capítulo 18

Olivia Blanchart.

Hay algo que me induce a tener el control sobre todas las cosas, para mí es un arte, me mantiene a raya y no deja que me desvíe de mi meta.
Recuerdo aquellos días en los que estaba con Rainer, yo no era dueña de mi vida, tenía que vivir a su disposición y no es una queja, puesto a que gracias a ellos fui feliz, conocí una parte de mí que no sabía que existía; estar con Rainer me daba paz, era ese tipo de sensación de no tener que pensar, simplemente apagar la mente porque sabía que había alguien que iba a resolver cualquier obstáculo, Rainer es así, es ese tipo de hombre completamente masculino que no deja que abras la puerta porque puede hacerlo por tí o puede hacer que alguien lo haga, tampoco deja que conduzcas porque puede ser un peligro, son esos pequeños detalles los que lo hacen ser quien es.

Justo ahora está a mi costado utilizando una camisa polo azul oscura la cual junto a su diamantado reloj, da una imagen muy visual de su musculatura. Sus dedos van aferrados al volante, sus ojos van al frente y sé que va centrado en el camino a pesar de que los lleva cubiertos de sus lujosas gafas de diseñador. La música que colocó al principio parece relajarlo y me alegra, últimamente lo he visto estresado, por ello, cuando dijo que vendría conmigo a la prueba del banquete, me sorprendió.

Mi boda es en un mes, veintiocho días para el gran día y yo desearía que la mala sensación desapareciera, quisiera que Mythe estuviera conmigo y no ayuda en nada que Nick no pudiese conseguir lugar en el salón y por consecuencia tengamos que adaptarnos a una villa a las afueras de Manhattan.

—Me gusta tu reloj. — Inicio la conversación, aún nos quedan unos veinte minutos de camino.

—Es un Jacob & co, solo hay uno en existencia, lo diseñaron para mí hace años. — sacude su muñeca. — tiene mis iniciales y su temática es sobre el mar, Rina me jugó una broma intentando venderlo, pero en cuanto lo evaluaron me llamó para que mandara a Levi a escoltarla.

—¿Tan costoso es? — Sonríe, su dentadura siempre ha sido un punto que le envidio.

—En aquel entonces le costó casi un millón de dólares a Richard, estimo que excede la cantidad. — Me atraganto.

¡Un millón!

Mi joya más costosa me la obsequió Nick y oscilaba los cien mil dólares, 10 veces menos que el reloj de Rainer. Una putada.

— ¿Cuánto es lo que más has pagado por un accesorio? — lo veo hacer una muñeca y aplanar sus labios.

—Cinco millones. — me atraganto nuevamente. — era un anillo con forma de rosa con un diamante rosa fucsia en el centro, a los lados los petalos estaban hechos de diamantes blancos y la argolla además de tener oro puro, tenía más diamantes. No fue un obsequio para mí mismo, era para Rina y lo conseguí cuando era un imbécil e iba a apostar a casinos. Su costo es invaluable, por ello cuando lo ofrecieron por un par de millones, fui el primero en la fila.

—¿Rina aún lo conserva? — asiente

—Lo tiene bajo seguridad, lo utiliza solo en ocasiones muy especiales pues corre peligro utilizándolo.

—Es una pasada. — Ríe.

—vas a casarte con el dueño de joyerías, debes haber visto grandes piedras.

Debería, sin embargo, siempre he respetado a Nick y su trabajo, así como yo no lo involucro, él tampoco lo hace conmigo y estoy bien así, sus asuntos son meramente suyos y no necesito que venga a mi empresa a querer mandar donde solo lo hago yo.

—Estamos entrando a la ciudad, ¿Sabes si Ashlyn tiene todo controlado con Kylliam? — cambia de tema.

— Me envió una fotografía hace diez minutos, está con Kylliam preparando galletas, Gloria se los unió al parecer.— niega divertido.

Ashlyn llegó hoy por la mañana a los Hamptons, ella es la única persona a la que puedo confiarle a mi hijo y agradezco que Rainer se preste ello, sabe que ella es de confianza y no conspiraría en contra de nosotros.

— Hay una tienda de comestibles a unos diez metros, ¿Puedes avisarle a Levi que pasaremos un segundo? Necesito algo para beber y alguna golosina. — asiento.

