Capítulo 37: "Llamando la luz de mi alma"
<— Una semana después—>
—Hola— (Eco)
— ¿Hola?...— (Eco)
— ¿Hay alguien?...
(Eco)
—Sé que llegue muy temprano pero quería practicar antes de que llegaran las otras...
(Silencio)
... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Estaba Anabel entrando a la sala, la luz del teatro se mantenía tenue como siempre pero esta vez era más débil como si estuviese alumbrada por la luz de una vela, ella sigue bajando con su bolso entre los brazos, viendo en distintas direcciones a ver si veía a alguien pero no había nadie, ni siquiera el barrendero que presencia ignorando el ensayo de las chicas.
Anabel tiene que venir entre tres o cuatro veces al día por la tarde, la instructora es muy estricta con la hora de llegada, con su acento Alemán se escuchaba con durezas sus reprensiones, algunas chicas llegaron con tan solo dos minutos de retraso y para ella fue un completo insulto hacia su clase, las corre señalando la salida como dura lección de que tienen que llegar a tiempo, Anabel se siente presionada, no sabe si poder cumplir con exactitud su estricto horario pero se mantenía convencida de que ese inconveniente no iba a detener su sueño.
Pero el horario tan solo era el principio, las clases de aquella mujer era de pura presión y críticas, era muy exigente con todas ellas, cada paso, cada movimiento, cada salto y cada deslizamiento tenía que ser perfecto y vaya que sí, pues todas estaban compitiendo unas contra otras a ver si aguantaban hasta el final.
Anabel llegaba a la casa agotada y adolorida, deseando dormir hasta mañana pero tenía que cumplir con las tareas de la universidad porque si sus notas desmejoran su papá la obligaría a retirarse, luego al día siguiente tenía que salir a trabajar, su mejor amiga se andaba preocupando pues la veía muy cabizbajo del cansancio, no prestaba atención cuando la llamaban en la cual ella intercedía en cubrirla para que el jefe no se diera cuenta.
La primera semana fue muy dura pero ya se estaba adaptando, con todo su dolor por consejo de su mejor amiga tuvo que abandonar temporalmente el trabajo para seguir ahorrando energía y cumplir con las exigencias universitarias, Angélica le abraza con tristeza diciendo —Tranquila Ami, sé que esta es la mejor decisión, de todas forma visítame por favor y te prometo ir el día en que hagas tu función.
—Si Angi, te prometo visitarte y por favor no me dejes de escribir— pide Anabel con los ojos aguados
—Sí, ¡claro que sí!... Mjs...— se vuelven abrazar con más fuerza pero esta vez las dos gimen de la tristeza
... ... ... ... ... ... ... ...
Regresando al presente ella sube la tarima, camina por el reluciente suelo que brillaba por su reflejo, cada paso que daba sonaba en un fuerte eco profundo en toda la sala, enseguida escucha levemente la melodía de un piano — ¿Y esa música?— piensa, sigue andando guiada por su oído, descubre que aquella sinfonía no provenía de arriba si no al fondo en un sótano debajo de los vestidores, la curiosidad la impulsa a bajar esas escaleras, no sabía por qué pero sentía la necesidad de seguir esa música.
El lugar cada vez se tonaba más oscuro y lúgubre pero la música era la luz que la guiaba, se descubría el rostro por las cortinas que se les topaban, olía a tela vieja y gastada, se sentía áspera, siguió caminando y observa al fondo una puerta de madera entreabierta, salía de ella un destello luminoso de atrás, deambulaba hasta acercarse, sentía los roses de las telarañas en sus tobillos, se asusta un poco cruzando los dedos para no toparse con una.
Abre la puerta y lo que ve era muy diferente o extraño pero al mismo tiempo conmovedor, era una enorme sala casi del mismo tamaño de la plataforma y muy alta, tanto así que la música rebotaba tan fuerte que salía de la puerta sin ningún problema, lo más inusual y era lo que le hizo tragar saliva son, los muñecos blancos que se usan para modelar las ropas de las tiendas, habían bastante y la mayoría eran masculinas, Anabel baja las escaleras con un poco de pavor, contemplando las figuras.
