Capítulo 19: "Un triste dilema más una despedida"

Era de tarde pues ya pasó el medio día, se percibía como el cielo poco a poco se preparaba para el ocaso, cada vez agarraba ese tono rojizo de atardecer, se sentía su suave y seca brisa acompañado por el calor del sol y allí estaba Anabel, nerviosa observando a su amado, él le saluda con toda su calmada normalidad como si nada pasara y ella observa su peculiar atuendo, no era su típico uniforme de colegio en la cual acostumbraba vestir o su camisa negra acompañado por un mono azul muy oscuro, esta vez se veía vestido con una chemise amarilla entremetida abajo de un pantalón formal de color negro sostenido por una correa de hebilla gruesa en su cintura, había algo más, lo suficiente para que ella con su saludo pregunte lo siguiente:

—Hola Armin y ¿ese uniforme?— inquiere tímidamente

—Estoy trabajando de cajero en un supermercado—

—Ah ok pero ¿por qué tienes que trabajar? O acaso tu pap...—enseguida la interrumpe Armin

—No, él ya no puede trabajar, después de lo que pasó ha caído en una fuerte depresión que no sale de su casa, no habla con nadie y ahora menos nota mi existencia—

— ¡Ay Armin! en serio lo lamento mucho, tal vez lo pueda ayudar, creo que mi papá conoce a unos buenos psicólogos que tal...— nuevamente es interrumpida

—Gracias Anabel pero ahorita no tenemos suficiente dinero para pagar los servicios de un psicólogo—

—Mmm... si entiendo pero Armin solo quisiera saber cómo has estado tú después de lo que pasó, últimamente te he visto poco y he estado preocupada por ti—

—He estado bien Anabel, gracias por estar pendiente de mí y no te preocupes, enserio, pero ya me tengo que ir a trabajar así que adi...—En ese momento Anabel le sujeta una manga de su camisa para detenerlo y dice

—Armin por favor no me ignores que enserio eso me duele mucho viniendo de ti, soy tu amiga y lo he sido desde que éramos unos niños así que puedes contarme todo lo que tú sientes, desde que te vi en el entierro te he visto muy tranquilo sin ninguna lágrima en tus ojos y eso me preocupa mucho, tanto que he pensado en ti todos los días y todas las noches de porque esa frialdad tan fuerte tuya para sobrellevar las cosas. No tienes que demostrar que eres más fuerte o valiente que los demás por no llorar, no es justo que te hagas esto a ti mismo, ¡No lo es!— expresa agitada con una mezcla de angustia

—No puedo— responde Armin con mucha tranquilidad y comienza a caminar

Anabel acelera sus pasos, se para enfrente de él cara a cara y le manifiesta— ¿Por qué no?, ¡claro que puedes!, no te hace menos hombre en llorar y expresar tristeza por tu madre más bien es estúpido e insensible y esa actitud tuya me duele mucho de ti— Lo regaña con firmeza pero con los ojos aguados

Armin la esquiva diciendo —Lo lamento pero no lo entenderías—

Anabel voltea y expresa— ¡No es justo Armin!, ¿por qué?, ¿No puedes confiar en mí?, siempre he estado para ti, tú me importas mucho pero esa actitud tuya rompe mi corazón, no entiendo el que me ignores y no me expliques nada— enseguida comienza a sollozar

Armin escucha el suave llanto de Anabel voltea todo pensativo sin comprender esa peculiar emoción llamado tristeza y se acerca a ella diciendo con una voz pausada

—La razón por la que no lloré es que no puedo llorar ya que no siento nada—

Anabel sube la mirada, preguntando— ¡¿Qué?! No entiendo ¿la muerte de tu madre no te afecto?— se restriega los ojos muy sorprendida

—No (Niega con la cabeza), nací con una extraña enfermedad en mi cerebro que me hace no manifestar emociones ni deseos hacia los demás como tampoco el sentir afecto, me siento completamente vacío o nada, no sé cómo explicarlo, porqué es difícil describir algo que no se siente, le prometí a mi mamá en no decirle a nadie sobre eso, por esa misma razón decidí ignorarte para no dar explicaciones hasta que te encontré, ahora lo sabes— expresa él con mucha tranquilidad en palabras

—Ar...ar..min pero eso es muy triste, o ¿estás jugando co...con...migo?—Lamenta ella con una voz frágil

—No para nada, todo lo que dije es verdad—

—Eso significa que no sientes miedo, alegría y...y ¿ni tampoco el amor?— menciona lo último con un sutil nervio

—Sí, no siento nada de eso y nada me afecta tan solo soy neutral a todo lo que hay en esta vida y la muerte—

Anabel retrocede unos cuantos pasos de él toda confundida, pensando en muchas cosas del pasado, resolviendo todo el misterio que ella quería descubrir de Armin debido a su actitud pero al mismo tiempo se acordó de que él no puede amar y esas palabras le apuñaló en lo más profundo de su corazón, ya que ella sentía algo por él pero ahora quedo en el dilema—si él no ama eso significa que nunca me amara a mí—se susurra a ella misma preocupada y confundida

— ¿Qué dijiste?— pregunta Armin sin saber nada

Ella enseguida sale corriendo alejándose de él toda triste pensando "¡no importa lo que haga y diga, Armin nunca me amara, jamás!

