Capítulo 1: El inicio
Hace muchos años nació un niño diferente, uno que vería la vida de una manera especial, su llegada al mundo fue mucho antes de lo esperado, no fue un parto fácil pero por fin pudo ver la luz de la vida después de tanto tiempo de oscuridad. Era el día veintisiete del octavo mes del año 1993, por fin abrió los ojos Armin José Ormeño Mendoza, un pequeño recién nacido tan blanco como la nieve, su apariencia frágil lo hacía el más diminuto de la maternidad, tan delicado como una hoja de arroz, las enfermeras lo veía con cierta distancia esperando a que desfalleciera ya que no es natural que un bebé no llorase en el parto. Fue a partir de allí donde la peculiaridad del pequeño Armin dio a relucir en su vida.
Muchos niños lloran y Gimen buscando la atención de sus padres pero Armin solo se quedaba sentado y veía a su madre hacer sus quehaceres, tenía hambre pero no lo pedía, se hacía de los pañales pero seguía en su estado impasible, una vez se cayó de la silla porque quería buscar unos lápices para dibujar, se hizo un fuerte Moretón en la frente pero ni una sola lágrima rozó su mejilla. Cuando su madre se dio cuenta, del susto lo llevó al médico, era rutinario cada semana, solía enfermarse seguido por lo delicado que era y todo pequeño cuando está enfermo llora mucho y más cuando es algo grave, pero nuestro Armin se lo guardaba, cosa que era de adivinos saber si estaba bien o estaba enfermo.
La mamá de Armin es una buena mujer y se esforzaba de que su hijo llevase una vida normal, una vez quería llevarlo a un parque donde juegan muchos pequeños como el, habían columpios, toboganes, sube y baja entre otros juegos pero nada lo impresionaba, nada llamaba su atención, los niños no se le acercaban como si cargara una especie de virus y algunas madres decidieron marcharse cuando vieron al extraño niño sin gesto, ese era el nombre que murmuraban algunas mujeres, al final solo quedaron Armin y su madre, fue allí donde se dio cuenta como veían a su hijo.
El tiempo pasaba y Armin no cambiaba, su madre se preocupa por su falta de emociones, pues pensaba que era una clase de niño autista, además del extraño cabello blanco y sus ojos color gris, a simple vista era como lidiar con una especie de fenómeno, la gente lo veía como si mirasen a un monstruo, una vez pasó una monja en plena avenida de camino a casa y se sorprendió de su pálida apariencia que se hizo la Cruz en la frente y se marchó apresurada.
Su madre decidió sobreprotegerlo, apartándolo de la cruel sociedad que lo juzgasen y que lo fuesen a tratar como una clase de fenómeno o un espectáculo morboso. En cambio con su padre las cosas eran diferente ya que no lo quería, más bien lo juzgaba y lo ignoraba pensando que él es una maldición por parte de Dios ya que no es natural que un niño nazca con sus condiciones. Con el tiempo su madre se atreve a meterlo en un colegio a la edad de 10 años, a pesar de su retraso a nivel escolar lo ponen en el grado a donde corresponde debido a su enorme inteligencia por la cantidad de libros que ha leído ya que él no conoce el aburrimiento pero tampoco el entretenimiento.
No se pudo adaptar al grupo de su salón por no sentir la diversión y no le encontraba sentido el tener que correr, saltar y jugar, tan solo se apartaba a observar. Los niños de su salón comenzaron aislarse de Armin porque creían que tenía una maldición que era: "si te juntabas mucho con él te volverías infeliz". Lo apodaron el niño "gris" por su falta de expresión y el color de sus ojos pero lo curioso es que guardaba una mirada con un tono caído como si estuviera triste.
La vida del pequeño Armin era rutinaria en su soledad hasta que a mitad de año escolar es transferida una niña no muy alta, delgada, algo delicada, labios carnosos y rosados, de piel clara, cabello oscuro y hermosos ojos de color miel envuelto por una inocente mirada, su nombre es Anabel, es muy linda incluso la más linda del salón, muchos niños quedaron encantado por su llegada ya que resplandecía como el sol cosa que despertó el celo de muchas niñas.