La camioneta de Rainer tiene un comunicador con la camioneta de Levi, desde que paso más tiempo con él, me he dado cuenta que vive en otro siglo, la tecnología que maneja es superior a la que existe actualmente y eso solo es un privilegio de tener una de las mejores empresas de electrónica. Su último invento fue un androide, debo decir que viendo sus funciones y el buen recibimiento del mercado de prueba, es majestuoso.

Le indico a Levi que pararemos, me responde por el comunicador que se va adelantar para asegurar el perímetro y es eso lo que hace. Últimamente la paranoia de Rainer por la seguridad ha escalado a niveles estratosfericos
Veo como estacionamos, es una tienda de conveniencia, es de esas típicas que acompañan las gasolineras y baños en medio de la nada.

— ¿Vienes? — pregunta él mientras apaga el motor y se deshace del cinturón de seguridad.

Asiento, llevamos casi una hora y media de camino, mi boca necesita un poco de refresco.

Rainer es quien baja primero, sin embargo, me sorprendo al ver que no avanza hasta que yo estoy a su lado, algo que Nick jamás ha hecho en los años que llevamos saliendo, así que me toma desprevenida.

—Toma lo que quieras, yo pago. — dice abriendo la puerta para mí.

En cuanto entramos, no sé si es mi paranoia, pero todo el mundo se gira a observar a Rainer y es de entenderse, es un hombre alto, bien vestido y con la pinta de que el mundo no lo merece, el hombre millonario sacado del libro de ficción. Camina con la seguridad que siempre lo caracteriza y no presta atención a su alrededor.
Lo hago a un lado y voy a un pasillo contrario con la meta de no mirarlo más; tomo unos caramelos con relleno de vainilla y una bebida energética de mora azul, nada más puesto a que no queda mucho de camino. Regreso a la entrada donde espero por Rainer durante unos cinco minutos, cuando vuelve lo hace con una canastilla llena de cosas que estoy segura, apenas va a probar.

—Buen día. — saluda Rainer.

La cajera lo admira con ojos de lujuria, está centrada en mi acompañante.

— Esto también. — le dice a la cajera una vez que me arrebata mis productos.

Como sé que no va a dejarme pagar, no me meto en discusiones, mejor Comienzo a empacar los productos.

—¿Algo más? — pregunta la chica, Rainer niega.

— cargalo a mi tarjeta. — él la extiende.

Si antes la mujer estaba atraída, ahora creo que lo ama. Rainer saca nada más y nada menos que su humilde tarjeta negra, una de tantas, ya que sé que no solo cuenta con una.
La mujer se la regresa y tras agradecerle, Rainer toma las bolsas con los productos y me indica que debemos regresar.

No sé qué me sorprende más, que Rainer le agradezca a alguien algo o que sea él el que cargue con las compras, cuando estuvimos juntos solo una vez fuimos y fue la experiencia más fácil.

—Lewis, te compré comida. — lo sigo por detrás hasta las camionetas. — No seas glotón o engordaras y no podrás ser mi guardaespaldas, entonces voy a despedirte y morirás solo.

Sonrío

—Sería una bendición en lugar de un castigo. — le responde mientras toma un par de bebidas y golosinas.

—Algun día admitiras que me amas y no puedes vivir sin mí.

—probablemente ya habré muerto.

—Entonces he de matarte.

—Es considerado un suicidio, no sobrevivirías sin mí.

—Eres muy pretencioso y nada humilde, Lewis. — Rainer entrecierra sus ojos, su guardaespaldas se ríe.

—Subete tu trasero al auto y conduce.

Rainer acata la orden y sube a la camioneta, yo lo sigo y vuelvo a mi lugar. Lo que resta del camino ya no se siente tenso, es un silencio muy cómodo en donde solo comemos golosinas como sour patch o gomitas de Arizona, un té muy popular hace años.

Al llegar al restaurante, el chef ya nos espera en la entrada, sin embargo, su semblante cambia a uno de preocupación en cuanto ve estacionarse tres camionetas negras polarizadas. Creo que el hombre acaba de quedarse sin sangre.
No lo puedo asustar, fue uno de los pocos chefs que accedió a preparar el banquete de mi boda con solo un mes de anticipación, claro, el pago duele en mi cuenta de banco, pero era eso o quedarnos sin alimentos. El que Nick no consiguiera la villa desestabilizó mis planes.