Armin baja la cabeza con un tono sutil de pensativo, si hizo lo correcto en decirle la verdad a Anabel, camina hacia su trabajo con toda su fría tranquilidad.

Han pasado los días, Anabel y Armin no se volvieron a hablar desde la última vez, ya ella no la ha vuelto a esperar como lo hacía antes, su amiga la observaba toda triste mirando a la distancia a él pero sin embargo ella de alguna manera le seguía ignorando tratando de olvidar a alguien que no podía olvidar.

Angélica preocupada por su amiga la busca a ella para poder hablar las dos solas como si fueran hermanas, diciendo:

—Amiga ¿cómo has estado?—pregunta Angélica

—He estado bien— responde Anabel con él cabizbajo sin mucho deseo de hablar

— ¿Estas segura?—

—Si—

—Pues, te he vistos en estos días muy triste y sola, ya no hablas mucho y menos conmigo—

—Es qué tan solo he querido estar sola y ya—suspira Anabel

—Bueno una persona me dijo alguna vez "hay momentos en la vida para estar solo ese es momento de reflexión pero cuando la soledad se hace muy fuerte es el momento de buscar alguien y expresar lo que sentimos para no sentirnos solos, porque siempre habrá un oído que nos escuche"—Expresa Angélica con entusiasmo

—Hehehe... eso sonó muy cursi ¿Quién te lo dijo?— pregunta con un tono burlón Anabel

—La persona que dijo eso se llama Anabel Rodríguez— responde Angélica con total seriedad

Ella se quedó callada, bajando la cabeza y saliendo una pequeña lágrima de sus ojos diciendo:

—Dime ¿Qué harías si supieras que la persona que todo el tiempo amaste nunca te amará de la misma manera que tú a él?— pregunta con cierta tartamudez en sus palabras

—Bueno, seguiría siendo su amiga, supongo aunque me duela ser solo eso y no algo más, pero por lo menos hice algo muy importante para mí—responde Angélica con mucha calidez en sus palabras como si le estuviera dando consejo a una hermana menor

— ¿Y Qué cosa fue?—pregunta Anabel con cierta extrañes y curiosidad

—Pues, en hacerle saber lo que siento por él—

— ¿Eso es todo?—

— ¡Bueno sí!, es mejor amar y ser rechazado que nunca haber amado—

Aquellas últimas palabras le cayeron como agua cuando apaga el fuego y al mismo tiempo lo último le fue un tanto paradójico, apagando toda tristeza en su corazón, Anabel de alguna manera sintió un alivio por todos los consejos que le dijo su amiga. Ahora ella sabía lo que tenía que hacer, expresarle sus sentimientos a Armin, hacerle saber de que ella lo ama y no importa si llega a rechazarlo ya que no permitirá que ese rechazo destruya su amistad y cariño hacia él.

—Gracias amiga, por todo lo que me dijiste— responde con una sonrisa y un abrazo

—Para eso están las amigas, para ayudarnos y apoyarnos hasta en los momentos más difíciles—

Las dos se ríen juntas y Anabel volvió a ser la misma de siempre.

Han pasado los días y Armin culmina sus horas de trabajo, camina tranquilamente pensando en su madre como todos los días pero esta vez piensa más en Anabel y su reacción de la última vez en que se hablaron, él no se quita de la cabeza el nombre de ella —¿por qué comienza a importarme las reacciones de ella? está bien, tiene buena salud y eso es importante para mí como siempre he pensado de ella, pero ¿por qué ahora me interesa algo más?, ¡no entiendo!— piensa. Llega a su casa, abre la puerta y se dirige a la cocina a beber un poco de agua, dirigiéndose allí observa a su papa recostado en la mesa de la cocina con una lata vacía en su mano derecha, Armin saca la lata de esa mano y la bota a la basura, en ese momento se despierta su papá y lo observa fijamente notando por fin su existencia e inquiere con su profunda voz

— ¿Por qué?—

Armin voltea la mirada preguntando — ¿De qué estás hablando?—

— ¿Por qué no lloraste en el funeral de tú madre?—

Termina de beber su agua, lo observa fijamente y responde con sus labios húmedos —Tú sabes muy bien por qué no lo hice—

Darío se recuesta del asiento, reclamando con un gesto en su cara de ebriedad — ¡Nooo...! tú ni siquiera dijiste nada de ella, tan solo te quedaste viendo como si solo vieras un ataúd vacío siendo enterrado y ya—

Armin se queda callado y escucha bajando la cabeza

— ¡Vistes!, a ti no te importa nadie y nada, ni si quiera a tú propia madre que ¡TANTO te quería!, eres un monstruo insensible no quieres a nadie y ¡tampoco a tú MADRE!— Exclama Darío molesto

