EPÍLOGO

Una hora, dos horas y Yon aún seguía sin encontrar el regalo de cumpleaños perfecto para su hermana. Jimin se sentía fastidiado con la situación. Ya no volvería a confiar en las palabras de su amiga, quien lo convenció de acompañarla con la excusa de que sería algo rápido.

—¿Y estos? –preguntó con un par de aretes en sus manos. Estaba desesperada.

—Esos fueron los primeros que me mostraste y dijiste que parecían alcachofas.

Jimin estaba parado a un lado de ella, con los brazos cruzados, con cara de aburrimiento y además, con mucho apetito. Yon resopló con frustración y pataleo como niña chiquita haciendo un berrinche.

La chica dejó caer con brusquedad los aretes y salió casi corriendo de la tienda, Jimin tuvo que apresurar su paso para poder alcanzarla.

—Me rindo.

Jimin sonrió ante el lindo puchero que tenía en el rostro la chica. A él le encantaba verla cuándo se enojaba o cuando se frustraba como ahora, porque le gustaban mucho las muecas que hacía con su rostro. Otro quejido de parte de Yon lo sacaron de su embelesamiento. Se había perdido de nuevo examinando las expresiones de su amiga.

—Jimin, tú eres mi amigo, ayúdame por favor. –Juntó sus dos manos y las puso frente a su rostro. Estaba suplicando.

—Te lo dije desde un principio, puedo acompañarte, pero no daré mi opinión al respecto. Soy una mierda con ese tipo de cosas.

—Por favor, estoy desesperada. No sé qué hacer.

Yon tuvo que ponerse de puntillas para poder estar lo más cerca posible del rostro de Jimin, quien abrió sus ojos con evidente sorpresa. Esta niña, además de impertinente, dramática y ruidosa, disfrutaba de acercarse mucho a las personas, en especial a su amigo Jimin.

Estaban tan cercas el uno del otro que Jimin podía incluso sentir la suave respiración de Yon mezclarse con la suya. Eso no le ayudaba en nada, al contrario, lo ponía más nervioso y sobre todo ansioso. Yon era una chica demasiado bonita, también muy pequeñita. Era todo lo contrario a lo que Jimin deseaba de una chica, sin embargo, ahí estaba él mirando con antojo los labios rosados de la menor.

Jimin trago duro a la vez que desviaba la mirada y daba un paso hacia atrás, tratando de controlar ese creciente deseo en su pecho que comenzaba a arder.

—Está bien… Dijiste que tu hermana era fan de STRAY KIDS, ¿no? –Yon asintió–. ¿Por qué no le compras un álbum de ellos?

A Yon le brillaron sus pequeños ojitos, la idea le había encantado. Yon saltó sobre Jimin para abrazarlo, ni siquiera le dio tiempo de corresponderle cuando ya le había plantado un beso en la mejilla como agradecimiento. Después lo tomo de la mano y corrieron a una tienda de discos que habían visto locales atrás.

Mientras tanto, Jimin seguía aturdido por las acciones de Yon ¿Por qué actuaba de esa forma tan espontánea que solo confundía más a Jimin? Solamente había pasado un año desde la última vez que vio a Hajoon, un año en el que había decidido cerrar su corazón a cualquier sentimiento romántico, y ahora el muy idiota golpeaba muy fuerte contra su pecho cada vez que esa niña le tomaba la mano, le abrazaba o le sonreía. A veces no hacía falta que ella hiciera nada, solamente observarla sentada con una expresión neutra ya era suficiente para volver loco al corazón de Jimin.

Eso le aterraba. Cada vez que eso sucedía sentía una desagradable sensación de déjà vu que lo transportaba de inmediato a su doloroso pasado. No quería volver a ser lastimado, tampoco quería arruinar su amistad con Yon, quien fue la única que se quedó a su lado después de adquirir una personalidad fría por culpa de Hajoon.

