Capítulo 8: "Una sorpresa"

Armin y yo comenzamos a prisa con la limpieza, a Lúi la amarré con una correa, como perro en azotea, ya era hora de que se portara bien y ella maullaba con un tono de inocencia como también jalando de la correa, para hacer sus travesuras otra vez, en fin, me puse unos guantes de late como los que usan en los quirófanos, unas mascarilla y recogí mi cabello, quería estar preparada, Armin tan solo me veía sin mostrar ningún gesto (Ahs típico), él empezó a mover lo muebles para dejar espacio de poder coletear el piso, pasé una y otra vez el coleto, queriendo ser perfeccionista y no dejar ningún rastro de prueba que me incriminara, me sentía como asesino ocultando los indicios de su crimen, el tiempo corría, el tic tac del reloj era lo que me impulsaba a seguir a prisa, ahora faltaba limpiar el mueble, usando un espray restregando con un trapo el jabón líquido, sacando mucha espuma, sobre los cojines húmedos del sofá.

El sudor corría por mi frente y Armin me lo limpiaba, como asistente de cirugía, estaba muy concentrada, —¡Perfecto!— exclame de satisfacción, ahora tengo que ponerlo a secar, con la ayuda de Armin arrastramos el sofá hacia la ventana para que la luz del sol se posara sobre ella, más le colocamos un ventilador para acelerar el proceso, vi el reloj eran las 11:30 am, apreté mis puños y entremetí mis cejas de los nervios, ya falta treinta minutos para que sean las doce y qué mi madre llegue a la casa, ahora faltaba arreglar el jarrón partido, como sea tenía que volver armar las piezas, con mucho cuidado recogí cada trozo sin obviar ninguna, Armin era más observador que yo y veía los trozo que no lograba ver, las colocamos sobre la mesa del comedor, busque la pega pero no la encontraba, me metí en los estante y nada, —¿En dónde estará?—, hasta que al final recordé; mi padre es de esas personas que le gustan armar maquetas de barcos y carros en su tiempo libre, le apasiona eso y él nos contó ayer que la pega se había acabó y hoy iba a comprar otra, ¡estaba perdida!, cuando mi madre vea que rompí su jarrón favorito, me vendrá el castigo del año, —No es justo—murmure bajando mis hombros al igual que la cabeza en posición de derrota, enseguida sentí una mano en mi hombro derecho, era Armin diciendo —En mi casa tengo algo de pega, vengo enseguida—, se marchó caminando rápido porque sabía que el tiempo se acababa, estaba esperando con aquella angustia encima, vía la manecilla de reloj que poco a poco se movía con pausa cada segundo de mi vida, el tic tac me incomodaba, nunca en mi vida un reloj me hacía sentir tan intrigada, pasó un minuto —¿Por qué Armin no regresa?— inquirí de la angustia, continuaba esperando y sentía que tiempo iba más lento y luego muy rápido, jugando con mi mente, ¡ya no lo aguantaba!, de seguro su mamá no lo dejo salir, listo estoy re acabada, servida en la mesa como bien dice mi familia, desistí a la derrota, —no siempre las cosas, salen como uno quiere— mencioné pensando, cuando iba a la puerta para cerrarla vi a Armin detrás de ella como un ángel llegando a mi rescate, con la pega en la mano, mi rostro quedo maravillado, —¡Lo tienes!—, exclame alegré.

Regresamos a la mesa y yo coloqué una lámpara sobre ella, para ver mejor, vi el reloj y ya faltaban cinco minutos para las 12, — ¿Des cuando el tiempo se fue así de rápido?— pregunté sorprendida, Armin no decía nada tan solo veía con mucha concentración cada pieza como de un rompecabezas se tratara, yo por mi parte no sabía por dónde empezar, agarraba una pieza pero cuando la encajaba con otra no era la que le pertenecía, estaba estresada, en cualquier momento iba llegar mi mamá, ya no sabía qué hacer, hasta que Armin me entrega dos piezas sin ningún problema, las dos encajaban a la perfección

