esposo me empujó aquí.
-Es tu culpa, ¿quién te mandó a firmar documentos que no te pertenecían?
-Oh, Baekhyun, mi adorado cuñado -me tironeó a la cama sobre él-, sabes tan bien como yo que esa firma no es mía. Seunghyun es muy hábil.
-Aparentemente también tiene más neuronas que tú.
Me aparté y me senté a su lado. Él pasó su brazo por mi cintura, como si fuera lo más normal del mundo.
-¿Por qué?
-¿Por qué qué?
-Ayudarme.
-... No es justo que tú pagues por algo que él hizo.
-Sinceridad -gruñó y yo sentí mis piernas temblar.
Lo sabía, era un masoquista sin remedio.
-Él merece la cárcel. Es un hijo de perra.
-¿Es solo por su negocio?
No, claro que no. En lo que trabajara nunca me importó o no me habría casado con él, pero cuando dije acepto frente al juez nunca esperé que él tuviera un temperamento..., reprochable. Me enamoré de él cuando me gradué de la universidad a los veinte y cuatro años, o creí que lo quería, tal vez solo buscaba algo de estabilidad en mi vida. No la obtuve, aunque sí un sexy cuñado que ha sido mi fantasía desde que lo conocí. Tampoco conté, por supuesto, que fuera un infiel de primera y un intento de golpeador. Lo odiaba realmente. Y le tenía miedo, mucho, pero por ello mismo estaba decidido a alejarme, pero antes le haría arrepentirse por cada uno de sus abusos.
-Conformate con lo que te dije o puedes pasar en este hotel el resto de tu vida.
-Bien -refunfuñó-. ¿Y cómo lo harás?
-Necesito que me cuentes lo que pasó esa noche. Sé que ustedes tenían un negocio y que firmaste algo para él. Quiero creer que no firmaste un contrato con Seughyun sin haberlo leído antes.
-No lo hice, por eso creo que falsificó mi firma en esos papeles cuando le avisaron que la fiscalía investigaba el lavado de dinero en su empresa.
-Sé que los compararon con otros documentos tuyos y la firma es exactamente la misma. O fue la misma firma o tiene a alguien muy hábil para falsificar firmas.
-Jum, hubo algo, dijo que había un anexo incompleto de esos documentos, dijo que lo terminaría luego y me hizo firmar una hoja en blanco.
-¡Oh, eres tan estúpido! -farfullé-. ¿Cómo pudiste hacer algo tan tonto? Ugh.
Chanyeol chasqueó la lengua.
-¿El mundo en el que trabajas acaso no te enseñó algo sobre la desconfianza? Tú, torpe masa de músculos.
-Sí, está bien, fue un descuido.
-Y por eso estás aquí metido, idiota.
-Confié en él, es mi hermano.
-¿Acaso no solía hacer trampa cuando jugaban de niños? Park Seunghyun hizo que te expulsaran de la escuela solo porque rompiste su tren. ¡Y aun así confiaste en él!
-Bien, Baekhyun, ya dejaste en claro lo tonto que soy. ¿Qué sigue?, ¿cómo vas a ayudarme?
-No lo sé. Veré en casa si encuentro algo a tu favor. Él guarda muchos de sus papeles en la caja fuerte.
-¿Y si eso no es suficiente?
-Te haré una visita vez al mes mientras cumples tu condena.
Me puse en pie dispuesto a irme, pero su voz me detuvo.
-¿Ya te vas? Aún no se ha acabado el tiempo.
-No me queda nada más que decirte -mencioné con la mirada baja.
El se puso en pie justo detrás de mí y apoyó sus manos gruesas en mis caderas, su calor me estremeció y sentir su aliento contra mi nuca casi me deshace ahí mismo. Debía controlarme, pero resultaba prácticamente imposible cuando lo tenía pegado a mi cuerpo.
-Como es una visita conyugal, ¿no crees que deberíamos aprovechar y-?
-Sigo siendo tu cuñado, Chanyeol. No olvides eso.
Su risa fuerte y ronca resonó y mi cuerpo respondió, se sacudió levemente.
-¿Eso alguna vez te detuvo de vestir finos camisones transparentes cuando mi hermano no estaba en casa y yo iba a verte?, ¿acaso te detuvo de desearme como sé que has hecho todos estos años?
Odiaba también su perspicacia hacia mí. Él sabía cómo yo funcionaba. Tenía en su mente un registro de mis acciones y emociones, algo que nunca antes usó. Teníamos nuestra silenciosa historia, una un poco sucia debido a nuestro lazo familiar. En mi defensa, debo decir que me casé con el Park equivocado, aunque nunca pensé que eso me afectaría tanto cuando conocí a Chanyeol.
Y él había admitido que iba a casa a verme cuando siempre sacaba excusas de tener que hablar con Seunghyun. Por lo que veía, yo no le era indiferente.
-Lo odias, y yo a él ahora. Esto..., sería lo más apropiado.
Estuve tentado a girarme y aceptar, dejarme caer en sus garras y decirle que hiciera conmigo lo que quisiera, pero recobré algo de mi cordura y me negué.
Me aparté y llamé al guardia quien vino en poco tiempo.
-Nos vemos, cariño.
Y cuando estaba por irme, él me tomó de la mano y me atrajo hacia su cuerpo. Su boca cubrió la mía y la abrió para meter su lengua. Me acarició por dentro de forma ruda, arisca, pero me encantó y no pude evitar soltar un gemido cuando sentí mi polla calentarse. Siempre había querido ser besado por Chanyeol. ¿Quién diría que iba a ser en la cárcel?
-Ven más seguido, precioso -se despidió Chanyeol.
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