《Capítulo 14》

Jimin se lo pensó un momento. Después de Kai, alguien con sentido del humor tenía que haberlo atraído. Pero eso no respondía a las preguntas más vitales. Hasta que recuperase la memoria, sólo aquel hombre podía hacerlo.

-Lo que quiero preguntarte es muy importante. Tengo que saberlo.

-¿Qué?

-¿Por qué nos casamos? Quiero decir... me resulta difícil creer que volví a casarme después de Kai, pero parece que así es. La cuestión es... ¿por qué?

Yoongi lo miró, pero en sus ojos estaba claro que no quería contestar a esa pregunta.

-Por favor, no digas algo que parezca adecuado sólo porque he perdido la memoria. No quiero mentiras. No estoy buscando vacías palabras de amor. Eso es lo último que deseo. Lo último que quiero es que me digas que me quieres. Kai se pasó todo nuestro matrimonio diciendo cuánto me quería y mostrándome después que no era así. Quiero saber por qué nos casamos. No fue por amor, ¿verdad?

Yoongi se pasó una mano por el pelo, angustiado. ¿Qué podía decirle?

La verdad, seguramente. Pero la verdad ya no era la verdad. Al menos, no por su parte. Porque lo quería. Lo amaba tanto, que le dolía el corazón.

Pero él no quería oír eso. Claramente, le daba miedo el amor. No confiaba en ese sentimiento. No quería arriesgarse.

De modo que se sentó en la cama y le contó la verdad... lo que había sido la verdad hasta aquel día.

Él escuchó sin decir nada, pero frunciendo el ceño cuando le explicó que su matrimonio había sido un matrimonio de conveniencia, que se habían unido por hacerse compañía y para tener hijos.

Cuando Yoongi le confesó que sabía muy poco sobre su primer matrimonio, ni siquiera el nombre de su marido, el rostro de Jimin mostró gran confusión.

-Pero supongo que te dije algo, que te expliqué por qué no quería casarme por amor.

-Me dijiste que tu primer marido había sido el amor de tu vida y que no podrías volver a enamorarte nunca más -contestó Yoongi-. Como yo tuve una experiencia similar, no cuestioné tus razones.

-¿Una experiencia similar? -preguntó Jimin.

Yoongi le habló de Jisoo pero sin revelar el daño que le había hecho, sus terribles palabras. No parecía apropiado en aquel momento.

Cuando terminó de hablar, se sentía deprimido. Que Jimin no pudiera amarlo le parecía terrible porque significaba que su capacidad de amar había sido irremisiblemente dañada. Aunque lo recordase, su corazón nunca sería suyo.

De repente, no pudo soportarlo más. Estaba cansado, agotado, hundido.

Cuando se incorporó, hizo una mueca de dolor.

-¿Qué te pasa?

Para Yoongi, la preocupación que había en su voz era frustrante. Él no quería su preocupación, quería su amor, su pasión.

-Me duele todo, la verdad -admitió bruscamente-. Pero se me pasará en cuanto me dé un baño caliente. Mira, tengo que ir a buscar al médico y luego me iré a casa. Pero volveré por la mañana.

Quizá para entonces,Jimin lo recordaría.

-¿Y mi madre? -preguntó él -. ¿Sigue viva?

Yoongi se quedó sorprendido. La madre de Jimin sólo tenía cincuenta y un años. ¿Por qué pensaba que había muerto?

-Está perfectamente. Acaba de comprometerse con un hombre, van a casarse.

Jimin abrió mucho los ojos.

-¿Con quién?

-Se llama Bob y es profesor de matemáticas en el instituto de Barcelona. Llevan algún tiempo saliendo. Volverán pronto a Corea.

-¿Que mi madre va a casarse otra vez? Dios mío, es increíble.

-Ibas a llamarla esta noche. ¿Quieres que lo haga yo, que le cuente lo que ha pasado?

-¿Estás diciendo que mi madre y yo nos llamamos regularmente? -preguntó Jimi, incrédulo.

-Sí.

-No me lo puedo creer...

-La llamaré para que venga a verte.

-No, por favor, no hagas eso. No quiero verla ahora... necesito estar solo, tengo que pensar, tengo que recordar.

-Pero se sentirá dolida si le digo que no quieres que venga.

-¿Dolida? Lo dudo.

-Estás viviendo en el pasado, Jimin-suspiró Yoongi. A él le caía muy bien Judy, de modo que no entendía esa negativa-. No sé lo que pasó entre ustedes, pero ahora se llevan muy bien. Y querrá estar contigo en este momento.

De nuevo, Jimin negó con la cabeza.

-Sé que lo que dices debe ser verdad porque no tienes ninguna razón para mentir. Pero no quiero verla en este momento... no pienso verla.

-Muy bien, intentaré explicárselo. Y ahora, de verdad tengo que irme a buscar al médico.

