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Ya han pasado unos días, y Kurapika siente una impaciencia interna por sentirse rodeado de incompetentes, excepto por la única persona que lo tenía sin cuidado, Chrollo Lucifer. Alguien que consideraría digno de su respeto y de su confianza... si tan solo fueran de la misma familia.
- No consideró que se deban llegar a tales extremos para burlar la guardia de la entrada de la Isla.
- Sé que es poco razonable por parte de mi familia sugerir está idea tan radical, pero de todos modos estamos hablando de demonios rebeldes que provocaron la muerte de los demás soldados durante la guerra de mundos -contraatacó teóricamente-. Además, todos están de acuerdo en que sería más sencillo usar las almas de nuestros enemigos para liberarnos del juicio de la entrada de la Isla. ¿A la familia Kurta no le gustaría vengar la muerte del joven Pairo?
Kurapika frunció el ceño.
- Ya han votado dos familias a favor de mi propuesta; en total somos tres. Sin embargo, no podemos proseguir en nada sin saber quienes votan a favor de la familia gobernante.
- Mi familia siempre lidera ambos pueblos, tanto la Isla como el agujero en el que resurgimos a una nueva era hace millones de años -respondió serio, tan rígido en aquella silla amueblada con cuero rojo y adornos de oro, al otro extremo de aquella mesa rectangular, donde miraba directamente a los ojos al susodicho-. Si ese es su motivo déjeme decirle que solo perdería más aliados. Ninguna familia a propuesto la idea de usar a los rebeldes como sacrificio porque saben que perderían oportunidades de liderazgo. Ni siquiera mi familia se ha atrevido. Y aunque sé que el anonimato es importante por integridad, puedo adivinar con facilidad quienes votaron a su favor -dijo, viendo a los demás presentes de cada familia. Los que votaron a favor del contrario no lo miraban a los ojos y tensaron sus cuerpos con disimulo.
Deyanira, Hisoka y los demás guardaespaldas de cada familiar, sentían la tensión en el ambiente.
- Quieras aceptarlo o no, la gran mayoría de demonios que están en la Isla prefieren la paz que aborda fuera del inframundo. Además, que son quienes le traen y cultivan el alimento en sitios fértiles para los dos pueblos. Sin olvidar mencionar que la raza que domina en los demonios es la mezcla entre humano y demonio, que a crecido exponencialmente con el paso de los siglos. Ellos, a diferencia de nuestros antepasados, aprecian a sus familiares por anteponerse a la autoridad del gobierno que quieres llevar a cabo fuera de nuestros terrenos. Básicamente, por lo desconocido o poderoso que se pudo haber vuelto el mundo humano. No tenemos información de lo que ocurre afuera porque nadie quiere perder su poder, verse indefenso, o morir en manos del poder del Nen. Lamentablemente, todos se han vuelto conformistas, y se han vuelto cada vez más humanos, que se ven incapaces de sacrificar sus existencias por un manjar que se les fue negado luego de la guerra. Morir allá afuera es un riesgo por el que nadie planea recurrir, y creo que ni siquiera tú, o mejor dicho nadie, está dispuesto a pasar por tal calvario.
Chrollo ni se inmutaba con sus comentarios, y Kurapika, al volver a cruzar miradas con él, no se calló en ningún momento a preguntar.
- Hace mucho que no haces esa propuesta. ¿Qué motivo tienes para volver a proponerla después de tanto tiempo?, ¿Volviste a recordar al líder de los Lucifer? -dijo, insensiblemente.
Chrollo parecía no inmutarse, pero Kurapika sabía que ese comentario le afectaba. Simplemente le devolvía el favor por mencionar a Pairo a favor de sus ideas.
- Si me equivocó, perdone por mencionarlo abruptamente, en nombre de su memoria. Pero, le pido por favor que no meta a mi familia en sus asuntos personales -dijo con cierto toque amenazante. Lo más filoso de su forma de decirlo, fue la intensidad escarlata que tomó su mirada.
- Simplemente quise volver a intentarlo. No es por ser grosero, pero le recuerdo que el gobernante en los tiempos de guerra también fomentó la matanza y provocó muchas bajas de soldados.
- La guerra fue inevitable por la rebelión repentina de los humanos. Proteger a los de nuestra raza fue nuestra principal labor. No niego que fue por mi familia que también se generaron perdidas en nuestros escuadrones, pero, a pesar de lo sucedido, en la actualidad tenemos otras labores que cumplir, que son más importantes que el pasado. Y estoy seguro que eso es lo que desean los caídos que iban a nuestro favor. -Luego, Kurapika frunció el ceño-. No se crea con superioridad cuando los dos estamos usando el pasado para obtener el liderazgo. Así que, hasta que no saque a mi familia del trono del castillo, las almas de los renegados son intocables. ¿Quedó claro?
Chrollo se mantuvo tranquilo, pero estaba serio.
- Yo también tengo dos familias a mi favor, es todo lo que diré, y al miembro representante de la familia que falte decidirse, le pido que elija pronto antes de que los días de plazo de la junta terminen. Solo así podremos comenzar a exigir la opinión de ambos pueblos.
Todos respondieron al unísono con una afirmación.
- Declaro que la reunión a terminado hasta nuevo aviso.
Deyanira, ante esas palabras, tomó el pequeño martillo de madera de la mesa y tocó la campana de oro en la copa de la silla sobre la cabeza de Kurapika. Acto seguido, para no increparse según las reglas, cada uno empezó a salir luego de que pasaron diez minutos. Kurapika fue el primero en salir junto con Deyanira.
- Deyanira, quisiera que tomes el registro de visitas de las prisiones de los renegados. Es importante saber el porcentaje de visitas -dijo Kurapika.
- Como guste, joven.
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