《Capítulo 9》
Suspirando, Jimin se dio la vuelta para servirse el café. Ojalá Yoongi no lo hubiera seguido hasta la cocina, pensaba. Ojalá no hubiera empezado a hablar de aquello.
Pero se estaba comportando como un tonto, como si no quisiera saber nada del sexo... ahora que estaba a punto de llegar al momento fértil del mes. Además, quería que le hiciera el amor.
Él parecía sorprendido por su actitud y con toda razón. Había estado tonteando con él en la terraza y luego adoptaba una actitud pudorosa...
Para Jimin era frustrante que Kai, que estaba muerto y enterrado, pudiera seguir arruinándole la vida.
Había tensión en el ambiente, eso estaba claro. Podía sentir los ojos de Yoongi clavados en el. Debía estar preguntándose con qué clase de loco se había casado...
Y estaba un poco loco, pensó, con tristeza. O, al menos, dolido emocionalmente y con unas cicatrices que no se curarían nunca.
Estaba sirviéndose el café, pensando que le gustaría retirar lo que había dicho, cuando notó los brazos de su marido en la cintura.
-¡Ay! -gritó, cuando el café se derramó sobre la encimera-. Yoongi, ¿qué estás haciendo?
Una pregunta tonta. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo porque su marido había metido las manos por debajo del hoodie para acariciar sus pecho desnudo.
-No me prestes atención, cariño -murmuró él, acariciando sus pezones-. Tómate el café.
¿Que no le prestara atención? ¿Cómo no iba a prestarle atención?
Jimin cerró los ojos cuando Yoongi apretó sus increíblemente, duros pezones entre el índice y el pulgar.
Tomarse el café estaba fuera de la cuestión, claro, pero al menos sujetó la taza como si lo estuviera haciendo.
Por fin, excitado por el roce de sus dedos, dejó escapar un gemido mientras dejaba la taza sobre la encimera. Yoongi le quitó el hoodie de un tirón.
-No -dijo cuando el iba a darse la vuelta-. Quédate dónde estás.
-Pero...
-Calla, bebé -lo interrumpió él, bajando la cremallera de sus jeans.
-Pero...
Con una mano, Yoongi le giró la cara lo suficiente como para besarlo, metiendo la otra por debajo de las boxers. Cuando dejó de besarlo, Jimin estaba apoyado en el pecho de su marido, disfrutando de sus caricias.
Para entonces, todas las preocupaciones sobre las consecuencias de su comportamiento de la noche anterior habían desaparecido. Claramente, a Yoongi le gustaba aquello. Y Jimin se gustaba a sí mismo así.
Era maravilloso librarse del pasado, ser capaz de dejarse ir cuando su marido le hacía el amor...
Yoongi levantó la mano izquierda para jugar con su six pack, y pasando la palma una y otra vez por los sensibles pezones. El temblaba de placer.
Pero no era suficiente. Lo deseaba a él, no sus manos.
-Yoongi...
-¿Sí?
-Por favor... hazlo, por favor.
-¿Estás suplicando, bebé?
-Sí, sí, estoy suplicando.
-¿Aquí?
-Sí, aquí, ahora -contestó Jimin, bajándose sus jeans y el boxer a la vez. Pronto, estuvo completamente desnudo, la cara ardiendo, temblando.
Pero cuando intentó volverse, él no lo dejó, manteniéndolo de cara al fregadero.
-Oh, Dios -murmuró cuando Yoongi lo obligó a abrir las piernas.
Gimió de nuevo cuando sus dedos lo abrieron, excitándose aún más si era posible. Tenía el trasero levantado, invitándolo de forma primitiva...
Jimin lanzó un grito ahogado cuando él lo penetró, su carne más dura que nunca. Yoongi lo sujetaba por las caderas mientras empezaba a moverse con un ritmo suave y sensual, haciendo que todo su cuerpo se moviera adelante y atrás.
Le daba vueltas la cabeza. Su corazón latía con violencia. Intentaba respirar con normalidad, pero no podía y empezó a jadear. Su propia carne se tensaba, buscando alivio...
-Sí, bebé, así...
Jimin gritó al notar el primer espasmo, sus nudillos blancos mientras se sentía sacudido por ola tras ola de placer. El orgasmo de Yoongi llegó enseguida, como un geiser de lava ardiente en su interior.
Así era como deberían hacer siempre el amor, pensó, medio mareado. Un hombre y su esposo llegando a la vez. Apasionadamente, espontáneamente, sin inhibiciones.