-Y luego debes irte a casa -dijo él -. Pareces muy cansado.

Yoongi sonrió.

-Ahora hablas como un esposo.

Jimin sonrió también.

-Sí, es verdad.

Sus ojos se encontraron, los de Jimin con una expresión ansiosa.

-¿Soy un buen esposo, Yoongi?

-El mejor -contestó él, con un nudo en la garganta.

-Me resulta difícil de creer. Todo me resulta increíble.

-Pues créelo -dijo Yoongi, con los dientes apretados.

-Supongo que es fácil ser una buen esposo con un hombre como tú. Eres muy paciente, muy amable.

El contuvo una risotada. ¿Paciente? Ser paciente no era precisamente lo suyo.

Y en cuanto a ser amable... la gente solía decir que era amable y generoso, pero esas eran virtudes superficiales cuando uno es rico y tiene éxito en la vida.

Yoongi jugó momentáneamente con la idea de hacerle más promesas a Dios a cambio de que Jimin recuperase la memoria. Si volvía a ser la persona que había sido antes del accidente, al menos podría expresarle su amor en la cama. Y fuera de la cama.

Eso era mejor que nada.

Pero si no lo recordaba nunca... Yoongi temía no poder volver a tocarlo. Aún no sabía todo lo que aquel bastardo de Kai le había hecho, pero sabía que no podía ser nada bueno.

Claramente, Kai le había hecho mucho daño. Y, seguramente, sus relaciones sexuales se habían visto afectadas por esa relación.

Yoongi entendía ahora por qué Jimin se había portado como lo hizo durante los primeros meses de su matrimonio. Temía expresarse libremente. Temía ser él mismo, una preciosa criatura apasionada y sensual.

Hablar con el psiquiatra le vendría bien.

-Voy a buscar al doctor -anunció firmemente antes de salir de la habitación.

¥¥¥¥

- ¡Qué día tan bonito! -sonrió Jimin.

¿Un día bonito?

Sí, bueno, pensó Yoongi, entristecido. Hacía buen tiempo, pero nada más.

Era miércoles por la mañana, tres días después del accidente. Llevaba a Jimin a casa y él seguía sin recordar nada de los últimos cinco años.

Físicamente estaba bien, la hinchazón en la cabeza había desaparecido y un escáner el día anterior reveló que no había ningún daño interno.

Los doctores también, habían llegado a la conclusión de que la pérdida de memoria era algo psicológico. El accidente de coche lo había devuelto momentáneamente al accidente anterior, un momento de severo trauma físico y emocional.

Como defensa, había olvidado todo lo que pasó después. Aunque, en opinión de Yoongi, debería haber olvidado todo lo que pasó antes.

Pero la mente, por lo visto, hacía esas jugarretas.

Los médicos creían que recuperaría la memoria con el tiempo, especialmente cuando estuviera en casa, rodeado de sus cosas, de sus amistades.

Yoongi lo esperaba también. Vivir con un hombre que no lo recordaba no iba a ser fácil. De momento, él había decidido dormir en otra habitación durante un tiempo, para darle espacio y privacidad, para que empezase a acostumbrarse a su nueva vida.

Sabía lo que le había hecho su primer marido. La madre de Jimin se lo había contado cuando la llamó el domingo por la noche.

Kai era un refugiado extranjero. Un huérfano, cuya familia había sido masacrada en su país, que se había convertido en un hombre oscuro, raro. Extremadamente guapo y alto, estaba estudiando ingeniería en la universidad y conducía un taxi para ganarse la vida cuando conoció a Jimin y se enamoró de él .

Le regalaba cosas continuamente, le escribía poesías y la trataba como a un principe. Jimin no había podido resistirse, seguramente porque aquel hombre era todo lo contrario de lo que había sido su padre.

Judy le había confesado que su marido, el padre de _____, fue un canalla, un maltratador al que no le importaba nada su familia. Jimin nunca entendió por qué no lo dejaba. Que Judy soportara ese trato fue la razón por la que madre e hija habían dejado de hablarse.

No se reconciliaron hasta que Kai murió y Jimin volvió a Busán, destrozado después de perder a su hijo. Para entonces entendía mucho mejor que no hubiera dejado a su padre... aunque le dolía inmensamente.

Judy le explicó por teléfono que Kai era un hombre posesivo y celoso. Había destrozado la vida de Jimin, siguiéndolo, montando escenas si quería salir solo o con sus amigos. Cuando Jimin intentó desafiarlo un viernes por la noche, él lo ató a una silla durante todo el fin de semana.

Yoongi se quedó helado al oír aquello... más al recordar que él había sugerido atarlo una noche.

Ahora entendía que hubiera rechazado la idea de tal forma y juró no volver a sacar el tema. Y juró también no hacer nada que le recordase a su primer marido.

