Prólogo.
*Berlín, Alemania.*
Un hermoso día, nubes despejadas, un cielo hermoso, días así, no se veían a diario por las calles de berlín. En el centro de un pequeño y sencillo parque, pero de hermosa naturaleza se encontraban las representaciones de Alemania e Italia del norte.
El rubio fornido, estaba delate del mas bajo, le entrego un ramo de rosas con las siguientes palabras:
—I-Italia... Se que llevamos mucho tiempo siendo amigos. —Decía nervioso el alemán, Veneciano lo veía curioso. —Y... Me preguntaba, Italia... ¿Q-quisieras... Ser mi pareja?
Pregunto, el italiano lo veía con una extraña mueca en su rostro, no estaba feliz, enojado o triste. Se veía... Confundido. El alemán, que estaba totalmente rojo por lo que acababa de decir miro al castaño.
—Alemania... —Hablo bajo, para después dar dos pasos atrás. —Lo siento Alemania... Pero, ya te lo había dicho antes, solo te veo como un amigo y solo eso.
La cara del, anteriormente avergonzado alemán, cambio por una de tristeza. El italiano se puso nervioso, ya que la ultima ves se puso muy mal el rubio. (Cuando mandaron por primera ves a la Friendzone a Doitsu).
Ludgwin no dijo nada, no, no actuaría como la ultima ves que acabo asustando al italiano. Simplemente sonrió lo mas que su tristeza lo dejaba.
El italiano le se acerco un poco, estaba por preguntarle algo pero el alemán le interrumpió diciendole:
—Por favor Feliciano... Dejame solo. —Dijo bajo y con la cabeza gacha.
El italiano prefirió no empeorar las cosas, de algún otro modo. Así que se alejo del hombre fornido, el cual se sentó en una banca cercana, se veía decaído y muy triste.
—Es muy triste que lo hayan rechazado señor Alemania. —Hablo una voz juvenil detrás del alemán, que sintió una mano en su hombro. —Lo siento mucho, en verdad.
Al voltear el rubio, se encontró con la joven representación mexicana, un joven alegre; O al menos por lo que veía, de los pocos años que lo conocía. Soñador y aparentemente sin ningún problema.
—México... —Hablo bajo el de descendencia germana, a pesar de estar triste. Y de un aura decaída. El mexicano expresaba alegría, felicidad. Todo lo contrario a él. —¿D-desde cuando estas observando?
—Disculpe que me meta en lo que no debía. —Hablo el mexicano, el alemán se hizo a un lado. Invitando indirectamente al latino a sentarse. El cual entendió el gesto y se sentó, el rubio noto la maleta que el joven traía consigo. —Pasaba por aquí, venia a ver a su hermano. Cuando vi todo lo que paso.
El alemán sonrió algo triste, mientras bajaba nuevamente la cabeza. El mexicano lo vio nostálgico y le dio unas palmadas en la espalda.
—Vamos hombre, no se achicopale. —Dijo el mexicano, tratando de alentar al mayor, el de ojos azules lo miro. —Si quiere yo te puedo ayudar.
Ofreció su ayuda el mexicano con una cálida sonrisa, el alemán lo observo perplejo, parpadeo un par de veces y le exclamó.
—¡¿Tú?! —Su mirada reflejaba sorpresa, el mexicano lo veía algo molesto. —Sin ofender México ¿pero qué sabes tú del amor, siendo aun tan joven?
—Mas de lo que usted cree señor Alemania, mas de lo que usted cree. —Hablo algo enfadado el latino. —En mi poca vida como país independiente e aprendido demasiado del amor. Creame, yo se como enamorar a alguien.
—¿Y como harías que Italia se enamore de mi? —Pregunto algo incrédulo aun el alemán.
El mexicano, le volteo a ver con una sonrisa sincera y le guiño el ojo derecho.
¿Qué podría salir mal de ayudar al europeo?
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Ohayo y Flug trayendo una nueva historia Consigo X3
Este prologo fue traído a ustedes por: “Ohayo Incorporation with Edward Studies”
Y tambien le agradezco a mi querido amigo Eduardo425 por ayudarme con el Prologo e inspirarme a escribir de esta pareja. UwU
Así que Ed, este capitulo es para ti OwO.
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