— ¡Excelente!— exprese de alivio, enseguida coloque la pega con toda la delicadeza que podía, en los cortes para no derramarla, mis manos temblaban y sudaban, derramé un poco de pega sobre el medio de la pieza —¡Ahssss... pero porque soy tan torpe!—, restregué con mi dedo índice el poco de pega que se zumbó allí, —Listo—, suspire, ahora lo iba a intentar por segunda vez, tenía que ser exacta y fría para qué mis nervios no me controlen, sentía que mi corazón palpitaba con mayor fuerza cuando acercaba las dos piezas, ya casi, estaba a punto de lograrlo pero ¡Zaazzss!, mis manos temblorosas y sudorosas no me dejaban unir las piezas, estaba completamente afligida, recosté mi pecho y cara sobre la mesa, levantando las manos a cualquier dirección, quejándome del estrés, quería llorar, ya no lo soportaba, pero no quería que Armin me viera llorar como una bebé, ni siquiera lo escuchaba hablar, hasta que de repente sentía unos pequeños sonidos de cerámica, la mesa se movía un poco, ¿Qué está pasando?, levante mi cabeza estando en posición de descanso o de angustia (en mi caso) y vi a Armin pegando cada pieza sin dificultad, sus manos no temblaban ni sudaban, era exacto y no derraba nada de pega, embarraba la que era necesaria sin nada de sobrante, unía las piezas sin tener que buscar la que encajaba, ya sabían cuál era como si fuera de memoria, era muy rápido y preciso, pareciera que fuera un robot, su mirada brillaba en pura concentración, sin mostrar ningún gesto, yo quede estupefaciente, ¡no lo podía creer!, Armin se convirtió en mi caballero de armadura brillante, fue todo un héroe para mí, Hasta que por fin terminó, en menos de cinco minutos logró armarlo, —¡Wooww, Armin eres increíble!—, exclamé maravillada, él tan solo dijo con mucha calma —De nada Anabel—, sentía que mi piel se erizaba, quería demostrarle mi completo agradecimiento pero —¿Cómo?— pensé, lleve el jarrón a donde iba para que se secara y luego arrastramos el sofá a su lugar, todo se veía en orden y reluciente, pero faltaba una cosa, quería demostrarle a Armin lo muy agradecida que estoy, seguí pensando hasta que me acorde del beso que le di por rescatar mi balón, quería darle otro beso en su suave y cálida mejilla, pero soy muy tímida y me cuesta dárselo con mucha formalidad al menos que él no se lo espere, ¡si eso hare!, se lo voy a dar como se lo di aquel día, con mucho sigilo me acercaré a él, estaba pasando detrás de su espalda, poco a poco llegaba a ver su mejilla izquierda, él parecía que no se daba cuenta, tan solo su mirada se fijaba en el tazón como si estuviera admirando una obra de arte, concentrado de que todo encaje.

¡Estoy muy cerca!, podía sentir que mi respiración se devolvía chocando con su mejilla, cerré mis ojos y sin darme cuenta tomé su mano izquierda y le di el más fuerte beso que pude a ver dado, pero algo lo sentía muy diferente, no percibía la calidez de su mejilla, si no otra cosa que me hacía vibrar por dentro, ¡Qué raro!, quise abrir mis ojos y lo primero que veo son los hermosos ojos de Armin muy cerca de los míos, me miró fijamente, yo enseguida baje la mirada y tenía mis labios puesto no en su mejilla si no en la mitad de su labio, me puse roja como un tomate de la vergüenza y enseguida me separo de él haciendo un "Muaack" por inercia, sonó muy fuerte, de repente veo en el suelo una sombra, no era ni mía ni la de Armin, levanto la mirada y era mi madre recién entrando a la casa, yo me puse pálida de la sorpresa, vio toda la escena mal interpretada, lo veía en su impactada mirada, soltó la bolsa con los víveres y se quedó callada por unos cuantos segundos, tratando de digerir lo que vio, yo me quede petrificada hasta que escuche de sus labios—¡AAAAANAAABEEEELLLL!...— gritó indignada. Fue tan fuerte que hasta mi gata se escondió de bajo de la mesa y vi algunos pájaros volando, desprendiéndose del árbol.  

En fin, mi madre nunca se enteró por si misma de que manché el sofá, ensucie el suelo o de que rompí la bajilla, todo por culpa de Lúi, más sin embargo fui castigada, bueno ya saben por qué, aunque me cansara de explicarle la verdad una y otra vez ella no desistía de su decisión, tan solo señalaba mi cuarto para que me quedara allá adentro y pensara de lo que hice, creo que hoy era el día en tener que sufrir un castigo, con más que pudiera luchar con la situación o destino (como ustedes quieran interpretarlo), al final las cosas no siempre salen como uno quisiera, pero saben una cosa, cada vez que me pongo a pensar de la situación mi corazón late fuertemente, como si sintiera algo especial, no sé por qué, nunca me había sentido así, salgo por mi balcón a ver si logro ver su rostro y una frase me viene a la mente cada vez que pienso sobre lo ocurrido ; "No me arrepiento de nada", espero que Armin no me odie del medio beso que le di, porque yo siento que nunca lo voy a olvidar.

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Hola queridos lectores, pido disculpa si me eh tardado en actualizar ya que eh estado participando en un concurso y por ahora ando escribiendo dos libros, si desean saber el nombre del otro es este: "Desconocida (Concurso P.U.B.E)", no se lo pierdan, en fin igual les aseguro de que seré constante aunque publique una sola vez a la semana, jejeje un saludo ^^



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