《Capítulo 8》
Seguramente estaría en la terraza, pensó. Ése era su sitio favorito cuando hacía sol.
Y no se había equivocado. Yoongi estaba en la terraza, reclinado en un sillón, con un albornoz blanco y unas gafas de sol, tomando un jugo de naranja mientras leía el periódico del domingo.
Jimin iba a darle los buenos días como si no hubiera pasado nada, pero no se atrevió. Había usado toda su valentía la noche anterior, por lo visto.
Se le encogió el estómago al recordar…
¿De verdad había dicho esas palabras antes de que lo llevara en brazos a la habitación?
Oh, sí, desde luego que sí. Quizá era una forma de rebelión, pensó. Kai le habría lavado la boca con jabón. Literalmente.
Pero Yoongi se había reído. Oh, cómo lo amaba por esa risa.
Él debió intuir su presencia porque se volvió en ese momento y lo saludó levantando el vaso de jugo.
Respirando profundamente, Jimin bajó los escalones de la terraza.
— ¿Has dormido bien?
—Sí, muy bien, gracias. ¿Y tú?
Parecía el diálogo de dos extraños.
—Mejor que nunca —sonrió él, quitándose las gafas—. Siéntate.
—Iba a tomar un café. Ya sabes que no puedo pensar con claridad hasta que no he tomado un café. ¿Quieres uno?
—Muy bien —sonrió Yoongi—. Tomaré lo que tú tomes.
Jimin intentó no mostrar su alivio, pero se sentía casi abrumado al darse cuenta de que todo iba a ir bien.
—Sólo un café, por el momento.
—No puedes vivir sólo de café, cariño. Te vas a quedar en los huesos.
—Luego desayunaré algo.
— ¿Quieres que comamos fuera? Podríamos tomar el auto y pasear a orillas del río un rato.
— ¿No acabas de desayunar?
—Sólo jugo y pan tostado. Y, la verdad, tengo mucho apetito después de lo de anoche. Haz saber por qué —sonrió Yoongi.
Estaba bromeando, como siempre. Aunque nunca antes había bromeado sobre el sexo.
—Si alguien debería tener apetito esta mañana, soy yo —replicó Jimin —. Tú casi no hiciste nada.
Yoongi soltó una carcajada.
—Serás malvado… Veo que tienes muy mala memoria. Creo recordar que me suplicaste que parase…
— ¿Yo? Me parece que tiene usted un problema de oído, señor Min —replicó el menor—. Yo no te supliqué que parases.
— ¿Ah, no? ¿Y qué me suplicabas entonces?
—Yo nunca suplico.
—Todos los pasivos deberían suplicar en un momento u otro… en la cama, claro —dijo él, con voz ronca.
— ¿Ah, sí? ¿Por qué?
—Para dejar de ser el niño que su madre les enseñó a ser y convertirse en lo que su marido quiere que sea.
— ¿Y qué clase de hombre es ese?
—El que tú eras anoche.
Jimin tragó saliva.
—No a todos los hombres les gusta ese tipo de pareja.
—Esos hombres son idiotas.
—Entonces, ¿no te importó que me portara así? — Jimin no quería mostrarse tan vulnerable, pero era como se sentía.
Yoongi lo miró, atónito.
— ¿Y por qué iba a importarme? —preguntó, levantándose—. Voy contigo a la cocina. Quiero que me cuentes por qué debería importarme. Y no se te ocurra mentirme.
— ¿Te mentiría yo? —preguntó Jimin, intentando parecer alegre y resuelto cuando, por dentro, se sentía todo lo contrario.
¿Me mentiría?
Desde luego que sí, pensó Yoongi.
Por alguna razón, Jimin no había sido el mismo hasta la noche anterior.
Y quería saber por qué. ¿Y por qué la noche anterior? ¿Qué había pasado la noche anterior que lo había hecho diferente?
La respuesta a esa última pregunta apareció en su cabeza mientras acompañaba a Jimin a la cocina.
Él se había portado de forma diferente. Primero en el banquete, cuando se puso posesivo al verlo bailar con Jungkook, luego en el garaje… convertido casi en un pervertido.
Se le ocurrió entonces que Jimin era una de esos tipos que decían odiar a los hombres duros, pero que, en el fondo, se sentían excitados por un marido que se comportaba así.
Recordaría eso en el futuro.
— ¿Y bien? —preguntó.
— ¿Y bien qué? —replicó el menor mientras sacaba una taza de la alacena.
— ¿Por qué crees que podría importarme lo de anoche?
—Pues… porque normalmente no me comporto así.
—No, desde luego que no.
Yoongi casi podría haber jurado que veía un brillo de miedo en sus preciosos ojos verdes.
—Pero fue estupendo, Minnie. Estuviste estupendo.
El hizo una mueca, como si ese recuerdo lo ofendiera.
— ¿Lo dices en serio?
Yoongi no estaba acostumbrado a que Jimin pareciese inseguro y eso lo conmovió. Nunca imaginó que necesitara protección o seguridad, pero aparentemente, así era.
—Claro que sí. Como te dije anoche, estamos casados y hagamos lo que hagamos, es aceptable.
— ¿Todo?
—Todo.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Qué tal si… probamos con algún jueguecito?
— ¿Qué tipo de jueguecito? —preguntó el a la defensiva.
—Atarte, por ejemplo —dijo Yoongi, para saber qué lo excitaba.
Su reacción, inmediata y furiosa, le mostró que había errado el tiro.
—De eso nada —contestó Jimin—. La idea de estar atado me pone enfermo.
—Pero sería divertido…
—No lo sería para mí.
Yoongi se quedó sorprendido por su actitud. Habría pensado que al hombre con el que había hecho el amor la noche anterior le gustarían los juegos eróticos. Pero, evidentemente, no era así.
—Sólo estaba sugiriendo…
— ¿Podemos hablar de otra cosa? Pensé que habrías tenido sexo suficiente para una semana.
Yoongi no sabía qué decir. Aparentemente, su plan para aquella tarde, que consistía en ampliar sus horizontes sexuales, estaba fuera de la cuestión.
Jimin no quería saber nada de jueguecitos amorosos.
Y decidió que podía reaccionar de dos maneras.
Podía dejarlo pasar y hacer lo posible por disimular su erección… o podía tomar la iniciativa como hizo la noche anterior, en plan hombre de primitivo.
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Ando toda yoonmina empoderada, subiré un capítulo más y me bua dormir. No olviden compartir la historia con sus amigos 💜 MENTIRA, NO LES DIGAN A SUS AMIGOS QUE LEEN ESTAS COSAS DEL DIABLO, PECADORAS.
Si en las próximas semanas veo que les gustó, traigo otra historia 🤭 debo admitirles que el pensar en Yoongi empresario me calienta más que el sol de verano (? Así que será parecida. Quizás le meta más smut pq #Yoonmina
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