15 | La casa de ajedrez
• Mis demonios se quejan continuamente de que me he vuelto un ángel contigo •
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Congregación de las hermanas Lee
Ramiro's POV
La habitación se ha vuelto un caos, pero nadie interviene, grito y no me detengo, drogas de mierda a puesto que le han comido el cerebro día por día perturbándola con el mero objetivo de borrar todo recuerdo que tuviese de nosotros los Ponce ¿quien carajos le dio permiso a mi madre para hacerla basura? Juro que me dan ganas azotarla contra la pared pidiendo explicaciones sobre el porqué me engañó sobre la existencia de mi propia sangre, pero no lo haré porque prefiero mil veces dejar que mi madre se destruya con su propia miseria. Aún que eso haría feliz a mi padre...lo que me lleva a la conclusión de que no podría dejarla morir por ese diminuto motivo.
—¡Responde Astrid!—mi mano se mantiene en su cuello sosteniéndolo con fuerza para obligarla a que me observe—¡Respóndeme maldita sea!
—¡Pudreteeee imbecil!—habla como puede, un ardor peculiar se adueña de mi mejilla pues con su mano libre ha enterrado sus uñas sin ahogar sus gritos de furia
—¡Carajo Astrid!—me empuja por el pecho y caígo exhausto sobre la cama; más de 20 minutos tratando de obtener una respuesta pero lo único q ir hace es perturbarme la cabeza
Suelta un suspiro agotador y enreda sus manos en sus mechones deslizando la espalda sobre la pared, hasta azotar contra el suelo, eso parece relajarla pues ahora sorbe de su nariz seguido de frotarse los ojos con ambos puños. Ahora su respiración luce estable y mira el techo con detenimiento, no soy consciente del tiempo que llevamos en silencio pero estoy seguro de que me está volviendo loco.
—Ra-rama—llama mi atención y niego con la cabeza aún observando mis zapatos
—Cállate—musito con decisión
—Es un varón—el pulso se me dispara y levanto mi cabeza pues ahora tiene toda mi atención—Sandy me lo dijo cuando cumplió un año—sonríe para si—trajo dos cajas color celeste con un lazo dorado, las abrió...quería saber cuál de los dos zapatos prefería pa-para regalárselos. Me dijo que—sorbe de su nariz—no me preocupara, que él estaba cerca de ti pero que eras lo bastante ingenuo como para notarlo...comencé a gritar pidiendo que me lo devolviera pero no le importo un carajo simplemente salió por unas pastillas y aproveche para buscar ente su bolso, entonces encontré una fotografía de un bebé en los brazos de una mujer pelirroja con una casa de fondo y la reconocí al instante...también estabas tu rodeado de toda tu familia y en ningún instante lo miraste...estuvo ahí Ramiro ¡a tu puto lado! Pero así eres tú ¿no es así? eres un ignorante de mierda y eso nunca va a cambiar
Mi vista se nubla y ahora las lagrimas son mías, comparto una mirada de nostalgia con Bianca y a mitad de toda la nube negra que se ha formado entre los dos no existe ningún rasgo de complicidad, todo es tan perturbante y ella continúa asegurándomelo con la mirada de asco que tiene sobre mi presencia. Hay una gran cantidad de culpa en el centro de mi pecho que no tiene intenciones de salir, siento caer una roca en en interior de mi estómago cada vez que trago saliva y recuerdo sus reclamos pero aún peor es la sensación de acidez al razonar que es mi madre la culpable de todo esto.
—¿A dónde vas?, cobarde—llego a su altura en cuclillas y con ayuda de mis manos limpio cualquier rastro de debilidad en mis ojos
—A encontrar a mi hijo—sus manos toman posesión de mi brazo y me retiene allí mismo, está apunto de estallar y decido empujarla con tal de salir de la congregación lo antes posible
Mansfield's, Cabaret
Omniscient's POV
El sonido de la sensual música se apodera de sus oídos a medida que avanzan hacia el interior del cabaret, las luces y personas les atraen al segundo pues a decir verdad no tenían idea de lo que llega a presentarse en lugares como estos, a pesar de escuchar cientos de insultos por parte de sus familia, no están segura de lo que están buscando esta noche pero es obvio que en fondo de su subconsciente , Yamila, espera ver al joven de cabello chocolate tomando plácidamente un trago de vodka.
—Aquí no está—arrebata su atención una joven de coleta alta que se mantiene limpiando la barra de bebidas con un sencillo trapo de tela
—¿De que hablas?—con desconfianza se acerca cautelosa tomando la muñeca de Emma, sin evitar el rastrear a la cantidad de hombres que la observan mientras camina
—Tiene razón, eres un puto diamante en bruto—ríe para sí misma mientras prepara un trago rápido para recibir a la joven de ojos avellana quien continúa con el ceño fruncido esperando a que continúe— ¿son primas?