Las suave luz de algunos reflectores iluminaban a la mayoría, los muñecos tenían diferentes posiciones, unas caminaban, otras parecían bailar y las demás daban la impresión de que hablaban entre ellas, por alguna extraña manera le recordaba el centro de la ciudad, sigue caminando en medio de ellas de un lado a otro esquivando algunas, por lo general los maniquí no manifestaban ninguna expresión, manteniendo el mismo gesto como si no tuvieran emociones, hay de muchos colores pero las que estaban presentes eran blancas como si ese color fuese el uniforme de ellos.
Anabel sigue distraída observando las figuras inanimadas, cada vez se tornaban más inusuales, vio a un muñeco entregándole flores a una muñeca, ella observa esa muñeca y le parecía muy familiar por el cabello como si se estuviera viendo en un espejo, luego ve a otra pareja de muñecos pero esta le hace un profundo toque en su corazón pues era la escenas de dos amantes abrazados, ella ve con mucho detenimiento a la figura femenina que recuesta su rostro en el pecho de la otra figura que es masculina, como si estuviera llorando, como si estuviese entregando toda la tristeza y angustia de su corazón al hombre a quien más ama, el maniquí masculina hace una pose con la mano dando a entender que la está acariciando, tratando de sentir el significado de su dolor, una vez más la muñeca era parecida a ella, vestida con un tutu de ballet.
Continúo con el recorrido y vio a dos maniquí pero estos eran niños, la escena le picaba a muy familiar pues se veía una niña con el balón en la mano entregándole un beso tímido a la mejilla de un niño, ella se queda embelesada contemplado las figuras como si estuviera observando una escultura o una obra de arte.
La música se tornó cada vez más suave como si le estuviese acariciando los oídos, desvía su atención en ella, sentía una fuerte sensación en su pucho justo en el corazón por apreciarla, quería seguirla, necesitaba saber de dónde proviene pero "¿Por qué?"
Aceleraba el paso no quería perderla, la necesitaba, mientras más se acercaba sus bellos se erizaban, buscaba en sus recuerdos de quien es el autor si es Beethoven o Mozart pero la melodía era una mezcla entre varias obras combinadas con mucho vigor y vaya vigor, era esplendorosa, exquisita pareciera que la estuviese tocando un ángel.
Cuando llega al último destino, ve en el fondo al pianista vestido de un chaleco negro y una camisa manga larga blanca, su cabeza y su cabello iluminaba como si fuera la luz de una vela, era blanco puro, parecía un ser divino, el destello de luz que entraba por la vidriera redonda de arriba, solo cubría su cuerpo y el piano, todo lo demás se mantenía escondido en la penumbra.
Él se mantenía de espalda, escondiendo su rostro sobre el piano, seguía tocando, concentrado y muy inspirado, enfrente de él había una enorme y redonda pista de baile, estaba agrietado y algo sucio por el abandono, la cerámica era de cuadros blanca y negra como los tableros de ajedrez, Anabel quería verle con más notoriedad, distinguía que era el misterioso pianista del teatro.
Mientras que caminaba se topa con los dos últimos muñecos pero estos eran muy conmovedores o muy románticos, pues es una muñeca vestida de novia, su vestido era esplendoroso, brillante, majestuoso y largo, el vestido que toda novia desearía en su boda, bailando con su novio vestido de gala pero solo mantenía un chaleco negro, con una camisa negra de mangas largas y una corbata blanca, no usaba el tradicional esmoquin si no algo más original y muy elegante, se percibía que la pareja en la danza se acercaban lentamente para entregarse un beso eterno, era como si la luz y la oscuridad estuvieran danzando junto por toda la eternidad.
