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En esos días en los que Kurapika aún no volvía, Gon no ha dejado de pensar mucho. Desde aquella confesión de Killua en su cuarto, se ha permitido estar más suelto con su presencia.  Está vez hablaba con él de muchas más cosas que no tengan que ver con el tema del Nen o nada que se relacione a este.

Sus preocupaciones habían sido apaciguadas en aquellos días, lo cual le hizo reconciliar más el sueño. Las pesadillas e imágenes horribles seguían ahí, pero ya no de una forma tan constante. No bajaba la guardia, pero se alegraba de poder jugar, hablar y reír con Kanzai y los demás. Y sorprendentemente para Gon, Kanzai ya no actuaba tan seco u hostil con Killua. No al cien por ciento, pero se notaba que estaba tratando de hacer un esfuerzo para seguir adelante y tratar de dejar los rencores. Pero sin lugar a dudas, en la que más se notaba una diferencia era en Piyon. Siempre había sido una chica enérgica a pesar de todo, pero, por alguna razón, desde que habló con Killua, se le veía más genuina y más emocionada. 

Gon sentía que todo debería ser así. Sin embargo, entre tanta tranquilidad y poca negatividad, solo hubo una cosa que nunca salía de su mente. Él se tendría que ir con los demás... y Killua se quedaría. Luego de pensar tantas veces en eso, no podía evitar sentir un nudo en su garganta. Y era por dos motivos. Uno, la culpa; por haber besado a Killua sabiendo sus sentimientos hacia él. Y dos... ¿por lo que sentía? 

Siempre había creído que no querría tener nada con nadie por lo sucedido, ya que la sensación de acercarse a gente que no conocía lo ponía incomodo. Sin embargo, con Killua fue distinto, y eso lo entendió la noche anterior, en aquella escena que experimentó como de cuento de hadas o de esas novelas de romance que leía su tía, de las cuales, por cierto, sentía muy cursis y melosas. Ahora entendía perfectamente aquel estupor que su tía demostraba ante esas historias. Era casi como magia. Y ahora comprendía la emoción que estas generaban en el pecho y que hacían que el corazón se acelerase desenfrenadamente.

- No sería bueno darle esperanzas así... -musitó sobre su cama, pensante, mientras todos dormían plácidamente.

<<¿Debería quedarme callado?>>, se preguntó Gon. <<¿Llevarme el secreto fuera de está Isla?>>

Solo tenía un atisbo de sospecha sobre sus sentimientos hacia Killua, si se inclinaba por la amistad o... por otra cosa. Cuando pensaba en lo que sentía, trataba de ignorarlos para concentrarse en lo que verdaderamente le concierne, salir de la isla, pero la duda lo hacía repetir todo en un bucle infinito sin escape alguno. No quería aceptar ninguna de las dos opciones. Pero más que por indecisión, era porque no sentía que fuera correcto expresarse en aquella situación. Es más, en el fondo, por más que sintiera chispas en su interior, sentía arrepentimiento de haberlo besado el otro día, porque no quería ilusionar a Killua apropósito.

Por eso, esa misma noche, le explico como se sentía y le agradeció.

- Gracias -le dijo.

- ¿Por qué?

- Por no usarme.

Killua lo miró estupefacto, y aunque en su mirada esperaba otro tipo de respuesta, aun así le sonrió dulce y lo abrazó palmeando su espalda.

- Jamás usaría a aquellas personas que quiero.

Gon abrió los ojos con algo de sorpresa.

- Yo te valoró por otras cosas, Gon. Nunca pensé en sexo cuando te vi, aunque estuvieras en un burdel. Yo te llevé a la fuerza porque... solo deseaba tener a alguien leal que no me dejaría solo.

Gon lo miró ciertamente conmovido y, esa vez, por primera vez en mucho tiempo, sintió su corazón despavorido, y más al ver como Killua se ocultaba en su cuello.

- Bueno... no todo salió como esperaba, pero... tu entiendes -dijo, y finalizó con una pequeña sonrisa nerviosa.

Sin poder evitarlo, Gon sonrió leve, sin saber que sus mejillas estaban ardiendo, pero que no se podían ver mucho por la falta de luz.

Simplemente, no podía hacerlo sufrir de esa manera. 

<<¿Todo va a terminar así?>>

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