《Capítulo 21》
-Sí, claro que me acordé -contestó él, con un brillo alegre los ojos.
Quizá se había encontrado con Jisoo por casualidad, quizá ella lo había
llamado para verlo y a Yoongi le dio pena decirle que no.
Quizá que no le hubiera contado con quién había tomado café no significaba nada.
O quizá sí.
-¿De verdad quieres tener hijos conmigo, Yoongi?
Él lo miró, sorprendido.
-¿Por qué dices eso? Claro que sí. Venga, vamos a comer algo estupendo para celebrar que ya te acuerdas de todo.
Jimin se sentía razonablemente feliz cuando salían de la oficina.
Si no hubiera mirado a Lisa por encima del hombro cuando ella les dijo adiós...
La recepcionista tenía una expresión de alivio, como si hubiera evitado una
gran crisis.
¿Qué crisis? ¿Que el marido del jefe se hubiera enterado de que su esposo se veía con su ex?
Pero no podía ser. No podía seguir enamorado de Jisoo.
¿O sí?
Jimin podía soportar que Yoongi no lo amase.
Pero no podría soportar que estuviera enamorado de otra persona, mejor dicho, de esa mujer.
No era exactamente el mismo Jimin de antes, pensó Yoongi mientras lo observaba comer. Era demasiado alegre, demasiado charlatan... demasiado todo.
El Jimin con el que él se había casado era un hombre seguro de sí mismo.
Muy seguro de sí mismo.
No tenía por qué disimular, no tenía por qué fingir.
La pérdida de la memoria lo había cambiado.
¿Era por los recuerdos de su primer matrimonio?
Quizá estaba intentando olvidarlo a toda prisa, quizá el accidente había refrescado esos recuerdos y el no podía soportarlo. Y por eso se mostraba más extrovertido de lo normal.
Quizá tenía miedo de volver a caer en la mentalidad de víctima en la que había vivido durante tanto tiempo y de la que debía de haberle costado un gran trabajo salir.
Jimin no sabía cuánto lo admiraba por lo que había conseguido en la vida. Escapar de un pasado como el suyo no debía de ser fácil.
Por comparación, su propio pasado había sido fácil de olvidar.
Ver a Jisoo aquel día se lo había dejado bien claro.
Qué mujer tan estúpida, tan superficial, pensando que podía ir a su oficina, así como así, y volver con él.
Sólo había tomado un café con ella porque había empezado a portarse como una tonta, echándole los brazos al cuello e intentando besarlo, delante de Lisa.
Aun así, había apretado su mano en la cafetería, mientras tomaban un café. La había apretado tan fuertemente que había sido más fácil seguirle el juego que intentar apartarse sin montar un escándalo.
La única emoción que sentía mientras ella se disculpaba por su comportamiento de años anteriores era asombro. Asombro por haber pensado una vez que la quería.
¿Cómo había podido creer que estaba enamorado de Jisoo?
Cuando le dijo que seguía enamorada de él y que sabía que él la quería también, Yoongi tuvo que sacarla de su error.
Y entonces ella se puso a llorar.
La llamada de Lisa para decir que Jimin estaba en su despacho había sido como llegada del cielo. Aun así, Yoongi tardó más de cinco minutos en separarse de Jisoo sin que ella montara una escena. Cuando lo consiguió, la acompañó a la puerta y paró un taxi, asegurándose de que no hacía una locura, como seguirlo hasta su despacho.
No podía decirle a Jimin que lo quería, pero tampoco quería que pensara que le era infiel.
Las personas suelen llegar a conclusiones precipitadas en ese aspecto, sobre todo cuando había una mujer guapa de por medio. En fin, mujeres u hombres.
Aunque para Yoongi, Jisoo no podía compararse con Jimin, seguía siendo una mujer muy sexy.
No era el tipo de ex que uno quisiera tener alrededor cuando su esposo, el hombre al que amaba, estaba esperándolo.
-No sé qué pedir de postre -dijo Jimin, mirando la carta.
-Algo delicioso y que engorde -sugirió Yoongi.
-Pero ¿No crees que estoy muy gordo? -preguntó el, levantado la cabeza.
Yoongi contuvo un suspiro. Kai, el maldito Kai lo había convencido de eso.
-No, no, en absoluto. Eres perfecto. Pero puede que ahora estés comiendo por dos, acuérdate.
Jimin sonrió de oreja a oreja.
Ese era un tema que lo hacía feliz.
Un niño.
-No quiero hacerme ilusiones todavía.
-¿Por qué no? La vida está hecha de ilusiones, ¿no?
Yoongi esperaba que un día Jimin se enamorase de él. HyeJin le había dicho la otra noche que su hijo tenía mucho amor que dar, por eso estaba tan obsesionado con tener hijos.
Con un poco de suerte, Jimin también podría tener un poco de amor para él.
Algún día.
El sonido de su móvil hizo que Yoongi soltara una exclamación por lo bajo. Debería haberlo apagado.
-Perdona, Jimin... Dígame -contestó, impaciente.
-Soy Heechul. Oye, siento molestarte a la hora de la comida, pero ¿te acuerdas de esa parcela en JeJu, ésa que llevas años queriendo comprar? Un amigo acaba de decirme que la ponen en venta este fin de semana. Mañana saldrá el anuncio en el periódico. Si vienes hoy mismo, podrías comprarla antes de que te la quiten de las manos.