Su profesora la presenta en medio del salón diciendo —Buenos niños quiero que conozcan a su nueva compañera se llama Anabel Rodríguez, espero que la hagan sentir bienvenida a sí que saluden
—Hola Anabel— dicen todo el salón en coro
—Hola— saluda toda apenada la pequeña con el rubor pintando sus coloradas mejillas dando la apariencia de ser una muñeca de porcelana
—Puedes sentarte
—Si profesora—asiente
Anabel tuvo un pequeño accidente en la cual cargaba una muleta temporalmente, seguía caminando y escuchaba unos pequeños susurros de parte de algunas niñas que la veían con recelo y a la vez perseguida por las miradas de los niños, ella se acercó a un pupitre vacío pero la niña de atrás tenía un mal gesto en su rostro, sé intimida y siguió buscando hasta llegar a encontrar tres pupitres vacíos donde la luz del sol bañaba con fuerza, en una esquina solitaria como si estuvieran abandonados, en el medio estaba Armin dibujando en su cuaderno—Puedo sentarme aquí— pregunta Anabel
—Si— Responde con indiferencia, pero por alguna extraña razón Anabel se sintió acogida por aquel chico a pesar de que solo le dijo una sola palabra
En el recreo Anabel andaba sola, es una niña tímida a pesar de ser muy linda, se sentó en un banco comiendo su desayuno, viendo a todos los niños jugando pelota y las niñas hablando mientras marchaban en grupo directo a las gradas de más abajo, pero notó que había alguien sentado en el otro banco a su lado izquierdo donde se recostaba la sombra del edificio de al lado y era Armin cogiendo su desayuno, como es natural se encontraba solo, Anabel veía a cada niño del patio con alguien pero en cuanto a el nadie, solo le invadía la compañía de algunas palomas esperando a que le lance migas de pan—Que extraño— piensa, cuando lo vio con más detenimiento notó al pequeño toque de la luz del sol un mechón de su cabello, era blanco, ella creía que era rubio pero no, es blanco, eso le llamo la atención —¿Por qué su cabello es de ese color?— cada vez le inquietaba más la curiosidad que por un momento se olvidó de su timidez, se sienta junto a él diciendo —Hola— Armin voltea su rostro y la ve resplandeciendo en el sol, ella nota sus hermosos ojos grises que la hace sentir como si viera el interior de su mente y corazón—Hola— contesta Armin y vuelve a comer como si nada pasara.
—Oye, una pregunta
Armin tan solo voltea masticando sin ningún gesto en su rostro aquel rasgo que lo identificaba, solo la mirada caída cubierta por la sombra que le bañaba, esperando su pregunta
— ¿Por qué tú cabello es blanco como el de un abuelo?
El traga—No lo sé— responde con mucha calma
—No lo sabes— repite extrañada la niña mientras sus ojos se iluminaban más
—No, yo nací así— vuelve a comer manteniendo su indiferencia
—Bueno mi abuelo una vez me dijo que las diferencias nos hacen especiales y que no debemos acomplejarnos por eso ya que el mundo sería aburrido si todos fuéramos iguales
Armin para de comer y se le queda viendo con su triste mirada, ella se apena un poco pidiendo disculpa —Tranquila—dice— es que tan solo me imaginé algo por escuchar ese comentario— se queda en un estado pensativo
—Gracias— responde ella más aliviada
—Oye—reanuda la conversación— nunca he visto a alguien con tu color de ojos
Armin solo escucha sin decir nada manteniéndose en un estado sombrío y misterioso
—A... mí me gusta ese color de ojo, parecen especiales
—Gracias— aparta su mirada entre las sombra de su rostro
De repente Anabel vio en su bolso un libro y era su favorito, un clásico llamado "Moby dick"—Ha no puedo creer que te guste ese libro— expresa muy emocionada agarrando el libro
—Sí, comencé a leerlo esta semana— menciona Armin con un rostro sin ninguna expresión cubierta por la sombra que bañaba parte de su cara
—¡Te lo recomiendo es mi libro favorito!—sonríe la pequeña que a la luz del sol brillaba su sonrisa y sus ojos color caramelo
*******
Poco a poco se empezaron a conocer, parecía una amistad inseparable, salían juntos al recreo y se marchaban juntos a sus casas, cualquiera creería que eran una pareja, cosa que empezó a despertar la envidia de una persona que conocerán pronto.
