14. "Error."
El silencio fue inminente, el alemán sentía su corazón estrujarse. Tal ves, no debió decir eso; quería irse, no necesitaba otro rechazo mas.
—Señor Alemania... —La voz del mexicano sonó casi como un susurro. —Usted... ¿Lo dice enserio?
Preguntó el joven de mejillas rojas, el alemán se sorprendió por ello. Pero, ¿cómo contestar a esa pregunta? Si él ni siquiera conocía la clara respuesta de ello.
Vio los oscuros ojos del menor, el blanco reflejo de la luna brillaba en ellos.
Con nerviosismo tomo la mano del país latino, su corazón latía desenfrenado -como hace varios días- tanto, que parecía oírse el eco en el pequeño parque.
—No lo se... —Fue lo único que dijo, pero no aparto la mirada. —Me haces sentir de tantas formas, que ya no lo que siento... México, ¿tú, que sientes por mi?
El mexicano sonrió con un toque de tristeza. Con la mano que el alemán sostenía la suya, la tomo y la llevó a su pecho, en el área donde estaba su corazón.
Alemania noto la rapidez con la que este latía, casi tan rápido como el suyo.
—Señor Alemania, mi corazón late así por usted. —El alemán vio tristeza en los ojos del mas joven. —Pero la mayor parte, esos latidos duelen, porque usted, quiere a mi primo Italia.
—Pero... Si sentías algo por mi... —Lo miro con algo de confusión. —¿Por qué me ayudaste a conquistarlo?
—Porque si usted es feliz, no hay mas que pueda pedir. Se que sonara tonto. —Rio un poco. —Pero, no me molesta. Además... Así podía pasar mas tiempo con usted.
Esto último lo susurro, pero fue lo suficientemente alto. Para que el fornido hombre lo oyera. El cual se sintió mal y, avergonzado por las palabras del americano.
El mexicano soltó la mano del alemán, el cual alejo lentamente de su cuerpo, notando frío al no tener la calidez del menor.
Se miraron, el norteamericano le sonreía débilmente y el alemán lo miraba sonrojado.
El menor se acerco al mayor, sus manos tomaron su rostro y él se acerco. Juntado sus labios en un simple pero cálido beso.
A pesar de lo corto que pudo ser, Ludwig notaba la calidez en su pecho, esas cosquillas en el estomago y una sonrisa apareció inconscientemente. Podía decirse que lo tenía todo mas claro.
—Me enseñaste a conquistar a alguien más... —Le dijo, aun con los labios del menor cerca de los suyos. —Pero lo único que conseguiste, fue conquistarme a mi.
El mexicano río un poco y beso nuevamente al alemán. El cual no dudo en corresponder la acción del menor.
Donde ignoraron a los que pasaban por ahí. Donde estaban metidos en su propio y único mundo.
Al separarse nuevamente, el rubio acariciaba las mejillas rojas del moreno.
—Me gusta señor Alemania. Me gusta mucho. —Le confesó, Ludwig lo miro con una sonrisa. Sus mejillas se pusieron tan rojas como las del latino.
—Tarde mucho en comprenderlo, pero se, que tú me gustas también. —Se confesó también, sintiéndose mejor con su persona. Ahora entendía las palabras del italiano.
El rechazo no dolía, porque él ya amaba a alguien. Y en esta ocasión era correspondido por igual.
—Señor Alemania. —Lo llamo el mexicano, el fornido hombre lo miro. —Suague lé~
El alemán lo miro confuso, pero esta ves si pregunto que significaba. El mexicano respondió con un simple pero cálido. "Te amo".
[...]
La puerta de la casa se abrió con algo de brusquedad, la casa se encontraba totalmente oscura, pero eso poco les importó a los países que se mostraba amor de forma física.
Los besos eran apasionados y tenían un toque desesperado. La puerta se cerro con fuerza, mientras el mexicano caminaba de puntillas mientras se aferraba al cuello del alemán.
Este ultimo lo acercaba mas, tomándolo de las caderas.
Caminaron así hasta llegar al comienzo de las escaleras. Donde el alemán lo cargo sin separarse de aquellos besos. El mexicano rodeo la cintura del fornido hombre con sus piernas acercándolo más a él.
—J-Juan~ —Jadeo el nombre del mexicano. El cual solo sonrió y volvió a besar con amor, pasión y lujuria al europeo.
Entre besos y caricias, subieron al cuarto. Donde a pesar de ser algo precipitado, ambos se querían mostrar su amor de distintas formas.
—¿Estas... Seguro? —Pregunto el alemán nervioso, dejando sobre la cama al mexicano.
—Totalmente. —Afirmo con una bella sonrisa, el fornido hombre asintió, para volver a besar al mexicano.
[....]
Los jadeos y suspiros se escuchaban por la habitación. El alemán recorría la morena piel del menor.
Poco a poco las prendas fueron desapareciendo poco a poco y los besos y caricias subieron de tono.
Este sentía escalofríos al sentir los labios del alemán pasearse por su piel. Sus manos se aferraban a las sabanas y su cuerpo temblaba ante las caricias y el cariño del alemán.
El germano beso el vientre del menor, su corazón latía con fuerza.
Subió para besar los labios del menor. El cariño se sentía en aquellas muestras de afectos que ambos se daban.
La noche avanzaba junto con sus caricias, la habitación se llenaba de un calor por el roce de ambos cuerpos.
Los sentimientos florecían, él alemán jadeaba y gemía al embestir el "pequeño" cuerpo del mexicano. El cual estaba abrazado a su cuello, teniendo mas cercanía entre ello.
—T-te amo~ —Dijo la voz del alemán mientras oía la voz del menor cerca de su oído. —Italia...
No se dio cuenta rápidamente, sino hasta que el mexicano se soltó y lo miro.
—¿M-me acaba... De llamar Italia? — Y el silencio se hizo prominente.
—Ohayo Perez.
Pd: Gracias por su paciencia <3
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