-Hoy -repitió Yoongi, mirando a Jimin.
-Estamos hablando de la mejor parcela de la costa, amigo. Justo en la playa. Si sale el anuncio en el periódico, nos la quitan seguro.
-Lo sé, pero hoy... ¿No podría ir mañana?
-No hay vuelos por la mañana.
-Ya veo.
-¿Quieres que le diga a Lisa que te reserve un vuelo para las cinco? ¿Y un apartamento para pasar la noche?
Yoongi no quería dejar a Jimin esa noche. Al mismo tiempo, una oportunidad como aquélla podría no volver a aparecer nunca más.
Si iba a formar una familia, tendría que pensar en el futuro. Si compraba esa parcela, podrían vivir muy bien durante el resto de su vida.
Además, tendría más dinero para repartir entre los más necesitados, que era uno de sus propósitos. Dios lo había escuchado y él tenía que cumplir con su palabra.
-Muy bien, iré.
-Estupendo -dijo Heechul, antes de colgar.
Yoongi hizo una mueca mientras guardaba el móvil en el bolsillo el pantalón.
-Tengo que irme de viaje esta tarde. A la isla de Jeju. Sólo será una noche... o dos si no consigo firmar el trato mañana.
Estuvo a punto de pedirle que fuera con él. Pero nunca lo había hecho antes y quizá a Jimin le parecería raro.
-Ah, ya veo -murmuró el-. En fin, si no se puede evitar... Es tu trabajo. Puede que le pida a mi madre que venga a verme. Está en Corea. La he llamado para pedirle disculpas por no querer verla cuando estaba en el hospital.
-Ah, me alegro. La verdad es que eso me preocupaba un poco.
-No te preocupes, mi madre lo ha entendido perfectamente. Y en estas circunstancias, quizá lo mejor es que pasemos del postre. Supongo que tendrás que ir a casa para hacer la maleta.
-No tengo tiempo. Usaré la maleta de emergencia que guardo en el despacho -suspiró Yoongi, mientras llamaba al camarero-. Voy a pedir un taxi para ti.
-Muy bien.
Cinco minutos después, Yoongi se despedía de el, lamentando lo que antes había agradecido.
No quería que Jimin se portara como un simple amigo.
No quería que no le importase dónde iba o cuántos días estaba fuera. O lo que hiciera mientras estaba de viaje.
Podría haber jurado que el Jimin que había descubierto la semana anterior... y aquella noche, habría insistido en ir con él.
Era un enigma, desde luego. Siempre lo había sido. Incluso ahora, sabiéndolo todo sobre su pasado, no lo entendía del todo.
Pero lo amaba. Más de lo que nunca hubiera creído posible.
No quería marcharse, ni siquiera por una noche. No quería separarse de su amor.
Cerraría el trato al día siguiente y volvería a Seúl enseguida o su nombre no era Min Yoongi.
♡
La agitación de Jimin aumentaba según pasaban las horas. No podía concentrarse en nada. Paseaba por la casa, con la misma ropa que se había puesto para ir a la oficina de Yoongi, nervioso.
No podía pensar en nada más que en Yoongi en la isla de Jeju, no comprando parcelas, sino teniendo una cita romántica con Jisoo.
Era demasiada coincidencia, pensaba, que los hubiera visto tomando café precisamente ese día y que luego Yoongi tuviera que marcharse urgentemente fuera de la ciudad.
Pero el odiaba lo celos. Los odiaba con todas sus fuerzas.
Kai estaba celoso todo el tiempo, desde que descubrió que no era virgen, durante su noche de bodas. Los celos lo habían reconcomido, volviéndole irracional y violento.
-Pero esto es diferente -murmuró Jimin -. Kai no tenía razones para estar celoso. ¡Yo sí!
Porque Yoongi no lo quería. Ése era el problema.
Jimin dejó escapar un gemido. No podía soportar la idea de que su marido estuviera en los brazos de una mujer. Ni por un momento... y menos una noche entera.
Quizá dos.
Pero entonces se le ocurrió otra cosa.
Quizá no fuera la primera vez.
Yoongi había viajado mucho durante su relativamente corto matrimonio. Quizá estuviera manteniendo una aventura con Jisoo desde el principio.
Entonces, ¿por qué se había casado con el?
La conversación que había mantenido con Jungkook el día de la boda apareció de repente en su cabeza. Jungkook sabía mucho más sobre la relación de Yoongi y Jisoo que el.
De modo que lo haría confesar, le obligaría a contarle todo lo que sabía, decidió mientras corría hacia la cocina para llamar por teléfono.
Los números de los amigos de Yoongi estaban programados y sabía que el de Jungkook era el número dos. Namjoon era el número uno.
Aunque quizá no estuviera en casa, quizá hubiera salido... Si saltaba el contestador, colgaría sin decir nada.
-¿Dígame?
-Jungkook, cuánto me alegro de que estés en casa.
-¿Minnie? ¿Eres tú?
-Sí, soy yo.
-¡Has recuperado la memoria!
El hizo una mueca.
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Bueno, el próximo capítulo es el final. Espero que les guste y también espero que el Yoonmin se confirme xd
Traeré historias de mi antigua cuenta, son cute también. Quizás con más lemon que otras.
Tiendo a ser repetitiva así que si algo se parece entre las historias ¡MIANHAE!
Siganme pa mantenerse al tanto, porfi. Besitos 💜
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