Yoongi tenía razón. Estaban casados. ¿Qué más daba dónde o cuándo hicieran el amor?
Cuando lo abrazó, Jimin dejó escapar un suspiro de total satisfacción.
-No quiero que vuelvas a esconderme esta parte de ti -murmuró él, acariciándolo-. Nunca. Tú eres así, Jimin. Una criatura sensual que necesita que le hagan el amor como es debido.
-¿Ah, sí?
-Tú sabes que sí.
El sonido del teléfono rompió la atmósfera de intimidad que los envolvía.
-No tenemos que contestar -dijo Yoongi.
-Podría ser una llamada importante -protestó el-. Tu madre lleva unos días encontrándose mal.
La madre de Yoongi sufría diabetes y estaba teniendo problemas de salud.
-Sí, tienes razón.
-Vamos, contesta.
-De acuerdo, de acuerdo -suspiró él, abrochándose el cinturón del albornoz-. Pero espero que no sea una de tus amigas o algún amigo.
Jimin tomó el hodie del suelo y se lo puso a toda prisa. Afortunadamente, le llegaba por la mitad del muslo. Aunque se sentía liberado, había algo vergonzante en estar completamente desnudo en medio de la cocina a plena luz del día.
-Si es uno de mis amigos, dile que no me encuentro bien... que pienso pasar el resto del día en la cama.
Yoongi sonrió.
- Niño malvado... Dígame... Hola, HyeJin- Jimin levantó los ojos al cielo al oír el nombre de su madre-. ¿A qué debemos el honor?
Su madre solía llamar los domingos, pero nunca durante el día, siempre de noche. Era más barato llamar después de las siete. España no estaba precisamente al otro lado del mundo, pero su madre era muy ahorradora.
-Ah, veo que estás muy misteriosa. Sí, sí, lo entiendo. Está aquí... un momento... Tu madre, que tiene que darte una noticia importante.
A Jimin se le encogió el estómago. La última vez que su madre le había dado una noticia importante fue que su padre había muerto, asesinado en una pelea en un bar. Eso fue diez años antes, cuando el acababa de cumplir veinte años.
- ¿Una buena o una mala noticia? -preguntó.
-Suena muy alegre, una buena noticia, supongo.
Jimin le quitó el auricular, nervioso.
-¿Mamá, qué pasa?
-Tengo que darte una noticia maravillosa, hijo. Bob me pidió anoche que me casara con él.
-¿En serio? Me alegro mucho, mamá. Bob es un hombre estupendo... Bob le ha pedido a mi madre que se case con él, Yonnie.
-Felicítala de mi parte.
Jimin estaba encantado, aunque sorprendido. Su madre llevaba algún tiempo saliendo con Bob, que era profesor de matemáticas, pero nunca pensó que fueran a casarse.
El sabía muy bien lo difícil que era repetir algo que te había producido tanto dolor. Su padre había sido un marido espantoso. Un hombre seco, nada cariñoso, que sólo vivía para sus amigotes y para el alcohol.
Cuando estaba borracho era violento, insultaba a su mujer y se portaba como un cerdo.
Jimin lo odiaba por ello y se marchó de casa en cuanto terminó el instituto.
Entonces tampoco tenía mucha paciencia con su madre; no entendía por qué soportaba a aquel borracho. Pero después de casarse con Kai lo entendió. Su propia experiencia lo había enseñado a no juzgar a una persona sin conocer bien sus circunstancias.
-Dile que tienen que venir a Seúl para celebrarlo -dijo Yoongi, antes de salir de la cocina-. Los llevaremos a algún sitio especial.
-Sí, lo he oído -dijo su madre-. Y nos encantaría. ¿Cuándo?
-Tengo que comprobar la agenda, mamá. Ya conoces a Yoongi, él tiene una vida social muy activa. El viernes que viene tenemos una fiesta y el sábado una exposición...
-Por Dios, ¿y cómo te las arreglas para seguir ese ritmo?
Jimin rió.
-Muy fácil. Yo también tengo cosas que hacer.
Y así era. Aunque ya no trabajaba fuera de casa, Jimin siempre tenía cosas que hacer. Por supuesto, muchas de sus actividades eran más bien superficiales, pero cuando tuviera un niño todo eso cambiaría.