-Era un enfermo -siguió Judy-. Pero físicamente era muy fuerte. Jimin me contó que vivía aterrorizado. Cuando se quedó embarazado, pensó que Kai empezaría a portarse de forma normal, que se alegraría. Pero no fue así. Lo acusó de tener una aventura con otro hombre... estaba convencido de que el niño no era suyo. Y cuando amenazó con matarlos en el coche, Jimin supo que lo decía de verdad. El siempre cumplía sus amenazas. De modo que, para intentar salvar a su hijo, saltó del coche en marcha...

Yoongi volvió a mirar a Jimin y se preguntó si tendría miedo de ir en el coche con él. Después de todo, era un desconocido para él y quizá eso despertaba recuerdos...

Jimin había dudado antes de meterse en el BMW. Yoongi le dijo que era un coche alquilado porque, normalmente, conducía un Mercedes descapotable y el menor hizo un gesto de sorpresa.

Hasta entonces no habían hablado de lo que él hacía para ganarse la vida o cuánto dinero tenía en el banco, de modo que la sorpresa era razonable. No imaginó ni por un momento que Jimin tuviera miedo.

Pero ahora que lo miraba... estaba muy quieto, con las manos apretadas en el regazo. Estaba pálido, pero eso podría ser porque no iba maquillado. Llevaba ropa limpia que él le había llevado de casa... Aunque Jimin protestó al ver el conjunto de ropa interior. Según él , era demasiado sexy.

Yoongi se regañó a sí mismo cuando una imagen de Jimin vestido con aquel conjunto apareció en su mente.

Era lo último que deseaba pensar, especialmente ahora que no podían hacer el amor. Ni siquiera se atrevía a besarlo.

Pero la imagen se negaba a desaparecer de su cabeza. Ni el deseo que iba con él .

Yoongi dejó escapar un suspiro. La vida se había vuelto muy complicada.

Cuando Jimin oyó el suspiro, volvió la cabeza.

Pobre hombre, pensó. Debía de ser terrible para él estar pasando por aquél situación.

Aunque, desde luego, no tenía pinta de pobre hombre. Yoongi llevaba un traje de chaqueta de color gris que parecía de diseño italiano. La camisa era azul, la corbata dorada. Como el reloj. Un Rolex de oro.

Min Yoongi no era un diamante en bruto. Conducía coches caros y vestía como un príncipe...

Claramente, se había casado con un hombre adinerado.

¿Era ésa la razón? ¿Se habría casado con él buscando seguridad económica?, se preguntó. ¿Se habría convertido en un mercenario?

Mientras estaba casado con Kai nunca tuvieron mucho dinero. Kai dejó la universidad después de casarse. Según él, podía ganar más conduciendo el taxi todo el día, pero Jimin sospechaba que pasaba la mitad del tiempo siguiéndola.

él , con su título de Turismo bajo el brazo, tenía un buen trabajo en un hotel como Relaciones Públicas, pero un año después de su matrimonio Kai le exigió que le entregase todo el salario para que él lo distribuyera.

Y, como un tonto, él aceptó. Luego, cuando le exigió que dejara de trabajar para quedarse en casa y ser un «buen espos», Jimin no puso objeciones. Para entonces, ya estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. Y no sabía a quién recurrir. No se le ocurrió denunciarlo, como debería haber hecho...

-Ya casi hemos llegado -dijo Yoongi entonces, interrumpiendo sus pensamientos.

-¿Vivimos en Gangnam? -preguntó él . Al menos, seguía acordándose de las calles de Seúl.

-Sí.

Una de las zonas más caras de la ciudad.

Incluso antes de que Yoongi detuviera el BMW delante de una verja de hierro, Jimin sabía que no vivirían en un bloque de apartamentos. Pero cuando la verja se abrió y llegaron al final del camino, comprobó que su hogar era una mansión. Una mansión enorme de dos pisos, construida en piedra blanca, con un garaje para tres coches y una elegante fuente de estilo italiano en la entrada.

Estaba claro que Min Yoongi era millonario.

-No sabía que fueras tan rico.

-No ha sido fácil -contestó él-. Y puede que no lo sea para siempre. El negocio inmobiliario es muy complejo.

-¿Vendes casas? -preguntó Jimin.

-Antes sí, ahora soy constructor. Compro parcelas y construyo edificios... rascacielos, bloques de apartamentos. Aunque también construyo zonas residenciales.

-Debes de haber trabajado mucho para conseguir todo esto. ¿Cuántos años tienes? -preguntó Jimin.

-Treinta y tres, a punto de cumplir treinta y cuatro-contestó él-. Y sí, he trabajado mucho. Y eso me recuerda que debo ir a la oficina, por cierto. Hay algunas cosas urgentes que debo resolver de inmediato. Espero que no te importe.

-No, claro.

-Además, he pensado que querrías estar solo un rato. Por supuesto, antes te enseñaré la casa. Supongo que no te acordarás de dónde está todo.

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