💥 Capítulo 1
—Interrumpimos nuestra programación para informarles que hay una fuerte movilización en la Casa Blanca. Se desconocen los motivos hasta este momento.
La imagen de la presentadora de noticias fue reemplazada con imágenes en vivo tomadas desde las afueras de la Casa Blanca. Un fuerte operativo se estaba llevando a cabo al interior del lugar, todo estaba rodeado por patrullas y una gran cantidad de elementos policiacos entraban y salían. También se podía observar una ambulancia estacionada al frente de la puerta principal.
Había un helicóptero sobrevolando el área y desde donde también se transmitían algunas imágenes. Se apreciaban un par de civiles que estaban observando curiosos detrás del perímetro que había establecido la policía.
—En cuanto tengamos más información se las estaremos compartiendo aquí en CNN Noticias.
La imagen de la conductora desapareció y dieron paso a los comerciales .
¿Qué podría estar sucediendo en la Casa Blanca un martes a las once de la noche? Dylan regresó a la cocina para terminar de lavar los platos que tenía pendientes. Mientras lavaba el último vaso, echó un rápido vistazo a su costado izquierdo donde tenía su celular. Le parecía extraño que nadie de la agencia o de sus antiguos compañeros del ejército le hubiera llamado para decirle que había un operativo en la Casa Blanca.
Dejando el vaso de lado, tomó su celular y abrió los mensajes de Whatsapp para verificar si tenía alguno pendiente de leer. Nada. La última conversación había sido hacía unas cuatro horas cuando estaba platicando con su padre sobre del partido de baloncesto de esa misma tarde.
—Noticia de última hora, lamentamos informar el fallecimiento de Michael Drums, actual presidente de Estados Unidos.
Dylan giró bruscamente hacia la televisión donde ahora mostraban una fotografía con el rostro sonriente del hombre quien hasta hacía un par de minutos, era el presidente del país norteamericano. De inmediato el celular comenzó a vibrar entre sus dedos, las notificaciones de mensajes nuevos no paraban de llegar. Todos los grupos de chat a los que pertenecía Dylan se llenaron de cientos de comentarios sobre la noticia que se acababa dar a conocer.
Alrededor de las ocho de la mañana, el ex militar se decidió por quitar el modo avión de su celular. Había tenido que ponerlo así porque de otro modo no habría podido dormir ni un minuto con todas las notificaciones que no paraban de llegar desde que se dio conocer la muerte de Michael Drums. En cuanto activó el internet, nuevamente el aparato comenzó a vibrar sin parar e incluso la pantalla se quedó congelada un par de segundos por la cantidad de mensajes que había recibido.
Se alistó lo más rápido posible para ir a la Agencia Federal de Policía, sirvió café en un termo y se preparó algo para ir almorzando de camino al trabajo.
—Así como se ha dado a conocer en las últimas horas, el fallecimiento del presidente de Estados Unidos, Michael Drums, no ha sido por causas naturales o por alguna enfermedad como se había estado especulando. Ha sido un asesinato.
Dylan casi se atraganta con su almuerzo al escuchar lo que el locutor de radio acababa de decir; dio un fuerte frenón a su auto para evitar estamparse con el auto de en frente que había frenado abruptamente al cambiar el semáforo a rojo.
Dejó el almuerzo en el asiento del copiloto y dio un trago a su café para pasarse el bocado que casi lo manda junto a la compañía del máximo mandatario.
¿Quién habría asesinado al presidente? ¿Por qué? ¿Habría sido alguno de los otros candidatos en las elecciones que estaban próximas a celebrarse? Las posibilidades eran altas, pero no certeras. Michael Drums había sido electo como presidente hacía cuatro años y ese año se había postulado como candidato a reelegirse por los siguientes cuatro.
Si bien contaba con un gran número de ciudadanos a lo largo de todo el país que lo apoyaban fielmente y creían en sus ideales y en las propuestas que planteaba para mejoras futuras, también era sabido que había un porcentaje importante en la población que lo querían fuera de la presidencia porque no estaban de acuerdo con algunas leyes que se habían aprobado durante su mandato.
¿Sería acaso uno de esos ciudadanos que no simpatizaban con el mandatario quien decidió asesinarlo? De ser así, ¿cómo habría podido burlar la seguridad de la Casa Blanca? Había muchas preguntas en el aire y hasta el momento ninguna respuesta clara.
—Fux, que bueno que llegas —la oficial en la recepción miró al reloj que se encontraba colgado a la entrada de la agencia—. El capitán Dawson ha estado preguntando por ti desde que llegó hace una media hora, parece un tema urgente.