Anabel se pierde completamente observando las dos figura, se sentía algo extraña con ella misma, le chocaban muchos sentimientos de alegría, nostalgia y tristeza, se estaba confundiendo a través de sus emociones, se queda unos minutos concentrada en la escena, imaginando el movimiento de las dos pareja siguiendo la música, de repente voltea hacia un lado y ve en el fondo muchos de otros maniquí puestas en parejas en posición de aplausos y alabanza, Anabel se sentía dentro de una escena de película de Disney o algo similar, por un momento anhelaba vivir aquella escena, quería sentir lo que es el amor verdadero, quería convertirse en uno de esos maniquís y paradójicamente esa muñeca también se parecía a ella.
Él majestuoso y misterioso pianista termina de tocar, no se había dado cuenta de la presencia de Anabel, estaba sumido profundamente en sus pensamientos, Anabel toda maravillada por lo hermoso que toca rompe el cerrado y profundo silencio en un eco—Tocas muy hermoso— Armin medio voltea viéndola de reojo pero mantenía su vista en las teclas, respondiendo suavemente —Gracias.
Anabel se estira un poco y nota que no había partitura alguna, es como si las notas las leyera con su oído viéndola en su mente, preguntando
— ¿Quién la compuso?
Armin se mantuvo callado por unos cuantos segundos observando sus dedos sobre las teclas, contestando
—Nadie, fue una música que necesitaba liberar.
Anabel abre los ojos muy perpleja, como algo tan maravilloso y perfectamente compuesto le haya salido así tan espontáneamente, solo un genio podría hacer eso pero no cualquier genio, si no uno que sea especial y diferente al resto del mundo, el que haga su arte por pura pasión y que se convierta en todo un creador, en el poco tiempo que la escuchó Anabel sintió una infinidad de emociones como si esa música la estuviese llamando a través de su corazón, era algo maravillosamente extraño.
La estupefaciente chica le pregunta tímidamente — ¿Y cómo la vas a llamar?
Armin voltea para verla cara a cara y luego baja la mirada al suelo perdiendo su vista en sus pensamientos por unos segundos hasta que dice —Creo que la titulare "Llamando la luz de mi alma"
La piel de Anabel se eriza por escuchar aquel título, inconscientemente se sentía identificada con ella como si la estuviesen llamando pero quería seguir disfrutándola, quería ser la bailarina de esa música, quería componer con su cuerpo la gracia, la pureza y la armonía de aquella tonada como si se estuviese bañando en ella.
En la cual pide titubeante y algo sonrojada —La volverías a tocar para mí— fija su mirada en la mano del chico, Armin la observa detenidamente sin manifestar ninguna expresión de desagrado ni de agrado, mantenía el mismo gesto indiferente de los maniquís solo que sus ojos manifestaba la calidez de su alma, asiente lentamente con mucha elegancia y de postura recta, se vuelve a sentar sin tambalear y vuelve a tocar.
Anabel cierra los ojos, se concentra en el inicio de la melodía, lo siente quería percibirla con más fuerza, se libera y comienza a estirar sus piernas y sus brazos, empieza el baile, al principio fue torpe pero la postura se fue corrigiendo naturalmente hasta ser más suelta y delicada, por un momento se pierde en la realidad, siente que está volando en el cielo, escuchaba las nubes pasar por la fuerte brisa y la calidez de la luz del sol, veía que era un vigoroso atardeces, se sentía ella misma, había una profunda paz en su corazón, no recordaba la última vez haberse sentido así y quería que fuera para siempre.
Ella sonreía con los ojos cerrados y bailaba al compás de cada tonada, quijio de la felicidad, se estaba riendo suavemente, Armin medio voltea para verla, no volvió a ver sus manos si no a ella, la estaba contemplando y en ese momento algo repentino pasó, la música agarraba más fuerza, era más armoniosa, más espectacular, Anabel se sentía más feliz y Armin comenzó a reconocerla.