Pero mientras veía desde afuera como Yon buscaba con entusiasmo el ansiado regalo para su hermana, y esa sensación de calidez lo invadía de nuevo, supo que tampoco quería detenerlo. Es más, le gustaba esa alegría sin sentido que aparecía al verla. Podía acostumbrarse a sonreír como idiota cuando se tratará de Yon.

De pronto la idea de tenerla como algo más le resultaba muy atrayente, más aún al ver lo nerviosa que su profunda mirada cargada de admiración y dicha ponía nerviosa a la chica. Jimin podía jurar que incluso estaba sonrojada. Quizás no era tan mala idea arriesgarse con ella, quizás Yon también sentía lo mismo. Sí, tal vez ya era el momento de volver a intentarlo, pero aún había un asunto pendiente que se debía resolver.
Un asunto grave que se llevaba posponiendo desde hace un año y que estaba ansioso por ser resuelto.

¿Cuántas posibilidades existen de encontrarte en una noche normal con esa persona que te lastimo? Eran de una en un millón y aun con los números en contra el destino u otra cosa decidió juntarlos.

Hajoon había salido a caminar, con intenciones de alejarse de su casa. El encierro y la soledad ya no era tan buenos consejeros. La compañía que le ofrecían a Hajoon comenzaba a saberla demasiado agria, y los consejos que le brindaban solo la ahogaban en desesperación. Tenía que salir de ese lugar antes de volverse loca.

Para muchos de sus conocidos era una exageración que Hajoon se comportará de esa forma. Pero ellos no sabían el enorme dolor que era perder a un amigo, un amigo que siempre estuvo para ella, un amigo que detuvo millones de sus caídas para que no se lastimará, un fiel amigo y un posible amor que ella rechazó por recibir migajas.

En repetidas ocasiones casi lloraba en medio de la calle porque la culpabilidad la carcomía. Si Jimin dejará de rehusarse a hablar con ella, quizás su sufrimiento había sido ligeramente aliviado. Algo que deseaba desde hace mucho, pero que justo esa noche deseaba con más ahínco. Y fue justo en ese momento que golpeó por descuido el hombro de su ex mejor amigo.


—Oye, camina con más cuidado –le hablo el chico con fastidio.

Hajoon no estaba de humor para esas estupideces. Ella estaba caminando sin poner atención en el camino, pero aquel grosero chico estaba estorbando el paso, también era su culpa. Justo cuando se volteó para gritarle su voz se perdió. Solamente una palabra logró salir de su boca, que de pronto estaba muy ceca.

—¿Jimin?

El mencionado sintió una sacudida en todo su ser. Esa voz era inconfundible, una voz que hace más de un año le encantaba escuchar. Con el ceño fruncido giro su cabeza solo para confirmar que esa era la voz de Hajoon. Trago duro, quería salir cuanto antes de ahí. Intento correr lejos de ella, pero Hajoon lo tomo de la muñeca mientras le pedía que esperará. Algo había querido que ellos dos se encontrarán esa noche y Hajoon no pensaba desperdiciar esa oportunidad, no ahora que se sentía más valiente para enfrentarse a Jimin.

—Jimin, tenemos que hablar –dijo la chica directamente. No servía de nada darle vueltas a esto.

—Yo no tengo nada de que hablar contigo. –Con un fuerte manotazo intento soltarse del agarre de su amiga, pero no resultó. Había olvidado que ella era casi igual de fuerte que un hombre–. Hajoon suéltame. No haya nada que arreglar aquí, ya todo está muerto.

Hajoon se sintió de nuevo herida en su corazón. Ya había olvidado lo doloroso que era escuchar ese tipo de palabras de parte de su amigo, pero aun sintiendo ese horrible dolor en el pecho no se alejó.

—Sí, lo sé –comenzó a hablar con las lágrimas haciendo aparición–. Pero de verdad necesito que me escuches.

—No, no necesito escucharte. –Jimin estaba desesperado–. Así que suéltame y deja de joderme.