— Eso no es cierto— responde Armin con su tono de tranquilidad

—¡Cállate!... claro que lo es, tu eres el culpable de todo, ella y yo estábamos bien antes de que tú nacieras, yo admito que la idea de un hijo era mía para tener un pequeño que pueda compartir nuestra alegría como una familia, hasta que naciste tú fenómeno blanco, tú eres el culpable de que yo me hiciera alcohólico, de que hubieran problemas en esta casa, de que la gente nos miren raro y ¡DE QUE TÚ MAMA MURIERA!— Enseguida Darío se levanta bruscamente arrebatándose violentamente ante Armin para golpear y ahorcarlo, él lo esquiva sin ningún problema y lo sujeta recostándolo a la pared, su padre comienza a gemir y pedir que lo suelte, él lo suelta y Darío contesta enojado, señalando con fuerza

— ¡ESTOY HARTO DE TI!, quiero que te vayas de esta casa y no vuelvas nunca más, no quiero volverte a ver ¡PORQUÉ TE ODIO...!—

Un chico de la edad de Armin al escuchar aquellas fuertes palabras viniendo de la boca de su padre lo destruirían psicológica y emocionalmente, viniendo sentimientos fuertes de soledad en su mente, destruyendo toda felicidad y autoestima hacia sí mismo, pero para Armin esas palabras solo fueron palabras aunque quedo algo agitado de la reacción de su padre, tan solo fue eso, una simple y serena agitación para recuperar el aliento. Él da la vuelta sin decirle ninguna palabra, subiendo las escaleras comienza a empacar en una maleta, su padre solo se sienta en el suelo mirando al mismo suelo sin decir nada volviendo a ignorar la existencia de su hijo, acompañado de un profundo silencio y una oscura soledad.

Armin sale de su casa cerrando la puerta observando por última vez a su padre, camina por la calle y al otro lado cruzando la carretera se encontraba Anabel caminando hacia su casa, ella se da cuenta de su presencia y decide saludarlo pero él no lo ve, todo pensativo — ¿Ahora qué le pasa y a donde va con esa maleta? Se pregunta. Enseguida cruza la calle y camina a su encuentro tocándole el hombro izquierdo, diciendo

—Hola Armin— Saluda

—Hola Anabel— Responde con su tono seco

— ¿Y a dónde vas con esa maleta?—

—Me voy de viaje— contesta con mucho misterio y sin gana de hablar

—Ah, qué bien y ¿Cuándo regresas?— expresa ella con una alegre sonrisa

Armin la ve a los ojos con su fría seriedad y le dice—No voy a regresar—

Anabel se queda petrificada, no puede creer lo que acaba de escuchar, no le fue suficiente saber que no siente, ahora sabe de qué se marcha para no volver, no sabe en qué pensar y en que decir, todas sus ideas en expresarle lo que siente se fueron por el caño ahora sabe que no lo volverá a ver, se retiene en no desesperarse y solo se conforma en preguntar

— ¡¿Por qué?!—

—Mi padre me dijo que ya no me quiere volver a ver, el me echó la culpa de toda las desgracias de la familia incluyendo la muerte de mi madre y que me fuera—

—Pero Armin tú no tienes la culpa de nada, él solo esta angustiado por todo lo que pasó, no sabe de lo que dice—

—Sí, yo comprendo eso pero no quiero seguir causándole más calamidad a mi padre y si eso implica en tener que marcharme, lo tendré que hacer— responde con seguridad en palabras

— ¡Él no quiere eso! Y... y... si tal vez... hablamos con él...—enseguida es interrumpida

—Anabel escucha, él nunca me quiso siempre pensó lo que dijo desde que me vio o se enteró de mi condición, yo siempre lo supe y ahora me lo dijo bien claro, me odia y no me quiere volver a ver— expresa con una voz pesada

—Pero... pero... no digas esas cosas y ¿a dónde vas?—

—No lo sé, bien lejos supongo, a encontrar a alguien que sea como yo y no ser odiado por ser diferente a los demás—

—Yo no te odio, yo te quiero mucho, pero creo que eso no es suficiente para ti y si tal vez te quedas en mi casa yo te puedo ayudar a conseguir un sitio donde quedarte—

—Valoro mucho en que seas la única aparte de mi mamá que me quiera pero tampoco quiero causarte problemas porque sé que tus padres tampoco me quieren, lo lamento—

— ¡Armin por favor no te vayas, te lo suplico!, yo no podré vivir si no te tengo cerca—susurra toda nerviosa y gimiendo de la tristeza

—Adiós Anabel— enseguida se marcha en camino a la parada de autobús, Anabel ya no aguanta más la angustia en retener todo lo que siente por él, deja a un lado toda su timidez y corre detrás de él y le logra sujetar un dedo de su mano, diciendo...

Continuara...

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Hola como están mi queridos lectores, ya lo esperado llegó y espero que lo hayan disfrutado y sé que algunos de ustedes no van a soportar en haberlo dejado allí pero como siempre yo disfruto dejando algo de intriga para el siguiente capítulo Muajajajaja... Siguiente intriga: Armin lo corrieron de la casa y Anabel no quiere que se vaya ¿Ella lograra confesarle lo que siente, como de también convencerlo a que se quede?, se los dejo en su imaginación ya que lo sabrán en el siguiente capítulo, un saludo :-)


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