—Esa postura, esa sonrisa, esos movimientos ¿Sera ella?— pensaba el chico
No estaba completamente seguro pero mientras más la veía más convencido estaba, su corazón comenzó a palpitar rápidamente, bajó un poco de sudor en su frente, le invadieron recuerdos cuando la vio bailar en el ensayo, tenía que ser ella, estaba casi seguro pero solo había una forma de saberlo.
Termina de tocar y Anabel jadeaba muy extasiada, era la mejor música que había escuchado en la vida, abre los ojos y observa a Armin con una mirada alborozada, diciendo
—Tienes un don para componer música, ¡te felicito!
—Gracias— responde Armin inclinando un poco la cabeza como si fuera una reverencia.
—Te agradezco que hayas tocado una vez más, bueno ya me tengo que ir a la práctica— dice la encantadora chica girando el cuerpo y la cabeza para partir.
—Aguarda— ordena él extendiendo su mano derecha
— ¿Si?
— ¿Cómo te llamas?
—Anabel.
— ¿Anabel?
—Si— asiente— Rodríguez, Anabel Rodríguez
El corazón de Armin se paró en medio segundo y palpito más fuerte, sintió un hormigueo en el pecho, tenía tiempo que no se sentía así tan de repente, luego dijo —Gracias Anabel— por algún momento esperaba a ver si ella le reconocía pero por lo visto no.
Anabel le observa ascendiendo sus mejillas diciendo— Sabes... te vez mejor cuando estas así.
— ¿Cómo?—
—Ya sabes, cuándo intentas de sonreír, no sientas pena pero deberías sonreír más seguido.
—Ok— contesta Armin sobando sus mofletes, nunca creyó que sonreiría alguna vez en su vida, ¿Cómo se habrá visto?, no lo sabemos, pero solo Anabel pudo verlo como si esa sonrisa fuese un regalo a luz de su alma.
Ella parte hacia la salida dejándolo solo, seguía observando alguno de esos muñecos mientras llegaba a la puerta, Armin cubre los teclados de su piano y se marcha detrás de ella, todavía no hallaba el por qué no le reconoce — ¿Se habrá olvidado de mí?—piensa, de repente Anabel se detiene observando a los dos amantes abrazados una vez más, diciendo —Sabes...— un segundo de silencio — Cada vez que veo a estos muñecos, me hacen sentir que hubiese olvidado a alguien y no sé porque...—baja la cabeza con una mirada perdida en sus pensamientos, agregando— Es muy extraño ¿No lo crees?— Armin se detiene, su piel se eriza un pelo, ahora cree saber por qué no le reconoce, responde diciendo
—No lo sé pero...—Un segundo de silencio— si es así, espero que algún día puedas recordarlo.
—Mmm... si tal vez sí, pero es solo un extraño sentimiento de alguien tan extraña como yo hehehe.
Armin tan solo la escucha, en su interior tenía la gana de confesarle que era su amigo de la infancia pero de alguna extraña manera no le quiso decir eso, será para no hacerle recordar el día en que ella sufrió por él y tal vez esa sea la razón de que no le recuerde, no quería verla llorar una vez más, no quería volver hacer la causa de su sufrimiento.
—Oye Armin
— ¿Si?
—No sé por qué pero... estando un poco contigo me he sentido yo misma.
Armin asiente y por unos cuantos segundos los dos se vieron profundamente concentrándose en sus miradas como si sus corazones se comunicaran, hasta que de lejos se escuchó que la instructora llamaba <<Anabel Rodríguez>> ella se desconecta a golpe en suspiro de nervios, expresando —Ayy... deoooz tengo que irme, ¡nos vemos!— Armin tan solo agito sus manos en señal de adiós.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Concluido la práctica, todas las chicas estaban agotadas, Armin rueda su piano detrás del oscuro telón, escondiéndola en la sombra, regresa para despedirse de Anabel pero inoportunamente ella se levanta muy emocionada llamando
—Heyyy... aquí estoy.