—Pero…

—¡Hajoon entiéndelo! –Se giró hacia ella con mucho odio en su mirada. La chica soltó de inmediato su muñeca –. ¡No quiero saber nada de ti, no quiero volver a estar cercas de ti! ¡Todo estaba yendo de maravilla sin ti y quiero que siga así! ¡¿Entiendes?!

Hajoon estaba sorprendida por la actitud de Jimin. Él no era de esa forma. Él no era de los que les gustaba gritar, no era agresivo. Había cambiado mucho y ella sabía que era su culpa. De hecho, ella también había cambiado mucho, de ser una chica activa paso a ser la persona más triste del mundo.

Eso destrozo a ambos. Era triste ver que todo eso que alguna vez los unió ya no existía, que esa persona con la que alguna vez sonreíste y compartiste momentos felices ya no existía más. Pero la esperanza en el corazón de Hajoon no desapareció.

—¡Si tú lograste seguir con tu vida, me alegro, pero yo no pude hacer eso!

Grito Hajoon al ver que Jimin trataba de alejarse. El chico se detuvo al escucharla tan desesperada.

—Yo aún sigo estancada en el día en que me gritaste en el hospital. No hay un solo día en el que no me castigue pensando en el daño que te cause y no puedo seguir viviendo con eso. Necesito cerrar este ciclo de dolor o terminaré volviéndome loca.

Hajoon no podía verlo, pero Jimin estaba triste. Sabía que todo lo que él le había dicho le dolió, y al parecer dejó una herida que aún no sanaba. Él también sabía que para él era necesario cerrar ese ciclo.

Se dio la vuelta por completo dando su mejor cara de seriedad que pudo poner. Hajoon se sintió aliviada por eso, por fin Jimin estaba dispuesto a escuchar.

—Lo lamento, y lo lamento mucho –la voz de la chica estaba quebrada por el llanto–. Debí haber hecho todo de forma distinta, no debí darte falsas esperanzas ni mucho menos romperte el corazón como lo hice. Créeme cuando te digo que no hay un solo minuto del día en el que no me lamente por no haberte valorado como lo merecías.

Jimin apretó sus ojos. Las lágrimas amenazaban con hacer aparición y él no las quería. Pero era imposible no sentirse herido al ver a Hajoon de esa manera. No le gustaba verla destrozada. Muy en el fondo, Jimin sentía que se lo tenía merecido, pero era más el sentimiento de compasión hacia ella.

—Tal vez merezco el peor de los castigos, pero pienso que también merezco que me des tu perdón. No puedo seguir viviendo con esas ideas en mi cabeza, no es sano ni para mí y para ti que guardes rencor. De verdad lo siento mucho, y si no quieres seguir siendo mi amigo te entenderé, pero al menos te pido que me perdones porque de verdad me siento como la peor persona del mundo.

Jimin no lo soporto más, y algunas lágrimas se escaparon de sus ojos. Hace algunos días él creyó que si se volvía a encontrar con Hajoon él no la perdonaría, pero ahora todo había cambiado dentro de él. Su ex amiga realmente estaba lastimada, su dolor ante la pérdida de su amigo era como el dolor que te causa la muerte de un ser querido ¿Cómo había sido capaz de vivir con eso?

—Lamento que tuviera que llegar a esto para que me diera cuenta de lo valioso que eras para mí.

Ella era muy sentimental, era de esas personas que les gusta darle vueltas y vueltas al asunto. Era fácil imaginarse a la chica recriminándose minuto tras minuto por haber lastimado a su amigo. Se sintió culpable por eso. Quizás si había deseado verla sufrir como él lo hizo por muchos años, pero ahora él también estaba arrepentido por eso.

Y aunque no estaba del todo seguro, se permitió abrazar a Hajoon. Por qué aunque él lo negara, ella seguía siendo especial para él. Porque compartió muchas sonrisas y momentos únicos, recuerdos que siempre estarían presentes con él e innumerables secretos y aventuras que pasaron juntos. Todo eso los había marcado para siempre. Tal vez se habían cometido muchos errores, pero esas cosas siempre los mantendrían conectados de alguna u otra forma. Ella siempre sería su amiga, no había modo de cambiar aquello y no pensaba hacerlo.

