5

Su cuerpo es sintió extraño. Sentía su cuerpo sobre algo muy suave y acogedor. Era raro sentirlo teniendo en cuenta que solo dormía sobre la madera de la carroza en la que lo trasladaban. 

"Pero... Entonces..."

Empezó a abrir los ojos lentamente por la pereza, quería seguir pegado a aquel suave y acogedor objeto. Aún veía algo borroso por la somnolencia, pero al despertar se deslumbró con lo iluminado que está el lugar. Todo a su alrededor estaba gris y se veía rocoso.

Adormilado, se levantó, dándose cuenta de que estaba recostado en una cama con dosel. El colchón era sostenido por una piedra blanquecina y transparente —cuarzo—, que deslumbraban un color naranja amarillento por las velas que había dentro de los faroles.

Los mástiles del dosel estaban hechos de esa misma piedra y el manto era de una tela blanca amarrada con cinta dorada que caía al suelo, pareciendo una cortina. La cama tenía unas almohadas enormes y esponjosas con adornos dorados, que al acariciarlas se sentía la suavidad de la tela lisa.

La habitación se parecía a la mitad de una esfera y la sábana con la que estaba arropado era de un material completamente distinto, pero se sentía cálido. Tenía un curioso aroma a flores, o al menos eso suponía por el olor a planta; jamás había olfateado un olor parecido.

Unos gritos lo alarmaron. Provenían de un pasillo oscuro que le paró el corazón.

— ¿Eh? 

"¡MACHI!", recordó, y las imágenes de los demás se hicieron presentes, "¿Qué pasó con ellos?"

Recuerdos vagos vinieron a su mente. No podía ver lo ocurrido con tanta claridad pesé a estar presente. "Todos murieron por lo que sea que los haya matado, y ese chico... ¿Por qué me busca a mí?"

Se tragó el miedo con dificultad y pasó al pasillo oscuro, que luego se fue iluminando al recorrerlo. La luz de la habitación en la que estaba se apagó de inmediato. Mientras más recorría ese pasillo más luces se prendían y las de atrás se apagaban.

Escuchó más gritos por el eco, que no entendía. Siguió corriendo un rato y luego vio una luz prendida dentro de una habitación al doblar la esquina. Inmediatamente frenó. "Si hay luz ahí debe de haber alguien. Me delataré a mi mismo si me acercó. Además no sé quién pueda estar ahí."

— ¡Maldita sea!  —maldijo una voz conocida por dentro de la habitación.

"¿Kanzai?", curioso, fue a ese cuarto con tranquilidad y rapidez para comprobar si era él. 

Paró enfrente del cuarto, y se alivió en el fondo, casi queriendo llorar. Había una jaula con barrotes ligeramente gruesos de metal encerrando a todos sus amigos.

— ¡Gon! —dijo Geru, feliz al verlo, con sus manos sosteniendo los barrotes. 

El mencionado entró corriendo y se detuvo enfrente de los barrotes, mientras todos le llenaban de preguntas y se trataban de apegar al barrote para estar cerca de él.

— Chicos, que bueno que están bien —dijo aliviado. 

— ¡Gon! —chilló una voz aniñada y dulce, sintiendo un apretón en su cintura. Machi lo abrazaba a pesar de estar dentro de la jaula. 

Le correspondió el abrazo como pudo, estaba aliviado de que estuviera bien.

— ¿Estás bien?, ¿No te pasó nada? —preguntó Zushi, preocupado. 

— Si, estoy bien.

— ¿Ese chico no te hizo nada? —preguntó Cluck. 

— No, nada —y pensó extrañado. — ¿Qué ocurrió?, ¿Cómo llegamos aquí?

— Nos secuestraron nuevamente —bufó Kanzai, hartó. Estaba al fondo de la jaula —. Eso es lo qué pasó. 

— Olvídate de esa actitud Kanzai, lo importante es que estamos bien.

— Oh sí, sí, estamos bien, la pregunta es: ¿Por cuánto tiempo? —esbozó pesimista. 

— Kanzai, basta. Los asustas —regañó Piyon, abrazando a los niños que podía.

— ¡Tú no te metas, apenas sabes de lo que pasamos todos por años, tú viviste todo esto en poco tiempo¡, ¡No sabes nada! 

— ¡Kanzai, no es momento para esto! —gritó Cluck. 

Ellas también tenían miedo y cargaban con ese peso, para no alterar a los demás, pero solo se estaban haciendo daño.