Bajo de la camioneta con la mejor de mis sonrisas, me acerco al chef y le extiendo mi mano, una vez que ve a Rainer bajar, vuelve a mostrarse diferente, ya no luce temeroso, ahora está nervioso y emocionado en partes iguales.

—¿Señor Greenwood? — Rainer se acerca y le extiende su mano, los ojos del chef van a la muñeca de Rainer y su lujoso reloj nada disimulado.  — un placer servirle a usted y su prometida.

Trago.

Tiene sentido, se suponía que yo tenía que asistir con mi prometido, es una decisión de dos y muy importante. Trato de aclarar que Rainer es solo un amigo, no obstante, no me lo permite y sigue hablando con el chef.

—Mi nombre es Rudolph Whatersbilt, el chef que preparó el menú para ustedes. — El hombre se hace a un lado para dejarnos ingresar. — en el centro hay una mesa con dieciséis puestos, cada uno representa un platillo de los cuatro tiempos: el aperitivo o entrada, primer y segundo plato y el postre. Preparamos cuatro opciones de cada uno para que ustedes puedan elegir o acomodar según su gusto; es decir, si no les agrada algún corte con la guarnición, podemos cambiarlo a su antojo.

El lugar está cerrado, la mayoría de las mesas se encuentran sin mantel o centros y es de entenderse, aún es temprano para que sea la hora de apertura.

— Pediré que traigan los platillos que ya estén listos, en un momento regreso.

El hombre se retira, así que aprovecho para reprender a Rainer por no aclarar el punto de que no somos una pareja, lo fuimos, pero no más, yo estoy comprometida con otro hombre, el amor de mi vida y no puedo andar dándole a conocer a las personas que mantengo una relación con otra persona ajena a la realidad.

— Debiste aclarar que no estamos comprometidos, Rainer. —  Sus comisuras se elevan y aparecen dos arrugas en los costados, el muy estúpido está riendo. — No es gracioso, a Nick puede molestarle.

—Es una broma, Liv. El hombre es amigo del chef del restaurante que comparto con Regan, sabe cómo se manejan los asuntos con mi familia y que si se atreve a hablar con la prensa se arriesga a una demanda millonaria. —  Rainer abre la silla para que yo tome asiento. Toda esta situación no hace más que divertirle.

—Hablaré con Rudolph. — tomo asiento. 

Mi acompañante se quita las gafas, por ello, ahora noto mejor su mirada y en esta algunas cosas que no había notado, como que hay pequeñas líneas de expresión a los costados de sus ojos o los pigmentos sobre su nariz que simulan pecas. Los años pasan y por más que parezcan pasar en vano, no lo hacen, envejecemos, es parte de la naturaleza y así como a Rainer parece notarsele, a mí también. Para mí unca ha sido un complejo envejecer, tengo la esperanza de que el día que yo ya no pueda más, estaré con el hombre correcto que me amará con todos esos defectos. Mi subconsciente me grita una verdad que no quiero aceptar y que me niego a dejar salir, Nick es ese hombre, siempre me ha apoyado aún en la distancia y hay cosas que yo se las debo por estar junto a mí. No hay hombre bueno o malo, no todo puede ser blanco o negro, existe el gris, o existen colores como el rojo o el amarillo. Mi prometido tiene sus defectos, sin embargo, todos los tenemos, es normal, la diferencia está en los pequeños detalles como las noches que compartimos, las pláticas o el tiempo invertido en Kylliam, Nicholas es el hombre que merezco.

—Primer tiempo. — Rudolph me saca de mi burbuja.

Frente a nosotros coloca los cuatro platillos con excelente presentación. El primero es una sopa de calabacín; el segundo se trata de una crema fría de betabel, arándanos y zarzamora; el tercero es una crema de coco al vino blanco y por último una tostada de mariscos en salsa anguila.

Todo luce tan delicioso.

—Señor Greenwood, espero sea de su agrado. — Alaba el chef.

Rainer parece notar mi molestia así que interviene.

—De hecho, Rudolph...— el padre de mi hijo centra su gélida mirada en el hombre. — la señora Blanchart es quien va a contratar nupcias, yo solo estoy siendo su acompañante, por ello te pido que te refieras a ella porque es quien tiene la decisión y quién pagará por todo este emplatado.

Sonrío.