- ¿Sabes una cosa, hijo? Tu matrimonio está funcionando mucho mejor de lo que yo esperaba -dijo su madre entonces-. Cuando me dijiste que ibas a casarte con un hombre al que no querías y que no te quería a ti, me quedé muy preocupada. Pero cuando conocí a Yoongi supe que estabas en buenas manos.
-Muy buenas manos -sonrió el. Afortunadamente, su madre no podía ver las eróticas imágenes que acababan de aparecer en su mente-. Mamá, tengo que colgar. ¿Puedo llamarte mañana en la mañana? Podemos charlar sobre los preparativos de la boda y todo eso si te parece.
-Sí, muy bien. Y tú puedes contarme qué tal la boda de sus amigos.
-Te llamo a las ocho. Hasta luego.
Jimin colgó, preguntándose mientras se lavaba las manos cuánto tardaría en quedarse embarazado. Porque eso era lo que deseaba. Para dejar de pensar tanto en ello, para dejar de hacer planes y esperar...
Algunos expertos decían que el estrés y la tensión eran una causa de infertilidad entre las parejas. A menudo no había ningún problema físico, sencillamente lo intentaban demasiado.
Cuando subió a su habitación, Yoongi estaba en el baño, peinándose. El albornoz había sido reemplazado por unos jeans y una camisa azul negra.
-¿Ya has colgado?
-He prometido llamarla mañana. No podía quedarme de pie en la cocina charlando durante horas.
-Genial. ¿Nos vamos?
-¿Adónde?
-A comer.
-Pero... pensé que nos quedaríamos en casa.
-Es una oferta muy tentadora, bebé , pero no creo que sobreviviera si nos quedáramos en casa todo el día -contestó él, riendo-. No podría dejar de tocarte y acabaría destrozado. Así que he decidido que vamos a comer en el centro.
-¿En el centro? ¿No querías ir al Río?
-En la ciudad hay más tiendas. He pensado que, después de comer, podríamos comprar un regalo para tu madre y Bob.
Los ojos de Jimin se iluminaron. Le encantaba ir de compras con Yoongi. En ese aspecto, no se parecía a ningún otro hombre. Le encantaba comprar cosas y no le importaba el dinero. En Navidad, era sencillamente fabuloso.
-Podríamos comprar algo para tu madre también -sugirió entonces-. Para que se anime un poco.
-Buena idea -dijo Yoongi, mirando el reloj-. Pero no tardes un siglo en arreglarte. Estás precioso y no vamos a comer en ningún sitio elegante. Ponte un poco de sombra, brillo en los labios y una chaqueta.
Jimin levantó los ojos al cielo.
-Venga ya. No pienso ir a ningún sitio con este aspecto. Dame diez minutos por lo menos.
-Diez minutos y ni un segundo más.
Exactamente doce minutos después, el Mercedes rojo de Yoongi se deslizaba por la calle, el conductor y su pasajero muy animados.
Cuando llegaban a la primera intersección, el semáforo, que estaba en rojo, se puso verde. Yoongi no podía haber anticipado que al conductor del coche que llegaba de una calle lateral no le daría tiempo a frenar. Un camión, aparcado demasiada cerca de la esquina, bloqueaba su visión desde aquel punto.
Cuando vio el coche era demasiado tarde y sólo registró una mancha de color verde oscuro que iba directamente hacia Jimin. Yoongi lanzó un grito mientras giraba el volante hacia la izquierda, pero el coche verde los golpeó por detrás, haciendo girar al Mercedes y colocándolo en medio del tráfico de la intersección.
De repente, otro coche iba directamente hacia el asiento del pasajero, este negro y grande...
El chirrido de los frenos se mezcló con el grito de Jimin. Yoongi apretó el volante con todas sus fuerzas mientras oía el crujido del metal. Cuando el airbag explotó rezó para que no pasara nada...
Pero cuando por fin todo quedó en silencio y miró, frenético, hacia su esposo, Yoongi dejó escapar un gemido de desolación.
Porque Jimin estaba inconsciente, la cabeza inclinada en un ángulo extraño, pálido como un muerto.
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YA LES FALLECÍ A MINNIE PIDOPERDÓN.
Nada, espero que les guste... a excepción del último párrafo. Si les gustó eso, vaianse de aquí porfabo 😡😡😡 les bua tira' con un mercedes.
Siéntase libres a comentar todo lo que quieran, me gusta chusmear sus gustos y pensamientos para próximas historias.
Pd: Yoongi y Jimin n0bios.
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