Anabel era la más bonita del salón, incluso de todo el colegio y por ende muchos niños siempre buscaban la manera de llamar su atención pero el que más sobresalía era Jeth el niño deportista y fuerte de la clase. Jeth era popular muchos lo admiraban ya que él ha hecho ganar al equipo de su escuela y las niñas le llamaban mucho la atención ya que era muy guapo, pero a pesar de todas su fortaleza física y virtudes que todos deseaban tener, era muy superficial y engreído, esa actitud le desagradaba mucho a Anabel en la cual ella siempre lo esquivaba cuando el trataba de llamar su atención.
Pasando el transcurso del tiempo Anabel seguía juntándose mucho con Armin sin ver a más nadie, convirtiéndose en su mejor y única amiga de la escuela cosa que le molestaba mucho a Jeth preguntándose —¿Qué le ve a ese anormal?
Armin aparentaba ser un niño frágil, a diferencia de los demás él era muy limpio y ordenado, sacaba buenas notas y nunca se equivocaba por alguna pregunta que le hacia la profesora en una interrogación, Anabel se admiraba por su inteligencia ya que le costaba un poco retener las cosas pues era muy distraída. En los recreos los dos se la pasaban junto, jugando algún juego de mesa pero poco a poco ella empezó a ganar amigas en la cual conoció a una que se volvería en su mejor amiga y su nombre era Angélica una niña muy delgada, un poco más alta que Anabel, su cabello castaño y liso de piel clara como sus ojos (marrón claro) del mismo color de su pelo, era inteligente, graciosa, extrovertida, pero algo malhumorada, no le agradaba a todo el mundo incluso en su enorme lista negra estaba marcado Armin como un niño extraño. Las dos se conocieron por accidente o casualidad, ya que Anabel estaba escuchando música de su banda favorita, por su timidez usaba sus audífonos para no molestar a nadie sin embargo en un leve descuido se le olvida conectarlo y al encender el reproductor se escucha la música con alto volumen, todos sus compañeros voltean muy sincronizados con miradas de asombro y una que otras risitas, queda muy avergonzada, entonces alguien toca su hombro, era Angélica preguntando —¿A ti te gusta esa banda?— ella se cohíbe, esperando algún comentario burlón y dice —Si
— ¡Que genial! me encanta esa música pensé que era la única que la escuchaba, por cierto me llamo Angélica ¿y Tú?
—Anabel— se le iluminan los ojos de la sorpresiva reacción de la chica
—Es un placer...
De ahí entonces comenzó su amistad, Armin no tenía la continua compañía de Anabel, se veía metida en el grupito de Angélica, pero a pesar de no tener emociones si sentía algo de soledad, empezó a conocer como es sentirse solo, igual eso no le afectaba superficialmente. En unos de los recreo esperaba a Anabel para poder seguir jugando su juego favorito "el ajedrez", es un juego demasiado complejo e intelectual para un niño pero ya sabemos de quien estamos hablando. Espera toda la hora casi finalizando el recreo y no llega su amiga, decide marcharse a la biblioteca a leer un rato en la cual camina por el pasillo y escucha las voces de unas niñas y la de Anabel, él se detiene por oír su voz y decían
—Chicas no creo que sea cierto— sugiere Anabel con un tono débil
—¡Ana no lo decimos nosotras si no todo el salón!— comenta Angélica con voz potente que rebotaba en las paredes hasta salir al pasillo
— ¿Enserio?— inquiere cohibida
—¡Sí! somos tus amigas y lo hacemos por tu bien, no te sigas juntando con el niño gris
—Pero esté es que...— balbucea de la timidez
—¡Créeme!—interrumpe con una voz segura como si fuera de madre consejera—él no es normal incluso da miedo, ¿Cierto chicas?—todas murmuran afirmando— además, no sé qué tantos te juntas con él, se ve que no es muy divertido, ¿Qué juegas con él?