Kanzai por otro lado estaba harto y decepcionado de sí mismo. No pudo proteger a nadie a pesar de que lo intentó. Estaba cansado y estresado del mismo tema: Supervivencia.

Siempre intentó creer que podría lograr las cosas si tenía voluntad de hacerlas, pero esa voluntad fue destrozada en aquel intento, donde terminó siendo un inútil. Para él ya estaba todo perdido. Los menores, a pesar de intentar mantener la calma y verse con suerte por seguir vivos, vieron claramente como Kanzai, el mayor ejemplo a seguir, fue derrotado por un desconocido. Y no solo él, Cluck y Geru también.

Kanzai estaba perdiendo la fe, y Gon lo noto perfectamente, pero no podía creerlo porque no sabía del todo lo que pasaría, al igual que los demás.

— ¡Oigan! —llamó Gon, antes de que Kanzai respondiera —. Les vuelvo a preguntar, ¿Cómo llegamos aquí? —dijo, tratando de cambiar de tema.

— Ese chico nos trajo aquí y solo nos encerró—. Respondió Zuzhi—. A ti te llevó a otra parte, ¿Dónde estabas?

Se extrañó, "¿Por qué no me encerró con ellos también? ¿Para qué nos quiere?"

— Yo...

Iba a hablar, pero Alluka gritó en un chillido ensordecedor para su oído y escuchó una queja gruesa de fastidio detrás de él.

Todos miraron a la entrada de la habitación. Los huesos de Gon se pusieron rectos y tiesos. Tenía miedo de voltear, pero se armó de valor. Giró su torso a medias, y vio al chico. Se veía que era joven y más alto que él. Era un chico albino con el cabello desordenado, rozándole sus ojos azules; iguales a la descripción de Kanzai, y a juzgar por la mueca seria y sin emociones en su rostro, no se veía nada feliz.

Al ver a Gon sus facciones se relajaron y mostró una pequeña sonrisa ladeada. En sus ojos se veía que no estaba tan convencido de lo que veía. 

— Que bueno, despertaste —dijo con alivio —. Por un momento creí que te había matado de un infarto.

— ¿Qué? —expresó confundido, poniéndose tenso. 

— Pero bueno, me alegra haber tenido cuidado.  

— ¿Quién eres? —preguntó. 

— Oh, es verdad. No te dije nada de mí —lo miró y prosiguió —. ¿Disculpa? —dijo incrédulo, como si no tuviera importancia. 

"Que persona más vanidosa e indiferente... Y se podría decir que... ¿Burlona?"

Él notó la desaprobación en el rostro de Gon y cambio de cara rápidamente, aclarando su garganta.

— Soy Killua Zoldyck, niño. Y tú eres... —Meneando la muñeca, lo invitó a proseguir. 

— Me llamó Gon... Gon Freecss —completó, casi se olvidaba de mencionar su apellido. 

— Bien..., Gon. Supongo que tienes muchas preguntas de por qué estás aquí.

— Solo necesitamos que nos digas para qué nos quieres aquí, muchas gracias —le respondió Cluck, seria. 

— ¡Calla mujer! —regañó Killua. Sorprendiendo a todos, y molestando a Kanzai por su irreverencia.

— Se llama Cluck, no mujer. Y tiene razón, queremos saber para qué nos necesitas —defendió Gon.

— En realidad, ellos pronto serán libres. No es necesario que se pongan a discutir conmigo —aclaró serio. —  ¿Contenta? —preguntó, mirando con ludibrio y superioridad a Cluck. 

— ¿De verdad? —preguntó Geru, curiosa. — ¿Entonces para qué nos encerraste?, pudiste solo dejarnos en paz y no tomarte la molestia de encerrarnos aquí.

Mientras Geru hablaba, Killua se fue acercando hasta estar junto a Gon y lo abrazó de la cintura, apegándolo a su cuerpo.

— ¿Qué no les gustaría despedirse de su amigo? —preguntó Killua. 

— ¿Qué? —soltó confundido al unísono junto a los demás. 

Gon cruzó miradas con Killua, y solo encontró una mirada seria y decidida, al mismo tiempo que sus dedos se aferraban a su cadera.

"¿De qué habla?"


AVISO:

Está frase dicha por Killua no la dice por machismo u otra cosa. Sino que él sabe que es una humana, pero que es del género femenino. Lo mencionó para que se aclaren las cosas, perdonen si alguien se llegó a confundir. Gracias.

— ¡Calla mujer! —regañó Killua. Sorprendiendo a todos, y molestando a Kanzai por su irreverencia.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top