—Una disculpa, señora. — solo asiento como nuestra de que le estoy restando importancia. —  vuelvo a la cocina, debajo del centro de mesa está la lista con cada uno de los platillos, solo tiene que seleccionar o en caso de cambiar de opinión sobre algún complemento, tienen la opción de crear menú desde cero con la guarnición o alimento que deseen.

—Gracias, Rudolph. — sonríe y se marcha.

—La crema de vino blanco, tiene que estar en tu boda. — bufo escuchando a Rainer.

—¡Rainer! — chillo. — Tenía que comenzar, yo. — me quejo.

—Muy lenta, Blanchart. — Se burla.

—Ahora no quiero esa crema. — se encoge de hombros

—No es mi boda, puedes privar a los invitados de lo que quieras. — espeta llevándose otra cucharada de crema blanca  a la boca.

—Al menos invítame. — le hago un puchero.

Rainer toma una cucharada de la crema  y con cuidado de no derramarla la encamina frente a mi boca.

—Abre. — Señala con sus ojos a mi boca y pone su palma debajo de la cuchara para que así no caiga sobre mi ropa. — Abre la boca, Olivia.

El juego me parece divertido, así que abro la boca y degusto el manjar que entra como una bomba de sabores. Es...sin palabras, ni siquiera tengo que probar lo demás, desde que la comida entra y hace contacto con mis papilas, sé que es justo lo que quiero.

—Abre. — ordena nuevamente.

Está vez es la crema de betabel y como lo predije, después de la crema de coco ya nada volverá a ser igual.

Tres horas más tarde, nos despedimos de Rudolph tras haber decidido todos los platillos, cubertería, cristalería y manteles para la boda. Fue mejor de lo que imaginé, Rainer fue una gran ayuda y sobre todo, hizo de algo aburrido, muy divertido al darme de comer y yo imitarlo en algunas ocasiones. Por hoy estamos libres, las invitaciones ya tuvieron que ser enviadas por correo, y la florería quedó en que tendrá listo todo para el día.

— Hablé con Gloria, Ashlyn y Kylliam están con mis sobrinos y Beck, al parecer el imbécil recordó que tiene hijos. — comenta guardando su teléfono en el bolsillo delantero.

—Ya podemos volver a los Hamptons, terminó el día.

— Tengo un asunto en uno de los bares de Un amigo, Levi puede llevarte si quieres volver o puedes...

—Te acompaño. — lo interrumpo. Veo un destello pasar por sus ojos y el remordimiento entra por mi cuerpo, así que corrijo mis palabras por algo más casual. — Puedo esperarte, después de todo tú lo hiciste allá adentro.

Trago grueso.

—Bien, solo serán veinte minutos. Es un viejo amigo que quiere venderme una de sus propiedades cerca del liceo donde asistirá Ky. Son quince minutos y aunque ya compré la que será nuestra residencia, quiero obsequiarle algo a Kylliam del futuro. — mi corazón se estruja.

Kylliam del futuro.

— Hay mucho que arreglar en la tierra y una mansión al nivel de mi hijo llevará años, sé que estoy a tiempo si quiero que en su adolescencia la disfrute.

—Gracias.

—Te dije que me voy a encargar de él, es mi hijo y un Greenwood, tal vez mi padre hundió el apellido pero mi abuelo no, y merece ser honrado. Así que Kylliam tiene buena sangre corriendo por sus venas. — suspira. — En fin, Sube a la camioneta.

Rainer se hace un lado y abre la puerta para mí, al asegurarse que estoy dentro la cierra y rodea el vehículo para entrar al asiento del copiloto.
Camino al bar, comienza a sonar Treat You better, de Shawn Mendes. Mi acompañante tararea la canción y en ocasiones puedo sentir como me observa, es una sensación un poco extraña, como si quisiera decirme algo que no se atreve a decir. Cuando finaliza, comienza otra del mismo cantante, Wonder. Antes de que la melodía suene, aclaran en la estación que es un especial por el disco próximo, así que cobra sentido. Hay una parte que hace énfasis tanto en mí, como en Rainer:

I Wonder, when I Cry intro My hands
I'm conditioned to feel like it makes me less of a man
And, I Wonder if some day You I'll by My side...

—Llegamos. — dice con alivio.

El motor se apaga al igual que la música. Está vez Rainer no se detiene a esperarme, baja de la camioneta y entra al establecimiento, o es lo que creo, puesto a que lo veo volver y abrir la puerta del bar para mí.

