Capitulo 3

Observo con cierta lastima el campo de batalla, la mayor parte de la cueva había terminado sucumbiendo a causa de los ataques desviados, menos mal que había decido realizar tal cosa lo suficientemente lejos del palacio como para evitar que este sufriera alguna especie de daño por los combates realizados, esos que repentinamente había decido usar de forma unánime para elegir quienes merecen vivir y quien no, los que debían convertirse en sus verdaderos herederos.

Hypnos no estaba de acuerdo con tal locura y si Pasitea aun viviera con ellos, probablemente tampoco hubiera aceptado que se realizara tal locura o al menos que no la llevaran tan al extremo como para matarse entre ellos.

—¡Padre!

Vio entre los escombros a uno de los pocos sobrevivientes, Phantasos si la memoria no le fallaba, su cabello normalmente prolijo ahora se encontraba desordenado y su cuerpo en general estaba lleno de barro, con muy pocas heridas a la vista, nadie se imaginaria que el seria uno de los que terminaría sobreviviendo.

—Phantasos, me podrías explicar, ¿Cómo fue que llegaron a todo esto?

—La verdad, ni siquiera yo lo sé.

Alzo una ceja con incredulidad, antes de dirigir su mirada nuevamente al montón de tierra dañada, vislumbrando con dificultad a unas cuantas figuras a la lejanía, extrañado por la mínima cantidad de cadáveres que había por el lugar, considerando los daños y que, al contar, no parecían haber sobrevivido más de cuatro.

—De repente uno de nuestros hermanos nos reunió, dijo algo que le conto el tío Thanatos y de repente, todos empezaron a pelear entre sí.

Se masajeo el puente de la nariz mientras suspiraba, Thanatos, por supuesto, aunque también era posible que Eris hubiese sido quien planto alguna semilla o le dio la idea en sí, solo para ver si sus hijos serian capaces de algo tan... Ridículo, como para matarse entre ellos.

—¿Qué hay de los cuerpos? Se ven que no son muchos los que han quedado en pie y dudo que hayan quedado enterrados bajo las piedras.

—¡Eso! ¡Él se los comió!

—¿Se los comió?

Estuvo a punto de preguntar un poco mas sobre tan extraño comentario, antes de ver como uno de sus hijos saltaba repentinamente de entre los escombros, atacando velozmente a una de las figuras que caminaba lentamente hacia donde ellos dos encontraban, atravesándole el pecho sin ningún problema, ocasionando que el cuerpo herido de muerte se volviera azul y poco a poco comenzara a desaparecer, como si de alguna forma el asesino lo estuviera consumiendo. Literalmente y como Phantasos le comento, se lo comió.

—¿Cuál de todos es?

—Creo que, es Oneiros.


Intento encontrar las palabras perfectas para dirigirle a los cuatro sobrevivientes, aun tenia que ir a discutir con Thanatos y descubrir cuales fueron las palabras exactas que utilizo con ellos, pero por el momento, lo mejor que podía hacer era planear que haría de ahora en adelante con lo que le quedaba, eran los sobrevivientes, lo mejor de lo mejor, por algo se habían ganado el derecho de vivir.

—Morpheo.

Hablo fuerte y claro, mirando a su hijo mayor, de los primeros en nacer y que había logrado permanecer en pie, no fue el primero, ese había derrotado y posteriormente fue consumido, una perdida irreparable pero que tampoco tenia pensado llorar, eso solo demostraba que no siempre el primogénito era el mejor para heredarlo todo.

—De ahora en adelante me ayudaras con los sueños, vigilaras la tierra donde los dioses descansan y algunos héroes son encerrado. Igualmente, serás un mensajero en los sueños. Finalmente, y como una tarea extra, te harás cargo de dirigir a tus tres hermanos, si en algún momento yo no llego a estar, tu eres el siguiente al mando y quien se hará cargo de todo.

Vio a su corpuloso hijo asentir sin demostrar expresión alguna, tan serio como era de esperarse, seria un gran líder, de eso no tenía ninguna duda.