—Mi nombre es Emma—ante el acento francés emilia expande los ojos pues le parece película lo grande que es la familia Balsano, por no decir poderosa
—La modelo de revista en Paris—ríe divertida—soy emilia
—Oh—las facciones de su rostro se relajan y ahora sonríe más grande que nunca—eres hermosa—dulce toma asiento compartiendo una sonrisa con ella
—Gracias. ¿Buscabas a Matteo?
—Emm...n-no en realidad—rasca la parte inferior de su nuca—bueno si...o no o sea si quería pero no, no lo sé—muerde su labio inferior y emilia suelta un suspiro—es complicado
—Me entere lo que sucedió, va, todo el mundo se enteró—yamila oculta su mirada pues lo último que desea es que alguien más la mire en ese estado—lo lamento mucho—emma coloca su mano sobre el hombro reconfortando pues al final de todo ella era la única que no sabía tal secreto
—E-está bien--
—¡No! no está bien—la sorpresa es notoria en ambas pues lo más lógico era que la burlara o algo parecido—todos ellos son una mierda y no tienes que sentirte culpable por ello, ni tienes que venir aquí para pedirle disculpas a Matteo
—¿No?
—Para nada, el tiene que disculparse contigo y lo hará ¡mil veces! si es necesario—una pequeña mueca se avecina al final de sus labios—yo ya lo he amenazado—guiña un ojo mientras la rubia ríe—es un terco de mierda ¿no es así?
—De lo peor—aceptan gustosas el trago hablando al unísono
—Mírenlos, parecen perros hambrientos—señala a un grupo de chicos que mantienen la mirada lujuriosamente sobre las pequeñas—ahora entiendo porque Matteo te cuida tanto, todos los chicos te desean ¿te has visto en un espejo?
—Podré ser hermosa pero eso no basta, los hombres siempre esperan algo más. Nada les es suficiente—emilia se sostiene de la barra compartiendo una mirada de nostalgia con Emma, pues al parecer yamila no tan solo sufre por su propia identidad. Sino que el amor también ha sido una gran bofetada durante los últimos años
—Entonces puedes estar segura de que es un imbecil—guiña un ojo—ya verás como todo se arregla...va a estar rogándote cuando se de cuenta de lo que tenia entre las manos
Bodega de vinos Eliott's
Omniscient's POV
—¿Entonces a que te refieres? Explícate Sharon—con las cejas enarcadas y poca paciencia Angela insiste con saber por completo todo lo que oculta dicha mujer
—Tu cuñado está en en prision ¿¡Como mierda se supone que continuemos con el plan!?—Lorenzo indaga de brazos cruzados bajo esa posición de hombre cruel que maneja
—Bernie nunca hubiese aceptado fusionar las industrias, es demasiado bueno como para arriesgarse—mueve las manos con desesperación y presiona sus párpados—el tiempo es oro ¿no?—observa a la pareja dueña de la bodega—tuve que hacerlo por las malas
Al desnudar sus palabras todos los adultos en la bodega cruzan miradas imperturbables, siempre han estado atentos a todo así como razonado cualquier movimiento que un integrante de ZAINO ha hecho durante los años. Es brillante, totalmente brillante.
—Entonces ya está—sandy ensancha su sonrisa de superioridad pero no deja de mostrarse arrogante
—Pero antes que nada deberías controlar a tu hijo—Ángela codea a su esposo con rabia—sigue detrás de esa cantinera y la gente está hablando, no les basta con lo de yamila. Son unas ratas
—Es un capricho, ya se le va a pasar. La chica es preciosa es obvio que llamo su atención, ademas que ahora que lo obligas a casarse es lógico que quiera rebelarse o buscar a alguien más para distraerse. Emilia es esa persona
—¿Como dijiste?—Silvia una mujer de cabellos casi chocolatosos levanta la voz con un hijo en ella—el nombre de la chica
—¡Ay no puede ser!—ángela se rasca la cabeza con frustración—no me digas que la conoces ¿es prostituta o algo así?
—Emilia—ignora por completo a su esposa—es de la misma edad que Matteo, dice que trabaja en un cabaret en un barrio de clase baja a las orillas de Londres ¿porque tanto interés?
—Simple curiosidad, nada más—Luigi Eliott sonríe como puede pero el calambre en su mandíbula continúa tocándole el corazón.