— Estaré en la barra, pide lo que quieras y cargalo a mi cuenta. — susurra casi en mi oreja. El ruido hace que no pueda comprenderlo desde lejos.

Le asiento para que sepa que he entendido y me escabullo a un área donde algunas personas juegan billar, dardos y ese tipo de juegos que son populares en los bares, incluso hay un área con máquinas de baile  y otra de karaoke; no es un bar cualquiera, eso explica que Rainer me haya traído y que él esté aquí.

Pido una cerveza a una de las meseras, así que con mi tarro en mano me acerco al área de billar y observo como una pareja juega, cada vez que alguien mete una bola hacen retos en contra del otro, es gracioso porque luego de cumplir su castigo terminan besandose como si estuviesen lejos del público.

Un par de minutos después llega Rainer con los pulgares arriba, consiguió el terreno. Al ver que tengo una cerveza en mano o más bien, un vaso de cerveza, pide otra ronda, es decir cinco tarros.

—¿Te gusta el billar? — me susurra y luego bebe la mitad de su tarro.

—¿Desde cuándo consumes cerveza? — Se encoge de hombros.

— Siempre hay una primera vez. — un pequeño hipo se le sale, a lo que yo río. —¿Te gusta el billar? —niego.

—No sé jugarlo. — sus ojos se iluminan.

Rainer bebe lo que queda de su tarro y huye a quien sabe donde, no demora demasiado, ni siquiera me he pasado mi trago de cerveza cuando vuelve con el equipo para jugar, dos tacos y las bolas.

— Voy a enseñarte. —  me extiende uno de los palos.

El pelinegro acomoda el triángulo de bolas en el extremo, toma un nuevo tarro de cerveza y la bebe, luego mueve su dedo índice y me indica con él que debo prestar atención a su próximo movimiento.
Su cuerpo tira hacia adelante, inclinando su cabeza al frente y su cadera atrás; en medio de sus dedos pasa la punta del taco y tras moverse a dónde mejor le acomoda, golpea las bolas. Entran 4.

—Colocate en la posición. — señala. Doy un largo trago a mi cerveza y eso hago.

Para mi suerte al golpear las bolas no le doy a una sola, así que luego de escuchar a Rainer burlarse, me ofrece su ayuda.

—Vamos, vuelve a poner la posición. — sigue con ese tono de burla. — Tienes que buscar la bola del número que sigue, es decir, el cinco.

Eso hago, busco la bola y la encuentro, sin embargo es imposible que desde donde me encuentre pueda darle.

—Voy a acomodar mejor la bola blanca para que te sea más fácil golpear, no recuerdo si eso está permitido; no obstante, hasta donde recuerdo, sí. — expresa entre hipos. — ¡Otra ronda! — ordena a la mesera que se ha mantenido cerca desde que vio el costoso reloj de Rainer.

—  ¿No has bebido mucho? — Niega.

—Seguimos con las clases.

Rainer se coloca detrás de mí, puedo sentir su aroma, una mezcla de perfume costoso y cerveza barata. A pesar de que los años han pasado, mi cuerpo sigue reaccionando a él, en especial mi corazón que galopea frenéticamente.

— La mano con la que disparas debe sostener la base del taco. — susurra casi en mi oreja. — de una forma relajada, no te pongas nerviosa.

Sus dedos mueven mi mano y la colocan como es correcto, su tacto me relaja, así que me es más fácil adaptar la posición.

— el pulgar es tu soporte y los dedos índice, medio y anular, serán tu agarre. La muñeca debe apuntar directamente hacia abajo para impedir que se mueva a los lados cuando realices el disparo.

Es mucho que procesar, agradezco que con forme habla me dirija la mano según lo que debo de hacer.

—Coloca los dedos de tu mano libre alrededor de la punta del taco, exacto, formando una especie de puente. Esto evita que el taco se mueva a los lados cuando realices el disparo. — nuevamente me ayuda, está vez con la mano libre. — ahora solo inclinate y observa desde tu posición, si estás alineada, golpea.

Apenas dice “golpea” empujo la bola con el taco y como si fuese magia, la bola entra.

Mi emoción escala, no sé si es la euforia, el alcohol o simplemente por mero instinto interno, me giro y abrazo a Rainer. Duramos un par de segundos, sus manos descansan en mi cintura, su cabeza en mi cuello y la mía en su pecho. Está mal, no debería estar cerca de él, soy una mujer comprometida y él es mi ex pareja, así que uno toda mi fuerza de voluntad y me separo.

