7. "¿Celos?"






Porque yo se que esperaban este capitulo eue~











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Llegaron a casa algo tarde, cuando el alemán estaba por abrir escucho dos voces mas aparte de la de su hermano y la del mexicano. Una era la de Austria y la otra... No la reconocía... Oyó con mas atención, tenia un ligero acento ingles.

-¿Pasa algo Alemania? -Pregunto el italiano, a lo que el alemán menciono que todo estaba de maravilla.

Abrió la puerta dejando que el castaño pasara primero. Oyó risas, Veneciano fue directo a la sala. Mientras el rubio dejaba los abrigos en la entrada, después se dirigió a la sala, donde la voz del mediterráneo se juntaba con las demás.

Al estar por el umbral vio a su hermano reír, a Austria algo serio pero parecía aguantarse la risa. Italia reía con ellos, México reía igual que su hermano y abrazaba a alguien... Ese alguien era rubio y tenia lentes. También vestía una sudadera roja y tenia las mejillas algo rosadas.
Este país abrazaba al mexicano por la cintura.

Por alguna razón sintió como si le dieran un golpe en el estomago, pues sentía incomodidad y molestia al mismo tiempo.

-Guten Abend .-Saludo el rubio, a lo cual todo saludaron sin dejar de reír. Vio mejor al rubio que abrazaba al moreno.

-¡Ah! Buenas noches señor Alemania. -Saludo el rubio, separándose del latino y extendiéndole la mano. El alemán correspondió al saludo.

-Canadá, es un... Gusto verte. -Saludo, el norteamericano sintió como si el alemán le apretara con fuerza la mano. Pero no dijo nada... Tal ves, solo eran cosas suyas.

Al separarse se sentó en el único sofá que quedaba, el individual. Podía ver desde ahí a todos los de la sala.
Se unió a la conversación, que era donde todos se reían de algo gracioso del las personas del cuarto.

Ya era tarde, el fornido hombre se dio cuenta que en su casa solo habían tres habitaciones. Pues le habían informado que el canadiense se quedaría esa noche  ahí.
Bueno, no era necesario ser un genio para saber como dormirían. Prusia anuncio lo obvio.

—Bien, ya que somos seis personas y solo hay tres habitaciones. Las cosas quedan así. —Menciono levantándose de su lugar. —Italia dormirá con mi bruder... México dormirá con Canadá y el señorito dormirá conmigo~

Austria sintió escalofríos por lo último dicho. Quería dormir la noche entera.
Apenas oyó las parejas, el menor de todos abrazo al de ojos amatistas. Apegándose a él un poco más. Italia no tenia problema alguno. Pero... El germano era otro caso, no sabia porque pero se sentía feliz y enojado.

Feliz, porque dormiría con Italia. aunque no era la primera ves que compartían cama. Y enojado... ¿Por qué estaba enojado? ¿Por qué México y Canadá estarían juntos? ¿En la misma cama? ¿Bajo las mismas sabanas? La idea le hacia doler el estomago. Lo mejor era, no pensar en ello.



[...]



Ya era de madrugada cuando le dio sed, bajo por un vaso con agua y emprendió su regreso a su cuarto sin prender las luces.
Estaba algo cansado por la hora, pero bueno. Ya se había levantado y era hora de regresar a su cama... Con su platónico.

Esto lo hizo sonreír. Pero cuando paso por enfrente del cuarto que compartían México y Canadá se detuvo en seco y la sonrisa se le borro.

Prestó más atención a lo que pasaba dentro del cuarto.
¿Risas? ¿El que hablaba era México? ¿O Canadá?

—Veras que todo sera mio. —Sonó la voz del canadiense, a lo que el alemán torció en entre cejó con molestia.

—¿Asi? Quiero ver de lo que eres capaz Matt. —Menciono la voz del mexicano. Esto confundió mas al rubio de ojos azules...

Sintió escalofríos y un nudo en el estomago... Ellos no están haciendo lo que el pensaba que estaban haciendo... ¿Verdad?

—República de los Estados Unidos Mexicanos, debo decir que ahora, me pertene.... —El canadiense no termino de hablar, pues la puerta se abrió de golpe, mostrando al país europeo.

Al entrar de imprevisto, Ludwig esperaba encontrar a México debajo del canadiense... En una situación no apta para menores.
Pero lo que encontró, solo fue a ambos países con un juego de barajas, en pijamas y con una lampara que los alumbraba.

—¿Señor Alemania? —Pregunto extrañado el país latino.

—¿Podemos ayudarle en algo? —Pregunto ahora Canadá mientras veía al hombre en la puerta.

Ludwig no sabia que decir... ¡Se había imaginado algo que no era! ¡¿Qué rayos le pasaba?! ¡¿Por qué actuaba así?!
Trago en seco y con una voz algo seria y avergonzada dijo.

—Lo siento... No era mi intención entrar tan repentinamente. —Se disculpo, bajando la mirada. —Es solo que... Que, ¡vine a ver si necesitaban algo!

Invento de repente, a lo que ambos norteamericanos agradecieron el gesto. Diciendo que no necesitaban nada.

—D-de acuerdo... Entonces, descansen. —Se despidió y cerro la puerta. Avergonzado de tan repentina acción.

—¿Que acaba de pasar? —Pregunto Matthew, a lo cual en moreno le contesto con un simple "No tengo idea".





[...]




Estaba viendo el techo, aun pensando en lo ocurrido minutos atrás. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué actuó tan repentinamente? ¿Por qué pensó algo que no era?
Todas esas preguntas hacían que nuevamente sintiera un dolor en el estomago.
Se volteo encontrándose con el rostro durmiente del italiano del norte. Al cual, ningún sonido lo perturbaba de su sueño.

—¿Por qué me pasan estas cosas? —Se auto pregunto en un susurro, apartando los mechones castaños de cabello del rostro de Feliciano. —¿Qué es lo que me ocurre?

Dejo salir un suspiro y se dispuso a dormir, aun con inquietud, con dudas, con ese dolor. Y con un italiano al cual quería desde hace mucho...

Pero que por alguna extraña razón , no le hacia sentir las mismas cosquillas de antes de que ese lo rechazara por segunda ves.

Cuando logró caer en manos de morfeo, el nombre de una sola y solo una nación pensó y soñó. El causante de sus dudas... Ese país, ahora era México.






—Ohayo y Doitsu—


Pd:


Cosas que solo pasan entre mi beta y yo eue

¿Enserío querían al Gringo?



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