¿Acaso podría ser real? Esa chica en los barrios pobres de Londres puede tener sangre Mansfield corriéndole por las venas ¿ella lo sabrá o trabaja ciegamente en la oculta sucursal de Luigi a escondidas de su hermosa esposa?. Las infidelidades siempre han existido, tanto así como las amantes y los reproches por ellas mismas no son la excepción; es por ello que este hombre se encargó de acomodarla a sus necesidades dándole todas las cartas limpias para montar un negocio con un apellido tan importante y ahora que sabe qué hay una pequeña posibilidad de que su pequeña Emilia hija de otra mujer esté al alcance de sus manos lo hace revolcar todo su mundo.
(...)
Mansión de Canterbury
Ramiro's POV
—Es un placer tenerte aquí—alzo la voz mirando de reojo como la de ojos avellana recorre el techo con su mirada, entonces se tensa—¿como escapaste de tu casa?
—Esa no es mi casa, las clases de equitación siguen siendo una obligación pero me niego a ir—estoy apunto de objetar y entonces sus pasos se apresuran hasta mi—¿que te sucedió?
Deja, no es nada—sin tomarle importancia rasca él área poco afectada en la que Astrid me rasguño, creí que pasaría desapercibido pero ya veo que no es así
—Eres tan malo mintiendo—ríe ahí, de pie con los brazos cruzados y un pequeño brillo en sus ojos de intriga, dejo las cajas de cartón de lado para copiar su acción—que poco hombre
—¿Perdón?
—Te lo hizo una chica—enarca una ceja y relame sus labios burlándome, joder. Pongo ojos en blanco pues está claro que quiere molestarme
—Fue un momento de debilidad—intento justificarme pero su traviesa risa tal parece ser elegantemente clásica, como un diminuto cascabel
Continúa contemplando la oficina principal de la finca a mis espaldas y por si fuera poco choca contra mi pecho invadiendo mi espacio personal con toda la facilidad del universo colocó mis manos en sus caderas separándola.
—Debes irte
—aún no son las 6:00—habla inocente cogiendo un pequeño retrato sobre la chimenea, arrastro mis suelas tratando de arrebatárselo—¡Detente Ramiro!—ríe—¿cuantos años tenías en esta foto?
—Es hora de que te vayas—hago caso omiso a su pregunta—debo instalarme y no tengo tiempo para tus juegos—me irrita la manera en que su mirada se apaga ahora está molesta y esquiva mi mirada
No estoy seguro de en que momento sucedió pero de la nada sus labios empujan los míos, la empujó con bastante fuerza tirando de sus brazos.
—¿¡Que mierda haces!?—los vasos sanguíneos de mi rostro se dilatan dando una imagen de tal vez miedo y terror. Mueve sus hombros insinuando un "no lo se" pero hay deseo en sus almendrados ojos entonces acaricia mi herida ¿que mierda pretende hacer conmigo?
—te ves más sexy—suelto una pequeña sonrisa pero oculto mi cara con ambas manos evitando una segunda—Ramiro
—¿Si?—mis cejas se levantan pues mantiene una mano sobre mi pecho acariciando con el dedo índice la camisa.
—Matteo no está
—ya lo sé—Su exhalación cálida yace sobre mis labios sin tocarlos solo los rodea—me estás corrompiendo el alma Yamila—ladeo mi cabeza negando la situación y es tan solo un microsegundo que me lleva sujetar su cuello obligándola a estamparse contra mi boca, hago uso de mi lengua sin esperar a que me siga y la manera torpe en que intenta imitarme solo hace que la electricidad abunde sobre mi interior no se como ni cuando, los libros de la gigante estantería caen uno a uno. Y segundos después el accidente me deja boquiabierto, ni siquiera puedo moverme ante la imagen de una puerta metálica que parece haber estado sin movilizar durante un par de años, muchos diría yo.
—¿Que mierda?—estoy apunto de decir algo más cuando yam se adelanta a caminar en su dirección—¿qué haces?—no responde solo vuelve metiendo las manos en los bolsillos de mis jeans obteniendo por fin un bonche de llaves dueños de toda la casa—¡Rubia!
—¡Shh!—molesta me calla, cosa que me frustra por la manera en que rueda los ojos—Wow...—se adentra sin miedo—parece una sala de ajedrez, hablo por las paredes, el patrón.
Mierda.