Eso era extraño, por lo general el capitán llegaba hasta mediodía y apenas pasaban de las nueve de la mañana. Era más probable encontrarlo en el club de golf al que solía ir todas las mañanas que en su oficina.
—Gracias, lo iré a buscar a su oficina.
De camino a su cubículo se topó con un par de compañeros a los que saludó sin prestarles mucha importancia. Una vez estando en su escritorio, dejó lo que le quedaba de almuerzo junto al termo de café y emprendió el camino hasta la oficina del capitán Dawson.
Dio un par de golpes en la puerta y esta se abrió ligeramente, Dylan tomó la cerradura y terminó por abrirla. Un hombre de unos sesenta y pocos, con el cabello completamente gris y un traje negro impecable se encontraba caminando de un lado a otro detrás de su escritorio y con el teléfono en la mano mientras volteaba los ojos cada tanto y hacía ademanes con la mano, pero sin emitir una sola palabra.
Cuando Dawson notó la presencia del castaño le hizo una seña para que pasara y tomara asiento frente a la mesa. Estuvo alrededor de dos minutos más de pie frente al ventanal y dándole la espalda a Dylan hasta que finalmente dijo:
—Entendido.
El hombre se giró en su lugar y colgó el teléfono dirigiéndole una mirada penetrante con sus ojos celestes, de un celeste muy claro que es extraño encontrar pero que a la vez es intimidante si lo miras fijamente más de unos segundos.
—Fux, me alegro mucho de verlo. He estado buscándolo como un loco desde que llegué a este manicomio que se hace llamar Agencia Federal de Policía.
—Capitán, estoy a sus órdenes.
Dawson tomó asiento y de uno de los cajones sacó una caja de puros, tomó uno que colocó entre sus labios y después de pensárselo unos segundos, extendió la caja hacia Dylan para ofrecerle uno, mismo que el castaño rechazó cortésmente. Sacó el encendedor de su bolsillo y encendió el puro.
—Fux, como seguramente ya lo sabe el presidente ha sido asesinado y este lugar se ha convertido en un manicomio. —Se inclinó hacia adelante y dio una calada a su puro—. Usted sabe bien que solo fumo puros cuando el nivel de estrés me sobrepasa, primero porque mi esposa me lo tiene prohibido y segundo porque el doctor también me lo prohibió. Usted sabe bien que yo a esta hora no debería estar aquí en la oficina, debería estar disfrutando de un buen juego de golf en el club.
Dylan no decía una sola palabra, solo daba ligeros asentimientos a cada oración que daba su superior.
—Capitán, entiendo la situación, pero lo que no logro comprender es ¿por qué se encuentra tan alterado? Este es un asunto de niveles que van más allá de nuestra jurisdicción, no es algo de lo que la policía se encargue directamente.
—Y en eso tiene usted razón, el Servicio Secreto, el FBI, la CIA, la Marina, la Fuerza Aérea, las Fuerzas Armadas, poco faltó para que incluso Antinarcóticos se viera involucrado; todos ellos están trabajando en este momento para aclarar lo sucedido porque incluso se ha llegado a especular con ser un acto terrorista por parte de alguno de nuestros múltiples enemigos en el mundo. Pero —enfatizó—, hay un pero muy grande Fux y ese es el motivo por el que me encuentro en este estado.
Dio una calada más profunda y soltó el humo lentamente, en un intento por relajarse. Dylan agitó la mano delante de él tratando de disipar el humo que le había dado de lleno en la cara.
—Teniente Dylan Fux —el tono pasó a ser uno más serio—, usted ha servido a este país fielmente cumpliendo con las tareas que se le encomendaron durante sus años en el ejército. Dirigió varias misiones de rescate con éxito dentro y fuera de Estados Unidos. El país no puede estar más agradecido por su ardua labor velando por la seguridad de cada uno de sus ciudadanos.
Dylan no entendía a dónde quería llegar con toda esa palabrería, ¿acaso le iban a pedir que se volviera a unir al ejército en caso de que se confirmara la muerte del presidente como un acto terrorista?
—Disculpe que lo interrumpa capitán, pero con todo respeto, ¿cuál es el punto al que quiere llegar?
Dawson dio una última calada antes de apagar el puro en el cenicero que tenía a un costado. Entrelazó sus manos apoyándolas sobre el escritorio y de nuevo le dio una mirada penetrante, no sin antes darle un barrido de pies a cabeza y consiguiendo que el castaño se removiera incómodo en su asiento.