Armin voltea a ver quién es y vio a un joven alto, rubio y muy familiar, de lejos no distinguía quien era por la suave penumbra interior hasta que sube la tarima siendo descubierto por la luz de los reflectores, escuchándole decir
—Hola amor ¿Cómo te fue?
—Bien me fue bien— contesta Anabel sonriendo
Enseguida el chico le da un fuerte beso en sus labios en la cual ella se echa un poco para atrás hasta que logra ser capturada por él, Armin estaba en frente de ellos presenciando la escena, Anabel abre los ojos y le ve inertemente, presentándolo
—Armin, te quiero presentar a mi novio, su nombre es Jeth
Enseguida la alegre cara de Jeth cambia a uno muy intenso, en cuestión de segundo le reconoció y no le fue una grata sorpresa ya que le vino todos los recuerdos de la infancia y el día que le hizo el ridículo en la plaza, su mirada marcaba un profundo odio, un odio que ni con los años se va a olvidar, le estrecha la mano con todas sus fuerza y Armin aguanta un poco el dolor, él también le reconoció, Jeth saluda con una voz fingida en la alegría
—Es un placer— sonríe un poco pero la mirada era tan punzante como el filo de un cuchillo
Anabel continua presentándolo —Querido es nuestro pianista ¡es muy bueno!... deberías escucharle, tiene un don con esas manos...
—Si me imagino que si...— siguió mirándolo con desdén, enseguida voltea diciendo—Querida tenemos que irnos para que veas el lugar donde ¡VA A SER NUESTRA BODA!— lo último lo pronuncio con voz alta para que Armin escuchara.
—Si está bien, déjame recoger mis cosas— enseguida se aparta de los dos a buscar su bolso, Jeth le continua viendo pero esta vez con inferioridad y dice en un tono desafiante—Jeee... pianista ¿No?— Armin tan solo se queda callado sin mostrar algún gesto o alguna señal incordia, Jeth sonríe petulantemente, diciendo —Sabes... al final yo siempre gano ¡Fenómeno! Espero que lo tengas claro.
Armin sin darse cuenta cierra sus puños y su mandíbula se tensa, llega Anabel con su bolso en la mano, avisando —Ya estoy lista.
—Que bien ¡vámonos!
—Adiós Armin— se despide ella estirando su mano
Los dos se alejan agarrados de las manos, Jeth voltea de reojo para observar a su rival de la infancia, sonríe desafiantemente y extiende su brazo sobre los hombros de ella y le da un profundo beso en la cabeza, Armin le temblaba el puño ¡se sentía impotente por dentro! él observa que sus manos tiemblan de la contracción y la suelta viendo el medio de su palma— ¿Qué me está pasando?—piensa, Armin se sentía incómodo y perturbado en verlo los dos juntos, no quería verlos juntos, una mala sensación en su pecho emergía y no sabía que era, primera vez en la vida se siente así de amenazado por una persona que obtiene a alguien que él quisiera poseer, ¿acaso Armin estaba conociendo la inconfortable sensación de los celos?...
Continuara...
Hola queridos lectores otro viernes más y bueno este capítulo termina muy tenso, ya saben porque, también quería confesarle el uso de los maniquís en la portada de mi libro más el humo de la vela, lo quise hacer como una especie de metáfora sobre esta escena que la estuve preparando hace mucho tiempo atrás, para Armin los maniquís tiene un enorme significado y yo deduzco que saben cuál es, en fin. Intriga: Armin por fin reconoció a Anabel pero ella todavía no se acuerda de él pero inoportunamente Jeth si y ya sabe dónde está él; ¿Se saldrá con la suya al final?, ¿Armin de verdad sintió celos?, ¿Cómo hará para recuperarla o hacerle recordar? y ¿Cuándo será la boda? Todo eso lo sabrán en los siguientes capítulos finales un saludo ^^
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