Un cuarto vacío con paredes en patrón blanco a negro, exacto como dijo ella. Una tablero de ajedrez tapizando prácticamente toda la habitación, las luces son tan blancas que llegan al punto de molestarme la cíen pero esa incomodidad se desvanece al escuchar el timbre soñar con bastante demanda
—¿Quien es, esperas a alguien?—gira la cabeza para mirarme mientras no deja de recorrer el cubo
—Ni idea...ya vuelvo—mis pies rechinan obligándome a detener mis pasos y entonces volteo a su dirección—no te muevas de aquí—señalo con el dedo índice, yam asiente como nena dando un tierno beso en la yema del dedo con que la apunto
(...)
—Responde de una puta vez—harto de su jodido silencio golpeó el marco de la puerta con el puño
—Te vi entrar a la congregación ¿la encontraste?
—Creo que había quedado claro el que no nos volveríamos a ver nunca más—hecho un vistazo a mis espaldas deseando que la rubia no se involucre en nada de esto—¿Como mierda me encontraste?
—Solo vengo a darte un aviso—bufo—Lorcan tiene a Simón—yo mismo soy capaz de sentir como los músculos de mi rostro se contraen, era de esperarse pero no sabía que me sorprendería tanto al escucharlo de alguien—¿recuerdas las apuestas, cuando peleábamos por dinero entre tragos y mafiosos?
—¿Eso que tiene que ver?—hablo entre dientes sintiendo el enojo ya aparecer sobre mis venas
—Lorcan lo está entrenando como hizo con nosotros hace unos años, solo que simón no es como tú—frunzo el ceño—lo suyo son los autos, no los puños. Estoy seguro que no durará ni 3 días...no me preguntes porque te digo esto, es solo una orden. En la fosa a las 11:00 pm el domingo, más te vale venir solo
Confundido por sus palabras cierro la puerta con delicadeza, varios recuerdos de esos meses entre licor, sangre y cigarrillos me vienen a la mente pues fue sin dudar uno de los momentos más cercanos a la muerte en mi vida; juro que había días en los que despertaba casi sin latidos en el corazón pero al momento de sentir los puños impactar sobre mi pecho, todo se encendía de nuevo...a decir verdad lorcan me ayudó con mi problema una especie de desorden en mi cabeza que solo pensaba en explotar una y otra vez. Lo controlé no voy a quejarme por ello pero la culpa no es algo que en algún momento haya entendido a lidiar.
—Yam...—mi garganta se seca al verla de brazos cruzados y con una expresión nada amigable—¿¡Que carajos haces!? ¡Te dije que no te movieras!
—¡Tu no me dices que hacer!—retrocede un par de pasos mientras yo avanzo ya molesto—escupe todo ramiro ¿que es ese lugar? Le dirás a Ambar ¿cierto? ¿y la policia?
—¿Siempre tienes que hacer tantas preguntas?—sujeto su brazo con fuerza en dirección hacia la extraña sala oculta en la estantería y claro ella sin dejar de insultarme en el camino—¿porque está cerrada?
—Puse contraseña—asoma una pequeña sonrisa a lo que yo suspiro con fuerza—no te lo dire hasta que me digas quien era el y porque dijo todo eso
—Pues te quedarás esperando porque no te dire, vámonos te llevaré a tu casa—a pesar de mi agarre se planta sobre el suelo haciéndome derrapar
—¿Con que llaves?—abro los ojos de par en par mientras ella ríe sentándose sobre el escritorio pues comprendo que las ha escondido detrás de la maldita puerta de metal—¡Uy! No te ves muy feliz
—Ábrela—demando una vez frente a ella y el cosquilleo vuelve—ricitos...por favor abre la maldita puerta—forma una línea con sus labios y mueve sus hombros despreocupada, entonces coloca sus manos sobre mis hombros acortando la distancia
—Por cada beso un dígito—maldita sea Yamila. Ahora hay un sonido chicloso al despegar nuestros labios del primer beso—Nueve—pronuncia, un choque más de labios—cuatro—otro más
—Para, lárgate lo descubriré yo mismo—frunce el ceño—¡fuera!
—No—me reta y no es como que me queden muchas opciones
—"No"—le di una oportunidad de largarse y no sufrir más ella me mira impasible, quiere saciar sus ganas al igual que yo
—No—susurra con un hilo de voz, la pequeña nariz juega con la mía, inclino mi rostro hay euforia y ansiedad
No puedo evitarlo matteo, perdóname pero tu hermanita me consume
Un gemido sorprendido me asalta, ella no se esperaba que mi boca la arrebatara con tal vitalidad, sabe a todo lo que siempre he querido sentir mis caricias son demoledoras pues la vergüenza no está incluida al momento en que decido bajar una de mis manos al interior de sus bragas. Un gruñido brota de mi garganta estoy tan excitado por dejarla aturdida que me demuele, un gemido agudo eriza cada vello de mi piel no quiero que volvamos a la realidad, no quiero que sienta miedo al separarse de mi. Con la mano libre aferró su cintura ella pide más y siento estar a un microsegundo de desmayarme cuando dice: "Ramiro..."
