8. "Küssen (Parte 1/2)"
Otra mañana tranquila, a pesar de no haber dormido bien.
Limpiaba los utensilios que había ocupado, mientras checaba el horno con la vista.
Le pesaban los ojos, pero... No sabia la razón del porque se sintió feliz al verlo ahí parado. Como si le esperara.
Volteo del otros lado, en la barra de la cocina estaba el joven que lo estaba ayudando desde hace varios días.
No parecía tener sueño o algo así, de hecho el mexicano estaba preparando el decorado.
Mientras cantaba una canción de letra hermosa y que se le podría dedicar a la persona amada.
—Quiero confesarte, aunque te conozco poco... Ya te quieto mucho~♪ —Cantaba el latino, sin notar que el alemán le miraba.
¿A quien le dedicaría esa canción? ¿A Canadá? ¿A alguien más? Esto lo hizo pensar, deteniéndose en lo que hacia. Aun recordaba las palabras del latino días atrás.
"La persona que amo, ya tiene a quien amar".
¿Un amor no correspondido? Bueno, eso podría ser lo mas "normal" pero la joven nación no le dijo nada mas.
Tan entretenido estaba, que recargo su rostro en la mano donde tenia la esponja.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un dulce olor empezó a llenar la cocina. Volteo y apago el horno. El mexicano se puso del lado contrario a donde el alemán pondría el bizcocho.
Después de un rato de esperar a que el alemán terminara. Y donde el mexicano lo veía atento.
—Que lindo se ve señor Alemania. —Exclamo el moreno mientras veía como el alemán termina de decorar el pastel.
—Gracias México. Con paciencia, limpieza y con cariño. Puedes hacer un pastel bien hecho. —Menciono el alemán. Que a pesar de no estar acostumbrado a cocinar con gente a su alrededor. Le alegraba tener al menor ahí.
Después de preparar algo de café chiapaneco (Recomendación del joven país). El alemán puso una rebanada, una taza con café. Cubiertos y una pequeña y linda flor en una bandeja.
Suspiro y cuando estaba por irse, volteo a ver al moreno. Ahí sentado.
—México. ¿Me responderías una pregunta? —El moreno asintió. El alemán dejo la bandeja en la mesa y dijo. —¿Cómo se llama la persona que amas?
Esto produjo un sonrojo en el joven país. Mientras comenzaba a reír nerviosamente y se rascaba la nuca.
—¿P-para que quiere saber algo así? —Comento nervioso. —Es algo sin importancia señor Ludwig.
—No digas esas cosas Juan. —Comento el rubio sentándose a un lado del joven. —No quisiera que salieras lastimado por un amor mal correspondido. Quiero verte feliz como te conocí.
El moreno se comenzaba a volver una lampara con cada palabra del alemán. El cual con una mano sostenía las del latino y con la otra acariciaba su mejilla. En el fornido hombre también se decoraba un sonrojo ligero, pero notorio.
—Tu me has estado apoyando, aunque no es tu obligación el ayudarme. Y solo por eso, te protegería de cualquiera que te haría daño. —Continuo con un tono de voz cálido. —Y si es Canadá el que te gusta y quiete lastimarte. Se las vera conmigo si lo intenta.
El mexicano que en su rostro poseía una sonrisa. Se aparto del de ojos azules con una mueca de confusión para después comenzar a reír.
El alemán también se mostraba confundido.
—Señor Alemania... ¿U-este cree que Canadá y yo... Somos pareja? —Volvio a reír, el alemán cerro los ojos mientras su sonrojo aumentaba. —Que cosas piensa. Matti y yo solo somos amigos. Además de que él esta saliendo con el señor Inglaterra.
El fornido hombre miro al joven. Y lo tomo por ambas mejillas haciendo que se viesen a los ojos.
—Esta bien, tal ves no sean ustedes dos pareja. Pero aun así te protegería de los demás. Con tal de nunca ver una mueca de tristeza o lágrimas en tu rostro. —La seriedad y la confianza de sus palabras solo provocaron que el corazón de ambos fuera demasiado rápido.
El moreno desvío la mirada a la entrada de la cocina... ¡¿Eso era una cámara?! No tal ves, era su imaginación. Volvió a ver al germano, donde sus oscuros ojos chocaron con los claros del europeo.
Alemania solo se dejo envolver por el oscuro iris del mexicano. Y sin darse cuenta, ambos se comenzaron a acercar.
México cerro sus ojos y abrió un poco su boca al igual que el alemán.
Ambos lo querían... No, lo necesitaban. Cuando estuvieron por rosar sus labios y fundirse en un beso.
—¡WETS! ¡Huele delicioso acaso hiciste un...! —Prusia detuvo sus palabras al igual que su andar. Los otros dos lo moraban con el rostro tan rojo como una cereza.
Todo se volvió un tenso silencio incomodo. México y Alemania notaron a Roderich a un lado con una cámara fotográfica...
—¡Arruinaste el momento Gibert! —Le regaño el aristócrata mientras guardaba el aparato. El albino sonrió con malicia.
—¿Qué estaban asiendo pillos~? —Pregunto, ambos países que ya estaban separados. Desviaron las miradas... Ni ellos sabían que están por pasar. —Kesesesesese a mi lindo hermano le gusta México~
Esto provoco mas incomodidad entre ambos países. Ludwig trago en seco y fue a lo que era su destino original. Seguido del de ojos rojos, mientras le hacia burla como típico hermano mayor.
México que aun estaba avergonzado por la situación. Simplemente se quedo callado y al levantar la vista, solo vio a Austria que comenzaba a sacar un juego de tazas.
—Creo, que tenemos que hablar. ¿No lo crees? —Menciono el de lentes. El moreno sólo asintió.
[...]
Después de unos minutos. Las demás naciones bajaron a desayunar. Claro, Alemania e Italia habían desayunado arriba.
Cuando ambos europeos bajaban escucharon risas en la cocina.
—Vamos Matt~ —Mencionó el moreno, mientras le daba un pedazo de pastel al avergonzado canadiense. —¿Te gusto? Vamos otro pedazo~
El alemán frunció ligeramente el ceño mientras los veía. Prusia intentaba que el aristócrata hiciera lo mismo pero este se negaba.
Cuando estaba por entrar tocaron la puerta, fue a abrir. Encontrándose con un hombre joven, de cabellos dorados, ojos esmeralda y cejas pobladas.
—Inglaterra, ¿Que te trae por aquí? —Pregunto el alemán al británico.
—Hello Germany. —Saludo el anglosajón. —Vengo a recoger a Canadá.
Comunico, mientras veía al mas alto. En fornido hombre parpadeo un par de veces y dijo.
—¿A quien?
—¿Qué? —Pregunto confundido el británico.
—¿Qué? —ambos se miraron. —¿Quieres pasar?
El de ojos esmeraldas asintió y entro en casa del alemán... Algo que no hacia desde la segunda guerra mundial.
—Ohayo y Doitsu—
Pd: La canción de la multimedia es genial jsjsjsjjs
Doitsu te enseña a hornear pasteles X3
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