—Ikelos.

Llamo al siguiente en su lista mental, su malhumorado hijo aun continuaba quejándose de que Phantasos sobrevivió y ahora tendrían que trabajar entre ellos, no era difícil que aun le faltaba por crecer, aunque empezaba a dudar que su intento de odio hacia su hermano se quitaría algún día, en fin, tampoco es que importara, de haberlo querido realmente muerto, habría aprovechado la pelea entre todos para deshacerse de él, en cambio, según en las palabras llenas de felicidad del mismo Phantasos, no solo habían unido fuerzas en momentos decisivos, sino que además lo había salvado de mas de un ataque. Si es que verdadero odio no parecía tenerle.

—Acompañaras a Morpheo de vez en cuando en sus deberes, aunque tu lugar será llevando pesadillas a quienes las merecen, con tu habilidad, creo que seria bueno que experimentaras en tomar apariencia de algún animal, para pasar desapercibido ante ellos mientras despliegas la pesadilla.

Vio el orgullo y la felicidad reflejarse en sus ojos, totalmente encantando por la tarea que le había tocado, de no ser por la seriedad de la situación, no le sorprendería que instantemente se lo hubiera presumido a Phantasos, aunque tal vez eso sería algo que haría cuando terminaran de hablar y pudieran moverse con tranquilidad en el palacio.

—Phantasos.

Finalmente, dirigió su mirada al tercer rubio, quien se veía mucho mejor que algunas horas atrás, disfrutando de la falsa apariencia femenina que su técnica le brindaba, de tener el cabello mas largo y claro, se parecería mucho más a Pasitea.

—Tu trabajo, igualmente, será apoyar a Morpheo. Tu lugar será llevando fantasías a las personas, los sueños mas hermosos a aquellos que los merecen, encargándote también de los elementos inanimados de la naturaleza para pasar desapercibido.

Escucho un gruñido por parte de Ikelos, tal vez no muy feliz de que Phantasos recibiera una responsabilidad demasiado similar a la de el o podría estar también feliz pero no quiero hacerlo notar tan fácilmente, fuera una u otra cosa, decidió pasarlo por alto cuando se fijo en el ultimo de sus hijos, Oneiros, el numero mil siempre había sido... Extraño. Normalmente, desde su niñez hasta ahora que aparentaba una especie de edad madura, parecía tener una actitud demasiado vacía, aletargada. Muy diferente a la actitud que se encontraba demostrando actualmente, como si en medio de la batalla, finalmente hubiera podido sacar a relucir una habilidad que, por alguna razón, no había podido utilizar algo.

—Oneiros.

Observo los negros y profundos ojos de su hijo mas joven, notando esa diferencia de forma instante, la manera en que prestaba atención era todo lo que necesitaba para darse cuenta de que si, al parecer se había "comido" o, mejor dicho, fusionado con el resto de sus hermanos que habían resultado derrotados en batalla, justo ahora, estaba haciendo honor a su propio nombre, siendo la actual fusión de todos sus hijos, los Oniros.

¿Habría alguna manera de traer a alguno de regreso?

—Tu me apoyaras con los sueños proféticos, tejeras en las profundidades del Mukai y si en algún momento llega a ser necesario, igualmente apoyaras a tus hermanos en sus trabajos, principalmente a Morpheo.

Al final del día, Oneiros no era muy distinto a sus hijos, sobre todo porque ahora tenia a la mayoría dentro de el y por supuesto, esa era una gran habilidad que podría utilizarse en un futuro, solo era de pulirla y saber cómo funcionaba.

—¿Ah quedado claro?

Vio a los cuatro ponerse firmes ante sus palabras, asintiendo con total seguridad sobre lo que harían de ahora en adelante, solo el tiempo y las profecías le dirían que era lo que les depararía el futuro, uno que no siempre era mejor conocer.

Al menos, ahora ya no debía de haber ninguna diferencia.

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