𓏲 Capítulo Final
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Las horas pasaron y el turno de trabajo de Mina terminó. Muy pronto la princesa Chaeyoung y la princesa roja, envueltas en todos los abrigos que les había obligado a usar la pareja de ancianos dueños de la librería/café, se encontraban recorriendo hombro a hombro las heladas calles de aquel mundo tan increíble para ellas y tan aburrido para el resto. El ambiente olía a chocolate caliente mientras cruzaban la calle pacientemente para llegar a la plaza, donde un gran árbol de navidad con muchas luces era el centro de atención, teniendo a un montón de personas alrededor de él para simplemente compartir regalos o tomar fotos.
— ¿Ir por un helado sería lo correcto con un clima tan frío? Deberíamos tomar un café ahora que lo pienso. — comentó una sonriente Chaeyoung de mejillas rojas, con su mirada clavada en aquella princesa roja que lucía mucho más pequeña y tierna bajo tantas ropas para el frío.
— Si quieres un helado, te daré un helado. — le respondió Mina decidida, batallando con la nieve. Era como una bolita llena de ternura y amor.
— Yo sólo quiero pasar tiempo contigo. — se rió Chaeyoung a carcajadas, haciendo que las esquinas de sus ojos tuviesen tiernas arrugas y su rostro enrojeciera cada vez más.
— También me gusta estar contigo. — admitió Mina sinceramente, deteniendo sus pasos de un segundo a otro.
Giró su cabeza en dirección a Chaeyoung y le miró a los ojos, intensamente.
Chaeyoung le sostuvo la mirada, sonriendo de una tierna manera.
— ¿Puedo sostenerme de tu brazo al caminar? — le preguntó tímidamente Mina.
Sin dar respuesta alguna, Chaeyoung amplió su sonrisa y extendió su mano hacia la de Mina.
Luego asintió, y en un segundo, sus dedos estaban rozando los de Mina.
Las mejillas de ambas ardían, sonrojadas hasta más no poder.
— Vamos. — Chaeyoung le susurró suavemente.
Una sonrisa creció despacio en los labios de Mina, hasta que observó a Son con absoluto cariño y deslizó su mano por los dedos contrarios, así tomándola entre la suya con fuerza. Chaeyoung también apretó su mano con fuerza, haciendo la presión suficiente para que se sintieran seguras juntas.
— Vamos. — repitió Mina.
Su voz era tan preciosa, la manera en la que hablaba y la manera en la que te miraba. La forma en la que caminaba, cada acción que hacía. Todo de Myoui Mina era el cielo.
Chaeyoung ni siquiera entendía por qué se decía que la princesa roja no tenía corazón.
Media hora después, Mina y Chaeyoung estaban sentadas en una banca de la plaza, disfrutando de la música navideña del lugar y sosteniendo dos tazas de café entre sus manos. Y solo eran ellas. Mina y Chaeyoung. Hablando sobre cosas con poca importancia, riéndose juntas y sintiéndose comunes por un momento. Siendo Mina y Chaeyoung, dos chicas que amaban reír y pasar tiempo juntas. La princesa Chaeyoung y la princesa roja, aquellas que tenían un montón de responsabilidades, habían quedado atrás por un instante.
Pero no podían esconderse del mundo del que venían por mucho tiempo.
— ¿Alguna vez has tenido un sueño? ¿Algo que no tuviera nada que ver con ser una princesa? — le preguntó Chaeyoung a Mina, manteniendo la mirada fija en su café y la cabeza baja —. No sé, una meta. Un plan para el futuro que te gustaría seguir. Algo personal. Algo que no implique ser una princesa... Simplemente ya no ser una princesa. Ni una reina. Ni nada parecido. Y solo ser quien quieres ser, quien eres realmente pero que nadie quiere dejarte mostrar.
Hubo silencio unos segundos.
Suspirando, Mina apoyó su mano en el hombro de Chaeyoung y la acarició suavemente.
Eso causó que Chaeyoung la mirara, poniendo su mejor sonrisa para ocultar su rostro decaído cuando sus ojos se encontraron.
Se miraron fijamente y sin pausa alguna. Mina también le sonrió, con un destello de tristeza.
— Tengo muchos sueños. — confesó Mina, asintiendo con una pequeña sonrisa —. Me gustaría ser una estilista. Una piloto de avión, una bailarina o qué sé yo... He pensado en tantas cosas y tantos escenarios. Y en todos soy solo Mina. No la princesa roja sin corazón.
Chaeyoung asintió con una media sonrisa.
— Si te sientes sola Mina... Entonces lo eres. Mina. — le contestó Chaeyoung en un suave susurro, mirándola atentamente con un brillo en los ojos —. Al menos para mí, y no sé qué piensen las demás personas, pero tienes el corazón más precioso de todos.
— ¿Sabes? He leído mucho trabajando en la librería. — sonrió Mina ampliamente, soltando un suspiro cuando Chaeyoung apoyó la frente en su hombro —. Me gusta escribir. Creo que me quiero convertir en una escritora.
— Si escribes ya eres una escritora. — le respondió Chaeyoung, cómoda desde su hombro.
— No lo había pensado así. — rió Mina, dejando una caricia en los cabellos de Chaeyoung y mirándola con gran ternura —. Pero quiero escribir más seguido. Publicar algo alguna vez.