—Momentos antes de que usted entrara por esa puerta, estaba en una llamada con el señor Preston, ¿sabe a quién me refiero?
—Por supuesto, es director del Programa de Protección a Testigos; se encuentra en el piso siete de este edificio.
—Es correcto Fux y el motivo de su llamada era para solicitarme un favor muy especial —se levantó de su asiento y una vez más comenzó a caminar alrededor de su amplia oficina—. Un favor que lo involucra a usted.
Oh no, Dylan ya podía darse una idea de a dónde quería llegar Dawson. No. Definitivamente no.
—La información que estoy a punto de compartirle es categoría tres, incluso me atrevería a decir que es cuatro.
¿Cuatro? Eso no existía. La Agencia Federal de Policía manejaba tres niveles para medir la importancia y confidencialidad de la información que se trataba en la agencia y todas las ramas que la conformaban. El nivel uno era información que se compartía entre varios departamentos. El nivel dos era información que solo la cabeza de cada departamento podía estar al tanto. Y, por último, el nivel tres era aquella información confidencial de la cual solo podían llegar a saber el capitán de la Agencia Federal de Policía y el director del Programa de Protección a Testigos.
—Esta madrugada fue llevada hasta las oficinas de Preston una testigo que estuvo en el momento en que asesinaron a Michael Drums.
De inmediato, Dylan se puso de pie observando detenidamente el rostro del hombre frente a él. Ya podía sospechar a dónde se dirigía con el favor que le quería pedir. Por lo general algunos de sus compañeros se habían llegado a encargar de acompañar a algunos testigos protegidos hasta su nueva ubicación de seguridad. Esto con el fin de garantizar de que llegaran con bien hasta la que sería su nueva vida.
El ex militar no tenía planeado hacer nada de eso.
—No.
Fue lo único que salió de sus labios con voz fuerte y clara. Dawson cerró los ojos y se pasó la mano por el rostro.
—Dylan, sé que desde hace un par de años te retiraste del ejército y decidiste empezar una vida más tranquila aquí en la agencia. —Su mirada y su voz se suavizaron—. También sé que lo que te estoy pidiendo es mucho, por eso te lo pido como un favor y no como una orden de tu superior. Preston está arreglando todo para incluir a esta mujer en el programa, pero como podrás comprender, jamás habíamos tenido una situación de este nivel que involucrara la muerte del mandatario y una testigo que se convierte en pieza clave para resolver el caso.
—Que se encargue el Servicio Secreto —se cruzó de brazos.
—¡El Servicio Secreto no fue capaz de garantizar la seguridad del presidente! —gritó exaltado. Cerró los ojos y respiró profundamente para calmarse. Su doctor le había dicho que no podía hacer corajes—. Alguien se coló en sus narices y mató a la única persona que debían cuidar. Ellos no van a garantizar la seguridad de una testigo. Dylan, por favor. —Su voz se había vuelto prácticamente una súplica y si había algo más que el capitán Dawson odiaba además de perder una partida de golf, era tener que suplicar.
El castaño puso sus manos en la cintura mientras miraba al piso, analizando cada palabra que decía su jefe. No estaba dispuesto a ceder.
—Preston sabe que en mi equipo tengo a uno de los mejores, altamente capacitado en misiones de riesgo y manejo de armas. No hay nadie que esté a tu altura en su equipo y este favor que te pido es porque no solo requerimos de tu apoyo para el traslado a una ubicación segura.
—¿Entonces que más necesitan de mí? —arrugó el ceño.
Dylan se dirigió hasta el frigobar que había al fondo de la habitación y de ahí sacó una botella de agua, no sin antes pedir permiso con la mirada a su jefe quien no tuvo objeción y asintió con la cabeza.
—Necesitamos que la cuides de todo y todos, porque quien asesinó al presidente, ahora está detrás de ella.
💥💥💥
Palabras sin contar nota de autor: 2,261
La historia estará siendo editada porque no logramos llegar a la lista larga del ONC 2024 pero nos prepararemos para estar a la altura de los Ambys 2024. Por lo que si ya la habías leído no es necesario que lo vuelvas a hacer, a partir del capítulo 17 serán capítulos completamente inéditos para continuar la historia donde la dejamos, pero si te lo recomiendo porque habrá escenas nuevas, escenas remasterizadas y por supuesto mucha más acción y romance.
Gracias a quienes le dan una oportunidad a esta historia. Sus votos y comentarios son mi mejor recompensa.
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