El día menos extraño en el 221B de Baker Street.
Fanfic de Sherlock.
Los peculiares habitantes del 221 de Baker Street se encontraban reunidos juntos en el balcón del primer piso con sus ojos puestos en el cielo nocturno, observando la lluvia de estrellas que pintaba de blanco fugaz aquella noche en Londres, con sorpresa. Por supuesto, John Watson y la señora Hudson estaban asombrados por aquel fenómeno, exceptuando a el no muy entusiasta detective.
—No entiendo el patético afán de observar como cientos de aburridas piedras espaciales que perdieron su rumbo en el sistema solar se activen por diferentes gases que lo componen y se conviertan en miles de partículas que emiten un brillo debido a la ionización de la atmósfera.
Sí, pensó el Dr. Watson, ese era Sherlock Holmes fingiendo que no le resultaba agradable tal espectáculo.
Pasado el fenómeno, el 221 de Baker Street quedó en silencio y se sumergió en la calma de la noche. Sus inquilinos fueron a caer en los brazos del sueño sin ningún otro inconveniente hasta la mañana siguiente, cuando el mejor amigo y ayudante en la resolución de crímenes de Sherlock Holmes despertó sintiéndose extraño.
Y confirmo su condición al encontrarse con la señora Hudson preparando el desayuno, cuando pudo leer su mente y saber que haría la simpática señora aquel día.
—Señora Hudson —habló sin poder creerlo el Dr. Watson— ¿Irá a la tienda para conseguir leche y se reunirá con Lucy, su amiga del instituto que no ha visto en años, en el café de abajo para charlar sobre sus difuntos esposos y recuerdos del pasado?
—¡John! ¿Me has leído la mente? —la señora Hudson se mostró casi ofendida— ¿Ahora eres tú el que hace cosas raras en lugar de Sherlock?
John mencionó a la mujer que se sentía raro y que tal vez era un super poder inexplicable provocado por la lluvia de estrellas la noche pasada.
En ese momento el mencionado entró a la habitación con un arma en la mano derecha y una taza de té en la otra.
—¿Leer mentes? Estúpido, pero no imposible. Yo lo hago todo el tiempo sin necesidad de tener super poder o cómo le llamen, pero John es bastante lento que digamos y no muy listo como para desarrollar semejante habilidad en una noche —habló con rapidez el hombre alto de cabello rizado— Así que puede tratarse de un evento antinatural sin respuesta que afectó a nuestro querido doctor sin una justificación lógica.
El día pasó y Sherlock estaba asombrado ante la capacidad de su amigo. John Watson sentía que su mente estallaría en cualquier momento cada que lograba adivinar los extraños y perturbadores pensamientos del detective Holmes, o determinar alguna acción pequeña que su compañero de apartamento haría mucho antes que está pasase.
Al día siguiente, todo parecía haber vuelto a la normalidad para los chicos del 221 de Baker Street.
—Los extraños sucesos de ayer fueron por un anómalo lapso al parecer —dijo Sherlock, con una sonrisa de suficiencia a Watson— Sigues siendo el aburrido compañero de siempre, John.
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