Dedicado a _IdkMexicoNorte. Que Tanto esperaba el capitulo!!! Y me llamó Put* >:v

Disfrutarlo weon!

La canción no tiene nada que ver, pero linda uwu

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A la mañana siguiente, Ludwing bebida algo de café, todo era tranquilo, apacible y sin duda un gran día para el papeleo que tenía pendiente.

Escucho unos pasos por el pasillo, pensando que era su hermano no le tomo mucha importancia.

—Buenos días señor Alemania. —un noto medio somnoliento hizo que el rubio levantara la mirada encontrándose con el mexicano.

—Buenos días México. —El tono calmado pero sorprendido de su voz fue lo que se escucho, recordando que el latino se encontraba en su casa. —¿Gustas café?

—Eso estaría bien, muchas gracias. —Agradeció tomando asiento en la mesa de los Beilschmidt. El alemán se dio cuenta de la toalla que rodeaba el cuello del moreno junto con su pelo completamente lacio y húmedo.

—Veo que te estas arreglando, ¿piensas salir? —Pregunto Alemania, mientras dejaba la taza del moreno en la mesa y se sentaba frente a él

México bebio un poco de la bebida caliente que le habían dado. Miro al alemán, sonrio y dijo.

—Si señor Alemania, vamos a salir hoy. —Mencionó, bebiendo otra ves de la infusión. Ludwing fruncio ligeramente el ceño.

—¿Salir? ¿A donde? —Pregunto extrañado, Juan lo miro algo serio.

—No me diga que ya lo olvido, se lo dije antes de irme a dormir. —Menciono serio, Alemania tratando de disimular que lo había olvidado. Dijo:

—No, claro que no... Solo que se me a pasado un poco. Te pido una disculpa por ello México. —Menciono, el joven latino solo sonrió y le dijo la horas que debía estar ya listo.

[......]

La tarde estaba nublada, pero era agradable salir a la calle. El moreno iba caminando a su lado.

Se veía feliz, alegre... Le recordó a Feliciano, sin duda alguna no se notaban que fueran primos.

—Y digame señor Alemania, ¿que tiene planeado para hoy? —Pregunto el menor, mientras veía al hombre fornido delante suya.

—¿Planes? —Pregunto desconcertado el germano.

—Claro, no planeo Salir sin un lugar. ¿O si? —Cuestionó nuevamente el de pelo oscuro. —Es como ir a la guerra sin armas.

En eso el joven latino tenía razón, ¿pero no se suponía que él le enseñaría? ¿Por que él debía hacer el plan?

—Porque usted es el que quiere conquistar a Italia. —Menciono dándole la espalda. Ludwing se sorprendido que el mexicanos lograra adivinar que pensaba. — Siempre hay que tener un plan y si no se tiene, hay que improvisar señor Alemania.

—¿Improvisar?

—Así es... Que le parece, ¿si caminamos un rato y hablamos un poco de nosotros? Mientras usted piensa en que podemos hacer. —Sugirio el de pelo oscuro, el mas alto asintió. El mexicano solo dejo que el rubio lo guiara por su casa.

El país de Alemania era grande, y muy interesante a decir verdad. México parecía estar fascinado por todo lo que el germano le contaba.
Iban de un lado a otro, el mexicano sabia en que momento preguntar o reaccionar, según lo que hablaba el otro.

Aquel hombre fornido fue capas de  "soltarse", por así decirlo, con aquel joven que apenas conocía. Y es que el joven mexicano, tenía algo fácil y cómodo que te hacia hablar tranquilamente con él.

El día iba avanzando poco a poco, ambos países se iban conociendo y contando cosas del otro. Resultaba que aquel joven país tenia tantas experiencias  como él en sus tantos años de vida.
El joven, fue el que no dejo "morir" los temas de conversación, o los lugares a donde ir. No parecía frustrarse por cosas tan simples como esas.

Era todo lo contrario al alemán, ya que se ponía nervioso si no sabia que hablar con aquél muchacho. O luego no se le ocurría a donde llevarlo, lugar que no fuera incomodo para su persona.

A lo lejos vieron como el crepúsculo caía, valla que se les había ido toda la tarde hablando y paseando.

—¿Tienes hambre México? —Pregunto el rubio mirando al mas bajo, quien asintiendo un poco. —Ven conozco un lugar, te podría gustar.

Ambos caminaron algunas calles, hasta llegar a un pequeño, pero elegante restaurante. Pidieron una mesa para dos.

México veía con asombro aquel lugar, era muy hermoso y una pequeña orquesta lo hacia ver mucho mas lujoso de lo que era.

Se sentaron en una mesa cerca
de  aquella hermosa música. Veian bailar a algunas parejas que se veía tan enamoradas. Un mesero tomo las orden de aquellas naciones para después marcharse para que esperaran sus alimentos.
Alemania se puso algo nervioso, miro a México... ¿Eso era un sonrojo?

—¿Quieres bailar un poco? —Pregunto el germano, el moreno levanto la vista.

—Claro señor Alemania, aunque no soy muy bueno con bailes de salón. —Se justifico el latino.

El de ojos azules se levanto y llevando al menor a la pista le dijo en un susurro:

—Descuida, yo te guió. —Puso en posición al joven mexicano...

Uno, dos, tres. Uno, dos, tres... Guiaba el país europeo a México quien veía sus pies para evitar pisar al alemán. Se dejo Llevar poco a poco.
Uno, dos, Tres. Uno, dos, tres...
Ya le había agarrado el truco, levanto la mirada, encontrándose con esos ojos azules, autoritarios, pero a la ves honestos y amables.

—Juan, ¿puedo preguntarte algo? —Menciono en medio del baile, un "¿que pasa, señor Alemania?" salio de los labios del moreno. —Espero no incomodarte, pero... ¿Esto no es una cita, verdad?

El mexicano quedo callado, tras la pregunta del rubio. La pieza de musica acabo finalmente.
Todos aplaudieron, para caminar al final a sus mesas, el alemán aun esperaba una respuesta.

El joven latino río un poco nervioso. Y se rasco la nuca.

—¿Que cosas dice señor Alemania? —Volvio a reír, un ligero sonrojo apareció en sus mejillas. Pero apenas se notaba. —Claro que no, solo es una idea de lo que puede hacer con mi primo Feliciano.

—Ya veo —Hablo neutral y luego sonrió. —Gracias por tu ayuda México, eres un gran amigo.

—No hay de que...

La cena transcurrió con normalidad. Al igual que cuando volvieron a casa del germano. Pero Ludwing noto que México estaba mas Callado de lo normal.

Lo relacionado, por que ya era tarde y la diferencia de horarios que era lo que afectaba al joven latino.

Si, debía ser sólo eso.

—Ohayo y México.