—Bueno íbamos a jugar ajedrez— expresa cohibida la niña
— ¡Ajedrez! Por deooz —exclama con fuerza que pareciera estar molesta— el único que he visto jugar eso es mi tío con mi abuelo, créeme es muy aburrido y no lo entiendo
—Si bueno pero...—Ana—le vuelve a interrumpir con toda su seguridad como si tuviera la razón— hay muchos chicos de la clase que son muy divertidos y algunos te tienen montado el ojo, te los voy a presentar a todos ya lo veras
—Es que amiga yo soy algo tímida y con Armin yo...—Amiga créeme que te estamos haciendo un bien y lo sabes
—Si, tal vez tengas razón pero...—Además qué onda con su cabello blanco—vuelve a interrumpir con una sonrisa en la boca— parece un viejo prematuro AHAHAHAHA...— Enseguida todas las chicas se echaron a reír menos Anabel, encorvada y algo avergonzado por no reírse con ellas.
–Ya ves, creo que por juntarse con el niño gris la está afectando, ya no se ríe jejeje...— parlotea una de las niñas
Para Armin aquellas palabras no le afectaban pero si percibe que se están burlando de él pero qué más da, continúa caminando pensando que Anabel se está volviendo como ellas. Finalizando la clase ya era hora de salir, algunos niños son recogidos por sus padres y otros no, en esos "no" estaba Armin, su madre es una mujer que trabaja mucho y es ella quien mantiene a la familia en la cual no puede buscarlo y su padre bueno es un hombre que le gusta derrochar el dinero en apuestas de caballos y beber, a parte no quiere a su hijo y por ende no le importa que se venga solo, últimamente es acompañado por Anabel, más sin embargo ella esta vez no lo ve —¿A dónde habrá ido?— se pregunta, todas sus amigas fueron recogidas por sus padres, algunos se van solos con sus amigos como hace Jeth y el resto los recogen el transporte escolar privado incluyendo Angélica, ella estaba sola en la cual tenía que ir a caminar por unas calles que no pasaba mucha gente y algo insegura por los delincuentes.
Siendo una niña, una muy linda niña tenía algo de miedo en irse sola pero igual se decide en caminar, paso a paso se traslada por toda la cuadra, no pasaba mucha gente o más bien nadie solo algunos carros, continua marchando y enseguida siente la presencia de un hombre detrás de ella, se asusta un poco pero ese mismo señor cruza la cuadra cambiando de dirección con tranquilidad, ella se alivia y sigue su marcha. Bajando la calle, cruza una carretera y se dirige a una calle que tiene enormes edificios más los árboles que cubrían el cielo, creando una estela de sombra como si apagaran la luz del día de forma parcial, ese lugar no había ni un alma, continua caminando y a la distancia ve a un niño un poco más alto que ella de piel morena y cabello oscuro, sigue bajando y cada vez lo mira con más detalle, ve su rostro y nota una cicatriz en su mejilla izquierda, luego observa su ropa, está algo gastada y sucia como si nunca se la cambiara, cuando por fin está a una distancia en la que lo puede detallar bien, para su sorpresa ese niño era de la calle, se siente algo intimidada por su presencia y mirada agresiva pero igual es un niño y no un hombre, pasa a su lado sin ocurrir nada, cuando por fin lo deja atrás siente que alguien le sujeta el bolso y era él diciendo —Oye niña me regalas algo de dinero— en ese momento ella no tenía ni un centavo solo lo necesario para comprar en el cafetín, nerviosa responde con voz temblorosa —No, no tengo nada—aquella respuesta enciende la mirada desdeñosa del muchacho—¡Nada! Eso es lo que todo el mundo me dice ¡Nadie tiene nada!