—Sí, Hajoon, estás perdonada.

Y por fin pudo respirar más tranquila.

Le gustaba mucho volver a sentir la calidez de los brazos de Jimin. Volverlo a tener así de cercas era reconfortante para Hajoon. La culpabilidad que ella sentía no había desaparecido del todo, pero ahora se sentía un poco más liviana y feliz. Su amigo había vuelto ¿O no? Ese pensamiento la perturbó.

De un momento a otro un miedo muy fuerte se apoderó de ella. No quería alejarse de él y enfrentar un miedo aún mayor que el de no recibir el perdón de su amigo, pero tenía que hacerlo, tenía que saber que es lo que pasaría con su amistad. Así que con mucho cuidado y con la mirada confundida de Jimin lo alejó, aunque su confianza se convirtió rápidamente en miedo al ver algo detrás de Hajoon. Jimin entró en pánico, se le había olvidado por completo que había venido con una persona muy importante.

—Yon, lo siento, no me di cuenta de que ya habías salido.

Hajoon observo confundida como Jimin se acercaba a aquella chica ¿Era su novia o su amiga? Fue inevitable que se hiciera esa pregunta al ver como se trataban.

—No te preocupes, parecía que era importante y no quería molestar –hablo Yon con una sonrisa compresiva.

A Jimin lo tranquilizo eso. No quería que Yon hubiera malinterpretado la escena anterior.

—Y, ¿quién es ella?

Hajoon se acercó para presentarse. Dio su mejor sonrisa cuando estuvo más cerca de ella.

Era muy evidente que ellos dos eran muy cercanos, quizás más que unos simples amigos. Hajoon pudo notarlo por la manera en que Jimin la observaba, como una auténtica obra de arte. Ella era bonita y por lo visto también era muy agradable, incluso la invito a comer algo con ellos.

—Me gustaría hacerlo, pero llego tarde a un lugar –mintió–. Quizás en otro momento podamos juntarnos.

Eso último lo dijo mirando a Jimin. El chico sintió un nudo en el estómago. Recién acaban de arreglar su amistad y ahora él la dejaría. Se sintió mal, pues pensó que le estaba haciendo a su amiga lo mismo que Hajoon hizo. Pero ese guiño travieso junto con esa sonrisa que ella le dio término tranquilizándolo.

Ese no era el reencuentro que se habían imaginado. Ella había creído que quizás pasarían el resto del día juntos, poniéndose al día de todo lo sucedido en ese año que no se vieron, y quizás después volver a lo que eran antes. Pero él ya tenía otros planes. Jimin había logrado seguir con su vida sin Hajoon y sería muy egoísta si ella interfiriera en eso solo para su conveniencia.

Jimin le sonrió de vuelta sintiéndose agradecido por el apoyo de su amiga. Ese gesto significaba mucho para él. En realidad era extraño en exceso recibir ese tipo de apoyo de Hajoon, su primer amor. Pero él quería descubrir lo que se estaba formando entre él y Yon.

Ambos amigos se despidieron con la promesa de volver a verse muy pronto. Jimin camino en dirección opuesta y Hajoon se quedó parada viendo como la pareja se alejaban compartiendo risas.

Por un momento sintió envidia. Ellos tenían eso que ella deseó con todo su corazón hace mucho, pero solamente era la superficie, pues por dentro de verdad se alegraba por su amigo. Esta vez ella lo apoyaría tal y como lo dijo en un principio. Y le deseaba desde el fondo de su corazón que él logrará conseguir eso que ella le negó y que el tanto se merecía: amor.

Por qué la amistad de Jimin era lo más valioso que tenía en su vida, y esta vez haría de todo con tal de no volver a perderlo. 

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