—¡Ramiro!—sacó mi mano de su interior aterrado por esa voz varonil, el rostro de la rubia está totalmente colorado y mis facciones representan terror—olvidaste esto—mi padre deja caer un bolso de viaje sobre el suelo relleno de mis cosas personales—cuando terminen sales que necesito hablar contigo—ahora se dirige a ella—buenas Yamila
—Hola—tímida levanta la mano entonces mi padre sale y cierra la puerta—ya me voy
—Yam—intentó sujetar su muñeca pero la aleja
—dije que me voy
Rouge, Cabaret
1:33 am | Omniscient's POV
La pelinegra se encuentra radiante sobre el escenario deleitando a todo el público varonil con su voz y movimientos sensuales, el vestido plateado que luce sobre sus curvas es literalmente un arma mortal para cualquiera que desee acercarse más de lo debido y ella parece disfrutarlo pues ¿a quien no le gusta un poco de atención?
Gastón se recarga sobre la esquina de la barda de bebidas y solo hace falta hacer una seña con la cabeza indicando que necesitan hablar...por un largo rato si es necesario. Delfina se apresura a terminar la canción dejando atrás los tiempos que Nora insistió en tanto practicar y aún que sabe que se enterará le importa una mierda, ella necesita charlar con Gastón.
Mientras los aplausos son guiados por el público, la joven apresura sus pasos tomando el brazo del chico para después llevarlo hasta el camerino en donde esta segura que Nora no podrá interrumpir.
—¿Por que me miras así?—el chico pregunta al notar los labios fruncidos de la pelinegra quien no habla por un par de segundos hasta que toma el valor de decirlo
—Porque tú ahora madre me tendió una trampa, hizo que yo entrada en las malditas oficinas de tu padre para saquear todo lo de la caja fuerte, me prometió libertad pero al entregárselo fue y tomo toda la evidencia alterada para meter a Bernie a la carcel
—¿¡Que!? ¿Que diablos estás diciendo?—escupe
—No te hagas el que no tienes idea, me utilizo como una maldita mercancía y puede que tenga mis papeles y sea de algún modo libre pero no dejo de ser una mascota con correa y todo por culpa de tu familia
—¿¡Escuchas lo que dices!? ¡Tú metiste a mi padre a la carcel!—trata de tocarla pero ella se aparta
—¡No me toques Gastón, Sharon y tu no son las víctimas aquí! Ella habló conmigo cara a cara antes de irse y me dijo que lo hicieron por su familia que Ámbar no tiene idea de nada y que era necesario dejarlo en la carcel para tener asegurada la fortuna. ¡Mira lo maldito que resultaste ser!
—¿¡Ahora hablamos de moral!? ¡Pero mírate Malena tu fuiste quien se metió en la industria para trabajar supuestamente, tu fuiste quien por su propia mano abrió esa maldita caja y saco todo de ella, si Sharon metió a prision a mi padre la única culpa la tienes tú porque sin ti ella no lo hubiese hecho!
—Eres un cínico—sus palabras se quiebran y los ojos comienzan a cristalizarse
—Yo...no sabía nada, yo estaba consciente de que mi padre lo había hecho porque ¡yo soy el único! ¡el único!—grita sobre su cara—que llegó a conocerlo tan profundamente que da miedo, saber que Sharon fue la culpable no me sirve porque eso no cambiará el asco que le tengo a Bernie...tú no lo entiendes y si el no estuviera encerrado por ella créeme que lo estaría por un crimen mayor. Hoy no voy a perder mi tiempo hablando de cosas que no eres capaz de entender Malena—se limita a decir
tomando una respiración profunda y limpiando la lágrima que corre sobre su mejilla toda fuerzas para hablar—entiendo más de lo que crees
—¡No! Tú no entiendes, vas por la vida de dura creyendo que eres la única que tiene problemas graves pero no es así Malena, yo te amo pero ya deja de una puta vez esa mierda de que eres valiosa y no mereces que te lastimen porque no eres el centro del mundo—parpadea perpleja
—¿A donde vas?—con la voz dura y con el poco aire que le queda pregunta, ahí parada con los puños en mano
Silencio
Ella ha ignorado todas sus palabras y Gastón sonríe falsamente sabiendo lo que ha ocasionado puesto que ve a través de sus ojos que todo le ha llegado directito al corazón. En un microsegundo en que la besa sin esperarlo ya pesar de sentir la quemazón en su pecho le hace feliz.
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