—¡Es que es la verdad!—Contesta nerviosa, estaba asustada y quería correr
— ¡Mientes!, dame tu bolso quiero ver lo que tienes
— ¡No déjame!—enseguida sale corriendo pero el niño la persigue. Corre y corre pero cada vez el chico la está alcanzando y para su desgracia se cae sin soltar el bolso sostenido por su pecho
— ¡Dame ese bolso!— ordena el niño con furia
Anabel de los nervios y el dolor se encorva sin responder llorando de la desesperación, el niño comienza a patearla de sus costillas y espalda para que suelte el bolso, ella comienza a gritar del susto y dolor, enseguida escucha un "¡HAAAYYyy...!", Ana se destapa sus ojos y observa a Armin intentando de golpear al chico, el niño lo esquiva y logra golpearlo, Armin no se detiene y lo empuja, enseguida ese niño se cansa y sale corriendo, cuando por fin se marcha llega por el otro lado de la calle Jeth con sus tres amigos, ellos escucharon los gritos y fueron a ver qué pasaba, vieron a Anabel tirada en el suelo toda golpeada, sucia, con la cara roja y lágrimas en sus ojos y a Armin parado erguido con los dos puños cerrados, Jeth sujeta a Armin por la manga del cuello y lo empuja a la pared diciendo —¿Qué le hiciste maldito fenómeno blanco?— abofetea su cara —Si quieres pelear ven y pelea con migo, ¡Anormal!— Anabel se levanta diciendo— Jeth déjalo en paz, no fue él—, Jeth lo suelta sin pedirle disculpa dirigiéndose hacia ella—Ani ¿Quién fue?—le extiende la mano— Para buscarlo
—Ya olvídalo, ya se fue, Armin me defendió
Enseguida se acerca a Armin, le agarra la mano diciendo —Gracias. Mi héroe—lo último lo dijo con mucha timidez casi como un susurro, los dos se van junto y Jeth queda como si no estuviera, se molesta el doble por la escena que vio— Debí a verlo golpeado— musita entre dientes
Estando cerca de la casa los dos estaban callados, era una hermosa tarde de verano y la brisa movía el fino cabello de la niña que seguía en shock pero ya se le estaba pasando, rompe el silencio diciendo —oye Armin, últimamente me has estado acompañando a mi casa ¿Por qué te fuiste sin esperarme?
Armin sigue callado sin ver su rostro cubierta por la sombra que tocaba su pálida rostro que se iluminaba con el sol
— ¿Te eh hecho algo malo?— inquiere la pequeña con tristeza
Armin sigue callado ocultando su rostro con su actitud indiferente
— ¿Por qué no me hablas? ¿Estas molesto conmigo?
—No
— ¿Y porque tanto misterio?
Armin se detiene y expresa sin verle la cara—Pensé que ya no querías estar conmigo
—No estar contigo pero ¿Por qué pensaste eso?
—Durante el recreo te estaba esperando y como no llegabas me fui a la biblioteca a leer un rato, cuando pasé por un salón escuche a tus amigas hablándote de mi para que ya no te juntaras conmigo
—Ah... escuchaste eso...— menciona Anabel muy avergonzada
—No estas obligada a estar conmigo—expresa muy calmado como si no le importara—tienes a tus amigas y creo que será lo mejor— vuelve a caminar dejándola atrás.
—Armin espera— ordena la niña sujetándole el dedo meñique
Armin vuelve su mirada y ve sus ojos acaramelados que brillaban con el toque de la luz del sol en pleno atardecer veraniego —La razón por la que esté contigo es porque quiero y nadie me va a convencer de lo contrario— por primera vez la niña dice algo con mucha seguridad.
Al no sentir la cálida satisfacción cuandose recibe el apoyo de alguien, continúa caminando y tan solo le devuelve unsimple —Gracias—. Cuando llega a la casa de la niña, su madre estaba regandolas plantas y se sorprende en las fachadas que llegó, toda sucia, golpeada y sucabello despelucado como si hubiese estado en una riña, ella enseguida corre asu encuentro —¡Hija! ¿Qué te pasó?, ¿Qué te hicieron?— interroga con mucha preocupación—Estoy bien mamá, tranquila, un niño de la calle me iba a robar pero Armin medefendió ¡Lo hubieses visto como lo hizo!— vocifera Anabel con entusiasmo — ¡Unniño de la calle!—se impresiona amargamente— no puede ser, debí a verte ido abuscar como antes—se lamenta su madre—Pero mamá ya no va a volver a...—No meinterrumpas jovencita, viste porque no querías que te fueras sola, pero tú papáse dejó convencer por ti, de hoy en adelante no volverás a irte sola, hablarecon tu padre para que te mande un chofer y...—, iban entrando a la casa, siendosujeta de las muñecas por su madre a la vez siendo regañada, pues ella queríairse sola para seguir estando con Armin, se van alejando de él como si noexistiera ya que ni las gracias le dio al pequeño por haber rescatado a suprincesa.
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Buenos días, tarde o noche querido lectores espero que les guste el comienzo de este primer capítulo como a mí de escribirlo, si les gustó no se olviden en votar eso me ayudaría mucho, ¡Gracias!. Saludos y abrazos a todos :-)
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