— ¿De qué te gustaría escribir? — sin apartar su mirada, Chaeyoung le preguntó.
— Tus ojos. Tú. — contestó Mina en un susurro.
Chaeyoung se sonrojó. Mina también.
— Yo quiero patinar... Sobre hielo... — confesó por primera vez a alguien, tímida —. Pero no podré hacerlo. Así que seré feliz con que tú logres publicar algún libro, porque creo que leerlos sería como un rayo de esperanza para mí.
— ¿Realmente quieres casarte con mi hermana? — Mina le miró seriamente.
— No. Nunca podría casarme con tu hermana, Mina. — negó repetidas veces —. No cuando hemos estado hablando hoy de todo esto del amor... Y me doy cuenta de que no quiero estar atada toda la vida a alguien a quien no amo. Me gustaría tener la oportunidad de enamorarme.
— Me pasó lo mismo, Chaeyoung. — Mina suspiró —. Lo que te diré es un secreto, pero hay algo que no sabes de mi reino que deberías saber.
Chaeyoung la miró a la espera de lo que iba a decir.
— Mi madre ya intentó arreglar un matrimonio antes. A mí con una princesa de otro reino. — confesó —. Ya mi hermana estaba atada a ti, así que yo debía hacerlo. Pero no lo hice. Me negué todas las veces posibles y escapé a este mundo por varios meses hasta que aquella familia que se quería unir a la mía se cansó de esperar y solo se marcharon de vuelta a su reino. Todo el reino sabía que nuestras riquezas estaban decayendo y que si mi madre me quería comprometer, era solo por las riquezas del reino contrario, así que como me negué a casarme con alguien que no amaba aún sabiendo que podíamos quedar en la pobreza, todo el reino me apodó la princesa sin corazón.
Luego de la confesión solo hubo unos segundos de silencio.
Mina esperó muchas reacciones de Chaeyoung, pero solo obtuvo una atenta mirada fija.
— Quién diría que tenemos que ser las locas para estar cuerdas. — contestó Chaeyoung finalmente, negando con la cabeza sin poder creerlo —. Déjame decirte algo, Myoui Mina. Algo que ya dije pero repetiré por toda mi vida si es necesario. — susurró, acercándose para besar a Mina en la frente delicadamente.
Mina cerró sus ojos al sentir los labios de Chae en su frente.
Ninguna hizo ningún movimiento por un instante y solo disfrutaron del cálido momento, hasta que Son se apartó de Mina y esta abrió sus ojitos, para nuevamente encontrar los de Chaeyoung de esa manera tan intensa.
— ¿Qué cosa? — preguntó Mina con ilusión en los ojos.
— Tienes el corazón más precioso de todos. — riendo con ternura, Chaeyoung le susurró.
Su risa fue contagiosa para Mina, que también dejó escapar una carcajada de pura dicha.
— Tal vez aunque venimos de aquel mundo, no pertenecemos a él. Sino que pertenecemos a este lugar. — le dijo Mina con una mirada honesta.
— Tal vez solo pertenecemos a la libertad. — asintió Chaeyoung de acuerdo.
— Exacto. — Mina rió suavemente —. ¿Ves que eres la primera persona que me entiende?
— Es que ambas hemos sido presas de otras personas. Claro que nos entendemos. — riendo también, Chaeyoung se inclinó hacia Mina y alzó las cejas de manera divertida —. Por eso pertenecemos a la libertad. Una libertad donde estemos juntas.
— Sería lindo ser libres juntas. — le dio la razón Mina.
— ¿Y por qué no ser libres juntas ahora mismo? — la animó Chaeyoung —. No tenemos razón para regresar al país de las maravillas. No tenemos nada allá.
— No pertenecemos a ese lugar. — asintió Mina.
— Solo debemos quedarnos aquí, tomando esta taza de café. — le sonrió.
Se tomaron de las manos, mirándose a los ojos con mucho cariño.
— Deberíamos tener otra cita mañana. Conocernos mejor. — Chaeyoung habló una vez más.
— Se supone que invitas a una cita a la persona que te gusta. — respondió Mina, sonrojada.
— Eso estoy haciendo. — le dijo una decidida Chaeyoung —. Creo que caí por ti desde la primera mirada, y muchos podrían verlo como un error porque se suponía que estaba comprometida con tu hermana... Pero en realidad tú eres lo más correcto de mi vida. Lo único correcto. Por eso quiero invitarte a salir, y solo ser común contigo.
Mina sintió que le iba a estallar el corazón.
— Me gusta ser común contigo. — fue lo que respondió Mina.
Y luego solo regresaron a beber sus cafés, ignorando el hecho de que en algún otro mundo las esperaban.
Manteniendo una conversación casual en la plaza como si nada además de las miradas y sonrisas que se dedicaban ocurriera.
Decididas a ser comunes por el resto de sus vidas.
Porque no estaban destinadas a ser esclavas.
Estaban destinadas a la libertad.
Y quienes no tenían corazón eran los que querían mantenerlas cautivas.
Fin💞
N/A: Más lindas 😭💞💞 Realmente espero que les haya gustado la historia, muchas gracias por leer esta mini adaptación 🫶🏻
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