Usando la excusa de seguir con la partida, vuelvo a dar un tiro hasta que pierdo y es tu turno. Finalmente, luego de más cerveza, risas y partidas perdidas, Levi nos obliga a volver a casa de Rainer en los Hamptons. A esta altura no sé quien va más pasado de copas, si Rainer y yo.

—¡Levinson! ¡Cuidado! — se queja Rainer.

— Si tan solo no fueras borracho no te tropezarias. — le responde molesto. — Los dejé solos dos horas, no puedo confiar en ninguno.

Río, me parece gracioso escuchar a Levi regañarnos como si fuésemos adolescentes.

—Sube al auto, yo conduciré. — Le ordena a Rain.

Voy detrás, traigo las gafas y el reloj de Rainer puestos. Ya que este esta dentro de la camioneta, Levi me ayuda a entrar a mí y me asegura en el cinturón. Adentro, observo que Rainer va de la misma forma, atado al asiento.

All i want for christmas is You... — canta de la nada. —¡Levi, pon la radio! —Chilla. Levi se acaricia las sienes y acata al mismo tiempo que comienza a conducir.

—¡Esa no me la sé, Levitan!

—¡Si sigue diciéndome por otro nombre voy a dejarte en Nueva York! — grita, sin embargo, cambia la música.

A Sky full of stars, de cold Play.

«Cause you're a sky,
'cause you're a sky full of stars
I'm gonna give you my heart»

«'Cause you're a sky, 'cause you're a sky full of stars
'Cause you light up the path»

Rainer tararea la letra, está sumido en sí mismo, no ve alrededor.

«I don't care, go on and tear me apart
I don't care if you do, ooh-ooh, ooh
'Cause in a sky, 'cause in a sky full of stars
I think I see you
I think I see you»


Por el retrovisor, Levi lo observa y le cambia, así que una canción que jamás había escuchado resuena sustituyendo la antigua.
Luego viene una movida la cual logra animar a Rainer, su euforia me contagia así que ambos comenzamos a cantar en voz alta cada estrofa al azar. Él posa su mano envuelta en un puño frente a mí boca, lo entiendo en cuestión de segundos, es un micrófono. Canto y río como antes no lo había hecho, el camino se hace corto; justo al entrar a los Hamptons,“Anyone” de Justin Bieber hace acto de presencia.

«Dance with me under the diamonds
See me like breath in the cold
Sleep with me here in the silence
Come kiss me, silver and gold»

Canta observandome, su voz se torna más ronca y atractiva, sus ojos brillan gracias a la combinación del alcohol y el momento.

«You are the only one I'll ever love»

—I gotta tell ya, gotta tell ya.— corea.

«Yeah, you, if it's not you, it's not anyone»

—I gotta tell ya, gotta tell ya. Looking back on my life, you're the only good I've ever done. — mi corazón comienza a latir frenéticamente.

Él sigue cantando hasta que la canción termina, el ambiente es diferente, sus ojos están cerrados y su respiración poco a poco se vuelve más ligera. Segundos más tarde, Rainer se queda dormido y me deja a mí con un revoltijo de emociones y pensamientos. Me acurruco sobre la ventanilla del carro y cierro los ojos, apenas observo el color negro los flashbacks de todo el día me atacan, hoy fue... Me gustó volver a ser la Olivia del pasado, volver a reir y no preocuparme por nada porque alguien estaba ahí; no obstante, son solo momentos, ya no soy esa mujer, el tiempo pasó y desgraciadamente ya nada puede ser igual.

No logro dormir, así que en cuanto llegamos a la mansión, puedo irme en pie hasta mi habitación.



......




Holiwisss!!! Capítulo largo, sinceramente quería dividirlo en dos, sin embargo no supe dónde parar y bueno, aquí estamos, más de cuatro mil palabras jajaja. Tomenlo como un regalo de navidad.
Hablando de navidad, les deseo una linda noche buena, espero que la pasen con todos sus seres queridos.

Les agradezco a los que están desde el Comienzo y a los que se han unido en el camino, sé que han pasado muchos años desde que la aventura Comienzó, así que esto es por y para ustedes.

Gracias eternas.

Les dejo fotos de referencia del capítulo.

Nos vemos antes de año nuevo.

Feliz navidad.

Lxs amo.

Besos.

-thif.

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